Somos sociables aunque la sociedad nos destruya lentamente. En grupo actuamos de un modo que no suele corresponder con nuestra auténtica forma de ser; por eso los débiles tienden a agruparse en torno a sus iguales para unir fuerzas y, ya de paso, liar la de Dios.
Léanse como claros ejemplos la kale borroka (como antesala de E.T.A.), o esos que se hacen llamar neonazis, o incluso la recién destapada trama de corrupción y extorsión policial en Coslada.
También, aunque a otro nivel, lo puedo comprobar en mi propio taxi, cada vez que llevo en manada a tres o cuatro tipos duros que hacen comentarios de tipos duros hasta que se baja uno, y luego otro, y otro, y otro, y acabo conduciendo a solas con el último, y hablo con él. Entonces comprendo que el más duro del grupo en realidad es el más blando de su casa.
De hecho, y descartando al colectivo gay, no conozco grupo alguno que finja ser más débil de lo que realmente representa en soledad. Y esto dice mucho en contra de nuestro concepto de sociedad.
Reflexionemos, pues.
Lo que me ha producido asco es ver las concentraciones en el pueblo de Legutiano de solo una docena de personas, o en Mondragón donde la docena de personas –incluidos concejales– contrastaba con la gente tomando el aperitivo sentada en las terrazas que no se molesto ni siquiera en ponerse en pie. No sé sí sí llamarles duros o blandos, pero esa sensación la he sentido en los pequeños pueblos de Guipuzcua.
15 mayo 2008 | 23:21
«liar la de Dios.» tú lo has dicho!Vaya tela…un poco de cordura!
15 mayo 2008 | 23:45
Es tristisima la sociedad que nos ha tocado vivir… Una pena.Besos.Muám
16 mayo 2008 | 12:12
No deberíamos fingir nunca, ni hacernos pasar por lo que no somos. Parece que nos avergonzáramos de nosotros mismos, cuando lo único que debe darnos vergüenza es aquello malo que hayamos podido hacer a los demás.
21 mayo 2008 | 13:59