Archivo de abril, 2022

Cronolector de tebeos: Días del futuro pasado de la Patrulla-X

Seguimos revisando en Motel Margot alguna de las historias que aparecen -o que no- en el magnífico compendio Marvel Grandes Cómics -100 cómics que crearon un universo-, que ha editado Penguin Random House en su sello DK. Tanto para el neófito como para el que conozca el Universo Marvel resulta una guía imprescindible y muy disfrutable. En este caso la elección sí que coincide con una de las que aparece en el volumen. Este sí que es un clásico ineludible. De nuevo tengo que agradecer a Borja Peinado su amable contribución a esta entrada, sus consejos y correcciones. Hoy recordaremos una de las grandes sagas de la dupla Claremont&Byrne: Días del futuro pasado.

Si quieren, como siempre, unas canciones para acompañar la lectura. Hay apocalipsis y oscuridad, ya se lo advierto.

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Viejas fotos de toreros antiguos de Rubén Chico Raro

Rubén Chico Raro ha transitado distintos caminos en el mundo de la música, siempre con el sello de la calidad y el buen hacer. Ha tenido momentos fronterizos, oscuros y de una abstracción bien entendida. Con esta nueva entrega por fin se presenta en solitario con siete temas costumbristas donde hay espacio para nueva ola española de toda la vida como «Las reglas del futbolín«, amor adolescente con ritmo gabinitesímo, pero también un poco de teclado sonido caño roto, en la «Chaqueta de Bambino«, macarrismo de Antonio Bartrina, echar un sorbo a su petaca te va a saber fuerte, muchacho, quizá no estés preparado para bailar en un espacio tan pequeño.

«Conforme avanza, Belmonte y yo respetamos todavía más a Rubén. Un cambio de tercio para ponerse a tono, algo de pop bucólico pero mucho más cerca de las audacias de Fernando Arbex cuando se dejaba llevar por su trayecto estimulado de sustancias mientras iba a echando a distintos miembros de los Brincos. Divino y total, como Arbex (y Santiesteban)».

Un poco de El hombre gancho imitando a los Rodríguez o de los Leone imitando a los Rodríguez, pero sin saber que no había nada más punk en el bolero que Edye Gorme poniendo en su sitio a los Panchos mientras ella misma tocaba la percusión básica.

«¿Qué diferencia hay entre la copla y la canción fronteriza? ¿Y el arrabal o la portuaria? Que los guitarristas no usan pedal y el cantante toca el acordeón sin miedo al que dirán. Un bajo pastoso, voz impostada a lo Coppini cuando salía de juerga con Alberto García-Alix. Qué duro es tener una pandereta y acabar pidiéndole las gafas a Víctor Coyote. Muy macho, muy español, muy caliente, de vísceras y soberano. No monárquico, hablo del licor».

Y esa manera de cantar como cuando Corcobado se iba por Nino Bravo, un poco La puerta del amor con arreglitos que suenan a que se acerca una buena noche, una gran noche, en realidad.

Leve el viento, pero cuidado que no se nos vuele el perico, que queremos cantar, una hora, mil horas. Si aceleras un bolero acabas teniendo guitarras twang llamando a tu puerta y tienes que pedir la hora entre los arreglistas de Café Tacvba y los de Vicentico. Mira, Rubén, ese órgano me recuerda a cuando seré más mayor y tendré que darme a mí mismo El golpe final.

EL final, siete canciones, gracias por la elegancia, se llama Un cielo entero y con el acordeón suena a despedida de amigos mojados en una noche seca, mojados de licores y fermentados, con una ranchera llevada a su terreno…los ojos de Rubén, detrás de la rayban, tienen algo de incendio. Aún recuerdo lo dura que se me puso el alma cuando escuché lo que hizo con Héroe de Leyenda. Prometo que no se me volverá a pasar. Seré profeta en tu desierto.

Algunas palabras sobre El libro de todos los amores de Agustín Fernández Mallo (Seix Barral)

¿Qué es el amor? ¿y el final de los tiempos? ¿Dónde comienza lo vital y termina lo importante? ¿Se solapan ambos conceptos? En el libro de Fernández Mallo los diálogos entre los padres fundadores o los últimos restos de la humanidad -según como lo quieras identificar-, son poesía pura, fina, lúbrica… como las definiciones del amor, funcionan en dos niveles junto a la narración pura, aséptica, alucinada como lo son las narrativas que frisan la ciencia ficción. Los diálogos me recuerdan a momentos más íntimos del teatro pánico, a los Fando y Lis de Fernando Arrabal o los reyes encerrados en sus cubos de Final de Partida de Samuel Beckett. Cuando la entropía avisa de que ha llegado el final de los tiempos y quizá no te has dado cuenta todavía. La cotidianidad, lo común y lo ordinario se resisten a ser copiados en la ficción, como buen describe el autor, incluso en las películas solo lo extremo no parece acartonado.

Algunas canciones que sonaban en mi cabeza mientras leía y escribía sobre el libro: mixtape Fernández Mallo enamorado

En las definiciones de amor aparece durante un instante la frase. Esa luz nunca se apagará. No quiero ser evidente. Porque yo estuve hace veinte años cuando Agustín definió el Amor Smiths y lo hizo con esta canción:


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Intuición de Fajardo (Repetidor, 2021)

Cuando uno debería estar preparando el listado de los mejores discos del año me encuentro retomando la escucha de una de esas producciones que se me habían quedado por el camino, uno de esos discos que tiene magia de frontera, intensidad autóctona y letras sugerentes y que, por razones ignotas y corruptas, se habían quedado en un pequeño limbo. Repetidor sigue cocinando buenas propuestas, con el eclecticismo por bandera, con un catálogo que se sostiene siempre por la personalidad de sus intérpretes y compositores. Intuición, el nuevo disco de Fajardo, son ocho temas de sonoridad orgánica, de lamento preciso, que satisfacen distintos apetitos, todos exigentes, todos con gustos libertinos, casi tabernarios.

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Algunas palabras sobre Bajar es lo peor de Mariana Enríquez (Anagrama,2022)

Se edita por primera en España la primera novela de Mariana Enriquez, uno de esos fenómenos inesperados de las letras hispánicas, que ha revolucionado a los lectores españoles -y de todo el mundo-, con sus cuentos de terror gótico contemporáneo (Los peligros de fumar en la cama y Las cosas que perdimos en el fuego, ambas editadas también por Anagrama en España) y su mastodóntica novela-río, salvaje y afónica, con suficientes gritos en la oscuridad que parece un agujero negro que captura cualquier sonido, Nuestra parte de la noche, Premio Herralde de novela en 2019, traducido a distintos idiomas y que es un viaje a lo más profundo de la noche del interior de la Argentina, aquella que se acerca a la confusión de las fronteras, al animismo pagano y la sapiencia vieja de los cultos primigenios.

Esta primera novela, Bajar es lo peor, aparecida en las estanterías argentinas a mediados de los noventa, es una historia de iniciación, sórdida y vampírica, tóxica y romántica, pero donde ya se empiezan a intuir algunas de las malas semillas con las que Mariana irá sembrando su literatura en sus siguientes entregas como autora. Eran los noventa. Vengan conmigo a recordar algunas de sus mejores pesadillas, por favor.

Para la lectura, como siempre, hemos preparado una sesión-mixtape (escuchen) Lee el resto de la entrada »

Jan Juc Moon de XAVIER RUDD (Universal Music, 2022)

El disco comienza con una oración-recitado, luego unos sintetizadores que parecen ser una versión de una ópera rock cristina, con psicodelia sintetizada y pesadas bases de dancehall, los sonidos burbujean desde ignotas máquinas mientras pájaros imposibles revolotean alterando los campos magnéticos de los arreglos. Y más espíritus cocinando el tema, una manera de realizar una declaración de intenciones, aún a sabiendas que tras I´m a eagle, la cosa irá adelgazando. Un personaje curioso Xavier Rudd, Jac Juc Moc, el segundo tema de su LP es un simple arpegio de acústica y una voz angelical mientras en el fondo se escuchar el sonido amplificado de un corazón, hasta que las programaciones entran y dan calor a la melodía, percusiones que recuerdan a las manos que aplauden a la espera de la tormenta. Esperando a los ángeles con sus mixtapes favoritas, las canciones que esperan tras un largo viaje. En Stoney Creek el comienzo vuelve a ser esquemático, como en una de esas canciones de los cantautores de los setenta, con el nylon que de pronto se convierte en un ladrido y aumenta el ritmo de la canción hasta acercarse a la brillantes tropical de un Devendra Banhart contenido.

«La distancia entre Brasil y Australia depende de la conexión wifi. Mira a los árboles, allí encuentras los lanzadores de frutas que quieren dejar de ser prisioneros sin prisión. Una divinidad sagrada, un piano que acompasa la manera que tiene de llevar el volcán hasta sus fieles, nuestro compositor e intérprete oscurece su voz para probar la fe, acompañarle hasta lo profundo de la cueva, allí encontrarás cobijo pero ni rastro de baile, solo los sedientos beberán de mis láminas».

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Algunas palabras sobre Todos los museos son novelas de ciencia ficción de Jorge Carrión (Galaxia Gutenberg)

No me pregunten el porqué. Salieron cinco bolas de setenta y cuatro temas y yo elegí el tema de grafos. Estuve escribiendo tres horas sin parar. Hablé de Alan Turing y Howard Philip Lovecraft. No aprobé. Esperé cuatro años más. Un parpadeo. Esa vez me tocó elaborar ocho carillas sobre los axiomas de la geometría clásica griega. Los Elementos de Euclides.

Unas canciones para escuchar mientras leen el texto

Pensaba en 2010, en mi primera prueba, que coincidía con el año del contacto según Asimov, en mi padre llevándome al cine del pasaje Caracol a ver la película, en el año 1984. El año de Orwell. Aquella mujer que bebía agua de un bote de plástico blanco a través de una pajita del mismo color. Volver allí. Saludarme a mí mismo, guiñar mi ojo izquierdo y devolver el guiño con mi ojo derecho.

«Hoy leo este libro de Jorge Carrión, Todos los museos son novelas de ciencia ficción puede que sea ahora mismo, en manos de otras personas, un libro sagrado, una visión puesta por escrito sobre la que se construye el fractal del nuevo Testamento. O se utilice en escuelas de Bellas Artes como demiurgo literario entre la plasticidad analógica y las interfaces animadas de las luces de neón».

Pero estamos en 2022 y el piloto Pirx espera en una luna de Titán que el motor de su nave acumule suficiente vapor como para volver a la Tierra. Lee el resto de la entrada »

Esta noche toca Biela en la Lata de Bombillas (y mañana en Sidecar)

¿Qué sucede cuando nos encontramos con nosotros mismos pasados los años? ¿idealizamos o perdemos el norte? No hay mejor brújula que el punk-pop, entre Los Nikis y Carolina Durante han pasado pantalones de pinzas, Erasmus, polos y electricidad. Y siempre amor, mucho amor. Biela hace power pop en trío, de manual…quizá sea tu momento como lo fue el mío en 1998, quizá solo quieras saber que sigue habiendo olas golpeando las puertas del cielo. Escuchas TFG y sabes que puede haber cambiado los programas de estudios, pero siempre habrá alguien dispuesto a pasarte una mixtape con lo mejor de los Ramones y The Bloody Valentine como si fuera la primera vez que lo escuchas. 23, como los años, como el camino, una disposición, quedarse atrapados en la búsqueda, entre Portugal y Sevilla, subir las fotos, no revelarlas, caer en las redes y por el Tobogán. Lee el resto de la entrada »

Viejos, viajes y tumbas de The Bluegrass Lions (Autoeditado, 2022)

A la orilla del Ebro se erigen pequeños altares a la Virgen del Pantano, nadie sabe muy bien quién lo hace, pero algunos jóvenes amantes han visto a señores robustos con petos vaqueros enseñando pelambrera acompañados de otros devotos ataviados con máscaras de luchadores mexicanos. En el cercanías que lleva hasta Casetas, se entremezclan tribus que no quieren ser urbanas, armados de banjos y piezas para alambiques caseros. Gran Bob al frente, Allué Céster, Julio López, Javier Martín y Gaby Morgan son gente que lleva fuera de la ley desde que las calaveras copulaban con los diablitos en las esquinas prohibidas del oeste. Hablan de lugares al otro lado del océano que han encontrado en un atlas de la vieja escuela. Ahora los pupitres están cubiertos de polvo y los muchachos no saben qué es una birra fría ni dónde se pueden comer unas buenas migas cuando todo está cerrado. En esta segunda entrega The Bluegrass Lions, una de esas bandas que saben masticar tabaco y lanzarlo como si fuera un peligroso hueso de aceituna, recuerdan que entre Kiko Veneno y Bob Dylan no hay más que distancia que la que da unos pocos galones de sangre de ferroviario mezclado con coñac Soberano.

Bebíamos güisqui DYC y teníamos galones, Steve Earle en El viajero de Arkansas, el fantasma de Mauricio Aznar en Flor Salvaje, los Despierta McFly defendiendo a tiros su territorio en la Carretera del Moncayo y un parece esperar la armónica de Gabriel Sopeña y el violín de Jaime Lapeña en ¡Corre, corre, viejo tren!, la conversión de Javier Aquilué en Odetta al salir la luna llena en Remolinos… todo eso y la hermosa letra de Señor nos recuerdan que Roberto, Gran Bob, es un hombre polivalente, generoso, con tantas influencias que parece elegir disfraz cada vez que despierta y todos le quedan bien. Su sapiencia y generosidad le hace estar siempre acompañado de los mejores. Instrumento y mente, Gran Bob, sirve otra ronda, aunque esté lejos de ti, cuando la niebla se levanta, entre el Jiloca y el Manubles, puede ver a lo lejos las farolas de aceite de Vinos Chueca. Prometo que algún día volveré.

Si queréis comprar el disco y escuchar los anteriores pinchad aquí

Algunas palabras sobre Canción de amor definitiva de Jorge Martí (PLAZA & JANES,2022)

Pocas veces hemos podido disfrutar tanto en Motel Margot leyendo una biografía. La sinceridad que emana del texto de Jorge Martí solo pude compararse con su buen gusto a la hora de poner sus vivencias por escrito. Una notable literatura en manos de un sobresaliente letrista, asunto este, el del escritor de canciones que se vuelve narrador, que no es lo más habitual. Humor, amor, pena y esfuerzo. Un artista del vuelo sin motor, un solitario corredor de fondo, un poeta enamorado. De Valencia a mitad de ninguna parte en Noruega, pasando por México, Barcelona y, una buena parte de la aventura, parando en Zaragoza. Por favor, háganos caso y lean esta maravilla.

Como siempre hemos preparado una mixtape para que puedan acompañar la lectura, incluyendo éxitos de la banda, versiones y canciones que alimentan el texto.

Episodio cero: es el amor a primera vista, es el ILOVEYOU. Define la historia, el final es el principio, el círculo de la vida. De pronto estamos en Valencia, con el Matador Kempes, 1978 y los garajes al lado del estadio de Videla lleno de papelitos blancos. Pero Kempes, como Jorge, no se marchó a Madrid. Mira la voracidad de Jorge, niño de los ochenta, de música, chavalas y fútbol. Mira a otro campeón del mundo, uno de los que derrotaron a la naranja mecánica original, Rainer Bonhof. Jorge ve La Bola de Cristal, Kiko Veneno como Frankenstein, Jorge acabará siendo un electroduende más. Una generación marcada por Alaska y el socialismo. El Auserón más hipnótico.

1986: La mano de dios, todos tenemos tiempos para el Diego. La primera muesca de la vida siempre es la muerte. Pasado y futuro. El presente no existe. Butragueño marcando a la Dinamarca de Laudrup en Querétaro y Eloy fallando el penalty contra Bélgica. Un hermano con mixtapes y cariño para abrirle los ojos. Un hermano con aspecto a Coppini en solitario, chupa de cuero, imperdibles punk, pandereta, loro de doble altavoz y fotos de García-Álix. Y el cuello de la camisa cerrado hasta arriba, hasta que ya no quedan botones. Robar The Queen is dead: ladrones del mundo uníos. Ahora no sé qué pensará Morrissey, señor mayor paranoico que piensa que el universo le sisa. Pagar en pesetas por Alain Delon. Con sus vinilos pegados al pecho, contando las monedas. Como hizo Miqui Puig con A flúor. Jorge pronto conocerá a un hombre encantador, mago de los arpegios, se llama Pau, pero no nos adelantemos. Mescalina. Anfetamina con nombre de psicotrópico. No es lo mismo antes de la autovía mudéjar, claro. Dulces anfetas de 1987, Valencia tecnopop, Valencia electrónica, los Niños del Brasil con Enrique Bunbury en la guitarra. Es el fin del mundo como lo conocíamos. Un héroe en miniatura y hoy lo descubrimos.

BUP y COU: defensa en zona, 4-4-2, lo decía Sacchi. Jorge es un muchacho hermoso que crece fuerte y se resiste a la oscuridad. Como Batman, como Zinco publicando La Broma Asesina y El culto. No puede ser casualidad. Barraca eléctrica. Los Smiths, sí, los Smiths se han separado y en la Malvarrosa, los domingos, se mezcla Celentano con la amenaza nuclear. Y el sexo. Amor inseguro, delirio torpe. Buen saber hacer literario. No novelista como Truffaut o antimúsico como Brian Eno. Jorge se describe como un Doinel torpe, un Woody Allen guapo. Sus disfunciones sexuales se escriben con gracia y gusto. Es una manera de levantar un muro de inconsciencia. Pierde con ello, nunca mejor dicho, el pudor. La virginidad de la literatura. Semillas benignas: directo de Nirvana y Teenage Fanclub, ver la gira del Disintegration de The Cure. La selectividad, la enfermería, las decisiones en un chasquido.

Barcelona: Barcelona mutante, de Sideral y Los Sencillos, un boqueante barrio chino, la sala Sidecar, la Zeleste, Sonic Youth sonando como un disparo, los pisos de estudiantes como casas pateras al lado de Discos Revolver y la habitación pintada de rojo. Rojo chillón, manchas de destilados y fluidos. Un año en Barcelona, un capítulo, un ladrillo, un nombre para la historia.

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