El que viajaba en mi taxi era uno de esos hombres cuarentones que saben llevar camisa sin corbata con natural elegancia. Llevaba una caja de latón sobre las piernas que percutía, nervioso, con los dedos, a un ritmo distinto al de la música. Parecía ensimismado aunque con ganas de arrancarse a hablar. Y al final, se arrancó:
«Supongo que se estará preguntando qué demonios hace un tío maduro como yo con esta ridícula caja infantil entre las manos. No, no es mía. La llevo para dársela a su dueña. Verá: hace mes y medio compré un piso justo en el portal donde usted me ha recogido, una auténtica ganga que el banco me vendió directamente, ya sabe, de su bolsa de pisos embargados. Pues bien, a los pocos días de instalarme, recibí una carta en el buzón sin sello ni nada. Estaba escrita por la anterior inquilina del inmueble, una tal Paula Tuero, y remitida ‘Al nuevo propietario del 3ºC’. En la carta me contaba el proceso de su embargo. En resumen: compró el piso, se quedó en el paro, y dejó de pagar la hipoteca hasta que un juez la echó de su casa. Ahora vive de nuevo con sus padres, pero en aquella mudanza forzada, olvidó rescatar una caja de latón con sus recuerdos de toda una vida que había escondido tras la rejilla del aire acondicionado del salón. En la carta me pedía, por favor, recuperar la caja a través de mí. Incluía un número de teléfono, así que la llamé. Hemos quedado hoy, a las siete en punto, en la terraza de un bar de Malasaña. El caso es que al leer aquella carta y encontrar la caja en el lugar indicado, no pude evitar abrirla y ojear su contenido. Había cartas de antiguos amores y fotos de Paula desde su infancia hasta su última etapa en la que ahora es mi casa. Sé que hice mal, pero leí todas las cartas, y a través de ellas he ido componiendo una especie de mapa de su propia vida. Le parecerá una locura, pero reconstruyendo su historia foto a foto, carta a carta, he acabado por sentirme extrañamente atraído hacia ella. Hasta el punto de querer que algún día, tal vez, vuelva conmigo a mi casa, que es la suya».