Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

El escondite

– Alguien se ha dejado una cámara en el asiento – me dijo un usuario nada más subir al taxi.

El hombre me tendió una cámara de fotos. Era un modelo antiguo, de carrete, barata. No pesaba nada.

Pensé en los anteriores clientes: una pareja de turistas gallegos. Sí. Sería suya. Les había dejado apenas diez minutos antes en la Puerta del Sol. Imposible regresar e intentar localizarlos.

Cuando se bajó este último usuario me detuve y observé la cámara de cerca. A través de la ventanita de su tapa trasera vi que no llevaba carrete. Normal que pesara tan poco, pensé. En esto abrí la tapa y me sorprendió encontrar en el hueco del carrete una bolsita blanca cerrada con un alambre. Saqué la bolsa y desenrollé el alambre. Era cocaína. Mucha. Seis o siete gramos. Perfecto escondite para dos turistas.

Ya han pasado dos o cinco días de esto. Dos o cinco días sin dormir, pensando qué hacer con la cámara: si depositarla en Objetos Perdidos, tirarla a la basura o entregarla directamente a la Policía. En este intervalo, acudí al Zoo en busca de respuestas. Hablé con mis amigos los koalas (querían, fíjate, comprarme la cámara para vendérsela después a las aves rapaces). Traté de entrar después en la granja de los ponys, e incluso conseguí abrazar al más chico, pero me sorprendió un vigilante y me echó a patadas. Luego recuerdo que se hizo de noche y me subí al árbol más frondoso de la Casa de Campo para abordar mi dilema desde una perspectiva más global. Ahí reparé en el complejo engranaje de las hormigas, con sus patitas y sus cuerpos en forma de ocho relleno o, mejor, de infinito relleno ¿cuánto suma infinito más infinito? Hice los cálculos, pero me faltaron dedos. También llegué a meterme unas cuantas agujas de pino en las orejas para coger cobertura sideral y esperar a que me llegaran las respuestas oportunas a través del ciberespacio, pero nada. Una mierda. Y todo esto tarareando mentalmente La Babacoa, de Georgie Dann, una y otra vez. Y otra. Y otra. Subido al árbol.

El caso es que al final no sé qué hice con la cámara. No la encuentro.

Nota: Te quiero mucho, lector. ¿Me das un abrazo?

101 comentarios

  1. Dice ser Lorena

    Te tienes merecido todo lo que te pase, inútil.
    De verdad, hay gente absurda. Que asco de drogatas.

    29 marzo 2011 | 08:38

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