Carmen Romero se escapó unas horas el pasado fin de semana de la campaña electoral que está haciendo junto a su marido, Felipe González, para trasladarse a Tánger y conversar con la periodista Zakya Daoud dentro del marco del Salón Internacional del Libro de Tánger, en su 12ª edición. El tema iba de Maroc-Espagne, regards croisés (Marruecos-España, miradas cruzadas) y la periodista marroquí —de adscripción progresista— pensó que la ocasión era pintiparada para que la ex diputada Romero mostrase como la historia reciente de España podía ser un modelo para Marruecos.
Así que Zakya arrancó desde le franquismo, “cuando España era todavía un país pobre y subdesarrollado”. Imagino que con la intención de hacerles ver a los marroquíes que si los españoles fueron capaces de mejorar, ellos también pueden conseguirlo.
Carmen Romero habló de recuerdos y de la convicción de los españoles, entonces, de que las cosas podían cambiar; de la participación política, de la militancia, de las luchas obreras y de la represión… Del pacto y el compromiso de, prácticamente, todas las fuerzas políticas con la democracia.
Pero también dio a entender, ante la concurrencia marroquí, amplia y selecta, que sin el activismo político y sin una democracia real no es posible avanzar en la justicia y la libertad.
Luego dijo que españoles y marroquíes siguen cegados por los tópicos que unos y otros manejan; siguen sin hacer ese esfuerzo necesario, sincero, imprescindible, para mirarse de frente y trabajar a partir de lo que nos une y no apelar a lo que nos separa, como ocurre casi siempre. De nada sirven las buenas palabras, insistió.
Considera Romero que es necesario que haya partidos políticos fuertes, democráticos e independientes. Y opina que el esfuerzo, desde fuera, hay que hacerlo para ayudar a los demócratas. “La sociedad civil es muy importante, pero no puede sustituir a los partidos”, dijo.
En fin, la presidenta de la Fundación Círculo Mediterráneo destacó el papel que está llamada a jugar la mujer en el Magreb y concluyó insistiendo en la fecundidad del diálogo “de verdad”
Pero… ¿los marroquíes? (algunos), a lo suyo… En el turno de ruegos y preguntas sólo se preguntó sobre el contencioso del Sahara, Ceuta y Melilla o la libre circulación de ciudadanos entre ambos países… A Carmen Romero no le quedó más remedio que plegar velas para seguir incidiendo en lo que había repetido, por activa y por pasiva, en su charla con la periodista: hay que olvidar qué separa y trabajar con lo que nos une. Pero no sé yo si los marroquíes la entendieron; mejor dicho, no sé si muchos están dispuestos a trabajar para avanzar por ese camino… Y otro tanto podría decirse de los españoles.