Abecedario privado de la Movida Madrileña (segunda parte)

Seguimos con el repaso personal al abecedario de la Movida Madrileña con la inspiración del magnífico volumen de Javier Menéndez Flores Madrid sí fue una fiesta (Editorial Planeta, 2021)

Primera parte

Segunda mixtape para acompañar la lectura de este abecedario

Lovecraft H.P: el escritor de Providence fue una de las influencias literarias más importantes para los letristas de la onda fría, del siniestrismo español. La edición de sus primeras traducciones en 1970 de Alianza Editorial, bajo el mando de Rafael Llopis y Francisco Torres Oliver, alimenta las pesadillas de Bernardo Bonezzi, que hace aparecer el canto a sus primigenios en La Venganza De Tchulu de su primer LP, Extraños juegos, aunque fueron las letras de José Luis Fernández Abel con su banda Alphaville donde el autor de Nueva Inglaterra se hace hongo y musgo en la Movida: uno de sus temas más conocidos, De máscaras y enigmas mantiene la ambigüedad de la obra del autor americano y El Modelo De Pickman remite directamente a uno de sus relatos cortos, también los sonidos de temas como Stregocia o Nijinsky (El Loco) resultan ciertamente parecidas a las invocaciones de los seguidores de Dagón. No fueron los únicos, se lo aseguro.

Makoki: ¿Y los tebeos? Sin tebeos no hay movida, pero el único que se detiene y compone un tema a un icono del underground chungo español es Fernando Márquez ”El Zurdo” en una de las pocas grabaciones de Paraíso. Más allá del himno bucólico Para ti, “El Zurdo” escribe una oda punk, llena de descargas eléctricas, violencia policial y olor a tinta barata. Más cerca de Kaka de Luxe que de Paraíso, sin Makoki no hay futuro.

«Otros músicos de la época que hacían sus pinitos en las viñetas de los fanzines fueron Víctor Coyote, Sabino Méndez, Toni Marmota o el mismo Diego Vasallo de Duncan Dhu -les animo a buscar el número especial de DRO de Zona de Obras y encontrarán una de las historias más evocadoras de aquella época que he tenido el gusto de leer-. Capturamos algunos recortes para su posterior investigación».

Sabino Méndez el intocable

Neocasal: el primer LP del mejor solista de la Movida, Tino Casal. Una voz superdotada, versiones de Bowie, influencias japonesas -como hacían los piratas modernos de Marian Bold y David Sylvian-, mucho antes de que La Mode se perdiera entre el neón. Casal fue una supernova que sigue deslumbrando después de muerto.

«Compositor, arreglista y productor cuando la mayor parte de sus coetáneos hacían lo que podían con una guitarra, además bailó con Fabio McNamara, la Fanny, en el reflejo de Marte, inyectados de mistol mientras esperaban la llegada de Billy. Cuero y huevo. Y algo de harina para espolvorear la noche. Yo con Tino hasta el final».

Otra vuelta de tuerca: como en cualquier abecedario subjetivo podemos saltar en el tiempo, hurgar en el espacio y quemar algo de película sin revelar. En 1985 Eloy de la Iglesia había definido el cine “quinqui” con Navajeros y las dos entregas de El pico, además de mostrar algunas de las vergüenzas más cáusticas de la clase política de la Transición con El diputado.

«La morfina viajaba por sus tuberías básicas y le mostraba espacios que iban más allá de las sesiones dobles y los estrenos polémicos. Ese año 1985 estrena una película rodada en euskera, una adaptación de una novela de Henry James, sustituyendo la imaginería victoriana por una caserón junto al Cantábrico y con un desorientado jesuita de protagonista. Aquello fue más rompedor que cualquier escena de jeringas y abstinencia».

Una historia de fantasmas que ha tenido varias adaptaciones más. Destacamos dos: una radiofónica, en el programa “Historias” dirigido por el mítico Juanjosé Plans que se emitía pasada la medianoche de los domingos en RNE, además fue la elegida para dar comienzo a la primera temporada en enero de 1997 y, para los seguidores del terror en plataformas de pago, la segunda temporada de “The haunting” tras “La maldición de Hill House”, “La maldición de Bly Manor” está inspirada en parte por el clásico de James. Por cierto, una película de Alejandro Amenábar llena de muebles cubiertos de mantas y con una gran estrella internacional podría considerarse que “parte del mismo tronco” que “Otra vuelta de tuerca”, pero, para ello, les dejo que videen, como dirían los drugos.

Atención que parece que se estrena otra versión en breve.

Peret: fue una noche de Marzo en una fiesta del Diario Pop de Radio 3. Santiago Auserón y Manolo García, Radio Futura y El Último de la Fila, cantaban a dúo un medley entre La vida en la frontera, Insurrección y… La noche del Hawaiano de Peret.

«La rumba había sido proscrita por la oficialidad nuevaolera y solo cuando la década languidecía y las músicas del mundo asomaban su hocico mestizo se dieron cuenta de que no había nada más rockero que un ventilador, las palmas del Tío Toni y el peluquín de Peret, armado y paranoico, perseguido por la Iglesia de Filadelfia, de la que ya no era pastor. Todavía no había nombrado a Mario Pacheco, pero enseguida llegará, no se preocupen».

Quico Rivas: artista total, de esos que aparecen en los listados de los sagrados padres fundadores de la Movida Madrileña. Sostiene en su mano un ejemplar de City Life, donde escribe Cathy Françoise que acabará siendo mujer de Santiago Auserón, y también José María Marco, liberal hoy, por entonces ácrata o fan de los Zoquillos. Quico, el sevillano que se atrevió a decir la verdad sobre el cínico Tierno Galván, uno de los mayores aprovechados de nuestra historia política reciente, Quico que pasado de Foucault y Deleuze monta el colectivo Margen, con un poco de Doctor Feelgood como banda sonora y el situacionismo como excusa, Quico que es el que provoca la conexión entre “Los Corazones Automáticos” y Herminio Molero -y si te tengo que explicar qué significa esto último igual llevas demasiado retraso en la asignatura como para seguir leyendo el texto-, Quico que anduvo de novio con el Sosegón una temporada, que le echaron de “El país” -hito este que todo intelectual verdadero debe tener en su haber-, Quico que presentó a los Gabinete Caligari y Federico Jiménez Losantos en el bar “Cuatro Rosas” y que escribió una letra para Ana Curra que no he podido encontrar. Ah, sí, la red es una maravilla: Crimen perfecto de su LP “Volviendo a las andadas”. Quico Rivas pintor de alma pura, sevillano nacido en Cuenca y fallecido en Ronda en 2008.

Rolling Stones: una lluvia apocalíptica de verano el 7 de julio de 1982 sobre el escenario del Vicente Calderón. Naranjito mediante, entre el palco los modernos Víctor Manuel y Ana Belén y el ínclito Felipe, antes de inflarse por los años de poder omnívoro, tan aburrido como el día que estuvo viendo a Raimon. Los Stones en 1982 eran unos dinosaurios que los punks despedazaban para vender a trozos y pagarse las sustancias. Yo tengo un vinilo de los directos previos a esa gira y suenan de muerte. Plástico y electricidad, pero cuando más bajo estas en estudio más rasmia tienes sobre las tablas. No tenían ni cuarenta años y no había rockeros en España más allá de Miguel Ríos que, por aquel entonces, soñaba con ser Luis Eduardo Aute mientras hacía versiones de Fito Páez. Ese era el panorama.

Hoy Mick Jagger no se hubiera acercado ni al estadio con semejante aguacero. Entonces no tenían ni cuarenta y parecían pasados de todo. Ni preguntaron, empezaron con un clásico oscuro de los años de Brian Jones, Under my thumb. Algunas noches, cuando la cosa se ponía caliente, pinchaba la versión del Aftermath en el Bacharach y había chicas que bailaban.

Smiths, The: el 18 de mayo de 1985 en el Paseo de Camoens de la capital de España los Smiths tocaban en directo. Fiestas de San Isidro. Morrissey con sombrero y gafas de pasta, parecía un remedo de Poch disparado de anfetaminas -a pesar del veganismo y la abstinencia-, para acabar como el James Dean fibroso y ligeramente andrógino cubierto de flores y abalorios. La edición reciente de Meat is murder los llevaba por toda Europa.

Su paso por nuestro país incluye la retransmisión del concierto íntegro por el programa de Paloma Chamorro, “La edad de oro” con entrevista de pinganillo y sofás para Morrissey y Marr. En España los editaba Nuevos Medios, el sello del mítico Mario Pacheco, que amaba el flamenco y el jazz, pero que cuando elegía grupos de nueva ola extranjeros (catálogo de Rough Trade o sello de Factory, con Joy Division y New Order) y, entre la producción nacional, La Mode y, por supuesto, Golpes Bajos, quizá la banda que junto al segundo LP de la Unión, “Maldito Viento”, más cercanos se encontraban a los de Manchester.

El público de aquella época de Los Smiths estaban más cerca de la adolescencia que de consumir el alcohol de garrafón del Rockola. Algunos jóvenes, adolescentes más que habituales del Rockola, que en sus respectivas ciudades esperaban, como una especie de maná divino, la publicación mensual de los singles de los mancunianos.

«Cada canción era mejor que la anterior, cada portada más impactante. Sergio Algora en Zaragoza, Nacho Vegas en Gijón y, quizá el más adelantado, Miqui Puig en Barcelona, hacían acopio de ideas y fundamentos líricos y melódicos. Ya con la Movida muerta, los Smiths fueron la balsa a la que muchos se agarraron para seguir subsistiendo durante el final de la década y el comienzo de la siguiente».

Tenemos que esperar hasta 1999 para encontrar el disco más Smith de nuestra música, Colección de favoritas de los Sencillos.

La próxima semana tercera y última entrega.

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