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La rigidez nos mata

A finales del año pasado, hace ahora un par de semanas leí en El País una noticia curiosa: Nacer a final de año influye en las notas.

Según el artículo, el hecho de que el sistema educativo español tenga en cuenta el año natural de nacimiento perjudica a los nacidos a final de año, que han de convivir con personas que son casi un año mayores y que, por tanto, tienen un grado de maduración más alto. Esto se nota sobre todo en los más pequeños.

Yo estoy seguro de que el razonamiento es adecuado y que se puede aplicar a un porcentaje grande de personas. Pero el contrario también funciona. Conozco muchos más casos, pero voy a contar el que me afecta más de cerca: el mío.

Nací en enero; cuando estudiaba con los de mi edad era de los mayores de la clase.

Aprendí a leer, muy pronto, en el colegio de las Carmelitas donde estudié hasta los ocho años. Allí aprendí también muchas cosas más.

A esa edad entré en el Instituto Ramiro de Maeztu de Vitoria (en el edificio donde ahora está el Parlamento Vasco) en lo que entonces se llamaba escuela preparatoria. Allí nos preparaban para hacer el ingreso de bachillerato. Ese año me examiné de ingreso y saqué matrícula de honor (la calificación más alta que había en aquel momento). Pero como no cumplía diez años (la edad reglamentaria) hasta el año siguiente, tuve que repetir curso.

Siempre he tenido la sensación de que aquel fue un año perdido innecesariamente desde el punto de vista de mi formación. ¡Con la falta que me habría hecho después, cuando ya me encargué yo de perder otros años!

Creo que entonces me perjudicó la rigidez del sistema, que puso una regla administrativa por encima de la lógica. Seguro que a muchos de los nacidos en diciembre les vendría muy bien estudiar con los nacidos el año siguiente, pero no se trata de cambiar las reglas: si se establece una línea de separación siempre habrá alguien que esté en la frontera. Lo lógico es que se atienda al estado de madurez y de preparación de los alumnos. Que pasen curso si están preparados y que esperen si no lo están. ¿No creen?

 

La rigidez es lo que nos mata