Casi enteros Casi enteros

Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

Entradas etiquetadas como ‘moby dick’

Preferiría no hacerlo

Creo que es una de las frases más conocidas y repetidas de la literatura, pero después de muchos años oyéndola (y repitiéndola, seguramente) aún no había leído Bartleby, el escribiente.

Se trata de un cuento largo, o una novela corta, de Herman Melville el autor de Moby Dick, una de esas novelas que te marcan desde la adolescencia y que volví a leer con mi hija cuando era pequeña.

Este año la encontré en la Feria del Libro, en una edición muy cuidada de Nórdica Libros, con ilustraciones de Javier Zabala. Y se convirtió en otra de mis lecturas de (un ratillo) de este verano.

Me sorprendió.

Siempre había pensado que Bartleby era un procastinador, que prefería dejar las cosas para mañana. (Por cierto, hoy he encontrado en Twitter un magnífico artículo sobre cómo luchar contra la procastinación). Pero no; su postura es mucho más radical: prefiere no hacerlas y no las hace nunca.

Se trata de un cuento muy moderno para estar escrito en pleno siglo XIX. El narrador es el empleador de Bartleby, un abogado que le contrata como escribiente para hacer copias de documentos. Tan interesante como la actitud del protagonista es la evolución de las reacciones del narrador que, sin entender muy bien la actitud de su empleado, va cambiando de actitud hasta casi depender de él y cambiar su modo de vida y la ubicación de sus oficinas.

Un cuento curioso. Merece la pena el tiempo, escaso, que se lleva su lectura.

El tamaño de los libros

Hace algo más de un par de semanas empecé a leer Vida y destino de Vasili Grossman. Un libro de 1111

páginas (supongo que no es casualidad el numerito y que la gente de la editorial –Galaxia Gutemberg– calcularon muy bien para que saliera un número tan ¿redondo?).

Fue un error.

LLegaba la jornada continua y pensé que iba a tener más tiempo. Pero este julio ha sido pródigo en concursos y aunque ya no cuenten con uno tanto como hace unos años, eso siempre acaba siendo duro.

Ahora llevo unas quinientas páginas y ya veo que me lo voy a llevar de vacaciones.

Y no es un libro para dejarlo tanto tiempo. Tiene la complejidad de las grandes novelas rusas, con multitud de personajes a los que, además, se nombra de diferentes maneras a lo largo del texto.

Pero es una gran novela. Una epopeya de lo que fue el siglo XX de las grandes dictaduras, el de Hitler y Stalin, el de los campos de concentración de uno u otro signo. Un libro duro también, como el siglo que retrata.

Mi madre tiene 87 años. Y sigue siendo una gran lectora. En verano compartimos muchas lecturas. Y las comentamos.

Pero esta seguro que no será una de ellas.

Ya no puede con los grandes tochos. No por la longitud (lee mucho más, y más rápido, que yo). No, por eso no. Por el peso. Se le cansan los brazos; sobre todo si lee en la cama.

Todavía hay gente que dice que en España no se lee, o que se lee poco. Pero está claro que no es verdad.

En el caso de la prensa, los diarios gratuitos han hecho que el número de lectores de diarios sea ahora mayor que nunca.

Pero es que también muchos libros tienen ahora tiradas millonarias. Tan altas como nunca se habían vivido en España.

Y encima muchos de los libros más vendidos son tomos inmensos.

Toda la saga de Harry Potter la componen libros de gran volumen. Los éxitos de Ruiz Zafón no son precisamente libros delgados. Los pilares de la Tierra o

Un mundo sin fin, los grandes éxitos de Ken Follet

rondan también las mil páginas. Algunos de los mayores éxitos de ventas de Arturo Pérez Reverte tampoco puede decirse que sean breves.

¿Quié dijo que en España se lee poco?

Hoy, escribo esto el 22 de julio aunque lo voy a publicar después, veo en el 20 Minutos de papel una página de recomendaciones literarias: Veinte tochos, ningún tostón. Casi todos responden a la idea de libro de muchas páginas. En algunos casos se han publicado en España en ediciones de varios tomos.

He leído ocho de los llamados tochos. Y algunos figuran entre mis libros favoritos.

Es el caso, por ejemplo, de La cartuja de Parma, un

fantástico libro de aventuras que comienza en la batalla de Waterloo, con un Fabrizio del

Dongo, el protagonista, despistado sin saber el momento histórico que está viviendo..

O el de Moby Dick, otro libro inconmensurable, con la persecución de una ballena blanca como retrato de una obsesión y con el

mundo de la caza de ballenas en el siglo XIX como telón de fondo.

También me encantó en su momento El cuarteto de Alejandría, con el ambiente griego de la Alejandría de comienzos

del siglo XX y sus cuatro visiones diferentes de un mismo suceso.

No recuerdo demasiado de Lord Jim, que leí hace muchos

años, pero sí sé que me gustó.

Viaje al fin de la noche, sin embargo, no me gustó

demasiado. Tampoco enganché en su momento con Paradiso,

que me resultó algo enrevesada.

El hombre sin atributos me gustó al principio, pero se me hizo larga y pesada con el paso de los volúmenes. Además, si no recuerdo mal, es una obra inacabada.

También podría decirse que es inacabada 2666, la obra

póstuma de Roberto Bolaño, la más reciente de todas las citadas. Se publicó como un solo tomo muy extenso, pero podría haberse hecho como cinco tomos relacionados. Es una gran obra, muy interesante.

Me temo que me he enrollado demasiado y ni siquiera les voy a dar mi impresión de las novelas que he leído últimamente. Lo prometo para otro post.

Ahora que llegan las vacaciones tendré tiempo para leer más.