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Matemáticas y xenofobia

La matemática posee no sólo verdad, sino belleza suprema; una belleza fría y austera, como aquella de la escultura, sin apelación a ninguna parte de nuestra naturaleza débil, sin los adornos magnificos de la pintura o la música, pero sublime y pura, y capaz de una perfección severa como sólo las mejores artes pueden presentar. El verdadero espíritu del deleite, de exaltación, el sentido de ser más grande que el hombre, que es el criterio con el cual se mide la más alta excelencia, puede ser encontrado en la matemática tan seguramente como en la poesía.

Bertrand Russell

 

Después de leer esta cita de Russell es difícil creer que algo tan sumamente bello y sublime pudiera ser usado en pro de algo tan deshumanizado como la xenofobia, pero, citando a otro grande, cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras… (Cita, por cierto,  frecuentemente atribuida al Quijote, aunque hay quién apunta que es aún más antigua).

Lamentablemente, sí.

Ahora pega aquí aquella cita célebre de Plauto sobre lobos y hombres

Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro

Tito Maccio Plauto

 

Hoy voy a compartir con vosotros  una historia donde las Matemáticas fueron usadas, lamentablemente, como herramienta para llevar acabo una purga absolutamente xenófoba.

Conocí la historia por un artículo que llegó a mis manos a través de Twitter, «Los problemas judíos», podéis encontrarlo también en SlideShare.

Lo que Tanya Khovanova nos desvela en su artículo, Los problemas judíos,  es una colección de problemas que el Departamento de Matemáticas de la Universidad Estatal de Moscú proponía a los aspirantes judíos a dicha Universidad, para evitar que éstos u otros grupos de personas indeseables accedieran a ella. Para evitar reclamaciones y/o impugnaciones al proceso, todos estos problemas tiene una solución muy sencilla pero difícil de encontrar, puesto que era necesaria una idea feliz que te condujera trivialmente a resolverlo.  Nadie podía alegar que eran ejercicios irresolubles o muy complicados…

Estos problemas son conocidos también con los intuitivos nombres de ataúdes o asesinos. Y sí,  muchos aspirantes judíos a la citada universidad tuvieron que enterrar sus aspiraciones en alguno de estos ataúdes hechos, no de madera de pino, sino perversamente construidos con Matemáticas.

Si uno intenta resolver algunos de estos problemas, puede que no le resulten tan complicados, pero hay que decir que el procedimiento para estos aspirantes era ir resolviendo un problema tras otro hasta fallar en alguno, momento en el que eran eliminados, con lo que las condiciones de contorno eran peores que las que tenemos nosotros en casa si lo intentamos por el puro gusto de resolver un reto matemático.

Por poner un ejemplo sobre uno de estos problemas ataúdes propuestos a modo de Selectividad a aquellos alumnos judíos, vemos éste:

Problema 20:

Construir (con regla y compás) un cuadrado conocidos un punto de cada uno de sus 4 lados.

Vamos a ver cómo se resuelve este problema para ver que efectivamente no es tan complicado y, de paso, por si queréis proponerlo sobre una servilleta en un restaurante mientras os sirven la comida. Pero, por favor, con ningún fin xenófobo.

Lo que tenemos como dato de entrada son 4 puntos que podemos llamar, echando mano de nuestra originalidad e imaginación, A, B, C y D, y sabemos que cada uno de ellos está sobre el lado de uno de los lados del cuadrado buscado. Se trata, por lo tanto, de dibujar, usando regla y compás, dicho cuadrado.

Para ello, primero trazamos el segmento que une los puntos A y C. 

A continuación, desde el punto B, trazamos un segmento perpendicular al segmento AC, y ponemos un punto D’ sobre ese segmento, de forma que la distancia entre B y D’ sea la misma que entre A y C. Ése nuevo punto, D’, está sobre el mismo lado del cuadrado que D, es cuestión de análisis de ángulos.

Ya tenemos la orientación de uno de los lados del cuadrado, la de la recta que pasa por D y D’. Se trata simplemente ya de dibujar la recta DD’, una paralela a ésta por B y dos perpendiculares a la misma, una por A y otra por C ….

 

Y así se obtiene el cuadrado buscado.

Hay muchos más problemas judíos, ataúdes o asesinos. Si queréis ver más os recomiendo este trabajo de Khovanova y Radul que fue el que me descubrió la existencia de los mismos.

Lo que me apena de esta historia es el hecho de que estos problemas tan bellos hayan sido cómplices de la maldad humana y lo que me inquieta es que no es una historia tan antigua, de hace poco más de 40 años. Esta página de la misma Tanya Khovanova aporta enlaces a documentos sobre este espisodio.

Sobre este mismo asunto, se ha publicado el libro You  failed your math test, Comrade Einstein: adventures y misadventures of young mathematicians en el que el matemático Ilan Vardi presenta y compara los problemas mencionados en esta entrada con los de la Olimpiada Matemática del año 2000. Incluye además un ensayo El genocidio intelectual explicando el trasfondo histórico de esta práctica llevada a cabo en la URSS en las décadas de los 70 y 80.

 Nuestra historia también tiene su heroína, Bella Abramovna Subbotovskaya, que ante esta situación de injusticia con los judíos fundó en 1978, con ayuda de otros colegas,  la Universidad del Pueblo Judío  cuyas primeras clase se impartieron en el propio apartamento de Subbotovskaya. Sus amigos la describen como fuerte, enérgica y reivindicativa, al mismo tiempo que cálida, bondadosa y optimista. Todos resaltan su enorme determinación. Bella murió, de forma extraña,  cuando sólo tenía 44 años.

George G. Szpiro, escribió en este artículo,  Bella Abramovna Subbotovskaya and the Jewish People Unniversity, esto sobre ella:

Hace exactamente hace 25 años, el 23 de septiembre de 1982, alrededor de las 11 de la noche, en una calle oscura de Moscú, se produjo un accidente. Una mujer caminaba por la acera. Acababa  de visitar a su  madre y volvía a su casa. Aquella era una calle tranquila por la que, rara vez, pasaba un vehículo a esa hora. De repente, apareció un camión a gran velocidad, atropelló a aquella mujer y se dio a la fuga. Minutos más tarde, otro coche se detuvo junto a la víctima unos instantes y también desapareció.  Apareció una ambulancia, ¿quién la llamó?, y llevó a la víctima directamente a la morgue. El funeral se celebró al día siguiente, en privado. Nadie habló, no se pronunció ningún elogio. Los asistentes al mismo sólo cuchicheaban entre ellos, observados por algunos hombres con aspecto de oficiales. Al final del funeral, todos se dispersaron en silencio.  El conductor de aquel camión que se había dado a la fuga nunca fue hallado y se cerró el caso. Aquel accidente tenía todos los ingredientes de un golpe de la KGB.

La víctima fue Bella Abramovna Subbotovskaya, una matemática de 44 años. Los días previos a su muerte había sido convocada en varias ocasiones por la KGB y sometida a interrogatorios. El crimen sobre el cuál fue interrogada fue la creación de la Universidad del Pueblo Judío

Hasta aquí lo que sé de esta historia. Otra muestra más de la estupidez humana y ese afán de etiquetar a los humanos y clasificarlos en grupos en función de criterios tan absurdos como etnias, ideologías…o incluso por sus preferencias a la hora de practicar sexo.  No concibo, posiblemente sea torpe, cómo puede etiquetarse una persona en función de su tendencia sexual. Si ya no lo entiendo cuando se le intenta etiquetar en función de su pasaporte o el color de su piel, que es el mismo 24 horas al día, ¿cómo podría hacerlo en función de algo puntual y absolutamente íntimo? En fin… A veces pienso que no somos tan inteligentes como pensamos. El caso es que este tipo de decisiones me inquieta y me producen nerviosismo y desasosiego, y me evocan, irremediablemente, historias terribles que todos conocemos sobre discriminación llenas de sufrimiento y dolor humano.