Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

Lágrimas 2.0

El usuario (30 años, aspecto casual) tomó asiento a mi lado y me dijo:

– Al aeropuerto, por favor.

Accioné el taxímetro y, nada más iniciar la marcha, sacó un ordenador portátil del maletín, lo situó sobre sus piernas y desplegó la pantalla. Varios tecleos después el hombre soltó:

– Hola, cariño.

– Hola, cielo – dijo el ordenador. Miré de reojo: la pantalla mostraba la imagen de una mujer en videoconferencia (rubia, ojos grandes y azules) y, en su margen inferior izquierdo, un recuadro de mi usuario captado por la webcam de su portátil. Skype, supuse.

– Ya estoy en el taxi, camino del aeropuerto – dijo él a la pantalla.

– ¿Aún en Madrid? – preguntó ella. 

– Sí.

– Déjame ver…

El usuario alzó el portátil y dirigió la webcam del marco de su pantalla hacia la calle.

– Esa es… la calle… mmm… ¿Velázquez? – preguntó ella.

– Sí – dijo él.

– Hazme un favor, cariño. A dos o tres manzanas de ahí, en esa misma acera, verás una pastelería. Tienen las mejores galletas de mantequilla que he probado nunca. ¿Podrías parar un momento y comprarme una caja?

– Sí, claro.

– ¡Genial!

– ¿Conoce la pastelería que dice mi novia? – me preguntó el usuario.

– Sí – dije.

– ¿Con quién hablas? – preguntó ella.

– Con el taxista, cariño.

Detuve el taxi en la pastelería.

– Espera un momento, cariño. No desconectes, que ahora vuelvo – dijo el usuario justo antes de abrir su puerta. Dejó el portátil abierto sobre el asiento del copiloto y se marchó corriendo a la pastelería.

– ¿Hola? ¿Ernesto? – dijo ella.

– No. Ernesto se ha marchado a comprar sus galletas – dije yo de espaldas a la pantalla.

– ¿Eres el taxista? – me preguntó.

– Sí.

– No te veo. ¿Podrías girar la pantalla?

Giré la pantalla sobre el asiento hasta ajustar mi imagen al encuadre de la webcam. Ahí estaba ella con sus ojos azules como platos.

– Hola – dije tímidamente.

– Escucha con atención. Ernesto no puede coger ese vuelo a Sidney.

– ¿Perdón? – dije, confuso.

– Viene a Sindey para instalarse aquí, conmigo, pero ahora no puede ser. Es una historia complicada. No hay tiempo para eso. Te pido, por favor, TE SUPLICO que arranques el taxi y te marches ahora con sus maletas. Llevará el billete y el pasaporte en el maletín del portátil. Siempre lo guarda ahí. Márchate AHORA con sus maletas, por favor. Prometo compensarte – dijo visiblemente nerviosa.

– No puedo hacer eso – dije.

– Te doy 500€. Te los transfiero ahora mismo a la cuenta que tú me digas – comenzó a sollozar.

– No puedo marcharme con sus maletas y su ordenador. Podría acabar en la cárcel por eso.

– 1.000€ – dijo ahora con lágrimas en los ojos.

– Lo siento. Ya viene. Adiós – dije.

Mi usuario regresó con una caja rosa, abrió la puerta, alzó el ordenador, tomó asiento y volvió a colocarlo en sus rodillas. En ese instante ella giró la cabeza para ocultar el rastro de sus lágrimas. Reanudamos la marcha.

– Ya tengo tus galletas, amor. En unas horas podrás comerlas.

– Sí… ¿puedes girar la cámara otra vez hacia la calle?

– Claro – el tipo volvió a girar la pantalla hacia la calle.

– No veo nada. Me da el reflejo del cristal. ¿Podrías bajar la ventanilla?

El hombre bajó la ventanilla y acercó aún más el portátil al borde de la puerta.

Ya en la autopista el aire comenzó a soplar fuerte contra la pantalla. Tremenda imagen: Una mujer, desde Sidney, buscando arrastrar sus lágrimas con el viento de Madrid.

106 comentarios

  1. Dice ser Cuke

    Simplemente me ha encantado.

    11 marzo 2011 | 04:42

  2. Dice ser Nicolás

    buen comienzo de historia… le faltan varias carillas…

    11 marzo 2011 | 07:23

  3. Dice ser Aldabra

    Me encantan todas tus historias pero te felicito por el relato de hoy. Es perfecto.
    Biquiños,

    11 marzo 2011 | 13:29

  4. Dice ser garkopeke

    Echaba de menos este tipo de post. Increíble!!!

    11 marzo 2011 | 21:54

  5. Dice ser MYRNA

    Que delicia! ¿Sabes? Te escribo de México. Soy maestra y un estudiante me recomendó tu blog, así que viene a echar un vistazo y me ha encantado. Totalmente libre, real, dejándonos ver a través de tus ojos las historias que quisieramos ver… (aunque están ahí para todos y muchos están(¿estamos?) ciegos.
    Si me permites alguna lectura la compartiré con mis estudiantes.

    14 marzo 2011 | 22:00

  6. Dice ser jose

    Que buenos eres, (cabr…n) Me encanta leer de vez en cuando lo que me haya dejado atrás y siempre hay algo que se sale de lo que uno espera:
    «Una mujer, desde Sidney, buscando arrastrar sus lágrimas con el viento de Madrid»… Simplemente genial.
    Saludos desde Gran Canaria =)

    14 marzo 2011 | 23:34

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