Un sábado por la mañana, a primera hora en Tánger, puede ser un buen momento para bajar hasta el zoco y adquirir ese pan recién hecho, humeante aún, que todavía algunas mujeres amasan en sus casas y cuecen en el horno familiar o en la tahona del barrio. Es un pan que, aunque de aspecto no muy atractivo —tiene la corteza requemada por el contacto con las brasas—, compensa la estética con su inefable sabor. Hay quien dice que sabe a gloria y otros a bollo maimón.
En estas mañanas de holganza y paseo, el viajero, en Marruecos, vive experiencias que en Occidente ya ni se recuerdan ni siquiera se sueñan. No sólo gozan los ojos con el colorido de calles y tiendas, también disfrutan el resto de sentidos. El olfato el primero, que, atrapado en ese olor penetrante de la mezcla de especias, busca otros aromas que no reconoce. El del té a la menta, por ejemplo, que si está azucarado en su punto, puede ser el mayor regalo que puede hacérsele al gusto a media mañana.
A la algarabía de los tangerinos pregonando aventuras y oficios, se une el trajín propio del mercado y el ir y venir de los campesinos que acaban de bajar de los duares (pequeños núcleos rurales) con sus plantones de árboles frutales y sus brazados de flores silvestres; con sus canastos de huevos, con los fardos de hierbabuena y perejil. También traen lechugas, zanahorias, patatas… Todo tan fresco y tan oloroso que parece que aún no ha sido arrancado de la tierra. Y está también el anciano jebelí con sus hatos de gallos vivos que allí mismo los vende y prepara para el cliente.
Asimismo hay fruta. Fruta en abundancia. Fruta tan sabrosa —con un sabor que hace ya décadas que dejó de paladearse en Europa— que uno puede empezar a probarla y no saber cómo parar. Las fresas del valle del Lucus, en Larache, o las naranjas, tan llenas de jugo que parece que van a reventar. Fruta recién cortada del árbol y tan madura que si no se come en uno o dos días se estropea.
En Tánger, en Marruecos, un sábado por la mañana, también cualquier día, es cierto, los viajeros pueden introducirse en el túnel del tiempo y acercarse más a aquellos recuerdos de la infancia, cuando al norte del Estrecho de Gibraltar todo era también “natural”.
Por un momento creí que ibas a decir que como las fresas de lepe o las naranjas de valencia no hay nada, pero no, empiezas a perder el miedo, se te nota y se agradece.Enhorabuena por tu primer post sin prejuicios ni prepotencia ni ese orgullo de superioridad occidental.Disfruta Marruecos!!
30 noviembre -0001 | 0:00
Felicidades , es el primer post que leo , de todos los que has escrito , en el que te veo muy inspirado en escribir algo bonito sobre ese lugar .Se nota que hoy te levantaste feliz.Sin duda , yo tambien he imaginado esos olores , ya que me traen bonitos recuerdos , de mi estancia en Marruecos .Un saludo.
09 febrero 2008 | 22:48
Aunque sea una cuestión vanal, eso de «bajar hasta el zoco» me ha llamado la atención.El zoco está cerca del puerto, elevado, por lo que habría que «subir hasta el zoco».También vi otro mercado muy grande en las calles, más abajo y retirado, pero el zoco por excelencia es el que hay sobre el puerto.
10 febrero 2008 | 15:01
En esta vida todo es relativo, querido Ángel: se subirá al zoco si se va a él desde el puerto. Pero, ¿y si se se parte de un lugar más elevado?Y, partiendo del zoco, sólo encontrarás una cuesta abajo si vas hacia el puerto, todas las demás calles van hacia arriba, así que, en Tánger, la mayor parte de sus habitantes «bajan» al zoco.
10 febrero 2008 | 21:55
La verdad es que son buenisimas segun que cosas marroquies y invito a todo el mundo a probar su gastronomia, es muy rica y variada a la vez que muy exotica.
11 febrero 2008 | 11:10
Dejadle, no le deis más ideas que para un día que se ha puesto a hacer turismo sin mala leche , no le vayais a fastidiar el día
11 febrero 2008 | 15:58
Jajajajjajjaajjajajjjajajajaja , que buenos los comentarios , hoy me hicieron reir .
11 febrero 2008 | 18:57
Me ha encantado leerte,lo hago a menudo,pero ahora me he traladado al zoco chico he olido a naranjas,a especias,a té con hierbabuena,he disfrutado viendo los conos de aceitunas y de especias,me he probado mil zapatillas y no se cuantos caftan de muchos colores y bordados,me he detenido al subir del zoco en el café París y me he tomado un té en su terraza ,observando y viendo pasar a la gente y al tiempo,en fin por un momento me he trasladado a mi querido marruecos,gracias por este viaje
11 febrero 2008 | 23:30
naaaaaaaaaaaaaaaadddddda
26 marzo 2009 | 14:05
te quiero mucho sousou
26 marzo 2009 | 14:07