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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Tele 5 gana mayo mientras TVE se hunde

Esta vez Tele 5 ha ganado con una ventaja clara (15,4% frente a 13,0% de Antena 3) y dominando desde los primeros días del mes. Mayo ha sido el noveno mes consecutivo en que la cadena de Mediaset consigue el liderato. La 1, tercera con 9,9%, se queda de nuevo por debajo del 10% y parece estar abocada a competir más con La Sexta (7,6%) o con Cuatro (7,3%) que con las cadenas líderes de cada grupo.

Lo que está ocurriendo con la cadena pública es una pena. Los informativos se quedan ya muy lejos de los de las privadas; algunos días el Telediario 2 ni siquiera consigue situarse entre los 25 programas más vistos. El de Tele 5 arrasa por la noche (y en el promedio de todos los informativos) y Antena 3 gana claramente al mediodía.

Si a esto añadimos que el mayor seguimiento de la jornada electoral se hizo por La Sexta y no por TVE, tendremos una foto bastante buena de la situación.

Y eso que de las cinco emisiones más vistas cuatro correspondieron a La 1:

El partido Juventus-Real Madrid, la ida de la semifinal de la Champions, con 8,1 millones de espectadores.

Las votaciones del Festival de Eurovisión, con 7,1 millones.

El partido Bayern Munich- Barcelona, vuelta de la otra semifinal de la Champions, con 6,4 millones.

Y en quinto lugar la emisión del Festival de Eurovisión propiamente dicho que se quedó a unos pocos miles de los seis millones de espectadores.

Sólo encontró su hueco en el cuarto lugar de este Top 5 la final de la Copa del Rey, Athletic de Bilbao-Barcelona con 6,3 millones, emitida por Tele 5.

Tras la desaparición de la publicidad en la época de Zapatero, que la situó en una posición de financiación muy comprometida, los errores de programación del nuevo equipo (renunciar a una serie de éxito en la tarde que, rápidamente, contrató la competencia; los sucesivos intentos de rectificar, sin éxito; los cambios en la línea informativa y tantos otros) han llevado a TVE a una situación muy  compleja.

Hay momentos en que parece que tantos errores no pueden ser casuales. Y, como tener una cadena de gran audiencia que sirva de altavoz a las acciones del Gobierno en mejor que tener una con poca audiencia, la otra opción, la destrucción intencionada de todo lo público, suena muy verosímil.

El último intento de revitalizar la noche de los lunes, el debate Así de claro que presenta Buruaga, se saldó con 955.000 espectadores de media y un 6,7% de share (más de tres puntos por debajo de la exigua media de la cadena). No sé si el hecho de que dos contertulios estuvieran de acuerdo en considerar al PP como un partido socialdemócrata tendrá algo que ver con el resultado.

Antena 3 cumple 25 añitos

Si eres joven ni siquiera te podrás imaginar que hubo una época en la que no sólo no había vídeos en Internet sino que ni siquiera había Internet. Mucho menos aún que hubo un tiempo en el que si querías ver la televisión podías elegir entre TVE 1 y el UHF (lo que ahora sería La 2).

Esa situación se había roto un poco antes, cuando aparecieron las primera televisiones autonómicas, pero cuando en realidad cambió del todo la cosa fue ahora hace 25 años. El día de Navidad de 1989 empezaron las emisiones en pruebas de Antena 3 y justo un mes después, el 25 de enero, ya pudimos ver la primera programación de una televisión privada en España.

En la campaña de lanzamiento nos habían prometido monstruos y apariciones, pero en aquellos primeros momentos la impresión que daba al ver la novedad era que nos estaban ofreciendo radio televisada. Los creadores de Antena 3 TV venían de Antena 3 Radio, una cadena que en menos de diez años se había convertido en una de las grandes y que poco después llegó a superar por su audiencia al líder, la SER (que no tardó en comprarla). Eran muy buenos haciendo radio y tenían muy poco dinero para comprar programación…y eso se notaba.

Unos meses después, a principios de abril, nacía Tele 5 de la mano de Berlusconi, un experto en hacer televisión para las masas, que seguramente aún no pensaba en llegar a Primer Ministro (ni acabar condenado en los tribunales).

Tele 5 y Antena 3, o Antena 3 y Tele 5, hicieron la revolución audiovisual en España, junto con una TVE que sabía, entonces, plantarles cara. Canal + llegó a finales de aquel verano para completar el panorama, pero aquella, la de la Televisión de Pago,  ya era otra historia y, seguramente, otra revolución.

Hace 25 años se empezó a decidir hacia dónde iría la televisión, y el negocio audiovisual, en España. Los valores de aquellas dos empresas, Tele 5 y Antena 3, han marcado lo que ha sido la televisión durante muchos años y que, yo creo, nadie podíamos imaginarnos en aquel momento.

Hubo un momento en que yo podía haber trabajado en Antena 3. Manolo Idiarte, entonces Director Comercial, me llamó para hacerme una entrevista. No debí de gustarle demasiado porque no hubo una segunda reunión. Algún tiempo después coincidimos en una comida y comentó que había pensado que yo era muy caro (pero nunca me preguntó cuánto ganaba, ni cuánto aspiraba a ganar).

Unos días después de la celebración del aniversario nos sorprendió la muerte de José Manuel Lara, Presidente del Grupo Planeta y también de Antena 3. Sus dos antecesores, Manuel Martín Ferrand y Antonio Asensio también murieron. Tres grandes profesionales, tres grandes empresarios, que han marcado la interesante trayectoria de Antena 3.

El Gobierno, las cadenas de televisión y Podemos

El viernes pasado, en la tertulia en la que participé en Capital Radio, alguien preguntó si pensábamos que la publicidad volvería este año a TVE. La respuesta me salió del alma; no lo pensé demasiado y dije (minuto 27:37 a 27:50):

habrá o no habrá publicidad en TVE en función de los intereses del Gobierno y de cómo quiera presionar a las otras cadenas para que traten mejor o peor a Podemos.

Supongo que es políticamente muy incorrecto, pero me temo que yo soy así.

Pero veo que no soy el único que lo piensa.  Leo en El Confidencial un artículo en el que se habla de la pax audiovisual que estaría planteando el Gobierno en un año tan cargado de elecciones como el que vamos a vivir.

Una primera fase sería una nueva regulación sobre el espectro radioeléctrico que evitara la supresión de ocho canales más y la convocatoria de un nuevo concurso. La segunda, mantener la vuelta de la publicidad a TVE como espada de Damocles.

El Gobierno lo quiere todo. Escoró hacia la extrema derecha los informativos de TVE (lo que les ha hecho perder su liderato en audiencia…y seguir cayendo); tienen a su favor a las cadenas cabeceras de cada grupo (Tele 5 y Antena 3). Pero no les vale; necesitan también las segundas cadenas (Cuatro y La Sexta) o al menos que no alimenten al peligro en que, desde su punto de vista, se ha convertido ya Podemos.

Así que esa pelota sigue en el tejado. Y seguramente seguirá ahí.

Sin publicidad

Últimamente se habla mucho de Ello, la red social que se define como alternativa a Facebook. Sus ventajas: no va a vender los datos de sus miembros y…no va a tener publicidad. Nadie sabe aún de qué van a vivir; cómo van a financiar sus desarrollos, pagar los costosos servidores y los sueldos de sus empleados.

Tras casi tres años de calvario, Leopoldo González Echenique ha dimitido como Presidente de RTVE. La fórmula de financiación que propuso el PSOE para eliminar la publicidad de la televisión pública y que el PP ha mantenido, se ha demostrado inviable. Su sucesor tendrá que reducir la plantilla, cerrar canales, vender edificios…o negociar la vuelta de la publicidad.

Pero ningún gobierno se atreverá a decretar la vuelta de la publicidad. Mucho menos ahora, cuando por la falta de medios de TVE y por otros errores, los informativos de la televisión pública tienen menos audiencia que los de las privadas. ¿Quién se va a atrever a quitarles el caramelo cuando la creencia de que la televisión decide las elecciones está todavía muy asentada?

La publicidad no molesta; molesta su abuso. Pero la insistencia en conseguirla a precios cada vez más reducidos nos ha llevado a una saturación excesiva. Ahora a los publicitarios nos miran mal. Nos lo hemos ganado.

No hemos sabido transmitir el valor que aporta la publicidad a una sociedad que quiere tenerlo todo gratis.

Y el camino de vuelta, si existe, será muy escabroso.

 

(*) Este artículo se ha publicado este mes en la revista IPMark. Lo escribí hace algo más de un mes. Hoy, que ya tenemos nuevo Presidente de RTVE, ya sabemos que uno de los objetivos de José Antonio Sánchez es conseguir que se acepte alguna fórmula para que los ingresos por publicidad vuelvan a la Corporación. Sería bueno para todos.

Desaparece Teledeporte

Este post podría ser uno más, el cuarto, de la serie TVE lentamente hacia su desaparición, que escribí hace ahora más o menos un año. También podría ser la continuación de Desaparecen 9 canales de televisión, que escribí a primeros de mayo.

La desaparición de Teledeporte o, como se ha anunciado, su fusión con La 2 es un síntoma más de la crisis en la que se encuentra inmersa la televisión pública. Por un lado la crisis de la televisión como sistema de licencias o concesiones para uso del espectro radioeléctrico, atacado por la voracidad de las nuevas telefonías, cada vez más exigentes. Por otro el ataque sistemático hacia todo lo público que viene de la mano de los neoliberales (y sus fundaciones, sustentadas muchas veces por ese dinero público al que denigran).

La situación de TVE y de todo el grupo RTVE, que ya era difícilmente sostenible antes de la eliminación de la publicidad, se ha vuelto imposible en las actuales circunstancias. Si no se encuentra una manera lógica de financiar a la Corporación, ésta desaparecerá a corto o medio plazo. Estoy seguro de que seremos muchos los que lo lamentaremos.

La labor que hace Teledeporte, apoyando a deportes minoritarios (y casi todos lo son desde el punto de vista de la rentabilidad, medida en audiencias, para las grandes cadenas privadas) es muy importante. También la que ha hecho tradicionalmente La 2, con documentales, programas culturales y cine de calidad.

Ahora se plantea la fusión de las dos cadenas como un ahorro y una manera más de ajustar unos gastos que, con el actual sistema de financiación, son excesivos.

Otra solución, que yo apoyo aunque sé que es muy poco probable, es la vuelta de la publicidad, en determinadas condiciones, a TVE. Es también la que plantea la AEA (Asociación Española de Anunciantes) de nuevo en un reciente comunicado.

La otra, claro, es que la mayoría de los contenidos sean de pago. Beneficia a unas pocas compañías y es excluyente para la mayoría de la población, pero está muy en la línea de la ideología cada vez más dominante.

¿Es eso lo que queremos?

La abdicación del Rey y las audiencias

En estos tiempos en que todos nos enteramos de las noticias por Twitter o por Whatsapp, la televisión ya no es lo que era.

El lunes fue uno de esos días que se quedan grabados. Dentro de unos años recordaremos lo que estábamos haciendo cuando nos enteramos de que el Rey Juan Carlos abdicaba.

Yo me enteré por tradicional de boca en boca (que ahora llaman Word of Mouth). Entrábamos en una reunión en la oficina cuando Loreto, una compañera, anticipó la noticia; aún no se había producido la comparecencia de Rajoy.

TVE tampoco es ya lo que era. Hasta hace muy poco, cuando ocurría un hecho como éste la audiencia se concentraba en La 1. Las demás cadenas se quedaban sólo con las sobras e iban recuperando audiencia cuando TVE empezaba a repetir una y otra vez el mismo contenido.

Pese a que TVE realizó cerca de un centenar de conexiones en directo, el lunes la audiencia se fragmentó casi en el mismo orden y proporción que la distribución de audiencia de estos últimos meses, así que, también como viene ocurriendo estos últimos meses, el noticiario más visto fue el de Tele 5 de las 21.

Tele 5  ya ha sido líder en informativos en el mes de mayo, incluso si se considera el simulcast (la emisión simultánea entre La 1 y 24 Horas) algo que no ocurría desde hace mucho tiempo. Hay quien habla del efecto Somoano,  el nombre del actual Director de Informativos de TVE.

Ya sorprendió unos días antes al ser superada por La Sexta, en teoría una cadena menor, en la jornada de las elecciones europeas.

El informe de Barlovento Comunicación sobre las audiencias del lunes puede verse aquí

TVE: Lentamente hacia su desaparición (III)

Los lectores de este blog, que por diversas razones y contra mi voluntad tengo casi abandonado, ya saben cual es mi tesis sobre TVE. La expongo aquí en cuatro pasos:

1.- Se retira la publicidad para favorecer a los amigos de las cadenas privadas y se define un sistema de financiación complejo y, sobre todo, deficitario.

2.- Tras un inicial incremento de audiencia (al no haber publicidad no se producen las bajadas de audiencia típicas de los bloques) la audiencia cae porque la programación se deteriora al no contar con recursos para financiarla.

3.- Se declara que una audiencia tan baja no justifica el coste de la Corporación.

4.- Se pide el cierre de una institución caduca y deficitaria.

 

Ya hemos dado el segundo paso y tengo pocas dudas de que el tercero está muy próximo.

En junio la audiencia de La 1 cayó por debajo del 10% y se quedó en el 9,6%, su mínimo histórico. Podía ser un pinchazo circunstancial y el verano, cuando alguna de las privadas importantes suele levantar el pie del acelerador con la programación, era una oportunidad para salir del agujero.

Pero los datos de julio confirman el problema: a pesar de que la audiencia de Tele 5 cae, La 1 repite su mínimo del 9,6%.

Resulta curioso que la situación de TVE es peor a lo largo del día que en el prime time donde tradicionalmente se han jugado las grandes batallas y el prestigio de las cadenas. En el horario de máxima audiencia han aguantado bien en los últimos meses programas como Máster chef, Isabel o Cuéntame. Estos programas además han ganado varios premios.

Por si eso fuera poco los Telediarios, la joya de la corona, también perdieron su liderato que habían mantenido durante casi cinco años. Primero fue la segunda edición: la que presentaba Marta Jaumandreu pronto se vio superada por el Informativo de Tele 5 que presenta Pedro Piqueras, un peso pesado, ex de la casa. Durante algunos meses la distancia se fue incrementando hasta superar el medio millón de espectadores, lo que con las cifras actuales supone algo más del 20% de la audiencia. Hasta ahora la veterana Ana Blanco había conseguido mantener su baluarte de la Primera Edición, pero en los últimos tiempos incluso eso parece haberse venido abajo y muchos días se ve superada por Antena 3 Noticias 1 que, curiosamente, presenta otro ex TVE como Vicente Vallés.

Con un sistema de financiación deficitario, pese a que en principio TVE ya no puede incurrir en déficits, no es extraño que se busquen fórmulas que bordean la ilegalidad, incluyendo en el capítulo de patrocinios culturales algunos contenidos, cuando menos, dudosos. Tampoco es extraño que sus competidores, los más interesados en que se llegue al paso 4, lo denuncien.

Quienes creemos que la desaparición de TVE sería un error histórico de grandes proporciones debemos apoyar que se ponga en marcha un sistema de financiación sostenible, que incluya la vuelta de la publicidad de una manera controlada, como propone la AEA (Asociación Española de Anunciantes).

El lobby de las cadenas privadas es muy fuerte, así que no puede extrañar demasiado que el PP no esté dispuesto a rectificar un error que cometió otro partido cuando ellos eran oposición: nos dice que no está dispuesto en absoluto a la vuelta de la publicidad a TVE.

Pero rectificar es de sabios. Si el Gobierno se diera cuenta de que por contentar a dos grupos de comunicación está perjudicando a la mayor parte de las empresas que generan el empleo y la riqueza de este país, quizá cambiar de opinión.

Grecia:¡qué buena idea!

Ayer por la noche se consumó la noticia: Grecia echó el cierre a su televisión pública.

Esta podría ser la tercera parte del artículo que vengo dedicando a la desaparición de TVE. Como dice nuestro viejo refrán: cuando las barbas de tu vecino veas pelar

Para mí se trata de una verdadera tragedia griega.

También podría estar relacionado con otro post de este mismo blog: Un país gaseosa.

La fiebre ultraliberal que viven las instituciones europeas y que está dispuesta a acabar con todo lo público, ya se ha cobrado su primera víctima importante: Grecia será el primer país europeo que no tenga televisión pública ¿total para qué?

2.700 personas se quedaron ayer sin trabajo inesperadamente; eso sin contar con el trabajo indirecto que, seguro, también generaría la cadena pública.

Esta mañana, en la conferencia de GfK me he encontrado con un directivo de RTVE.

¿Estaréis preocupados con lo de ayer?, le he dicho.

Bueno, España no es Grecia, ha sido su respuesta.

Ya vimos en Chipre que se puede hacer una quita a los ahorradores sin que pase nada. En todo caso se difunde que a quienes afecta de verdad es a los inversores y especuladores rusos y santas pascuas.

Vamos a ver ahora qué ocurre cuando se cierra una televisión pública de un país de tamaño medio. Si tampoco pasa nada, o si sus competidoras privadas aplauden la noticia, el siguiente caso puede ocurrir en un país más grande.

¿Por qué no?

Si total nunca pasa nada. ¿Para qué queremos televisiones públicas si Gran Hermano 3000 o Un príncipe para Marisa ya nos lo dan las cadenas privadas?

TVE: lentamente hacia su desaparición (I)

Pronto hará cuatro años de la sorprendente decisión veraniega del Gobierno de Zapatero que, cediendo a las presiones de las cadenas privadas, eliminaba la publicidad de la televisión pública nacional. Desde entonces no han dejado de producirse noticias respecto al sistema de financiación decidido y sus resultados.

El sistema, que en teoría iba a terminar con el déficit crónico de RTVE, está muy lejos de conseguirlo. Ya hablamos de nuevo de 105 millones de euros y aún está pendiente la decisión de Bruselas sobre la tasa a las operadoras de telefonía, que podría hacer la situación aún más insostenible.

Como consecuencia de ello (y probablemente de otras decisiones) el deterioro de la audiencia es imparable. Si el primer año sin publicidad recuperó el liderazgo de audiencia gracias al mantenimiento de programaciones anteriores y a no experimentar las bajadas de audiencia de los bloques publicitarios, muy pronto se resintió, al no poder renovar los contratos más importantes.

La audiencia de los informativos, que habían sido líderes destacados durante más de tres años también atraviesa dificultades. La segunda edición de Telediario se queda casi todos los días a una distancia de más de medio millón de espectadores del informativo de Tele 5 con el que compite. Ni siquiera los días en que el Telediario precede a éxitos de audiencia como Cuéntame, Gran Reserva o Águlia Roja consigue acercarse a la audiencia del informativo de la cadena de Mediaset.

Las dificultades financieras de la Corporación ya pusieron en bandeja a Tele 5 el Campeonato Mundial de Moto GP; ahora parece que el siguiente plato que devorará la cadena de Berlusconi es el contrato de la Champions. En la situación actual la cadena pública no podrá hacer frente a la renovación del contrato.

Los anunciantes agrupados en la AEA han declarado que están dispuestos a poner sobre la mesa entre 150 y 250 millones de euros si se autoriza la vuelta de la publicidad a TVE en determinadas condiciones. El mercado publicitario se sintió muy perjudicado por la supresión al dejar fuera de su alcance a una parte considerable de la audiencia de televisión.

Mientras tanto la consultora Arthur D. Little ha publicado un informe (encargado por UTECA, la asociación de las cadenas privadas) que demuestra que si la publicidad volviera a TVE su situación económica se agravaría. Analizando los mismos datos en los que se basa la consultora yo habría llegado a la conclusión de que la eliminación de la publicidad de la cadena pública fue un error porque las cadenas privadas no supieron aprovechar la ventaja que se les regaló desde el Gobierno y siguieron bajando los precios, en un mercado con menos oferta. Pero para eso están las consultoras: ellas saben más.

¿Tenemos la investigación de audiencia que necesitamos?

Esta, la pregunta del millón, era el título de un artículo que escribí el pasado verano para el Anuario de UTECA y pasó a ser también el de la ponencia que preparé deprisa y corriendo para presentar en el Seminario de AEDEMO de televisión de la pasada semana en Zaragoza.

La investigación debe proporcionarnos un modelo de representación de la realidad tan bueno como permita el desarrollo de la tecnología en cada momento.

Cuando la televisión se veía en blanco y negro, había dos o tres canales y la audiencia era masiva y muy concentrada, teníamos el EGM y con aquellos datos, que nos llegaban tres veces al año, era suficiente para modificar las programaciones, establecer las tarifas publicitarias y negociar lo poco que se negociaba entonces.

Cuando, con el nacimiento de la televisión privada llegó una competencia más amplia y unas audiencias mucho más repartidas, teníamos el sistema de audimetría, que se había puesto en marcha tras un concurso convocado por TVE cuando aún no hacía falta de verdad. La audimetría ha hecho bien su trabajo durante más de veinte años: medía bien lo que decía que medía (la audiencia en directo, en los televisores del hogar principal) y lo que se dejaba sin medir no era muy importante para el mercado. Sólo cuando un partido de fútbol de la máxima rivalidad, uno de los llamados clásicos, se emitía en un canal de pago y una buena parte de su audiencia se producía fuera de los hogares, echábamos de menos contar con otro sistema.

Ahora la situación ha cambiado. El televisor es sólo uno de los dispositivos en que se puede ver contenido audiovisual; el hogar es sólo uno de los sitios en que se ve y el momento de la emisión es sólo uno de los momentos en que se ve. Además se pueden estar usando varios dispositivos a la vez y tener la atención repartida entre todos ellos.

Necesitamos medir la audiencia ATAWAD (any time, any where, any device): en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier dispositivo. Y eso para cada contenido: sea un programa o un anuncio.

¿Qué necesita el mercado?

Aunque creo que está respondido en los párrafos anteriores, antes de redactar mi ponencia hice una pequeña encuesta entre mis colegas de investigación de las agencias de medios y los panelistas de Vigía y Zenthinela. En unas pocas horas tenía 22 respuestas de verdaderos expertos en el sector. (También colgué una pregunta en Twitter, sin éxito). Las respuestas más citadas fueron:

Medir la audiencia en cualquier dispositivo; en cualquier lugar (también fuera del hogar); disponer de los datos en una single source; con una muestra suficiente para medir eventos minoritarios. Además sería conveniente la identificación automática de eventos (con especial hincapié en anuncios).

Otras peticiones, no tan mayoritarias son: la audiencia segundo a segundo; la audiencia diferida (más allá del VOSDAL: viewing on the same day as live); la audiencia de invitados y la audiencia en segundas residencias.

Como a todos nos gusta pedir si nos dan la oportunidad, también hubo otra serie de peticiones interesantes, pero no del todo relacionadas con la investigación de audiencia.

Lo curioso es que muchas de las peticiones ya están técnicamente resueltas; incluso en algunos casos Kantar Media, el medidor oficial de nuestro mercado, las mide (audiencia de invitados, audiencia en diferido,…) pero es el mercado el que no ha aceptado que los datos obtenidos se difundan. Otras no son complicadas: la audiencia se recoge segundo a segundo, aunque se reporta minuto a minuto, algo que tenía más sentido hace veinte años, cuando nos asustábamos del tamaño de los ficheros generados, que ahora. Y medir minuto a minuto eventos como los anuncios que duran diez o veinte segundos, no parece muy estético. Para medir la audiencia en segundas residencias basta considerarlas como otras habitaciones de la casa y enviar los datos por móvil (como se envían los del hogar principal).

Se configura así un puzzle curioso, en el que tendríamos por una parte los dispositivos cuyo contenido hay que medir (televisores tradicionales, smartTV, PCs/webTV, tablets, smartphones, videoconsolas, radios,…); por otro las variables que queremos medir (audiencia para contenido, por dispositivo, por lugar de visionado, por momento de visionado,…). Para ello existen en el mercado diversas metodologías o dispositivos de medición (PM: people meters, PPM: personal people meters; RPD: return path data; mediawatch; smartphone; Virtualmeter;…) y por último los institutos de investigación que podrían hacerlo (Kantar Media; ComScore; Ipsos; Nielsen/Arbitron; Gfk; Rentrak,…).

No siempre un instituto hace la misma oferta en todos los países y a lo largo del tiempo. No hace muchos años Kantar ofrecía una combinación de RPD y PPM; ahora viene con una solución más avanzada, Virtualmeter. Rentrak es ahora el apóstol del RPD…

El caso es que el puzzle no termina de encajar; necesita un buen lubricante.

Por otra parte, como indicaba Fernando Santiago en sus notas, no parece posible construir (y financiar) muestras suficientemente grandes para medir cross platform. La audiencia multipantalla exigirá muestras muy grandes si se quiere tener datos fiables de, al menos una parte, de la long tail.

¿Qué deberíamos hacer como mercado? Nos encontramos en una encrucijada con dos posibles salidas: ponerles las pilas a los actuales medidores Kantar y ComScore para que se adapten a las necesidades del mercado o bien, la que sería teóricamente la mejor, constituir un JIC (comité del conjunto de la industria) y convocar un concurso abierto a todos los institutos con un pliego de condiciones que recoja todas esas necesidades.

El problema es que en la actual situación, en la que los financieros dominan en todas las empresas un concurso sólo sería planteable si el resultado final es un ahorro de dinero. Y medir un fenómeno cada vez más complejo, con procedimientos nuevos y muestras mucho mayores, no parece que pueda reportar ningún ahorro.

Yo le veo a la propuesta de Kantar un serio problema: más de uno querrá pagar los nuevos Virtualmeter con Virtual money.

Ese es el resumen de mi ponencia, aunque si uno ve la repercusión que tuvo en Twitter podría pensar que la clave de mi mensaje fue que se debería reportar la audiencia segundo a segundo, algo que no pasa de ser anecdótico dentro de todo el conjunto de propuestas.

Es la dictadura de la trivialidad.