Manada de flases contra humanoides

Una pareja de mediana edad, clase media y media altura anda por una calle de Sevilla. No son etarras, ni siquiera ertzaintzas, ni atracadores de bancos con deformación profesional. No, no son Bonnie and Clyde. Definitivamente les falta glamour para serlo. Igual se llaman Paco y Lola. Son los padres de El Cuco, el menor acusado por el caso Marta del Castillo, acudiendo a la primera sesión del juicio de su hijo. La foto se distribuyó por la agencia Efe. Muestra una manada de máquinas ladrando a un par de humanoides sin cara.

Él la abraza con la mano sobre el hombro, como se cogía a las «novias de toda la vida» en la España del 600. Con la otra pide paso, espacio, dice basta por lo bajini, con el miedo de saber que está en minoría, que no puede exigir, sólo aparentar y disimular que está cagado de miedo, por su hijo, por el juicio, por las cámaras. Ella usa de coraza su chaqueta de piel falsa, abrochando el botón de arriba, no le pase como a Aquiles por dejarse algo de piel expuesta a los flases. Los jueces condenan a meses o años de prisión. Los periodistas lo hacemos a meses o años de presión.

PD: ¿Aporta algo conocer la cara de los progenitores de un acusado que aún goza de presunción de inocencia?

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