Trayecto: Desde el Aeropuerto Madrid-Barajas hasta la calle López de Hoyos.
Descripción de la usuaria: 35 años, piel suave, ojos vivos con ojeras, cola de caballo y traje de chaqueta.
«Vivo con mi hijo y mi ex-marido. Nos separamos hace dos años y como ninguno de los dos se podía permitir irse de casa no nos quedó más remedio que compartirla, aunque en camas y habitaciones separadas. Mi hijo duerme conmigo y él, en la habitación de mi hijo. La convivencia, como comprenderás, cada día es más difícil: Estamos obligados a vernos todos los días, sin hablarnos ni nada. Y mi hijo, claro, en el medio.
Ahora vengo de Roma, de un congreso que ha celebrado mi empresa. Y me lo he pasado genial: Tengo un compañero de trabajo que siempre me hace sentir bien, me río mucho con él, fíjate, ¡con lo difícil que es hacerme reír en mi situación!; pues él, lo consigue. Y, claro, en este viaje pasó lo que tenía que pasar. El primer día en Roma salimos a cenar todos los compañeros y después de unas copas, vamos, lo típico, acabé en su habitación. Y la noche siguiente pasó lo mismo; y la siguiente, también. Hemos estado juntos los cuatro días del congreso. Es la primera vez que tengo una aventura después de todo este infierno, y sin embargo, te puedo asegurar que durante estos días he sido la mujer más feliz del mundo. Pero ahora acabamos de despedirnos (era aquel hombre que se montó en el taxi anterior al suyo, ¿sabe de quién le hablo?), y cada uno, pues eso, vuelve a su vida. Mi compañero volverá a su casa con su mujer y sus dos hijos y yo, por mi parte, volveré a compartir paredes y baño con mi ex…»