La niña no tan niña Claudia tomó asiento en el centro, entre su misma madre y su amigo Raúl. Los niños no tan niños (compañeros de clase, supuse) tendrían 11 ó 12 años; la madre era de mi misma edad.
Acudían en mi taxi a una fiesta de cumpleaños. La madre de Claudia se habría hecho cargo también de Raúl, en uno de esos favores que suelen hacerse los padres cuando no todos pueden (o quieren) acompañar a sus respectivos hijos.
Ella, la madre de Claudia, ahora miraba a la calle a través de su ventanilla mientras los niños no tan niños permanecían serios, formales y en silencio. Aunque nada más lejos que la realidad: A través del espejo y al menos durante un instante, me percaté también del dedo meñique de él tratando de rozarse adrede con el meñique de Claudia. Luego, siempre atentos a cualquier giro visual de la madre, se lanzaron un par de miradas nerviosas, sonriendo con los labios apretados y las mejillas (al menos las de ella) en creciente sonrojo. Sin duda eran novios primerizos, clandestinos.
Intuí que ese miedo a ser sorprendidos por la madre era nuevo para ambos. ¿Miedo o morbo?, pensé. En lo que dura el primer amor todo es misterio, incertidumbre; pureza de un instinto desinteresado, no sexual (o al menos, por ahora). Apenas aprendes a besar, y cada beso es un mundo. Y del roce entre dos dedos haces un mundo. Nunca sabes qué vendrá después o si lo sabes no te atreverás, por el momento, a dar el paso por miedo a tropezar y aparentar torpeza ante los importantísimos ojos de tu primer «Raúl» o tu primera «Claudia». El amor más puro es torpe y huele a nuevo. Como recién salido de fábrica. Con sus precintos.
El segundo amor ya no es lo mismo. Está viciado: Arrastra la experiencia del primero. O al menos, así lo recuerdo.
https://www.youtube.com/watch?v=DN4ZDjFGUB0
Mi primer amor verdadero lo sentí la primera vez que escuché la voz de tito macca, la música de los Beatles.Nada tan intenso como aquella experiencia Con 7 años ya sabía que estaba marcada de por vida, a contracorriente, siendo la risión de mis amiguitas que no alcanzaba a comprender aquel maravilloso lenguaje universal que había sido capaz de cambiar el rumbo de mis emociones.
El segundo y último amor me vino mucho más tarde, rondaba los 22 años cuando escuché la primera vez la voz de Camarón.
No recuerdo más amores verdaderos, el resto de mi vida es un vaivén de amores muy excitantes pero ninguno tan intenso.
23 junio 2010 | 15:25
Yo la primera vez que me enamoré tenía 13 años, fue tan de sopetón que no supe ni encajarlo, pero sentía que me volvía loca. Como dice Dani a mi parecer también ese primer enamoramiento a esa edad tan tierna es muy dulce, confiado, temeroso, inexperto, y endiabladamente cándido por la ignoracia del siguiente paso, cuando no conces la otra parte y lo único que haces es dejarte llevar con total libertad.
Siempre recordé este primer «amor» como el más especial, pero tiempo después encontré uno nuevo que superó todo lo demás con creces, a pesar de las experiencias pasadas que dejan ya el enamoramiento más viciado.
Hasta que pueda volver donde siempre……un saludo.
23 junio 2010 | 15:49
no eres mas tonta por que no te entrenas. nadie es capaz de vivir en tu mundo, las personas como tu nunca pisan con los pies en el suelo y siempre andan en la parra asegurando que los amores terrenales no llenan tanto sus vidas. todos lo locos acaban sus dias co0n ese pensamiento
23 junio 2010 | 15:59
La primera vez que me enamoré fue con cuatro años. Sí, he dicho cuatro, lo recuerdo perfectamente. El chico era un camarero de mi bar, que debía tener algo menos de veinte y estaba buenísimo. Fue el primero en llevarme en moto, lo que me producía un enorme susto pero me gustaba. Recuerdo de él sobre todo sus botas, porque dado mi tamaño de entonces las veía mucho.
Recuerdo muy intensamente mi primer ataque de celos, cuando un día vino con una chica de tamaño adulto. No había conocido antes semejante rabia, no lloré ni nada parecido, pero no he vuelto a sentir aquello muchas veces, aquellos celos furiosos.
Lo nuestro duró poco, porque el macizo en cuestión era poco dado al trabajo y mucho más a la máquina de Pinball, así que fue rápidamente despedido por el jefe, mi progenitor, que acabó de golpe con mi primer idilio.
23 junio 2010 | 16:12
@ Simpulso
Tus post tienen autor…¡Tu!
¿Por qué las fotos no? ¿Son menos importantes que el texto?
No me cansaré de repetirlo…Alguien tomó la foto ¿quién? ¿Por qué no decir el nombre del fotógrafo?
El respeto y la consideración a los demás no está de mas.
Eres un autor, tienes todo el derecho del mundo a que se defienda tu obra y a que se respete su autoría…¿Y la del fotógrafo que obtuvo la foto?
Si la has tomado tu…me callo y no digo nada, pero si no es así…¡Bueno! ¿qué razón hay para no citar al autor?
¡Un cordial saludo!
23 junio 2010 | 16:14
Muy bonito. Me ha devuelto a la memoria los recuerdos (ahora un poco más enterrados 20 años después) de mi primer amor: Ese deshazón, los nervios, la garganta seca, los pómulos ardiendo, taquicardia al verla, el no poder saciar esa sed de besos, de caricias… la ansiedad. uff, que de cosas, que torbellino dentro del cuerpo.
Te sigo queriendo Mamen, mi pequeña y dulce niña!!. Donde vamos? Donde vamos ahora? Donde vamos mi pequeña y dulce niña?
KK.
23 junio 2010 | 16:20
Estoy segura que a más de un@ se le ha quedado carita de tonta, como a mi, leyendo tu blog de hoy.
Que bonito!, ese amor de calle, de encontrarte en el parque y ponerte roja como un tomate.
Ese primer beso, pensando si será así como se debe besar……
Feliz noche de San Juan a tod@s!
Ya sabes todo lo malo a la hoguera.
23 junio 2010 | 16:24
Será que nunca fui la primera para nadie. No descubrimos lo mismo al mismo tiempo.
23 junio 2010 | 16:30
A mi personalmete, lo que diga san pablo o san agustín sobre el amor me la trae al pairo. qué coño sabrán los santos sobre el amor. y eso de que solo dios sabe amar es una estupidez inmensa como el mar. el amor de verdad es el amor humano, además no hay otro. lo de dios son leyendas y en cuanto a curas y santos, menos teorías y más apertura de miras.
Me toca las narices que los teólogos se atribuyan el perfecto conocimiento del amor que ni conocen, ni practican, y que exijan estudios a los amantes para amar en condiciones y que ya les suspendan desde el principio por que como dios nadie. el amor de verdad se aprende en la cama y los castos y puros no tienen pajolera idea de lo que es enamorarse, renunciar y disfrutar, por eso teorizan. son como ciegos hablando de colorines.
23 junio 2010 | 16:37
Un post muy tierno que a todos nos ha hecho rememorar amores pasados.
En mi cabeza se quedan retumbando algunas palabras de Simpulso: «pureza de un instinto desinteresado, no sexual (o al menos, por ahora)» y me pregunto si realmente no es sexual ya que con el tiempo he ido descubriendo que los adolescentes de ahora cada vez son más precoces sexualmente.
El siguiente párrafo que me hace reflexionar es: El segundo amor ya no es lo mismo. Está viciado: Arrastra la experiencia del primero. O al menos, así lo recuerdo.
No se si estoy de acuerdo o no, así que continúo leyendo los comentarios y me viene a la cabeza este poema de Becquer:
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar (…)
Y finalmente decido que no se trata de si uno es mejor o peor, simplemente son diferentes.
Recuerdo mi primer gusano, pero también recuerdo gusanos posteriores,… incluso mariposas que volvieron a ser gusanos (como la vez que me reencontré con mi pareja después de 20 días sin vernos)… y no se si eran distintos o iguales, no se si mi primer gusano era más puro y menos sexual, pero los sentí igualmente y eso es lo que importa ¿no?
Saludos
23 junio 2010 | 17:28
Y sin embargo, todo es mentira. Sólo son amigos de sexos distintos, a los catorce se darán cuenta que ni siquiera se caen bien y conocerán a otras personas que parece que pueden sustituir a la primera, volverán a equivocarse. El gusano se convertirá en una tenia que sólo les pide comida, para seguir estando vacíos…
23 junio 2010 | 17:35
Que linda la foto, pues yo sí creo que a los 11 o 12 puedes sentir amor, es diferente al que sientes con más años, pero te marca a esa edad y puede ser un sentimiento muy fuerte
23 junio 2010 | 17:44
Esa mariposilla en el estómago es muy emocionante y bonito, aunque creo que con 11 o 12 años es difícil sentirlo. Y ya el amor…mucho menos.
23 junio 2010 | 17:50
En realidad no lo creo, lo tengo CLARO
23 junio 2010 | 19:24
Ese primer gusano se me quedó en el estómago para siempre… y ahora vive acompañado con mariposas y jugos gástricos.
Buena Caza!!!!!
23 junio 2010 | 20:31
Dietas
Para quienes estan preocupadas por su sobrepeso aqui os dejo un link con consejos sobre dietas, http://www.nuestrasdietas.info
23 junio 2010 | 20:46
Yo del primer amor recuerdo los besos robados en un portal con sabor a Junior Cheiw (fresa ácida).
23 junio 2010 | 20:48
Solo diré una cosa: el amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.
23 junio 2010 | 20:52
Para empezar a cuidarnos cada dia un poquito podemos empezar por los consejos que nos recomienda http://www.tipsdonna.com
23 junio 2010 | 20:52
! Conmovedor !
No sé si poner el yutú » las flechas del amor » de Karina ( Soundtrack musical de mi primer romance ) o la letra de la canción, directamente.
Sigues siendo un ( puto ) crack, Simp.
Pd : Eva : demasiado tarde.
23 junio 2010 | 21:13
yo amo y me enamoro cada vez como una adolescente…..y me funde!
23 junio 2010 | 22:06
Como dice Ismael Serrano en una de sus canciones, el primer amor, un ciclón de mariposas.
Sin embargo, me siento muy identificada con el comentario de Frateli, la música es capaz de hacernos experimentar muchísimas sensaciones. Con 12 años yo no cambiaba la voz de Freddie Mercury por nada. Fue mi «Raúl», supongo.
23 junio 2010 | 22:07
Me encantó, va link en Lo mejor de la Quincena, saludos!
24 junio 2010 | 21:15
Te leo desde hace tiempo, quizá no todos los días, pero de vez en cuando hago un repaso a todos tus últimos post de la semana. Como hoy, que tras removerme las entrañas un post tras otro, por fin me he atrevido a dedicarte unas líneas, al igual que lo haces tú noche tras noche.
Me encantas, unas veces me sonrojas, otras me estremeces, pero siempre me sorprendes llevándome a mi mundo interior… o quizá sea el tuyo?
Buen viaje.
25 junio 2010 | 11:21