Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

Los ojos y las cosas que se tocan

Una usuaria con rastas y piercings y pendientes dilatados me habla de su reciente viaje a la India. De la miseria. De la nada absoluta.

Me habla de esos niños que, por no tener, no tienen ni maldad; de sus ojos descalzos y sus pies desnudos (o viceversa, no recuerdo). De sus miradas penetrantes y, en definitiva, de una felicidad desconocida para cualquier mentalidad occidental (o accidental, no recuerdo).

Destaco dos frases suyas:

«Allí no conocen la envidia porque nadie tiene nada»

«Las miradas de aquellos niños radiaban una felicidad que jamás he visto en ningún niño de aquí»

Esto último lo dice mientras permanecemos a la espera cromática de un semáforo cualquiera de Occidente. A nuestra derecha, un prepúber de atrezzo berrea lágrimas de Lacoste mientras le señala a su madre el avión ultrasónico de un escaparate.

Y sus palabras enfrentadas a los ojos borrosos de aquel niño de la tienda de jugetes me llevan a pensar en lo que tengo y en lo que soy:

¿Soy lo que tengo?

¿Tengo lo que soy?

¿Si no tuviera lo que tengo, dejaría de ser lo que soy?

¿Busco, acaso, la esencia de mi felicidad entre los pasillos estanteriles del IKEA?

101 comentarios

  1. Dice ser Ivonne

    Las últimas líneas, especialmente el comentario sobre IKEA, me han recordado a la película «El club de la lucha». No sé si alguien ya lo habrá mencionado por aquí, confieso que no me he leído los 100 mensajes, [¡100 mensajes!] que te han dejado. Pero, si no la has visto ya, te la recomiendo. Me da la impresión de que te gustaría, (y no digo en absoluto que te conozca, mucho menos para saber lo que «te gustaría» y lo que no). Pero me da la impresión. Y es una película digna de recomendar, ya sabes, de esas con las que siempre quedas bien.

    15 noviembre 2008 | 18:24

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