Archivo de enero, 2023

Algunas palabras sobre Cualquier verano es un final de Ray Loriga

Ray Loriga ha vuelto. Ray Loriga nunca se fue. Ray Loriga y tú. No necesitas más. Su protagonista se mimetiza contigo, con él, con otros protagonistas de Ray Loriga. Lleva años alejado de las sustancias, al menos en sus libros. Come pescado, bebe cerveza. Ya no hay congrio y cocaína, ahora prefiere los dulces y el chocolate. Ray Loriga es un adicto al amor. Y ocupa todos los huecos que hay entre las palabras de sus libros. Loriga nunca podrá ser cursi porque para él el amor es una lata de cerveza que ya casi está terminada, tibia y, si te descuidas, con la ceniza del cigarro de alguien dentro. Editado por Alfaguara, Cualquier verano es un final de Ray Loriga.

Loriga escapó de España y solo nos recuerda de vez en cuando. Su barojiana intrascendencia formal le lleva a acunar referentes internacionales como en las novelas de Emilio Salgari o H.P. Lovecraft: con la sensación de que no sale de casa para viajar hasta Suiza. Demasiado lejos, demasiado caro. Madres que son viudas, madres que ofrecen muestras. La vida, al final, tiene más de muestras, la vida son pequeños pedazos de felicidad. Es difícil quedar saciado con esos trozos pequeños, pero, al menos, te quitan la sensación de hambre. Atiborrarse de felicidad indica que es de mala calidad. Marca blanca de felicidad.

Editores y escritores, círculos que se cierran una y otro vez. Cinta de Moebius de la vida, no hay fiestas ni cervezas, ya solo un parche que te cubre la mitad de la vida. Sabremos, conforme el libro avance, si el Loriga-Autor y el Loriga-Protagonista, son parte de esa cinta. Una pequeña colección de libros, como el tráiler de las grandes historias de la humanidad. Quedan pocos cines en España, así que también no hay muchos lugares para conseguir cometer el crimen perfecto. Capitol y la tía Aurora, la rica, como en Pío Baroja. Baroja otra vez. ¿y por qué no Cela o Delibes? No lo sé. Es Loriga el de la parálisis facial, el párpado y el ojo derecho. El protagonista o el autor. El tumor cerebral y el recuerdo. Pensar en los años de Ziggy Stardust o Enrique Bunbury en el videoclip de “La Herida” con las pinturas negras de Goya detrás. Johnny Hallyday sigue atrapado en Tokyo, esperando la música del alma, las pastillas del reload. Recuerda, caminar en el hospital y en el silencio. Llegar al final del pasillo. Dar la media vuelta. Volver a empezar. Es el purgatorio con batas blancas y azules.

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Què passaria si el seu marit s’afiliés cada dia a un nou partit? de Pentina’t Lula

Como una ola salvaje, los viejos ritmos básicos arrasan con todo, por eso no hace más de seis temas para poder denunciar el aislamiento social. Editada Repetidor. Baterías contundentes, palabras que se mastican como si fueran cristales listos para ser usadas como metralla. El passat és un error es como se llamaba el documental que las riot grrrl barcelonés utilizaban como escupitajo en la cara o tarjeta de visita, según lo que usted desee. El sonido de teclado como si fuera un elemento de percusión recuerda a los Pegamoides cuando se marchó Carlos Berlanga y los mandos quedaron en manos de Ana Curra. C.O.N.Y tiene ese sabor a una cinta de casete que tiene por una cara los Nikis y por otra los Decibelios. Me la grabó un vez mi primo. Hombre y español, aquí, sentado a cien kilómetros de cualquier parte, abstemio y ciego de valium. las hermanas Anna y Laia Pantinat utilizan el afterpunk más cerca de la rítmica de The Slits que de Siouxsie and the Banshees para hablar del 23 de abril y mezclar al Borbón con Heribet Barrera, el que hacía cálculos estadísticos y abogaba por la esterilización de los débiles genéticos. El dragón volverá y trae hambre atrasada. Mira, la línea se ha cortado y Lydia Lunch busca grupo de acompañamiento para un grupo tributo a Pau Riba en el final del mundo. El 11 de octubre sigue siendo el Xanadú, fuego y hiedras venenosas, hay algo de hipnotismo salvaje en esta mutación catalana de las Hornadas Irritantes que hace que hasta un españolazo como yo entre en trance bailable. Nancy de los Zoquillos, Último resorte con letras de Ana María Moix…corte sin confección.

Aquí se puede comprar y escuchar

Algunas palabras sobre Circular 22 de Vicente Luis Mora (2022)

«Un hombre perdido en el tiempo/solo caminando entre los muertos/¿Dónde nos encontramos ahora? /20000 personas cruzan los dedos/mientras haya sol/mientras haya lluvia/mientras haya fuego/mientras esté yo/mientras estés tú» canta David Bowie en una parte de su testamento, en la canción de Where are we now? Es Berlín, pero podría ser cualquier ciudad construida a base de recuerdos, con un futuro borroso, una ciudad que se alimenta de sí misma hasta que, con hambre atrasada, sorbe lo que le ofrecen sus despistados habitantes. La tercera revisión, la tercera mutación, 2003, 2007 y 2022. Urbes que son como monstruos mutantes, dibujadas en los ochenta por Jack Kirby y John Byrne. Circular 22 de Vicente Luis Mora editado por Galaxia Gutenberg, camina, lobito, no me encuentro ni un alma cuando camino por sus calles, incluyendo a las dos personas que sacan la basura. Circular 22 construida a base de fantasmas y escritores. No hay mucha diferencia entre unos y otros, ambas están atrapados en lugares abandonados. Edificios o historias inacabadas. Madrid es una ciudad de suelos usados, de calles gastadas: ¿Cómo habrá cambiado mi propia ciudad, hace un lustro que me marché? Mala memoria la tuya, Octavio, ni un tiempo de bolero te vale para marcar el ritmo… un lustro dice. Ya vas por una década. Peter Handke cambió Soria por Berlín. Pregunto a Mariano Peyrou o a Martín López Rodríguez-Gaona. Uno feliz entre las ruinas y otro ballenero en la búsqueda de la treintena perdida.

Los collages son de Rosina Abós y la mixtape con canciones para acompañar la lectura puedes escucharla aquí. Lee el resto de la entrada »

Algunas palabras sobre Persecución y asesinato del rey de los ratones representada por el coro de las cloacas bajo la dirección de un escritor fracasado de A.G.Porta

Los cuentos de Navidad postmodernos se encuentran, de vez en cuando, con el bloqueo del escritor y acaban convirtiendo Madrid en Dublín mientras Porta sobrevive en Barcelona, esquivando a su mujer y soñando con las múltiples vías que le abren los senderos que se bifurcan en el soleado living de su piso. ¿Crees que Porta sabe quién es Gustavo Cerati? ¿Y Charly García? Recuerdo aquella canción de Sui Generis que Charly recuperó para sus directos salvajes de comienzo de siglo. Aquí pueden hacerse con el libro editado por Acantilado.

Era algo tan killer que nadie sabía muy bien si la salida también venía incluida con la entrada. Se llamaba Tribulaciones, Lamentos y Ocaso de Un Tonto Rey Imaginario, O No y correspondía al día en el que le nombraron Rey de la Papa en el Palacio de la Papa Frita. Octavio, perdona, ¿cuándo vas a empezar la reseña? ¿Por qué no le preguntan lo mismo a Antoni García Porta?

Construir un Scrooge sacado de otra dimensión, montado en un coche, ofreciendo sustancias a Carmen Martín Gaite, su limusina todavía lleva reproductor de deuvedés y parado en el semáforo, camino de casa, espera la llegada de los fantasmas. Espera a Bill Murray para que le enseñe a cortar con gusto su puro. Ven, Antoni, en el primer piso del Motel está alojado Enrique Vila-Matas, una habitación en Montevideo, Montevideo entero es para él, junto al Río de la Plata la Navidad se celebra en bañador y Papa Noel pasa calor con su traje mientras los pibes se suben en sus rodillas.

«De tres en tres, de cinco en cinco, también Miguel Delibes, segundo piso, puerta 22, junto a la de su adepto Umbral, Delibes le pide a Paco que se detenga, que tome aire,no puede escribir tanto. Envidia de Porta que sueña con mil cuentos que se terminan solos y no entiende que los cuentos de Umbral, millones de cuentos de Umbral, nunca terminaban, pero él los vendía igual. Un bocadillo con relleno frío, un bikini sin tostar. Me niego a hablar de Andersen o Perrault. Todas las versiones truchas de sus cuentos en los estantes de los bazares chinos, con dibujos hechos por encargo a coreanos que han fallado en los exámenes de acceso a la Universidad de Seúl y nunca podrán dedicarse al Manga. Antes había cintas de gasolinera, con las voces impostadas de gente anónima que imitaba a Manolo Escolar o Raphael en sus recopilaciones de villancicos. Todo trucho, todo mentira».

Dile a Philip K. Dick que llevo años invitándole al Motel. Que le espera Emmanuel Carrère con un bote de bencedrina sin abrir, dos máquinas de escribir eléctricas y una garrafa de cinco litros de agua mineral Vittel. ¿Coca-Cola contra los Reyes Magos? Mirra y oro. No me pidas que elija. 2666-466 son 2400 resultados o detectives o las páginas que quedan por escribir de Cant de Dèdalus anunciant fi.

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El ataque suave de 107 Faunos (2020)

No me digan que ha pasado mucho tiempo desde que Primavera Label publicó este LP. Sigue siendo maravilloso. Atemporal y nutritivo. En Motel Margot no miramos la edad, solo disfrutamos. Y con 107 faunos se disfruta mucho. Volvemos a ese momento en el que el rock porteño agonizaba, que la tragedia de Cromañón había dejado tocado a los rolingas, no era punk, era evitar el sonido narcótico de la menta y los vampiros. Habían llegado 107 Faunos. Eran de La Plata, como los Redondos y como la Cofradía y, sobre todo, como Estelares. Esas guitarras de medio tiempo, la ruta, el arrollo, la melancolía de los que miran al otro lado. El fantasma de Federico Moura, las cuatro cuerdas de Bochatón en la revista “Pelo”

luego hablaremos más. Escuchas “La antepenúltima tecnología” con los fragmentos del ninja que fui, con los sintetizadores recién levantados y las guitarras perezosas y te das cuenta de que “Se siente así” es una epopeya sencilla de lo que hay más allá del Gran Buenos Aires, otra Argentina es posible, más cerca del indie español, aunque juguemos con ventaja al saber la complicidad que existe entre los platenses y los Planetas.

Es la voz de Mora Sánchez la que eleva la felicidad sobre la distorsión. 107 faunos y sus seguidillas, 107 faunos y Jota haciendo canciones de Zulueta, 107 faunos y El mató a un policía motorizado. Me siento perdido, ya no sé qué fue de Spinetta, pero sí qué fue del más amable Lou Reed, con los arpegios de “El año pasado”, ese sonido en el que ella dice, cualquiera que sea su nombre. Saco mis vinilos de La patrulla espacial y decido montar una excursión en busca de Bilardo, cuando salió campeón, en “Pterodáctilo Plano”. Los 107 Faunos tiene esencias de dreampop, de teletienda, habitaciones de las que no sale nunca, elevándose buscando santos que pintar, “Geometry Dash” suena a plata fumada a dúo.

Es hora de sacar el bajo a la calle, ponernos en marcha con “El baile del fantasma”, con percusión de bailanta y teclado sencillito, algo para abrir boca, casi tropical. Darse el gusto para “Cosechar de madrugada” con unas guitarras acústicas limpias, con un costumbrismo de manual, alejado de la nocturnidad tóxica del rock. Terminamos con “Cuando la fantasía se acabe”, con algunos toques de orientalismo (todo x 2pesos), batería contundente, un poco de humo sobre el aburrimiento, cierre para comprar una máscara que me haga ser una persona diferente. Tienen 107 faunos algo que les permite estar junto a Skay y también junto a Florent, entre Moretti y Antonio Luque. Cuando ya no quede más Charly, alguien tendrá que darnos de comer.

Cómo extraño a Rosario Blefari.

Algunas palabras sobre En la cresta de la nueva ola de Ramón de España (2022)

Barcelona brumosa. Barcelona de ginebra y licors, un póster de Pau Riba y otro de Deborah Harry. Ramón de España provoca al Tibidabo y controla sus instintos en el Turó Park. El espacio justo entre una dictadura y otra le permite escribir un manual de malas maneras, de destrucción del sistema desde dentro. Se llama “En la cresta de la nueva ola” y apareció por primera vez en 1981. Ya sonaban Tequila pero Santiago Auserón se engominaba para cada actuación según le indicaba Herminio Molero. En Barcelona Sabino Méndez estaba más preocupado por meterse con Ángel Casas en los comix (con equis, sí) y en vender fanzines para pagarse el costo que en escribir canciones para el larguirucho y anfetamínico pajarillo del Clot. Ocaña y Nazario, Federico a punto de cojear y, entre todos, Vila-Matas cambiando relatos inacabados por unas albóndigas de tasca y todo el vino que pudiera beber. En 2022 la revista Efe Eme realiza una labor pedagógica-social reeditando el manuscrito en su sarcástica forma original. Tengan cuidado al abrirlo, es pura sosa caústica entre las manos lo que manejan. Lee el resto de la entrada »

Las canciones de ARDE de Arde (2022)

Un disco, el de debut en solitario de Isaac Mangas, es un destilado de lo mejor de las décadas claves del siglo pasado, tratado con los movimientos independientes que saciaron la sed de extravagancia en los albores del final. ARDE abre con El mar, unos arreglos entre Joaquín Torres y Scott Walker que nos llevan a recuperar la fe en lo orgánico, en la realidad que se toca, en los instrumentos de nombres ignotos. Después seguimos en terreno acuático, esta vez, mirando al cielo, hasta que llega La tormenta y hay ciertas inflexiones que nos recuerdan a una mezcla entre las melodías psicóticas del primer Niño Gusano con los hilos de seda, todo como en una santa compaña de Fantasmas de ojos azules.

Los hermanos Baptista&Dias son la lava que derrite el alma tropicalista que todos los que pensamos en quemar el mundo anglosajón vendimos al dios Jorge Benjor y Bossa de gata es uno de esos latigazos, con sus sintetizadores de agua de canilla y sus chisporroteos de ácido de jaguar. Los jinetes cabalgan en el cielo, Himno a la clase media, algo de crítica social, pereza y solidaridad, rock con algo de plata. Porque si quieres cantar bien en castellano tienes que ir desde Palermo Bagdad hasta Avellaneda o pasar por Cuenca, donde están los almacenes de los sonidos de nuestro país. Allí donde Kiev cuando nieva conoció a Los Corazones Automáticos, la parte más bucólica se hace presente.

Unos metales ácidos, los bajos de Stones Roses que tocaba la banda de Peret en Xavi, eso es Arde, sonido discoteca, desde Fleming a Santiesteban para dejar que los ángeles se encuentren al demonio, a la carne, a Fernando Arbex haciéndonos elegir entre Camilo Sesto y Barrabás. Volvemos al final de la década, la que ustedes quieran, pandereta mediante, un buen órgano hammond y en la zona donde el horóscopo se esconde bajo las cortas faldas de las muchachas, nos llega Choque, un poco del Ángel Stanich más retro, como si ahora le diera a los Tachenko por escribir un disco de retorno a Andrés Do Barro con producción de Paco Loco.

«Octavio, Do Barro lleva muerto desde hace treinta años. Sí, y la música desde que murió Sergio Algora también. Una de las mejores cosas que se puede decir es que a Sergio le hubiera encantado este disco».

Con la sección rítmica de Vergüenza y las guitarras-sitar- Gualberto con la que se despide en Mejor soñar. Hacía años que no escuchaba algo tan evocadora y bien grabado, como encontrar un single de Mirinda y probar a ojos cerrados una sustancia en infusión. ¿Por qué no cocinamos más veces este pastel, Alicia?

Todos tenemos una historia: Perico Fernández (y José M. Gala)

Cada uno tiene su propia historia. Casi todos la quieren recordar y muy pocos se atreven a contarla. Una noche de septiembre me llegó un correo electrónico de José M. Gala, un escritor madrileño que estaba preparando un libro sobre la rivalidad entre Perico Fernández y Muangsurin. José M. Gala quería centrarse en las dos peleas que el campeón aragonés disputó con el tailandés. José M. Gala publicó aquel libro y yo escribí en el suplemento Artes&Letras una versión recortada de todo lo que me había venido a la cabeza leyendo aquel manuscrito. Cada uno tiene su propia historia. Muchas veces estás llena de canciones. Por si alguien quiere escucharlas aquí dejo la mixtape preparada para la ocasión.

Todos tenemos una historia y la mía comienza el 10 de agosto de 2009. Lo recuerdo porque era el cumpleaños de mi padre y de su hermano gemelo, mi tío Octavio. Nos estábamos sentando a la mesa del restaurante y mi tío dijo: <<Está fuera el campeón, he visto en la entrada a Perico Fernández>>. Después de la comida me acerqué a Perico para que me firmara un autógrafo. Perico se hizo unas fotos conmigo y luego me llevó otro bar para enseñarme sus pinturas y tratar de venderme alguna. Yo no tenía dinero para pagarle lo poco que pedía. El que sí que le compraba muchos cuadros era el escritor y editor David Giménez. David fue uno de los que cuidaron hasta el final a Perico. Lo acompañó en el Festival de Periferias de 2011 en la charla “Pedro Fernández y compañía hablan de Perico Fernández”. En la mesa, junto a Luis Lles, el organizador de aquella edición dedicada a los Outsiders, estaba el rapsoda y director de El Silbo Vulnerado, Luis Felipe Alegre. Un paquete de tabaco y un poco de cariño. Lo que le podía ofrecer un mundo, el de Perico, que llevaba años agotándose. Lee el resto de la entrada »

Algunas palabras sobre Un mapa cómo de Sara Herrera Peralta

Dime que en cuatro partes vas a atrapar todo lo que hemos querido contar siempre a nuestros hijos, prometer a nuestros padres, devolver a nuestros abuelos. Poesía de ancestros, poesía de intersecciones… Sara Herrera Peralta dibuja en «Un mapa como» el camino que desemboca en un lugar desconocido pero que acaba resultando familiar. Historias no vividas, historias que son alimento de bocas cercanas. En la primera parte, La violencia en el mundo, abre con versos como » El agua pregunta por el grito» o la muerte de Ramona Domínguez Gil, muerte universal: «¿Quién sostiene una bala frente a la escuela?». De la muerte solo: «los árboles oyeron sus gritos». Me pregunto si el grito impregna la tierra como lo hace la sangre. El agua es el camino del tiempo, la naturaleza frente a la violencia, como un recuerdo frente a una pesadilla. Casamentera infalible entre el tiempo y el olvido, la poesía de Sara busca evitar el horror que se desliza como el agua pútrida tras una tormenta. Mujeres que son árboles. Mujeres en las que la naturaleza se reconoce: «Los vientos fuertes reconocen la fuerza de un cuerpo».

Edita La Bella Varsovia y se puede adquirir aquí.
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