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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Un día sin publicidad

Estos días he vuelto a leer alguna noticia sobre la posibilidad de que los anunciantes llamaran la atención sobre su papel en la sociedad convocando un simbólico día sin publicidad.

Entiendo que se trata de un día sin publicidad en televisión.

La idea se manejó ya hace unos meses cuando Patricia Abril, la Presidenta de McDonalds y de la AEA (Asociación Española de Anunciantes) dio una conferencia en el Foro de la Nueva Economía.

Yo estuve allí; la idea no surgió de la conferenciante sino de la pregunta de un periodista a la que Patricia no dijo del todo que no.

Pero tuvo una gran repercusión en prensa.

En aquel momento los anunciantes peleaban contra la primera redacción del proyecto de Ley General Audiovisual que admitía hasta 29 minutos de publicidad por hora.

La versión finalmente aprobada los deja en 20, que son tres más de los que había antes y ocho más de los que impone la Directiva Europea.

Los anunciantes no quieren tantos minutos de publicidad porque saben que así la eficacia se resiente.

Pero la ambición de las cadenas de televisión es infinita y les gustaría cobrar por cada minuto de su emisión.

Este año, sin publicidad en TVE las cadenas privadas están anunciando incrementos de ingresos del orden del 30%, pese a tener mucha menos audiencia que el año pasado y pese también a que no pueden emitir mucha más publicidad que entonces porque siempre han ido saturadas incluso en los peores momentos de la crisis (entonces lo conseguían bajando los precios).

Un día sin publicidad no solucionaría nada. Hasta puede ser que los ciudadanos lo vieran como un alivio aún mayor, pero al menos podría servir como llamada de atención.

Nadie da a la publicidad el valor que tiene en el sostenimiento del sistema de medios.

Las cadenas privadas han tratado con verdadero desprecio a los anunciantes, justo las empresas que les dan de comer.

En ningún otro negocio sucede.

¿Por qué sí en la televisión?

Ni un minuto más de publicidad en televisión

El mercado de la televisión es seguramente el único en el que las empresas desprecian e insultan a sus clientes.

UTECA, la asociación de televisiones comerciales, se ha hartado de insultar a los anunciantes pese a que son casi su única fuente de ingresos.

También es uno de los mercados en los que las leyes se incumplen más a menudo.

Las televisiones comerciales lo son porque en algún momento el gobierno de turno les otorgó una concesión. Se supone que las concesiones se hacen en las condiciones legales del momento de esa concesión.

Sin embargo nunca han cesado de batallar para conseguir el cambio de esas condiciones.

Ya han conseguido lo fundamental: TVE no tendrá publicidad a partir del próximo enero. Este trimestre ya tiene muy poca.

Ahora están presionando para que se admitan más minutos de publicidad por hora. Con la actual redacción del proyecto de Ley General de la Comunicación Audiovisual podrían emitirse hasta ¡29 minutos! por hora. Eso va en contra de la Directiva Europea, que limita el tiempo de publicidad a 12 minutos por hora.

Pero además va en contra de los espectadores y, sobre todo, de los propios anunciantes que son los que les pagan.

Yo creo que también va en contra de ellas mismas: si abusan de la publicidad perderán audiencia y, a medio plazo, no tendrán nada que vender.

Es difícil de entender.

Estos días se está viviendo un movimiento de protesta en contra de esta medida; circula por internet: puedes firmar aquí.

La protesta también se ha llevado a la calle; el pasado lunes hubo una manifestación en la proximidades del Congreso; aquí se puede ver un vídeo que recoge parte del acto.

Los medios también lo están recogiendo, pero hace falta que este movimiento adquiera una gran dimensión para conseguir que esta barbaridad se pare cuando aún estamos a tiempo.

La Sexta también muerde la mano que le da de comer

No ha pasado mucho tiempo desde que se decía aquello de que el cliente siempre tiene razón.

En nuestro negocio publicitario estamos acostumbrados a poner al cliente, al consumidor de nuestros productos, en el centro de todo el proceso.

Hablamos de que el consumidor es quien tiene ahora el poder.

Pero en el mundo de la televisión parece que no es así.

Todos sabemos, o eso pensaba yo, que el cliente de las televisiones en abierto, quien paga para que se mantengan esas empresas, es el anunciante.

Pues bien, José Miguel Contreras, máximo ejecutivo de La Sexta se ha descolgado esta semana con unas declaraciones a El Programa de la Publicidad, en las que, en una ataque de esdrujulismo, califica de ridículo, patético y estúpido, el informe en el que la AEA, la asociación de los anunciantes, sus principales clientes, critica y valora la supresión de publicidad en TVE.

Conozco a José Miguel Contreras hace muchos años, sé que no es tonto; por eso me sorprenden más este tipo de declaraciones en pleno fragor de la batalla por las fusiones.

Así no me extraña que Gabriel González Andrío titule su artículo editorial en El Periódico de la Publicidad con una frase lapidaria: Contreras, no te enteras.

Seguramente se entera demasiado y ya sabe, como casi todos los que nos dedicamos a esto, que la memoria es algo inexistente en nuestro mercado publicitario. La historia comienza con cada nueva negociación.

Seguramente esa mano que acaba de morder le acariciará dentro de poco si necesita que se emita una campaña.

¡Qué triste!

Morder la mano que le da de comer

La noticia de la supresión total de la publicidad en TVE ha provocado curiosas reacciones.

La UTECA, la asociación que agrupa a las televisiones privadas se ha enfrentado violentamente con la AEA, la asociación de los anunciantes.

Les acusa de ignorantes y torticeros. Muy fuerte.

Parece que se olvidan de que, lo quieran o no están condenadas a entenderse.

Me ha recordado a una noticia que se puede leer estos días en los periódicos: un hombre mordido por la serpiente de cascabel que tenía en su casa.

No parece muy inteligente morder la mano que te da de comer.

Las televisiones privadas dependen casi exclusivamente de sus ingresos publicitarios, o sea del dinero de las asociados a la AEA.

Hasta ahora han mantenido bloques de publicidad sumamente largos, al borde de la legalidad.

O sea que para absorber el dinero que pueda salir de Televisión Española sólo pueden hacerlo por la vía del aumento de precios.

Nadie en su sano juicio va a aceptar en plena crisis subidas de precio elevadas por un producto (publicidad en bloque largo) muy deteriorado.

Y eso es lo que decían los anunciantes.

Ángel Riesgo, Presidente de DMBB Madrid, que antes ha sido el más prestigioso consultor sobre asuntos publicitarios, daba en el clavo en su análisis en unas declaraciones a Marketingdirecto.com.

Merece la pena leerlas.

No sé si la serpiente de cascabel que mordió a su dueño volverá a casa.

Lo que sí es seguro es que los anunciantes y las cadenas privadas de televisión tienen que sentarse a una mesa para negociar sus condiciones para los próximos meses y años y este tipo de insultos no parece que propicien las mejores condiciones de negociación.

Polémicos 12 minutos

Cada hora de televisión no debería incluir más de 12 minutos de publicidad. Eso es lo que dice la Directiva Europea de Televisión Sin Fronteras.

Eso sería bueno para los espectadores, que no acabarían hartos de publicidad y huyendo cada vez que llega un bloque.

Sería bueno para los anunciantes. La eficacia de la publicidad en televisión se resentiría menos.

Pero la ambición de las televisiones privadas (que actuaron como lobby durante el proceso de transposición) hizo que cuando esa Directiva se transpuso a la legislación española se añadieran cinco minutos más de autopromociones de las propias cadenas, patrocinios y otras fórmulas que rápidamente se convirtieron en más publicidad comercial de productos.

Malo para el espectador, malo para el anunciante, malo para el Estado español que, al cabo de los años se ha visto acusado por las instituciones europeas de incumplir la Ley.

El actual Gobierno se está viendo obligado a defender en Bruselas una postura indefendible para no verse obligado a pagar una multa multimillonaria.

Visto así yo lo comprendo y apoyo a la Vicepresidenta en su extraña postura: no están los tiempos como para pagar ese tipo de multas.

Pero ahora hay que transcribir una nueva Directiva. Las cadenas privadas, que ahora ya tienen un órgano específico para el lobbying, la UTECA, vuelven a intentar que los 12 minutos españoles duren 17.

Por el bien de todos espero que no lo consigan.

Ahora los representantes de los anunciantes (la AEA) y de los usuarios de la comunicación (la AUC) están tratando de defender esta postura frente al Gobierno y la UTECA.

Por cierto, conozco bien a los dos negociadores: Juan Ramón Plana, Director General de la AEA es un buen amigo. Hace pocos días coincidimos comiendo en el mismo restaurante (en mesas diferentes). Alejandro Perales, el Presidente de la AUC, fue mi último jefe en RTVE hace ahora 18 años. A él le debo en parte el giro que dí entonces a mi vida profesional, que me hizo pasar a este otro lado del mercado.

Nunca se lo agradeceré bastante.

El futuro de la medición

Esta tarde he estado en El Escorial.

Participaba en una mesa redonda sobre medición dentro de un curso sobre canales temáticos.

Siempre es bueno participar en este tipo de cosas que nos obligan a pararnos y reflexionar.

Primero hemos comido un arroz a banda en un sitio precioso: el Hotel Botánico, en la parte alta del pueblo. Muy tranquilo y agradable. Habrá que volver.

La mesa redonda la moderaba Maite Rodríguez, de Conect, a quien ya conocen los lectores de Casi Enteros. Participábamos Francisco Hortigüela, de Philips,

Vicepresidente de la AEA, en representación de los anunciantes. Eduardo Madinaveitia (yo mismo) de Zenith Media, como agencia de medios. Carlos Lozano, de AIMC y Miguel Ángel Fontán, de TNS, como representantes de los medidores. Hemos participado en ese orden.

El debate ha sido intenso, con una amplia participación de los asistentes.

Es difícil hacer un resumen de lo que han dicho los otros participantes cuando uno mismo tiene claro su discurso.

Creo que estamos en un momento trascendental, por los cambios que está sufriendo la sociedad, por los que experimentan los medios y por lo que eso implica en la relación entre las marcas y los consumidores.

Las medidas, los números, van a seguir siendo importantes, pero cada vez adquirirán más importancia otros aspectos.

Los sistemas de medición con los que hemos trabajado durante los últimos veinte años han sido muy útiles para medir la realidad de ese momento preciso, pero van a ser insuficientes para la nueva realidad que ya vivimos.

Necesitaremos muestras más grandes e incluso estudios censales para medir algunos fenómenos.

Pero además debemos hacernos a la idea de que habrá partes de la realidad para cuya medición se necesiten estudios específicos, separados (o complementarios) del estudio base.

La comunicación es cada vez más compleja y para medirla toda, para poder comparar sus diversos aspectos, hay que empezar a utilizar nuevos sistemas de medida.

Estamos en ello.

Y para conseguir los nuevos consensos de medición van a ser necesarios nuevos impulsos. Creo que es el momento de que los anunciantes y sus agentes recuperen el peso que han perdido en estos últimos años.

Si dejamos en manos de los medios la decisión del camino a seguir corremos el riesgo de que ese camino sea el que interese a alguna de las partes del mercado en perjuicio de otras.

Lo que en su momento llamamos Estamento 1, debe tomar las riendas y recuperar un papel que nunca debió perder.

¿Menos publicidad en televisión y más barata?

Hace unos días se celebró en Madrid el Foro de la AEA, que seguía a la Asamblea. La AEA es la Asociación Española de Anunciantes y desde hace tres años (este era el cuarto) acompaña sus reuniones internas y la revisión de sus cargos con un Foro en el que se analiza la situación.

Este año ha habido dos partes, una primera centrada en los cambios que la digitalización está introduciendo en los medios y por tanto en la comunicación publicitaria y una segunda dedicada alos cambios en la Directiva Europea sobre medios audiovisuales.

La trasposición de la Directiva anterior tuvo en España una peculiaridad: a los doce minutos de publicidad por hora que figuraban en la versión original se añadieron aquí cinco más, en forma de autopromociones de las cadenas y de su programación, que las marcas podían patrocinar.

Así hemos llegado a esa sensación de saturación extrema y de abuso de los consumidores, tan característica de este país.

A nadie se le oculta que fueron las presiones de las cadenas las que llevaron a esa situación, que no se ajusta a las decisiones europeas.

Desde el primer momento los anunciantes y las agencias entramos al trapo y hasta hemos creado unidades especializadas en crear fórmulas que contabilizaran en los cinco minutos añadidos y no en los doce de la ley inicial.

Ahora hay una nueva Directiva que debe trasponerse antes de la primavera del próximo año. Los representantes de la Comisión Europea y de las asociaciones de anunciantes están convencidos de que ahora sí, ahora tendremos sólo doce minutos por hora de publicidad.

Si fuera así, para que los beneficios de las cadenas no descendieran los precios tendrían que subir de golpe más de un 40%.

¿Alguien cree que las cadenas, que en varios casos cotizan en Bolsa, van a aceptar sin más ganar mucho menos dinero?

¿Alguien cree posible una subida de precios de ese calibre, más aún en época de dificultades económicas?

Yo más bien veo a los lobbies de las cadenas presionando hasta el final para mantener la actual situación, o buscando esa trampa que dice nuestro refrán que aparece según se hace la Ley.

Veremos.