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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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La Noria ¿otra vez?

Pero ¿otra vez andamos con La Noria?¿No desapareció de las parrillas a principios de año?

Hace más o menos un año Tele 5 tuvo un problema con el programa La Noria: el bloguero Pablo Herreros puso en marcha una campaña en Internet a raíz de una entrevista pagada a la madre de El Cuco, condenado en el caso Marta del Castillo. Entonces yo intenté explicarlo a los lectores de Casi Enteros.

Cuando la semana pasada vi que se reactivaba el problema, no me lo podía creer. Volver a poner en marcha (con una querella contra Pablo Herreros) uno de los casos más notorios en Internet, lo que Enrique Dans llama uno de los peores ejemplos de gestión de crisis de la historia, me parece una torpeza indigna de los gestores de una gran empresa, como es Mediaset. Se suponía además que Tele 5 había pedido perdón a los anunciantes por el error de entonces.

Ahora se encuentran con una nueva acción en Internet, promovida por un periodista del prestigio de Mario Tascón,  (que fue director de las ediciones on line de El Mundo y El País y lanzó La Información) que ha conseguido en la plataforma change.org, más de 150.000 firmas de ciudadanos que no estamos de acuerdo con esa querella. Esta vez se pide a los anunciantes que retiren su publicidad hasta que Tele 5 retire la querella.

Vaya por delante que no me parece bien que se utilice la publicidad, o un posible boicot hacia los productos anunciados en la cadena, como arma para presionar a Tele 5, pero…

…pero tampoco creo que la libertad de expresión ampare la libertad para calumniar, o la libertad para pagar a criminales por ser entrevistados, o para promover o ensalzar el asesinato u otros delitos.

Hace unos días un directivo influyente en el sector publicitario me decía que todo lo que no esté específicamente prohibido por las leyes se puede tratar en televisión y si está ahí los anunciantes pueden poner su publicidad.

Si alguien me pregunta (es fácil decirlo, porque sé que nadie lo hará) yo no dejaría que mis marcas apoyaran contenidos de este tipo. Esa es la única forma de que las televisiones no los pongan…y si los anunciantes apoyan esos contenidos, el consumidor está en su derecho de no comprarlos si se siente incómodo con ellos.

Hablando con una colega de otra empresa yo le decía: es un terreno muy resbaladizo, pero no perdamos de vista cual es el origen del problema: alguien denuncia como inaceptables unos contenidos inaceptables. Yo creo que no se puede consentir que la justicia acabe condenando al denunciante y ese es, entiendo, el sentido de la iniciativa de Mario.

Y, aunque como dicen los anunciantes en la nota de su asociación, la AEA, la publicidad se planifica en función de la audiencia de los programas y su perfil, sería de un gran cinismo olvidarse de que la publicidad financia los programas en los que se emite y que no existirían programas indignos si la gente no los viera (tuvieran poca audiencia) y la publicidad no los acompañara. 

 Algunos han interpretado que la querella de Tele 5 es una venganza contra el mensajero, la persona que puso en marcha la campaña del año pasado. No lo creo; pero sí creo que es una gran torpeza.

Señores de Tele 5: no sean torpes; retiren la querella contra Pablo Herreros. Y, por favor, no resuelvan con querellas sus problemas en los medios sociales. Los fuegos no se apagan echando gasolina.

Cuando la televisión sigue siendo el medio que capta más publicidad y casi toda la publicidad en televisión se concentra en sólo dos empresas, el problema para los anunciantes puede llegar a ser muy grave si no pueden utilizar una de ellas.

Y volviendo a la metáfora del fuego: yo no creo que sea buena idea volver a cargar sobre los anunciantes. Pero me da la sensación de que si ponemos el foco ahí será como si en un incendio en lugar de condenar al que lo ha provocado detienes al conductor del camión de bomberos que se metió por dirección prohibida al ir a apagarlo.