La segunda entrega de las biografías de los mitos más tóxicos del panteón pop no defrauda en absoluto. César Martín salta de década en década, de expresión artística (cine, música, asesinatos rituales…) y de opciones personales con una solución de continuidad basada en el excentricismo. Documentado y subjetivo, cada texto es sugerente y nutritivo. Películas de serie Z animadas por cartón piedra, afición por la piel humana, la manera en la que Axl Rose y sus cuatreros devolvieron la actitud conquistando el barco de los piratas neorrománticos en los noventa, Dean Martin el egoísta que plantó cara a Sinatra, vodka y zumo de naranja mediante, el viejo Dino, hastiado de odiseas hepáticas busca entre las páginas la manera de superar a Steve McQueen sin tener que ponerse una chupa.
Evasión o derrota para los que intentan enfrentarse a Godzilla y sus mutaciones, al metraje reciclado, al canalillo de Elvira, al demerol y la bencedrina, a Duane soñando con su propia muerte mientras dedica un ejemplar de Performance Rockin’ the Fillmore a un fan de Humple Pie. Pienso en las figuras de acción del Planeta de los Simios, la primera vez que les puse a mis alumnos el final con la estatua enterrada en la playa y cómo se estremecieron con el beso de Charlon Heston y Ari, pienso en todos los restos de uranio enriquecido con el que desinfectaba el instrumental Egas Moriz para convertir a Frances Farmer en Becky.
La papela de Tallulah Bankhead, la de Martin Scorsese y la cualquier que pasara por las filas de Thin Lizzy. Garras escondidas bajo la ropa, Jessica Lange cantando Gods&Monster de Lana del Rey en un búnker privado donde sobreviven los últimos restos de la República de Weimar.
En ebay se venden la orina de Howard Hughes como si fuera del Señor Burns. Si te das prisa podrás pillar algún resto de uña o pelo. Una peluca de Verónica Lake para John Waters y Slash preguntando al camarero del hotel en qué lugar del mundo es mediodía para empezar con el Jack Danields.
Sigue vendiendo entradas para el concierto de la banda tributo a Jim Morrison y yo mismo sacaré a Burt Lancaster de la piscina donde flota el cuerpo de Hannah Montana.