Nunca se había montado en mi taxi un tipo tan normal. Su rostro era normal, su peinado era normal, sus gafas eran normales, su camisa era normal, su pantalón, su reloj y sus uñas eran normales. Me indicó su destino usando un tono de voz de lo más convencional. Un destino, por otra parte, bastante típico…
Luego mantuvimos una conversación de lo más normal. Sobre el tráfico, el tiempo y todo eso. A intervalos, el hombre miraba a través de su ventanilla con una expresión neutra, que no me decía nada.
Antes de bajarse, con el taxímetro marcando 4,85€, me tendió un billete de 5 € y me hizo una seña (la típica seña de mano extendida) para que me quedara con el cambio.
– El clásico redondeo – pensé.
Momentos después de perderle de vista me di cuenta que, en una ciudad como Madrid, conocer a alguien tan normal resultaba, cuanto menos, extraordinario. Se podría decir que su normalidad lo delató. Era tan normal que merecía la pena hacer de él una mención especial. Una estatua en cualquier plaza, o un post, o lo que sea.
Mi taxi es como la energía: Ni se crea, ni se destruye; solamente se transforma. No se crea porque es agnóstico. No se destruye porque está asegurado a todo riesgo. Y, sin embargo, se transforma en cada trayecto, con cada usuario. Porque en mi taxi siempre pasa algo. Ningún día es igual que el anterior, así como ningún usuario se parece a cualquier otro. Cada cual se dirige a un punto distinto, de su oficina al bar de copas, del hotel donde se hospeda al tanatorio municipal o del burdel a la Iglesia. Y todos me hablan en un tono distinto, y su piel desprende un olor distinto, y su destino demuestra una historia distinta. Como piezas de un puzzle urbano difíciles de encajar.
En este mundo están pasando cosas increíbles. Detalles que, si no prestamos la suficiente atención, acabarán pasando inadvertidos. Si quieres sacarle el mayor provecho a esta vida, te recomiendo que cojas un taxi, bajes la ventanilla y abras bien los ojos, los oídos, la nariz. Te recomiendo que saques la lengua y extiendas los dedos para tocarlo y besarlo todo.
La normalidad y la anormalidad está en los sentidos del que mira y del que es mirado, es así de relativa…Por ejemplo, para esta persona el invadir este blog con sus mensajes debe ser bastante normal, pero y para nosotros? ahí lo tenéis… :SQue digo yo… no es algo poco normal poner mensajes dirigidos al ezcritor y a su novia en el blog de simpulso?? no entiendo nada…
18 octubre 2007 | 21:05
Pregunta simpulso nº 87.623: ¿Por qué todos los aspirantes a enfermos mentales tienen que demostrarlo tocando los webs a los demás?¿Por qué nadie se presenta a las oposiciones para el título de «Enfermo Mental» desde la intimidad de su puto cuarto de baño?Trabajo me dan, Diossss…
18 octubre 2007 | 21:37
el mundo seria demasiado normal sin Beta..’.. so what are these barriers that keep people from reaching anywhere near their real potential ? The answer to that can be found in another question: Which is the most universal human characteristic? Fear.. or laziness? ‘
19 octubre 2007 | 01:18
Loneliness has followed me my whole life. Everywhere. In bars, in cars, sidewalks, stores, everywhere. There’s no escape. I’m God’s lonely man.And that´s the main reason why I´ve come here to eventually stay.To have a laugh with sparkling Maite, to try to cheer Lluisa up, to chat the day away with my colleagues, the cabbies,to learn from everyone…Here, in this dark and gloomy room, waiting for my sister of mercy, my nourishing nurse to come, withan ice-cube in the palm of her hand.»Yesterday is dead and longand tomorrow’s out of sightand it’s sad to be alone.Help me make it through the night» (Kristofferson)
19 octubre 2007 | 03:10
«…el mundo seria demasiado normal sin Beta…»En muchas ocasiones, recuperar la normalidad es absolutamente conveniente. Necesario, más bien.Si se sancionase por cada estupidez pronuciada, Beta sería fusilada al amanecer.
19 octubre 2007 | 10:57
Pues ser normal, bajo mi punto de vista, es de las mejores cosas que se pueden ser. No me refiero a ser «gris», un elemento más en la masa.Cuanto más normal he sido, más me he asombrado del mundo y de la gente. Para bien en la mayoría de los casos.Y como decía Gaarder en «El mundo de Sofía», yo soy de los que gustan de asombrarse de todo. Esto no lo dice así, pero bueno, tuning filofásico :P.Gracias por oír el clamor a favor de más Experimental Taxi Club.Por cierto, a quien preguntaba por ahí por qué tantos taxistas tienen un skoda:Porque es igualito que un passat, y porque se conduce que da gusto, pero a mitad de precio. Y tal y como están las licencias de taxi, no van a ir todos con un Hummer :o.Felicidades por el blog!
20 octubre 2007 | 01:12
En mi caso te dire, que soy uno de esos tipicos tipos (valga la «repugnancia») a los que los arboles no dejan ver el bosque. Envidio a la gente como tu, que ve arte en cada rincon, que se deleita con cada soplo de aire que acaricia sus pulmones,que paladea gustoso cada bocado que le da a la vida,que disfruta hasta del tacto de la filosa funda de «ejcai» de su volante. Creo que si la cotidianidad fuese un superheroe, tu serias el gran supervillano,(recuerdas…»soy un tuerto en el reino de los ciegos»…).Cuida como oro en paño la retina que te queda, pero no dejes de ver el bosque y no dejaras nunca de ser escepcional.PD.Me doy un asco cuando me pongo metafisico…me perturbas…moolass
23 octubre 2007 | 22:53
QUe buen BLog, aca les dejo mi blog recien creado que tiene que ver con los sentidos….alteratussentidos.blogspot.comles va a gustar…saludos a todos
15 febrero 2008 | 19:26