Chicas mejores que otras

Imaginen la Edad de Piedra. Desde entonces me la debía Sergio Algora. Nunca esperé un regalo tan generoso que lo compensara. Era septiembre de 2003 y presentábamos el número 9 del fanzine Confesiones de Margot en la sala Morrissey de Zaragoza. Hoy la sala es un gimnasio y está cerrado. Pero hubo un tiempo en el que fue el centro neurálgico de casi todo lo que pasaba en la ciudad. Tocaron Babylon Chat con Igor Paskual echándose champán por todo el cuerpo, tocó Jarabe de Palo mucho antes de que Pau Donés se hiciera famoso con La Flaca y también Elefantes con su primer EP. Entre el público estaba Enrique Bunbury que, después de verlos, les produjo Azul.

En la sala Morrissey había electrónica los domingos y resinas muchas noches. Una vez tocó Daniel Melero, el hombre que compuso Trátame suavemente con su bandas Los Encargados en los años ochenta. Daniel Melero era argentino, tocaba los secuenciadores con un solo dedo y todo el mundo lo conocía (y lo sigue conociendo), como el Brian Eno argentino. Si alguna vez quieren saber lo que han estado perdiendo estos años échenle una escucha a Dynamo de Soda Stéreo. Septiembre de 2003 e íbamos por el noveno número del fanzine. Estaba dedicado a la Zaragoza Extraña, con artículos sobre El duende del hornillo, un recopilatorio de anécdotas sobre el campeón del mundo Perico Fernández y hasta una entrevista a un grupo que no existía, Cédric y los Esterotrónicos. Aquel número aparecía con una página en blanco. Sergio Algora me había prometido que en vez de un poema o un relato me iba a entregar un secreto más personal, una estupenda receta. El tiempo se le echó encima y aquel texto con sus ingredientes, tiempo de elaboración y emplatado nunca llegó a mis manos. Sergio vino a la fiesta y se bebió algunos whiskies con sonrisa de niño malo. La historia continúa en otra de los lugares fundamentales de la noche zaragozana de la época, la primera Lata de Bombillas.

 

 

Allí Javier Benito, que había traído a los Luna a Zaragoza en sus míticos conciertos en el Rincón de Goya, montó una noche-homenaje a los Smiths. Para la ocasión Sergio, con su banda de entonces, La Costa Brava, adaptó y cantó el texto de Some girls are bigger than others del disco The Queen is dead. Es el último tema del LP, comienza con una introducción de guitarra de Johny Marr, con esos arpegios que parecen sencillos y que cualquier instrumentista consumado te dirá que son casi imposibles de reproducir. A los pocos segundos de comenzar el tema la música baja de volumen y parece que el mundo ha tenido una bajada de tensión para volver la acústica al primer plano repitiendo en su bellísima monotonía la melodía. Batería y bajo y otra vuelta más. Y otra. Entonces los dedos de Andy Rourke le dan el aviso a la voz de Morrissey para que empiece la fábula. En octubre de 2003 La Costa Brava tocaba en el festival de Periferias en su edición dedicada a Versiones. Para la ocasión y sobre el escenario del Centro Cultural del Matadero hicieron temas de Mamá, Los Módulos o Flaming Lips. En plena vorágine creativa -ese mismo año había aparecido también Los días más largos y Déjese querer como una loca– se meten en el estudio de grabación de Zaragoza Séptimo Cielo, y en 4 días, los que van del 20 al 27 de febrero de 2004, registran temas ajenos, arreglan canciones a medio hacer y montan su tercer LP en menos de un año, Se hacen los interesantes. Al día siguiente de terminar la grabación, 28 de febrero de 2004 en la FNAC de Plaza España en Zaragoza suben a probar los temas y escuchamos por primera vez Dos Ostras y reaparece en el repertorio Chicas mejores que otras. Yo me salté una clase de un Máster en Prevención de Riesgos Laborales que estaba cursando y convencí a una chica para que se viniera conmigo. Fue lo más cerca que he estado de vivir dentro de una canción de Sergio Algora. Recuerdo a Fran con la guitarra acústica interpretando una canción que entonces me pareció perfecta: Falsos mitos sobre la piel y los cabellos. Y Sergio Algora y Dani Garuz hicieron un tema nuevo, Mi última mujer, que entonces no se llamaba así y  además, la letra, supuestamente sin terminar, contenía un demoledor verso: “Te imagino en traje de baño/sentada sobre una toalla”. Aquella canción, uno de cuyos versos dio título a un libro de Aloma Rodríguez Los idiotas prefieren la montaña tenía como origen una leyenda urbana: una noche que pinchábamos Sergio y yo en el Candy Warhol, Fernando Frisa, el dueño del garito, le contó que una vez fue a buscar a un novieta a casa de sus padres, pero se equivocó de piso y la voz que contestó y le invitó a subir le pareció una promesa mejor que la realidad que le esperaba en el otro piso. Sergio Algora improvisó una melodía con sus manos y su luz incandescente, los mejores instrumentos que poseía. Era un bar vacío una tarde de mayo y pensábamos que la botella de la vida no se iba a terminar por mucho que la apurásemos. Era un tiempo delicioso que se termina escapando como los buenos sueños al levantarte de la cama camino del trabajo. Sergio me regaló una copia de aquel disco antes de mandarlo masterizar y todavía conservo el cedé tostado con su letra de poeta modernista, con una caligrafía que contiene una historia en cada letra.

 

 

Unos meses más tarde aparecía mi primer libro de poemas, ¿Por qué no nos hicimos todo el daño de una sola vez? con la editorial Devenir y alguno de los textos hablaban de aquella tarde y de otras tardes y de aquella chica y de otras chicas que conocí con Sergio. Algunas veces Sergio y yo caminábamos por Zaragoza, comíamos en restaurantes, bebíamos en la Plaza Santa Cruz y me enseñaba un local pequeño en la calle Espoz y Mina donde iba a montar un bar para dejar su trabajo de falso oficinista. A veces se le hacía tarde y le acompañaba a los ensayos de la banda. Ensayaban poco. Siempre la misma broma, nunca perdía la gracia: “Ensayar es de cobardes”. Normalmente venía Fran desde Gijón y después las cosas se prolongaban de manera que se mezclaba la tarde con el día y uno se sentía seguro siempre que tuviera un tren listo para salir huyendo. Por cierto, la academia donde estaba haciendo aquel máster cerró hace unos meses después de décadas de historia como centro formativo.

 

 

Some girls are bigger than others no apareció nunca como single y la única edición en vinilo que uno puede encontrar es la que apareció en Alemania en versión de 7 y 12 pulgadas con la portada original del single Ask y el color cambiado. Teniendo en cuenta que There is a light that never goes out también aparecía en aquel LP y tampoco se publicó como sencillo en su momento parece estar claro que la capacidad de selección de Morrissey&Marr no era la más acertada en aquella época.

Llegó el verano y en Graus se celebraba el Meeting Pop, un delicioso festival de música independiente al que acabamos yendo invitados en mi caso como una mezcla de corresponsal de la edición aragonesa de Mondos Sonoro y vendedor de fanzines y discos en el mercadillo que se montaba siempre en el interior del recinto. Pedro Vizcaíno, de Grabaciones en el Mar, nos dejó sus discos para vender y montamos un stand en el que ofrecíamos la firma del último disco de La Costa Brava, Se hacen los interesantes, un disco y un vaso de plástico con vino Marqués de Cáceres por diez euros. Por supuesto llevamos muchas botellas de vino y ningún sacacorchos. Aquella noche también tocaron Vive la Fete un grupo de electroclash belga con una vocalista que era una mezcla entre Brigitte Bardot y Deborah Harry. Había mucho ruido aquella noche en Graus. Sergio le dedicó a mi hermana Salu Mujeres y días y en lo mejor del concierto se fue la luz. Sergio Algora y Dani Garuz se sentaron en el borde del escenario y completamente desenchufados hicieron, claro, Chicas mejores que otras. Creo que entramos en tal éxtasis colectivo que la instalación se alimentó de nosotros para que volviera la electricidad. Hay una foto en la que Sergio sostiene un vaso de plástico sobre el anverso de la mano con su camiseta de Puerto Rico y Fran lleva en la mano un rotulador indeleble y yo aparezco en el medio con veinte años menos pensando que la vida siempre iba a ser así de divertida. Volvimos esa misma noche con Mamen conduciendo y yo contándole historias para que no se quedara dormida. También le escribí algún poema a Mamen.

En la portada del single alemán aparece la actriz Yootha Joyce, conocida por su papel en la serie británica Un hombre en casa. No conocía de su existencia. Más impactante es la carnosa figura de Paul Morrissey en la portada del primer LP de los Smiths o esos jóvenes teddy boys en la del recopilatorio The World Won’t Listen. Ese fue el primer disco en vinilo que tuve de los Smiths. Una vez me lo llevé a pinchar a La Casa Magnética, uno de los pocos garitos de la ciudad donde tenían equipo para vinilos y después de una noche intensa acabé colocando un whisky con cocacola sobre la galleta del vinilo mientras sonaba Panic y al imitar el movimiento de las maracas de Morrissey el líquido se derramó y nunca volvió a sonar igual. Si te fijas con mucho, mucho cuidado en la primera película de Ray Loriga, La pistola de mi hermano, basada en su libro Caídos del cielo en la habitación del protagonista se ve de pasada la portada de The World Won’t Listen entre la ropa sucia del chico. Creo que en Zaragoza fuimos a verla al cine cinco o seis personas. Era bastante floja. Salía Viggo Mortensen antes de hacerse famoso con los anillos y las espadas. Yo quería ese tema, lo quería en la voz y con la letra de Sergio. Íbamos por el número 12 del fanzine y en ese número yo quería acompañarlo con una mixtape con canciones inéditas de grupos aragoneses. Sergio era muy vago para este tipo de cosas. Pero yo soy muy insistente. Fue en el estudio que tenía Dani Garuz en su casa de la calle Bolonia. Dani hizo las voces, la producción y las guitarras y Enrique Moreno, que era el batería, unas percusiones geniales. Dani además me regaló para el recopilatorio su revisión de Girlfriend in a coma que aparecería como Mi chica está en coma en su primer disco en solitario Dormidos en el zoo que publicaría en 2005, ya fuera de la banda.

 

 

Aquellas canciones se tostaron una a una y bajo el título de Mauricio, levántate y zamba se regalaron en la presentación del número en La Casa del Loco. Aquella noche La Costa Brava abrió el concierto, iba o venía, uno nunca está muy seguro de esas cosas. Esas canciones desnudas se escribían en cartones que aparecían debajo del sofá de una casa alquilada justo al terminar una mudanza. Momentos que guardas en cajas que olvidas cerrar o que llenas de agujeros sin darte cuenta y cuando vuelves a por ellos se han escapado y ya no queda nada. Un recuerdo, tres de las canciones favoritas de Sergio, aparte de las que grabó o tocó con sus grupos eran: Lover, lover, lover de Leonard Cohen, Oh, your pretty things de David Bowie y Escenas olvidadas de Golpes Bajos.

 

 

Sergio murió en el verano de 2008. Yo guardé aquella canción. Una vez, en la primera temporada de Comunidad Sonora, junto con Alberto Guardiola, la pinchamos al filo de la media noche. Estábamos prácticamente solos en aquellos inmensos estudios de Aragón Radio y yo quería compartir esa parte única de mi vida junto él, con todo el mundo. No sé cuántos estaban escuchando. Pasaron más de diez años y Joan F. Losilla al frente de Madmua Records ha querido recuperar el tema junto a otra rareza, el único tema que Sergio Algora grabó fuera de sus bandas, Los indios mic-mac junto al guitarrista de Glutamato Ye-Yé, Patacho Recio, en su disco Fuga de vocales. La historia de esa grabación y la noche que conocí a Patacho en un concierto homenaje a Guille Martín en la sala Oasis da para otra habitación, pero para esa todavía no tengo preparada la llave.  Disfruten de la amistad y el cariño que impregna el arte con el que Óscar Sanmartín acompaña el diseño del single.

 

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