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La cerveza sin alcohol siempre tiene algo de alcohol

 Me decía el otro día mi amiga María, que está embarazada, que la cerveza sin alcohol es un engaño, porque sí que tiene alcohol. Y no le falta razón, al menos en lo de que tiene alcohol. Pero en cuanto a que es un engaño, legalmente al menos, no lo es.

He acudido al Real Decreto que regula la venta de cerveza en España, y se consideran cervezas sin alcohol “aquéllas cuya graduación alcohólica sea menor al 1 por 100 en volumen, incluido en dicho porcentaje la tolerancia admitida para la indicación del grado alcohólico volumétrico”.

María no quiere tomar nada de alcohol porque está embarazada. Pero incluso las cervezas que se anuncian como 0,0 tienen algo de alcohol.

  • Una cerveza convencional, con alcohol, suele tener entre 4,5 y 5,5% de su volumen de alcohol. Aunque las hay con menos y con más.
  • Una cerveza sin alcohol de las marcas más habituales del mercado tiene entre 0,6 y 0,9% de su volumen de alcohol. Es decir, cumplen la legalidad aunque se anuncien “sin” y se vendan ‘con’, pues están dentro de los parámetros que cita la norma y no superan el 1% de volumen.
  • Lo más sorprendente son esas cervezas 0,0 que, en principio, no llevan nada de alcohol, porque todas tienen también algo, aunque sea un porcentaje mínimo, que va del 0,01% a los 0’07% del volumen.

Si estás embarazada y te preocupa ese mínimo porcentaje de alcohol, prescinde de la cerveza y opta por otros líquidos. Pero, sobre todo en las 0,0, la mínima cantidad de alcohol que contienen difícilmente podría perjudicar al feto. Y además, la cerveza lleva también una pequeña cantidad de ácido fólico, que aporta beneficios al nonato.

Resumiendo: una cerveza “sin” puede llevar hasta el 1% de volumen de alcohol legalmente, aunque se anuncie como sin alcohol; y las 0,0 también contienen algo de alcohol, aunque el porcentaje sea mínimo.

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* Fotos: GTRES

Bebidas energéticas y alcohol, una bomba en tu organismo

Hablábamos en la entrada anterior de los ‘complementos para deportista’ ilegales y del ‘mercado’ que generan en Internet esos productos, que en demasiadas ocasiones resultan, cuanto menos, peligrosos.
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Hoy os voy a hablar ahora de otros ‘productos’ que sí son legales, pero no por ello dejan de ser peligrosos: las bebidas energéticas. Estas bebidas llevan tiempo de moda, sobre todo entre los más jóvenes, además de por sus evidentes efectos vigorizantes, por los reclamos que los asocian con los deportes extremos, la aventura y el riesgo.

Pero riesgo conlleva también una ingesta excesiva de ellas. De hecho, hay marcas que ofrecen en una sola lata, el equivalente en cafeína a 14 cafés. Eso sin hablar de otros ingrediente, como la taurina, un aminoácido que interviene en la formación de la bilis y que está de manera natural en la carne y el pescado.

Tomar demasiadas bebidas energéticas es peligroso, sobre todo por el contenido en cafeína. Una ingesta inferior a 400 mg es segura, aunque en los adolescentes debe reducirse a 100 mg diarios. Sin embargo, hay bebidas que con tomar sólo una, ya se superan esas cifras. Y hay otras que no reseñan la cantidad de cafeína que contienen en el etiquetado o lo enmascaran en letra súper pequeña.

LA MEZCLA EXPLOSIVA

Pero más preocupante resulta la mezcla de bebidas energéticas y alcohol, y en ocasiones con drogas, como han puesto de moda algunos jóvenes. Combinar alcohol y bebidas de estás está, por desgracia, a la orden del día cada fin de semana. Un médico del Samur, Alfonso Morán, define así las consecuencias de esta mezcla explosiva: “El alcohol es un neurodepresor y las bebidas energéticas son neuroestimulantes. La cafeína camufla el efecto del alcohol y así parece que no están tan borrachos como están. Pero el efecto del alcohol y sus niveles en sangre son los mismos que sin tomar la bebida energética. Se produce una falsa sensación de control y ahí está el peligro. Esta mezcla es absurda. Su único objetivo es lograr más resistencia al alcohol para aumentar el consumo”.

Esta mezcla de bebidas energéticas y alcohol puede provocar euforia, depresión, deshidratación, hipertemias, arritmias, taquicardias, broncoaspiración respiratoria por vómito incontrolado y, lo peor, parada cardiorespiratoria y la describe de manera muy gráfica Alfonso Morán, que se ha encontrado con casos de intoxicación en demasiadas ocasiones: “La sensación de sufrir muerte inminente es característica por la frecuencia cardiaca tan alta y la gran presión en el pecho, pues se siente que va a explotar. Generalmente nos requieren en accidentes de tráfico causados por conductores imprudentes bajo los efectos de esta combinación”.

INCOMPATIBLE CON LA CONSCIENCIA

Alfonso Morán nos describe uno de esos accidentes, en los que uno no se explica cómo llegan vivos algunos jóvenes a casa: “Hace unos meses atendimos un choque fronto-lateral entre dos vehículos, con dos pacientes muy jóvenes fallecidos, tres atrapados muy graves, y otros dos más leves. El conductor causante dio un índice de alcoholemia veinte veces superior al máximo permitido, prácticamente no era compatible con el estado de consciencia, pues era una cifra más propia de un coma etílico. Conducía bajo los efectos de esa combinación letal y no había señales de frenada en el asfalto”.

Ya lo sabes, si decides tomar bebidas energéticas, hazlo con moderación y no las mezcles con alcohol, pues la mezcla produce una falsa sensación de control. Toma estas bebidas únicamente de manera ocasional, porque no son refrescos ni bebidas isotónicas.

* Foto: GTRES