Circulando ocupado por el Paseo de las Delicias recibí una llamada (con número oculto) al manos libres del taxi. Desgolgué:
– ¿Diga?
– ¿Es usted Daniel Díaz?
– Depende.
– Mi nombre es Sandra, le llamo de XXX (conocida compañía de telefonía móvil).
– Me alegro por usted, pero yo no soy de XXX, sino de YYY (otra conocida compañía de telefonía móvil).
– Lo sé. Precisamente por eso le llamaba. Quería proponerle…
– Espere, espere. ¿Y cómo sabe usted cuál es mi compañía, mi nombre y mi número de teléfono?
– Eso, eso. ¿Cómo lo sabe usted? – dijo también mi usuario acercándose al hueco de mi asiento.
– ¿Quién es esa otra persona con la que estoy hablando? – preguntó la telefonista.
– ¿No lo sabe? – pregunté.
– Me llamo Juan Francisco Santos, y yo no soy de XXX, ni de YYY, sino de ZZZ (otra importante compañía de telefonía móvil).
– Encantada, Juan Francisco. Aunque mi llamada en realidad era para don Daniel Díaz, si usted también deseara migrar su número de teléfono a XXX…
– Yo no deseo migrar nada – dije yo.
– ¿Y cómo sabe usted mi nombre? – preguntó Juan Francisco.
– (Se lo ha dicho usted) – le dije en voz baja.
– Ah. ¿Y qué me ofrecería si migro mi número?
– ¿Es usted Autónomo, don Juan Francisco?
– ¿Y a usted qué coño le importa?
– Lo digo porque tenemos ahora una promoción para Autónomos que incluiría un terminal completamente gratuito a elegir entre cinco modelos de alta gama.
– Hemos llegado a su destino, caballero – le dije parando el taxi en el portal indicado.
– Dele otra vuelta a la manzana. Señorita: ¡Yo quiero un iPad! – dijo el usuario.
– Siento decirle el iPad no es un teléfono propiamente dicho – añadió ella.
– Pues vaya mierda. ¿Y entonces para qué sirve el iPad?
– Creo que ese es otro tema – dije yo.
– Todos los terminales ofertados incluyen conexión a internet 3G – volvió ella.
– ¿Y para qué quiero yo internet? – dijo él.
– ¿Y para qué quiere usted un iPad? – dije yo.
– No lo sé. Es… bonito.
– ¿Están tratando de gastarme una broma? – preguntó la telefonista.
– ¡Pero si ha llamado usted! – soltó Juan Francisco.
– ¡Vayan ustedes a gastarle bromas a su santa madre! – dijo ella y colgó.
– Vuelva a llamarla – me dijo Juan Francisco.
– No puedo. Me llamó con número oculto.
– ¿Se puede llamar ocultando el número? Dele otra vuelta a la manzana.
– (…)
A mí lo que más me jode de las cias. telefónicas es que siempre que necesitas hablar con un operador por algún problema, nunca hay nadie: Interminables esperas, contestadores con voz de loquend@ que te dicen: «diga 1 si su consulta es por..», «perdone, no le he entendido» , «ahora repita de nuevo su número de teléfono», «ha dicho 2?» pfff…
Sin embargo, para darte el coñazo siempre te llaman y te hacen creer que lo que tienen que ofrecerte es justo lo que tú necesitas.
A propósito, últimamente recibo llamadas de un número de Bilbao…he estado buscando info en internet y al parecer es una estafa, si descuelgas te cobran…. ahí va:
942300352
*si esto que acabo de hacer no se puede, sin más dilación borra el comment, Simp.
08 junio 2010 | 23:06
Qe sepais que el royito que llevais algunos de tiraros flores y haceros la pelotilla entre vosotros me lo paso por el chichi. haceros un foro, leñe
08 junio 2010 | 23:34
Y tu vete a otro sitio a quejarte. Si no te gusta lo q comenta la gente porque eres un/a amargado/a no leas los comentarios y así no tendrás motivo de queja.
09 junio 2010 | 00:05
A mí me encanta decirles «Un momento, por favor», dejar el teléfono sobre la mesa y cronometrar cuánto tiempo tardan en decidir colgar. Una vez hubo uno que aguantó tanto que al final cogí el teléfono otra vez y le pregunté por todas las ofertas.
09 junio 2010 | 14:06
m´ancatao! jajaja
14 junio 2010 | 16:48
Me has echo el dia con este!!!!! 🙂
14 junio 2010 | 23:44
Genial este, gracias por los buenos ratos
21 junio 2010 | 15:51