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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Un año raro

Este mes se cierra un año raro. Por muchas cosas.

Hemos estado casi todo el año con un Gobierno en funciones, lo que no ha impedido que nuestra economía siga creciendo al ritmo de los años anteriores y más que el resto de economías grandes de Europa.

El Reino Unido ha decidido salirse de Europa y otros países amenazan con hacer lo mismo, lo que pone en cuestión algunas de las bases en las que nos asentamos.

Trump fue una de las sorpresas del año. FOTO. Flickr

En Estados Unidos ganó Trump. Lo de menos es que fuera una sorpresa para muchos; lo importante es lo que puede representar para el futuro. Todo son temores, pero la cotización del dólar no para de subir y el Dow Jones, la Bolsa de las empresas tradicionales, alcanza valores récord, mientras el Nasdaq de las tecnológicas se hunde. ¿Es una apuesta por el pasado?

En esos dos casos, y en otros muchos más, las encuestas fallaron. ¿En tiempos de la postverdad las personas mienten cuando se les pregunta?¿También en nuestras encuestas comerciales?

En el terreno publicitario el año empezó bien, aunque algo menos bien que el 2015; luego vivimos un parón entre julio y octubre y todo parece indicar que terminamos de nuevo hacia arriba. A lo mejor tiene algo que ver el que ya haya Gobierno y pueda haber campañas públicas; y medidas de estímulo. O no.

Pero, como ya viene siendo habitual, el año no ha sido igual de bueno para todos: el papel sigue sufriendo mientras crece todo lo digital. Aunque nadie lo esté diciendo, después de tantos años fallidos, yo creo que, éste sí, ha sido el Año del Móvil.

Y de las Apps, de los adblockers, de la programática, de las nuevas teles (aunque Netflix no esté cumpliendo las expectativas).

¡Feliz 2017! Tenemos puestas en ti muchas esperanzas.

 

(*) Este artículo se ha publicado en el número de diciembre de la edición en papel de la revista IPMark

La campaña de Trump

Me he dado cuenta de que soy muy osado.

En el programa Millennium sobre el legado de Obama en el que participé estábamos hablando sobre campañas políticas de referencia. Yo dije que las campañas de Obama (las dos) habían sido muy innovadoras, utilizando las últimas novedades digitales en cada momento y que de las de este año la que parecía mejor era la de Bernie Sanders, Ramón Colom me preguntó si la de Trump se tomaría a partir de ahora como referencia.

Yo afirmé rotundamente (minuto 5,35) que no, que solamente se tomaría como referencia de lo que no se debe hacer: una campaña a base de exabruptos y barbaridades sólo puede crear enemigos.

¡Vaya error! Una vez vistos los resultados está claro que el equivocado, de medio a medio, era yo.

Leo ahora en más de un sitio que con Trump ha triunfado la autenticidad: el presidente electo dice las cosas como las siente y así llega más directamente al corazón de sus electores.

Donald Trump en su discurso como Presidente electo

Donald Trump en su discurso como Presidente electo

Me parece tremendo, a la vez de todo un signo de la sociedad en la que ya vivimos y, peor aún, en lo que se puede llegar a convertir.

Si para triunfar en un mundo de patanes hay que hablar como el más patán de todos y decir las barbaridades mayores que las que diría cualquiera de los otros patanes, ¡aviados estamos!

Siempre se dice que Hitler llegó al poder gracias a los votos; ahora vemos que un político que ha presumido de machista, xenófobo e ignorante llega al poder con el apoyo de más de sesenta millones de personas. ¿Todos patanes? Supongo que no, pero sí personas que admiten ese tipo de lenguaje y de «razonamientos«.

Dicen que a estas desviaciones conducen las redes sociales. Yo soy un gran admirador de Twitter; de mi Twitter, ¡claro! Cada uno tiene el Twitter que se va construyendo a partir de la gente que considera próxima, o al menos interesante.

Supongo que el Twitter de los seguidores de Trump tiene poco que ver con el mío.

Y volviendo al tema inicial: ¿tendrán las marcas que dirigirse a sus potenciales clientes utilizando un lenguaje soez porque vamos hacia un mundo cada vez más soez?

Me resisto a apoyar esa idea.

¡Trump! Y otra vez fallaron las encuestas

Mi primera reacción esta mañana al enterarme ha sido pensar: ¡qué desastre!

Luego he recordado mi incursión en el tema americano, mi participación en el programa Millennium de hace unas semanas. Aunque todos los participantes estábamos convencidos de que ganaría Hillary, en varios momentos del coloquio Elvira Lindo insistió en que Estados Unidos no es Nueva York, ni California y en la América profunda el discurso de Donald Trump había calado a fondo en los ciudadanos. También Álvaro Longoria nos decía que el americano medio es machista y racista y por tanto Trump estaba acertando con su discurso.

Donald Trump ¿sorprendente? ganador de las elecciones.

Donald Trump ¿sorprendente? ganador de las elecciones.

Me quedó la sensación de que es muy difícil juzgar lo que puede pasar en un país desde la mentalidad de otro muy diferente.

Hoy esa sensación se ha confirmado: Trump gana en electores y en voto popular. Además no habrá contrapoder en las cámaras: los republicanos ganan también el Senado y la Cámara de Representantes.

Aquí se habían mezclado nuestras percepciones (Trump es un maleducado, xenófobo, machista, racista,…) con la imagen que nos han dado los medios (destacando siempre sus exabruptos) y lo que nos decían las encuestas (en todas ganaba Clinton aunque casi nunca por mucha ventaja).

Otra vez han fallado las encuestas: en el Reino Unido no acertaron que ganarían los partidarios del Brexit; en Colombia no acertaron que ganarían los contrarios al tratado de paz y en Estados Unidos no vieron que Trump iba a ser el ganador. Por no hablar de los fallos en España respecto a la magnitud de las victorias del PP y sobre el posible sorpasso de Podemos sobre el PSOE.

Los que de alguna manera nos dedicamos a actividades que dependen de encuestas o estudios que utilizan procedimientos de muestreo tenemos un problema y debemos analizarlo a fondo.

AEDEMO y las asociaciones profesionales del sector son conscientes de ello. La revista Investigación y Marketing dedicó su último número, casi monográfico a analizar este tema.

Hoy he oído que en las encuestas privadas sí salía ganador Trump y sólo en las que se hacían para los medios y se acababan publicando (en unos medios casi unánimemente favorables a Clinton) el resultado era el contrario. Si esto fuera verdad el problema lo compartiríamos con los medios: los profesionales de la investigación sociológica no deberían prestarse a manipular los resultados de los sondeos con el fin de influir en los resultados.

No sé si ha sido así; sería muy grave.

También puede ser que las encuestas no estén bien diseñadas y se dirijan sólo a la parte de la población más fácil de entrevistar y que esos fueran partidarios de Clinton. Pero ¿todas las encuestas?¿todas las empresas de investigación que en este tipo de estudios se juegan una buena parte de su prestigio lo han hecho mal?

La otra posibilidad es que los encuestados mientan. Por saturación o por hartazgo.

Tampoco debería extrañarnos demasiado: si, una vez tras otra estamos dispuestos a votar a políticos que nos mienten ¿por qué no mentir también aquí?

Eso es lo que puede hacer aún más grave el problema.

Nos llevaría a creer sólo los resultados de estudios basados en mediciones mediante aparatos y no en aquéllos en los que lo que se mide sean opiniones, intenciones o recuerdos.