Al subirse en el taxi (parada del Hotel Eurobuilding) me pilló leyendo.
– ¿Me llevas a la Glorieta de Bilbao?
– Claro… – guardé el libro en la guantera, arranqué e iniciamos la marcha.
– ¿Qué estabas leyendo? – me preguntó casi al instante.
– Tokio Blues, de Murakami.
– No lo he leído. Pero sí ‘Kafka en la orilla’.
– ¿Te gustó? – pregunté.
– Mucho.
Aquella mujer tenía la voz rota. Ronca pero dulce. Aún no había conseguido ver su cara, ni su aspecto (al entrar me pilló desprevenido y mi espejo retrovisor apenas llegaba a la línea de su frente: Cabello oscuro, flequillo recogido por dos horquillas y unas cejas bien depiladas). Por mucho que levantara la cabeza no conseguía ver más.
Pasaron los céntimos y la conversación se fue animando: Hablamos de libros, de pelis, de música, de su vida (era abogada) y de la mía. Sus gustos se me antojaron similares a los míos. Su sentido del humor (ácido, cortante pero sutil), también.
Atascados en Colon aproveché y me giré para continuar la conversación cara a cara, mirando a los ojos y al resto también. Ahí supe que no era gran cosa (labios finos, pechos pequeños y ancha de caderas):
– Tienes la mirada triste – dije.
– Me gusta disimular con los ojos.
– ¿Qué ocultas?
– Lo mismo que tú.
Su respuesta me dejó frío. Su voz, sus palabras, su rapidez mental me atraían. Me gustaba esa chica. Pero su físico, no.
– Me has traído demasiado rápido. Ahora me tocará esperar. He quedado con una amiga en… veinte minutos – me dijo nada más llegar a su destino, mirando el reloj.
– Puedo invitarte a un café, si quieres, para hacer tiempo – dije sin pensarlo siquiera.
Ella accedió.
Se llamaba Elena. Sentados en una terraza de Tribunal, junto a la parada de taxis, nos tomamos unas cervezas y charlamos. Mientras ella hablaba yo trataba de buscar con la mirada algo que pudiera atraerme en su rostro, o en sus gestos, cualquier mínimo detalle físico, visual, al que aferrarme. Lo que fuera con tal de olvidarme de Beatriz de una vez por todas. Había algo en Elena que me atraía mucho; pero el resto, sin embargo, no me atraía nada.
Al llegar su amiga nos despedirnos e intercambiamos los teléfonos. Dos horas después, recibí un mensaje suyo:
«Tus ojos no son tristes. Son preciosos»
No supe qué contestar.
si ha leido esto mejor no la llames…
09 septiembre 2009 | 23:02
es mi primer ( y espero q no sea el último) comentario……… mi marido tb es taxista…. jejejejeje espero que le pasen cosas tan interesantes como a ti…no la llames, no te atrae, no dejes q se ilusione…..besotes.
09 septiembre 2009 | 23:08
Las segundas partes nunca son buenas, pero a veces son necesarias…Ojala que cuando encuentres lo que necesitas puedas verlo como una nueva historia, lo contrario seria una lastima.Me gusta mucho lo que escribes, llevo tiempo de seguirte y hasta ahora comento…
09 septiembre 2009 | 23:32
Buenísimo.¿Porque todo el mundo está leyendo Tokio Blues?¿Lo recomiendan en la tele? ¿Desgrava? No lo entiendo, con la de libros que hay, y nos está pasando como en el cine, que todo el mundo acude en masa a los mismos títulos…Qué extraño ¿no?
10 septiembre 2009 | 08:50
y yo que vivo enfrente del eurobuilding, y que no haya cogido tu taxi todav´´ia!!!que horror, me encantaria que fuera pronto y encontrarme contigo por madrid!suerte!
10 septiembre 2009 | 09:37
Qué superficial, ni que tú fueras Johnny Deep, o alguno de esos tíos que te hacen girar la cabeza cuando pasan por tu lado.Prefieres no rascar en la superficie de las cosas por si te gusta lo que hay debajo, estás cagado de miedo.
10 septiembre 2009 | 11:28
es lo que tenemos las feas que sabemos q con el fisico no ganamos, yo siempre he dicho que me los he llevado por mi forma de ser.Entiendo que fisicamente a primera vista no te llame, pero lo que no me parece bien es que si has «perdido tanto tiempo en ver que su interior es la leche no hayas encontrado ABSOLUTAMENTE NADA que te guste por fuera…Sigue buscando un 90% de exterior y tendras lo que mereces tio, lo siento pero es asi.No crees que eres demasiado superficial????????NO LA LLAMES , HAZLE UN FAVOR, QUIZAS ELLA NO TE MERECE A TI… NO CREES?
10 septiembre 2009 | 12:14
si que pisamos fuertes las «Patricias» tocaya estoy contigo
10 septiembre 2009 | 16:39
El físico es importante, que no te vendan motos porque en una relación algo de atracción tiene que haber.
10 septiembre 2009 | 20:11
Raichel, algo por supuesto pero no todo, y cuando teatrae su forma de ser que no veas abolutamente nad por fuera… a simple vista lo entindo q llama mas el fisico pero cuando una persona te engancha por su forma se de ser es porque has estado mas de 10 min tiempo que tb sirve para ver algo por fuera algo…
10 septiembre 2009 | 20:57
Querido vecino no hay dos sin tres…… que pierdes? me las piro vampiro
12 septiembre 2009 | 18:52
Todas somos un poco Elenas al lado de Beatriz… que difícil lo pones.
15 septiembre 2009 | 02:17
un consejo: no juegues con ella. si no te gusta no la llames. no juegues con las chicas sensibles, porque se rompen.adoro este blog, me encanta lo que escribes, lo descubri ayer y ya estoy buscando como loca tu libro… espero coger pronto tu taxi por madrid, un besazo
15 septiembre 2009 | 03:26
Y QUÉ PUÑETAS HAY DE MALO EN LAS CHICAS CON LABIOS FINOS Y CADERAS ANCHAS??????Habló el adonis joderrrrrrrrrrrMe lo tomé a lo personal, que me perdonen…Simpul, sigue asi.
15 septiembre 2009 | 12:23
Eh, ahí la mayor putada amigo, la belleza que atrae raramente es la que enamora y viceversa
15 septiembre 2009 | 19:14
Me has recordado algo. Un instante mágico. Todavía no me lo he sacado de dentro. Y habíamos fumado. Fue idea mía. Detenernos en el Camino para conocernos. Yo iba a irme, media hora antes. Me tiraba su físico, mucho pero no su actitud. Alguna que le había descubierto. Y abandonamos Viana casi a las carreras. En fin, que estábamos allí y aquello era un lugar entre pues lo que te digo, Viana, la última población de Navarra y Logroño. Escenario mágico. Y él me dice: Me gustan tus ojos tristes de gata… Ladraban unos perros. Luego, después del Camino me dirá que los perros querían advertirle pero ya su corazón… Es como al revés de lo que cuentas tú. Lo sé, y hoy, después de todo, no lo escribo. Prefiero seguir leyendo lo que he dejado pendiente. Besos 😉
19 septiembre 2009 | 16:54