Descripción de la usuaria: Mujer de treinta, gafas de pasta, cabello largo, liso, caoba, jersey informal de cuello vuelto y vaqueros a juego. Ambas manos anilladas en plata.
Trayecto: Desde Orense hasta la calle Embajadores.
«Una amiga, hace un par de meses, decidió abortar. Digamos que tuvo un.. desliz con un tío que conoció en la típica cena de empresa, ya sabes… se tomó tres copas de más y… vamos, que habría sido lo más normal del mundo si no llevara casada cinco años con su marido, que es un cielo… ella nunca antes había hecho algo así, tú ya me entiendes… y aunque tomara todas las precauciones del mundo, pues… bueno, ya sabes… supongo que esas cosas pasan, ¿no?. Semanas después, tuvo un retraso y, claro, se hizo la prueba… y entonces lo supo. El caso es que no sabía quién podría ser el padre… y a partir de ahí dejó de ser la misma… se hundió como nunca antes la había visto: entró en una depresión de caballo… dejó de comer, y todo… se sentía sucia, mal… había engañado a su marido… sin embargo decidió no decirle nada, vamos, que su marido no lo supiera… fue una decisión muy dura… lo sé porque yo estuve a su lado en todo momento… porque si hubiera llegado a tenerlo, el sentimiento de culpa por no saber si su marido era (o no) el padre habría acabado con ella. Antes de abortar tuvo que pasar por una serie de pruebas psicológicas… y lo hizo dentro del plazo que marca la ley, no te creas… que fue todo muy legal… 22 semanas como máximo, o algo así… Todo esto sucedió antes de la movida esa que se ha formado con las clínicas abortistas… y creo que hizo bien… por una parte, por ella… por su salud mental… para olvidarse de aquel desliz… ella quiere mucho a su marido, y si le pierde, se muere… y por otra, por el niño. No creo que mi amiga hubiera podido darle, visto lo visto, el cariño que todo niño necesita de su madre… ya sabes… no habría sido un hijo deseado, y algo así, por mucho que quieras ocultarlo, se nota. Por eso cada día entiendo menos a todas esas personas que están en contra del aborto, que lo consideran un asesinato, y todo eso… te puedo asegurar que no hay nada peor que la muerte en vida… porque así se habría sentido ella si hubiera decidido tenerlo… o en el caso de una violación… imagínate que estuvieras obligada a tener el hijo de un violador… se me ponen los pelos de punta… y es que abortar, digan lo que digan, no es como ir al Supermercado… es una decisión muy traumática para la mujer… pero siempre será mejor eso que destrozar dos vidas para siempre, ¿no?».