Calle Goya. 23.50 horas del Domingo. Un joven vestido como de otro planeta (camiseta roja enorme con el número 9 a su espalda y bufanda atada a la cabeza) me hace señas con ambos brazos.
Le paro. Abre su puerta y nada más montar me dice:
– Llévame a cualquier zona de copas. Me pienso pillar la borrachera del siglo.
– ¿Te ha dejado la novia? – le pregunto.
– No, no… mucho mejor: ¡¡¡¡¡hemos pasado de cuartos!!!!!
– ¿?