Máxima tensión es no saber si llamarla o esperar a que te llame si es que llama. Subirte en mi taxi, decirme un destino automático y sostener el teléfono en la mano como si fuera un pájaro recién atropellado, y mirarlo y comprobar la cobertura: todas las rayas, la batería: 72%, su estado en Whatsapp: En línea, desplegar su foto de perfil y ampliarla aunque los píxeles distorsionen su belleza, y acabar elaborando mentalmente un listado a favor / en contra de lanzarte y llamarla sólo por saber de su voz , o sólo por comparar su voz en vivo con la voz que inunda tu memoria desde ayer, o tal vez usar como estrategia la cautela y no llamar aun a riesgo de que ella te interprete indiferente, que lo de anoche sólo fue una cita más de otras tantas citas por su parte y por la tuya y bebisteis y reísteis mucho, sí, y os acostasteis, y fue fantástico, y ella tuvo que marcharse a casa con la excusa de cambiarse de ropa y dormir porque hoy curraba. Sonaba creíble esa excusa. Aparte ella, en esas cuatro horas y treinta y siete minutos que estuvo contigo, parecía feliz de haberte conocido: superó su timidez al instante, y en un par de cervezas conectasteis como nunca antes con nadie, al menos por tu parte. Ciertas sensaciones no se pueden maquillar aunque siempre existan dudas hacia el otro. ¿Será ella así con todos? ¿Cómo saberlo sin mojarse y llamar y preguntar qué tal? ¿No sería mejor escribir un mensaje? ¿Pero qué mensaje escribir? ¿Un simple hola a la espera de su hola y luego improvisar otro mensaje?
Nada de mensajes. Al final respiraste fuerte y sin pensarlo más decidiste llamar. Sonaron los tonos más largos de tu vida y al tercero, descolgo. Dijiste:
-¿A… Ana?
Luego vino lo del túnel. Yo no tuve la culpa de la falta de cobertura en aquel túnel. Pensé que era el mejor camino, así que decidí llevarte por el túnel justo cuando hiciste esa llamada. Y se cortó, claro. Pensaste en todo excepto en el taxista. Y en el túnel.
El caso es que me miró con inquina.
04 junio 2014 | 22:33
No he podido descifrar
ese silencio escondido
en cada túnel metido
que me ha impedido llamar.
Yo, que he venido de un lugar
pletórico de ataraxia
y de agujeros helmintos
que atraviesan la Galaxia,
me detengo en esta tierra
buscando sin restricciones
sólo cariños y amores,
ese tipo de emociones,
y en vez de paz, hallo guerra,
¿qué les parece señores?
¿no es esto una vida perra?
04 junio 2014 | 23:25
La mejor amante inoportuna que he tenido nunca: http://goo.gl/PGm4A0
05 junio 2014 | 00:18
Bonita historia
05 junio 2014 | 00:25
Rayas. Daniel.
05 junio 2014 | 00:49
Es bueno, me gusto la lectura.
05 junio 2014 | 03:18
Después del encuentro feliz
repletos de maravillas,
padece de pesadillas
porque no suena el “rinng, rinng”
Él, no saber si llamar
o esperar a que ella le llame,
mirando sin pestañeos
la foto que hizo en el móvil
es todo duda… y titubeo.
Solo quiera oír su voz,
o leer la contestación
que ella responda a su mensaje.
Nada de, imitar a guajes
tecleando con el dedo,
emoticonos y abrevios.
Marcó el número del fijo
y después de varios tonos
ella descolgó y algo dijo,
él solo pudo decir ¿Aaaana?
Tu taxi, donde él viajaba
entró en túnel sin cobertura,
se cortó la comunicación
y maldiciendo en latín
pensaste no sin razón,
O es profesor de lenguas
o un cura que ayer ligó.
05 junio 2014 | 06:35
Este tema está ya más que leído en este TU blog…Pufffffffffffffffff…Bon dia !!!
05 junio 2014 | 08:06
¿ralla?¿todas las RALLAS?
Uffffff
05 junio 2014 | 08:57
Por qué no petais para siempre al imbecil de Ricard, que continuamente está publicitando esa chorrada de blog culé, y no porque sea culé sino porque es una gilipollez todo lo que pone.
05 junio 2014 | 13:19
Mola el Zeppelin explosionaó.
05 junio 2014 | 14:07
¿Qué edad tenía tu usuario, Simp? ¿13, 14… 16 años?
Es lo que tiene la adolescencia: la indecisión y las miradas con «inquina».
05 junio 2014 | 20:22
Espectacular esta foto. Muy buena.
06 junio 2014 | 19:35
Están bien los comentarios.
06 junio 2014 | 19:37
El texto… Bueno es poder escribir comentarios.
06 junio 2014 | 19:38