El primer martes de Septiembre de 2009 subió a mi taxi un hombre de elegancia exquisita pidiéndome que le llevara a Sigüenza (Guadalajara), le esperara allí no más de una hora, y le trajera después de vuelta a Madrid. Disimulando mi sorpresa accioné el taxímetro, recorrimos en silencio los 135 kilómetros que separan ambas ciudades y ya en Sigüenza me indicó cómo llegar al hotel de cinco estrellas donde había «quedado».
Cinco minutos después de entrar aquel hombre en el hotel llegó otro taxi (por sus distintivos supe que era de Zaragoza), se bajó de él una mujer también elegante y desapareció por la misma puerta del hotel. El taxista de Zaragoza aparcó a mi lado y me dijo:
– ¿Ya no viene Germán?
– ¿Perdón? – le dije.
– El taxista de Madrid que solía traerle.
– Emm… no.
– Ah… ya. Te cuento: El que acabas de traer y mi «clienta» vienen aquí, siempre, el primer martes de cada mes. Él desde Madrid y ella de Zaragoza. Pasan una hora juntos y luego regresan a sus respectivas…
– …ciudades – le interrumpí.
– Quería decir a sus respectivas familias. Los dos están casados. Por eso quedan en un punto intermedio: Para que nadie les pille. Llevan haciéndolo así al menos dos años, que yo sepa…
Aquel taxista de Zaragoza se llamaba Cosme. No lo supe aquel día, sino el siguiente primer martes del siguiente mes. Resultó que en el viaje de vuelta de aquel primer martes mi cliente me propuso ser su chofer para el resto de sus martes. Su taxista habitual, Germán, ya se había jubilado y yo también le había dado la impresión de ser, según sus palabras, «serio y discreto».
Y por supuesto, acepté.
Después de cinco martes de viajes clandestinos a Sigüenza no sólo he llegado a entablar una curiosa amistad con Cosme (durante cada hora de espera almorzamos juntos y nos contamos la vida), sino que también he conseguido estrechar lazos con el usuario en cuestión.
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Ayer martes, al fin, en el trayecto de vuelta a Madrid y tras muchas horas de charla a nuestras espaldas, mi cliente se soltó:
– No lo entenderías, Daniel. Llevamos 14 años viéndonos a escondidas. Si por algún casual su marido, o mi mujer se enteraran de esto… si cualquier persona de nuestro entorno supiera lo más mínimo… no lo quiero ni pensar.
– ¿Cuántos años lleva usted casado?
– Once. Y Sara, diez. Ninguno de los dos nos casamos por amor. Fue más bien por… guardar las apariencias.
– Ahora sí que no entiendo nada. Así que usted dice estar enamorado de Sara y Sara de usted incluso desde antes de casarse con otras personas…
– Así es.
– ¿Y por qué no se han casado ustedes dos? ¿por qué han preferido llevar una doble vida tan… incómoda para ambos?
– Sara y yo somos primos. Su madre es la hermana de mi padre.
– (…)
Cada ke vuelvo a mi pais la mitad del tiempo lo paso entero con mi prima, nos keremos. Pero no podemos estar juntos por la familia claro esta, un año lo pensamos seriamente pero luego nos acobardamos despues de tantear el terrenoLlevamos asi creo ke 7 años. Cada uno tenemos nuestras respectivas parejas y parece ke esto seguira asi durante muchos años.
08 marzo 2010 | 15:24
Pues mis padres son primos hermanos y no pasa nada. Por cierto llevan 35 años casados (y hace 35 años las familias eran menos comprensivas)
10 marzo 2010 | 13:19
Esta historia no tiene ni pies ni cabeza, los matrimonios entre primos no solo son legales si no que incluso la iglesia católica los permite, pidiendo un permiso especial. Ademas las probabilidades de tener hijos con alguna enfermedad solo por ser primos es muy baja, y hoy en dia con todos los avances de la ciencia podrian evitarlo. Ademas el matrimonio entre primos siemrpe ha estado aceptado por la sociedad, ya que en el pasado era muy habitual en las familias de bien casar a los primos para mantener el patrimonio familiar, asi que no veo porque tendrian que ocultarlo como si fuera algo malo, otra cosa es si fueran hermanos!No se yo creo que si esta historia es real, los protagonistas son un poco tontos.
10 marzo 2010 | 19:50
Por cierto todos los que decis en los comentarios que no estais con vuestros primos aunque los amais por lo que pueda pensar la familia no lo entiendo. Yo si un hijo mio se casara con una hija de mi hermano estaria tan contenta, mucho mejor que con un desconocido.Por no hablar de que conozco casos incluso en mi misma familia, y no solo fueron aceptados por la familia sin mayor problema sino incluso promovidos por ella, asi es que una de dos o lo que os divierte es la fantasia del amor imposible pero no os atreveis a una relacion o sois unos cobardes.
10 marzo 2010 | 19:57
Estoy pensando que esta historia te la has tenido que inventar, porque ademas siendo gente rica, que en sus antepasados los parientes casados se deben contar por docenas no tiene sentido que ahora les parezca inmoral.Ademas me hace gracia gente en estos comentarios que alega que ya estamos en el siglo XXI para decir que esa situacion no puede ser, cuando justamente en el pasado no se tenian ningun tipo de prejuicios para las relaciones entre aprientes, incluso lelgando a casarse tios con sobrinas.(relacion que por cierto tambien esta aceptada por la iglesia)Y otra cosa eso de que si se casan dos primos los niños salen tontos es un bulo, tienen que ser hermanos y aun asi las probabilidades no son del 100% para que entre primos tubierna hijos deficientes, tendria que ser una endogamia de varias generaciones, como les sucedia a los reyes.
10 marzo 2010 | 20:05
Ojalá que no te valoren el blog por los que te leen, porque hay cada uno… yo si leo esto es porque disfruto con ello, sea verdad o mentira, sea correcto o incorrecto.Olé por tu historia. Y que le den al resto.
11 marzo 2010 | 21:51