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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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¿Será el IPad la salvación de los medios?

Los medios, los medios escritos tradicionales sobre todo, llevan unos años sufriendo.

Una buena parte de ellos hicieron muy pronto su transición hacia internet; varios han cumplido ya quince años en el nuevo soporte, especialmente entre los diarios.

El problema fue que, desde el primer día, se dio por hecho que un diario o una revista en internet tenían que ser gratis.

El coste lo pagaría la publicidad, se suponía. O no.

A la vez se ponían en marcha campañas de rechazo a la publicidad. A la tradicional, al menos.

A la que había que ver a la fuerza.

Pero la audiencia de los diarios en internet, entonces, no justificaba pagar precios altos por la publicidad.

Y se establecieron tarifas bajas.

En muchos casos, además, sólo se pagaba si el usuario hacía clic.

Ahora ya hay mayores audiencias.

Pero es difícil cambiar las normas establecidas.

Por eso los medios han visto el nacimiento del IPad como una gran esperanza.

Apple sabe cobrar por contenidos.

Eso puede explicar algunos movimientos como el de Unedisa, la editora de El Mundo, que siempre se había caracterizado por la defensa del todo gratis en internet, que le había ido muy bien desde los tiempos de Mario Tascón y Sindo Lafuente y que ahora pone en marcha Orbyt, una versión de pago.

Cuando al cabo de dos meses hablan de objetivos cumplidos con 4.000 suscriptores de pago parece confirmarse que en realidad están pensando en otra cosa, quizá en el IPad.

Un objetivo tan modesto como 4.000 sucriptores a menos de 60 euros, o sea un objetivo de 240.000 euros, no parece justificar el esfuerzo.

¿Será el IPad?

¿Estará ahí la salvación de los medios antes llamados impresos?

Aún no tengo claro el mecanismo de esa salvación, pero parece que quien tiene que conocerlo ha apostado a que sí.

Matar moscas a cañonazos

Hace unas semanas, coincidiendo con la culminación del pagón analógico, se presentó el libro La industria audiovisual en España, un libro coordinado por Corporación Multimedia.

Se trata del resumen de una investigación cualitativa basada en grupos de discusión de expertos y entrevistas en profundidad a un buen número de personas, entre las que tuve el honor de estar.

En la presentación, mi amigo Eduardo García Matilla, Presidente de Corporación Multimedia habló de las ventajas del nuevo escenario que se avecina. Entre otras cosas destacó que los publicitarios, que hasta ahora hemos matado moscas a cañonazos, podríamos hacer disparo de precisión.

Suelo estar de acuerdo casi siempre con Eduardo, pero esta vez no lo tengo tan claro. Mientras la nueva oferta de canales no se especialice y siga buscando en todos los casos el mismo tipo de público mayoritario, creo que seguiremos usando los cañonazos, aunque ahora muchas de las moscas (las que estén viendo cadenas de TVE) seguirán estando fuera de tiro.

Para determinado tipo de productos, muy mayoritarios, los cañonazos no son tan malos. Si al disparar a las moscas cae alguna avispa y compra el producto, bien venida sea.

Eso sí, cada cañonazo ahora nos está saliendo más, mucho más caro.

Otro problema que debemos abordar es el de la medición. Seguimos apostando a televisión una parte importante del dinero de los anunciantes. Pero una cuarta parte de la audiencia es inabordable y otra cuarta parte está mal medida.

El sistema de medición que utilizamos es adecuado para medir canales grandes y audiencias grandes, pero hay que buscar otras soluciones para el nuevo panorama de audiencias sumamente fragmentadas.

Es un problema que el mercado debe afrontar cuanto antes.

¿Recuperación económica o espejismo?

Ayer a última hora conseguí enviar a los panelistas los resultados de Zenthinela.

Lo primero que he hecho hoy al llegar al trabajo ha sido redactar la nota de prensa y enviarla.

En seguida la ha publicado Anuncios en su versión para suscriptores. Luego Marketing Directo; PRNoticias; Cine y Tele; Terra y como la ha recogido Europa Press, unos cuantos medios más.

Yo esperaba poder dar ya esta vez buenas noticias. En las agencias de medios estamos viviendo un espejismo por la escasez de espacio en televisión, que ha hecho subir extraordinariamente los precios y da la sensación de que hay más dinero del que en realidad se maneja.

Pero las previsiones, caída de la inversión publicitaria de un 4,1%, son peores que las de hace dos meses.

En cambio los índices de percepción (tanto el de la situación económica, como el del mercado publicitario) son los mejores que hemos obtenido desde principios de 2008, cuando aún no se había generalizado la sensación de crisis.

Cada vez resulta más difícil sacar conclusiones claras de una situación tan compleja.

La caída de la inversión publicitaria, si se produce, será menor que las que hemos sufrido en los dos años anteriores, pero será la tercera caída consecutiva.

Estamos viviendo unas cifras de paro tremendas, pero en marzo se produjo el mayor aumento de ventas de coches de la historia.

La tasa de ahorro bate récords; la confianza del consumidor es baja, pero el Euríbor se mantiene en valores muy bajos, que podrían incitar a invertir…

…y luego está la crisis griega y Standard & Poors y la anunciada subida del IVA y…

Eso sí, las Televisiones supervivientes van como un tiro, y los Canales Temáticos, e Internet (el Vídeo, los Blogs, las Redes Sociales…).

Pero se empieza a generalizar la sensación de miedo al segundo semestre.

Y los panelistas no ven el final de la crisis hata enero de 2011.

Veremos.

¿La hora de la Publicidad Exterior?

He pasado los dos últimos días en Ibiza, en las XIX Jornadas de Publicidad Exterior, invitado por la AEPE, la asociación que agrupa a las empresas del sector.

El número de jornadas de Exterior que se han celebrado casi coincide con el de años que llevo yo a este lado del mercado. Pero para mí esta ha sido la primera experiencia. Antonio Morales me invitó a pronunciar la primera charla de las jornadas.

Hablé, como hicieron algunos otros de los ponentes, de televisión; de la oportunidad que pueden suponer para otros medios, y en especial para exterior, los cambios que se han producido recientemente en el entorno de la televisión.

Es imposible resumir en un post dos días de charlas. Voy a dar aquí los puntos esenciales de mi exposición y dedicaré otro post al resto de las jornadas.

España ha sido tradicionalmente un país de televisión. No sólo desde el punto de vista publicitario, claro, pero el peso de la televisión en nuestro mercado creció y creció hasta suponer casi un 44% de la inversión en publicidad.

Porque era el medio de la cobertura, porque el precio por contacto era bajo, porque se comercializaba muy bien y porque estaba bien medido, con datos actualizados cada día.

Pero eso, que ya había empezado a cambiar con el proceso de digitalización de la sociedad, ha cambiado radicalmente en los últimos meses a golpe de legislación.

En muy poco tiempo hemos visto desaparecer la publicidad de TVE: una disminución drástica de la oferta publicitaria del medio, con el encarecimiento consiguiente y las dificultades para alcanzar las coberturas tradicionales de las campañas de nuestro país.

Se autorizaron las fusiones entre cadenas: disminuye el número de interlocutores con los que negociar. Esto lleva a un encarecimiento, pero también a una mayor rigidez en las condiciones comerciales, lo que disminuye el atractivo de la televisión.

Se autorizó la TDT de pago. Es probable que el número de grandes acontecimientos que pueden acumular grandes audiencias en televisión, disminuya. Otro golpe a la consecución de grandes coberturas.

En la Ley General de Comunicación Audiovisual se autorizó la emisión de aún más minutos de publicidad por hora, lo que va a repercutir negativamente en la eficacia publicitaria de la televisión.

Además ya se ha completado el apagón analógico, lo que ha llevado a la televisión a un alto nivel de fragmentación de la audiencia. Ya son muchos los días en los que la audiencia de los canales temáticos en TDT supera a la de TVE, el líder habitual de los últimos meses.

Eso quiere decir que cerca del 50% de la audiencia de televisión (la de TVE más la de los canales temáticos) o es inaccesible para la publicidad o está sumamente fragmentada y se mide mal con el actual sistema de medición.

Todos estos factores son perjudiciales para la televisión como medio publicitario: ahora los anunciantes están pagando mucho más dinero que hace un año por una publicidad mucho menos eficaz y comercializada en unas condiciones abusivas.

Puede ser el momento para otros medios, entre ellos para la publicidad exterior. Para el medio Exterior la digitalización creciente es muy favorable: aumenta la atención sobre el medio y facilita la flexibilidad en su comercialización.

Por el momento la televisión sigue ganando la batalla, pero su política, excesivamente cortoplacista es muy arriesgada.

Veremos si no acaba saliéndole mal, lo que favorecería al resto de los medios.

Puede haber llegado la hora de la Publicidad Exterior.

Los gestores del corto plazo

No han pasado mucho más de diez años desde que nos hablaron del fin de la historia y de los ciclos, algo así como que el crecimiento sería ya continuo, cuando nos hemos visto sumidos en la crisis más profunda en casi cien años.

¿Qué ha pasado para que todo cambie de una manera tan radical?

En una sociedad que ya tendía hacia el corto plazo (el directivo sólo piensa en su bonus de este año; lo que le pase a su empresa a medio plazo no le importa porque muy probablemente dentro de dos años trabaje en la competencia) la globalización y la digitalización han hecho posible acortar aún más ese plazo. Las decisiones se toman ahora pensando en la evolución de la cotización de Bolsa hoy mismo y sabiendo que esa cotización puede verse influida por lo que ahora mismo esté decidiendo alguien en Tokio, en Sidney o en San Francisco.

La Bolsa, además, penaliza la contratación de personas y premia la reducción del equipo humano, sin ningún tipo de matices. Expulsar capital humano, sea del tipo que sea, incluso cuando se trata del talento que hace progresar a la empresa, tiene una prima en la cotización bursátil.

Todo esto ha traído una generación de directivos que no piensan en el futuro, mucho más allá de fin de mes, justo en un momento en el que las transformaciones que se están produciendo, debidas precisamente a las mismas causas, exigirían una mirada mucho más estratégica y a largo plazo. ¿Qué debería ser mi empresa dentro de diez años en el nuevo panorama que nos abre un mundo interconectado, digitalizado, globalizado?

Tenemos un buen ejemplo en nuestro pequeño mundo de publicidad y medios de comunicación en España en los últimos años. Sólo hay que remontarse dos años, hasta 2007, para encontrarse a las dos empresas más rentables entre todas las cotizadas en Bolsa en Europa. Por supuesto, esos beneficios se repartieron entre los accionistas. ¿El futuro? ¿Eso qué es? ¿Alguien conoce el significado de la palabra invertir?

Dos años después, en plena crisis económica, la rentabilidad ha bajado mucho, aunque sigue siendo positiva, no como en otros sectores. Hay que poner en marcha el lobby, presionar al Gobierno y conseguir que suprima la publicidad de la televisión pública. Sorprendentemente, la cosa funciona. Sería la ocasión de reducir el tamaño de los bloques y vender a los anunciantes mayor eficacia y a los espectadores respeto (ya llegará el momento de volver a venderlo todo cuando vuelva a haber dinero), pero ¿para qué? Sigamos vendiendo bloques largos a cualquier precio, aunque ingresemos menos. El accionista estará contento, sobre todo si volvemos a repartir todos los beneficios en forma de dividendos. Invertir ¿para qué?

Cuando llegue el momento, ya sin televisión pública, subiremos los precios, con la misma saturación, con menor eficacia, pero a los anunciantes no les quedará más remedio que venir a nosotros. Tenemos la sartén por el mango y, si hace falta, volveremos a presionar a papá Gobierno, que está débil y seguro que se deja.

No están los tiempos para bromas. Haría falta conseguir nuevos consensos en medición, como los que hace más de cuarenta años dieron origen a un EGM aún vigente, o los que hace veinte hicieron posible una audimetría de televisión que hasta ahora nos ha servido para regular un mercado complejo.

Pero ahora hay una nueva televisión, cada vez es mayor la parte de televisión mal medida por la audimetría y tenemos internet, con múltiples medidas pero ninguna consensuada, ninguna que se adapte a las necesidades de los anunciantes. Necesitaríamos líderes del mercado con amplitud de miras, capaces de pensar en las necesidades comunes y en mirar hacia los próximos ¿diez? ¿quince? años. Capaces de poner en marcha la medición consensuada de internet y de la nueva televisión que el mercado necesita. Pero yo no los veo por ninguna parte. Todo lo contrario, si algún técnico se atreve a pedir que se tomen decisiones en la dirección adecuada, seguro que veremos a su jefe llamando a la Reina de Corazones: “¡que le corten la cabeza!”.

Mientras tanto seguimos viendo como el mercado publicitario reduce su tamaño cada año: ¡un 11%!, ¡un 21%! Se multiplica por 5 o por 6 la caída de la economía. Y se vuelve a las cifras de 1999.

Vemos cómo van cerrando unos medios detrás de otros, cómo desfilan multitud de personas hacia el exterior de sus agencias.

Pero quienes tomaron las decisiones que han llevado a este caos cobrarán su bonus este año.

¡Y todos tan contentos!

Ayer hablaba de AEDEMO y de mis colaboraciones con esa asociación. Justo me acaba de llegar el último número de Investigación y Marketing, para el que hace algo más de un mes escribí el artículo que he reproducido aquí.

Creo que refleja un aspecto de la crisis del mercado publicitario y de la crisis general de valores.

¿Vuelve a ser posible cobrar por contenidos en internet?

LLevo un tiempo queriendo volver a tocar este tema y acumulando referencias, pero nunca encontraba el momento.

Pero la semana pasada se presentó un nuevo producto, Orbyt, que pretende ser una edición de pago de El Mundo, eso sí, siguiendo una estrategia algo diferente de la de sus predecesores: utiliza una nueva marca.Habrá que ver cómo evoluciona esta iniciativa que, a primera vista, parece cara y poco realista.

Tendrá que definir muy bien qué tipo de contenidos crearán la diferencia que anime a los usuarios a pagar cuando a un solo clic tienen toneladas de información gratuita. Además El Mundo siempre presumió de haber aprovechdo el cierre de los contenidos de El País para sacarle una ventaja que nunca se pudo recuperar.

No hace mucho tiempo dos de las mayores figuras mundiales de los medios y la publicidad, Rupert Murdoch, de News International y Martin Sorrell, del grupo publicitario WPP, opinaron sobre este tema.

Martin Sorrell recomendaba a los diarios cobrar por contenidos y a los pocos días pedía al Gobierno británico que subvencionara a la Prensa. ¡Uno de los paladines del ultraliberalismo internacional!

Casi por las mismas fechas, una encuesta realizada en Estados Unidos nos informaba de que el 77% de los internautas no pagarían por contenidos en internet. Claro que aquí la noticia se podría enfocar de manera complementaria: un 23% estarían dispuestos a pagar. Eso sería suficiente para montar un negocio interesante. De hecho nunca ha habido en España un 23% de personas dispuestas a pagar por periódicos en papel y hasta hace poco tiempo fueron negocios saneados.

The Guardian también preguntó a sus lectores si estarían dispuestos a pagar por contenidos en internet, aunque no he visto la noticia con los resultados de la encuesta.

En Francia se propuso cobrar un impuesto especial a la publicidad on line con el fin de frenar la caída de los medios tradicionales.

Las primeras reacciones hablaban de que esa tasa adicional podría frenar la innovación.

En España la AEDE, que agrupa a los editores de Diarios, está analizando los posibles modelos de negocio para sus asociados. Las medidas, muy variadas van desde la desaparición del descuento a las agencias de publicidad, a la defensa de la propiedad intelectual (en contra de las sociedades de gestión, como la SGAE) y un intento de cobrar a los buscadores por utilizar sus contenidos.

Desde Europa nos vienen propuestas de coordinar una política común sobre la prensa.

Los modelos de negocio no deberían descartar opciones absolutamente diferentes, como sugiere Jeff Jarvis.

También cabe la posibilidad de que la solución a todos estos problemas venga por el lado de la tecnología.

Muchos de los editores han puesto sus esperanzas en el nuevo IPad.

Carpe díem

El mercado publicitario se ha acostumbrado a vivir al día.

¿Pensar en el mañana? ¿Para qué? Si la realidad cambia tan rápido que todo lo que planifiquemos habrá variado cuando ese mañana llegue.

Este es el pensamiento que parece haberse instalado en las mentes de los que deciden. Por un lado muchas compañías cotizan en Bolsa y tienen que justificar sus resultados cada trimestre. Por otro la crisis se ha llevado por delante una gran parte de la sensatez que aún quedaba.

Teníamos las cadenas privadas de televisión más rentables de Europa cuando la economía iba bien, pero nadie se preocupó de provisionar por si algún día iba peor. Total sólo había que atacar a TVE y de ahí saldría el dinero.

Cuando por las presiones de esas cadenas privadas, el Gobierno decide suprimir la publicidad de TVE también se hace de un día para otro ¿para qué vamos a dejar que el mercado se adapte? Si algunos millones de euros se pierden por el camino ¿a quién le importa?

Eso sí; en plena crisis económica y sabiendo que al año siguiente va a disminuir la oferta y se producirá un cataclismo en los precios, a nadie se le ocurre reducir el tamaño de los bloques, con lo que aumentaría la eficacia y se podrían sujetar los precios. No; se vende todo, se mantienen bloques eternos, aunque haya que tirar los precios.

Ahora, con menos GRPs para vender y con una parte de la audiencia ya inalcanzable, los precios subirán y subirán, hasta que alguien se dé cuenta de que la televisión, esa televisión menos eficaz, ya no tiene sentido en sus campañas. ¿O no? No quiero ni pensar qué puede pasar en el mes de mayo, cuando el tiempo mejore y caiga el consumo de televisión y la producción no alcance, ni de lejos, para compensar la demanda.

Si en los concursos sólo importa el precio y todos somos capaces de ofrecer un precio cada vez más barato, estamos destruyendo el valor del mercado publicitario. Estamos echando fuera a los medios, como si no fueran necesarios. Pero además estamos destruyendo nuestro propio mercado. Vamos hacia un mercado mucho más pequeño y con gente mucho peor pagada (y seguramente mucho peor preparada: dejará de ser atractivo para la gente más valiosa). Si se cumplen las previsiones de Zenith Vigía para este año, la inversión en medios puede caer un 35% en tres años. Pero no parece preocupar a nadie.

Sabemos que la medición es importante. Sabemos que tenemos un problema cada día más grave con la medición de internet. Sabemos que cada día que pasa es mayor la parte de televisión que medimos mal. Pero parece que ese es un problema que sólo preocupa, y poco, a los técnicos. ¿Nadie va a hacer nada para buscar soluciones? ¿Vamos a esperar a que todo el sistema estalle?

No importa. Vivamos el día de hoy.

Carpe díem.

Este artículo mío se publicó la semana pasada en PRNoticias.

La publicidad es la víctima

El Seminario de AEDEMO de Televisión del que hablaba ayer se terminó con una mesa redonda que llevaba por título: La TV: ¿quién sabe hacia dónde?, moderada, como no podía ser menos con ese título, por Paco Lobatón.

El coloquio resultó muy interesante. Se tocaron todos los temas de actualidad en estos últimos meses, desde la desaparición de la publicidad en TVE y su consiguiente incremento de audiencia, a los problemas en la medición, pasando por el escaso respeto hacia la publicidad.

En muchos sentidos el protagonista de la mesa fue Jaume Roures, Presidente de Mediapro y accionista de referencia de La Sexta y la cadena de pago Gol TV.

Roures había declarado pocos días antes que

la publicidad es la gran víctima del momento audiovisual actual.

Cabía la posibilidad de que fuera una mala interpretación por parte del periodista que recogió esas declaraciones, así que Jesús Díaz, Director de El Programa de la Publicidad, le preguntó directamente si era eso lo que había dicho y lo reiteró.

También estaba en la mesa Jorge del Corral, el Secretario General de UTECA, con la arrogancia que siempre muestra para atacar a los anunciantes y a las televisiones públicas. Ayer avisó a las autonómicas de que se vayan preparando para vivir sin publicidad y anunció que no pararán hasta conseguir que ninguna ley limite la publicidad que pueden emitir las cadenas privadas.

El desprecio a la eficacia de esa publicidad, buscada por los anunciantes, sus clientes, era absoluto.

Sofía Rodríguez Sahagún, Directora de Marca y Cliente de Vodafone, que representaba a los anunciantes, puso de manifiesto la importancia de un tratamiento adecuado para conseguir la eficacia de la publicidad, por encima del precio, así como la inconsistencia de las prisas con que se hizo la eliminación de la publicidad de TVE, un sentimiento bastante general en el auditorio.

La sensación que me quedó, una vez más, es que las televisiones privadas, pese a necesitar la publicidad para vivir, la desprecian y la maltratan. Para ellas es un mal, necesario pero un mal.

En cambio no quedó esa sensación tras escuchar la última ponencia de la mañana, Programar en tiempos convulsos, que presentó Pello Sarasola, Director de Programación de Antena 3 TV.

El otro gran tema de la mesa lo planteó Alfredo Clement, Presidente de Omnicom Media Group: la necesidad de un nuevo consenso para conseguir la medición de medios que exige la nueva situación tecnológica.

Esperemos que su petición, que yo respaldé desde el público, no quede en agua de borrajas.

Cada año vivimos una situación similar, pero luego parece que todo el mundo hace oídos sordos.

Hace dos años la ponencia ganadora, presentada por Pablo Romero ponía de manifiesto las necesidades y la dirección en que debería ir la solución.

Tenemos un Consejo para la Medición de Medios Digitales que trabaja para conseguir eso mismo.

Sabemos lo que hace falta, como puso de manifiesto Jaime Agulló en su ponencia.

Parece que existen las soluciones tecnológicas. Incluso podría proporcionarlas el mismo operador que ahora monopoliza la audimetría, como se vio en la ponencia de Alberto de Pablo y Mark Richard, los máximos responsables de Kantar Media en España y en el mundo respectivamente.

¿Qué nos falta entonces?

La voluntad del mercado y que alguien lo lidere.

Esperemos que las voluntades se unan y que aparezca ese líder capaz de mirar por los intereses comunes.

Si cada uno sigue mirando sólo a su ombligo ese ombligo estallará junto con muchos otros.

¿Sobrevivirá el papel?

Hace ahora veinte años de la caída del Muro de Berlín. Todo un símbolo de los cambios que se han producido en el mundo.

Decía el tango que veinte años no es nada, pero seguro que no se refería a estos últimos veinte años

Casi por las mismas fechas debió de nacer El Mundo. Leo que acaba de celebrar una gran fiesta por su vigésimo cumpleaños. Estaba destinado a pelear por el liderato de la prensa diaria, algo que, por el momento, nunca ha conseguido.

No muchos años después, en la segunda mitad de los noventa, nació elmundo.es que, esta vez sí, se convirtió en líder de la prensa digital en español.

Por ahora debe de hacer diez años del nacimiento de Madrid y m@s, el antecedente de lo que hoy es 20 Minutos, que abrió un capítulo, el de la prensa gratuita, de gran repercusión en nuestro mercado. Hasta comienzos de este año, cuando cerró Metro, llegó a haber cuatro cabeceras gratuitas de ámbito nacional y múltiples de distribución más reducida.

Así nos hemos dado de golpe con los dos grandes temas que afectan actualmente a los diarios: digital o papel y gratuito o de pago (y en el caso de ser de pago, el precio).

La digitalización ha puesto en nuestras manos una cantidad casi infinita de información, a la que tenemos acceso en fracciones de segundo, prácticamente sin coste. En esas condiciones ¿siguen teniendo sentido los diarios tradicionales en papel? ¿No será el papel sólo un romanticismo más, para aquellos que necesitamos su tacto y el olor de la tinta? Al fin ¿cuántos jóvenes están dispuestos a pagar por un diario en papel?

La información interesa y seguirá interesando, pero cada uno quiere una información y un grado de profundidad en el análisis. Parece más fácil conseguir esa adecuación en Internet que en papel.

Otra cuestión es el precio.

En los primeros momentos de Internet, cuando empezamos a tener acceso gratuito a cantidades impensables de información, el elemento diferencial parecía la accesibilidad y la cantidad de información. Luego vinieron los diarios gratuitos en papel y llegamos a pensar que la clave era el precio (o su ausencia).

¿Y la publicidad?

Una publicidad cada vez más desprestigiada no ha sido capaz de vender a la sociedad su importancia en el mantenimiento del sistema de medios, que a su vez juega un papel central en la vida de las sociedades democráticas.

Estos días se ha publicado el Proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual. En su Exposición de Motivos se puede leer que la regulación de la publicidad…está concebida como un instrumento de protección del consumidor frente a la emisión de mensajes publicitarios.

Hay que proteger al consumidor frente a la publicidad.

Algo parecido vivimos este verano a raíz de la decisión del Gobierno de suprimir bruscamente la publicidad de TVE. Se estaba librando a los ciudadanos de un enemigo. Se llegó a decir que la gente prefería la televisión sin publicidad- ¡Claro! Y también prefiere no pagar impuestos.

La voz de los publicitarios no fue escuchada. El sector fue ninguneado.

A veces los medios también dan la sensación de que para ellos la publicidad es un incordio. Con la crisis nos hemos hartado de ver y de leer reportajes en los que se enseña a los consumidores a comprar mejor, que se reducen a comprar aquellos productos menos apoyados por la publicidad. La compra inteligente es la compra de marca blanca, la de aquellos productos que no han despilfarrado en comunicar a través de los medios sus virtudes. ¿Alguien lo entiende?

También en plena crisis hemos visto como los diarios subían su precio de portada en un porcentaje que, más o menos, se acababa traduciendo en una reducción de su difusión en un porcentaje similar, con lo que se demostraba que quién tomaba esa decisión (la subida de precio) no tenía en cuenta la repercusión que la caída de otros indicadores iba a tener en la inversión publicitaria. A más precio, menos difusión y menos audiencia, ergo menos deberemos pagar por cada inserción ¿o no?

Pero este es un tema tabú, por el que ya pagué un precio hace unos meses y no quiero que me vuelva a pasar.

La difusión de los diarios líderes cae aproximadamente un 10% cada año. La audiencia cae más lentamente y se mantiene en torno al 40% de la población, pero se sujeta, sobre todo, en los diarios gratuitos.

La inversión publicitaria en prensa ha caído un 28% en los tres primeros trimestres de 2009, según datos de I2P; según la misma fuente el año podría cerrarse con una caída del 25%. No son mucho más optimistas las previsiones de mi querido Zenith Vigía. Esa cifra se une a una caída de más del 20% el año anterior.

¿Qué negocio puede resistir esta caída en los resultados?

La clave sería, podría ser, que el negocio se estuviera trasladando a las ediciones digitales.

No es fácil de comprobar.

Hasta hace poco se decía que por cada diez euros que se retiraban de la edición en papel, la edición digital recuperaba uno. Yo creo que ya no es así, pero acaban de publicarse los resultados del estudio de IAB referidos al primer semestre y hablan de una ligera caída de la inversión en Internet. Además parece que la parte menos perjudicada sigue siendo la de buscadores. Así que la prensa no parece salir muy bien parada.

Nos hemos dedicado durante años, sobre todo desde el lado interactivo, a denostar la publicidad impuesta, la que había que ver a la fuerza, pero no está claro que la publicidad buscada por el consumidor sea capaz de financiar los medios. Ni siquiera está claro que todos los productos sean capaces de generar publicidad que luego sea buscada.

Además hemos conseguido, con publicidad muy barata, saturar de mensajes al sufrido consumidor.

Y en esto llegó el e.book. ¿Seremos capaces de descargarnos cada día nuestro diario habitual en nuestro e.book? ¿Pagaremos por ello?

Creo que estoy escribiendo el artículo más caótico de mi vida.

Creo que refleja muy bien la situación. La situación también es caótica.

El caos no tiene por qué ser malo. Se habla de un caos creativo. Seguro que éste puede serlo.

¿Sobrevivirá el papel? Algo en mi interior me dice que sí, que nada muere del todo. Pero no veo a nadie con las ideas adecuadas para gestionar bien este momento. O sea que no tengo ni idea.

¿Pagaremos por la información? También hay algo que me dice que sí, que por algún tipo de información se pagará. Pero no me puedo olvidar de que, después de unos años en los que se decía que la clave estaba en los contenidos, en los derechos, en algunos países, con el nuestro a la cabeza, parece haberse impuesto la idea de que todo tiene que ser gratis y que los creadores de contenido bastante tienen con que su obra se conozca y se difunda.

Hemos creado en la SGAE al enemigo público número 1.

¿Sobrevivirá el papel? Sinceramente, no lo sé.

¿Se pagará por los contenidos? No tengo ni idea.

Pues vaya. ¿Para esto un artículo?

Este artículo se ha publicado en la edición en papel de la revista El Publicista.

Más referencias sobre el tema en El Mundo; marketingdirecto.com; sobre contenidos de pago; sobre ayudas a la prensa; sobre la querella entre los diarios y Google; sobre cobrar por contenidos; sobre otras fuentes de ingresos para la prensa;

Las nuevas agencias de medios

En el principio…me contaron que en el principio fueron las distribuidoras, luego vinieron las centrales de compras, más tarde las centrales de medios y allí por el cambio de milenio ya éramos agencias de medios. Algo que en su momento produjo el enfado de las agencias, de las creativas de toda la vida.

Por el camino hemos ido aportando cada vez más valor aunque, eso sí, recibiendo a cambio menos dinero. Es lo que tiene cuando un mercado madura, me dicen. Pero yo no lo creo. Yo creo que no hemos sabido transmitir cual es ese valor que aportamos.

Cada vez que hay un concurso y hacemos un gran esfuerzo de investigación, un planteamiento estratégico novedoso, llevamos propuestas creativas acordes con esa estrategia, planteamos una campaña integrada que tiene en cuenta todos los puntos de contacto posibles con el consumidor del producto (apoyada en una investigación que ha costado su buen dinero)…y al final el concurso se adjudica a los mejores costes, me convenzo más de que algo estamos haciendo mal.

Porque además todos sabemos que esos costes se consiguen a base de presionar a los medios y la capacidad de presionar depende más de las características del anunciante que de las de la agencia. O sea que al final son los medios los que pagan los platos rotos de los concurso y de la presunta “maduración del sector”.

¡Uy! Me parece que me estoy alejando del briefing. Yo tenía que escribir de las tendencias en nuestro negocio. Pero creo que la tendencia a, simplemente, comprar más barato, siendo la real, no es políticamente correcta.

Claro que hay veces que parece que eso es lo único que valora el anunciante, o al menos algunos anunciantes. Porque se da por hecho que todos tenemos un producto similar: las mismas fuentes, todas, y la misma panoplia de investigaciones propias, de herramientas y hasta, supongo, el mismo talento.

Bueno, pues eso no es cierto ni siquiera en el caso de las fuentes (algunas tenemos más y otras, no siempre las más pequeñas, menos) pero está muy lejos de la realidad en el caso de las investigaciones propias, de las herramientas y, supongo, en el del talento.

Todos hablamos de investigaciones sobre los puntos de contacto con el consumidor (los famosos touch points) pero el grupo ZenithOptimedia completó el mes pasado su estudio número 400; creo que nadie más puede hablar de esas cifras ni del conocimiento que eso supone pero ¿qué valor tiene eso en un concurso frente a un 2% más de descuento?

Todos hablamos de comunicación integrada, de planes en los que se contemplan todos los medios, pero algunas empresas han desarrollado más su conocimiento sobre nuevos medios y tienen a sus especialistas integrados en los equipos de servicio al cliente y otras no. Algunas tienen sus propios estudios sobre blogs y publicidad o sobre publicidad en redes sociales y otras no.

Todos sabemos que el móvil puede ser la plataforma publicitaria del futuro, pero hay pocas agencias que hayan desarrollado estudios propios sobre el tema y creo que sólo hay una que haya realizado ya tres ediciones de su estudio.

Todos creemos conocer las potencialidades publicitarias presentes y futuras de Internet pero sólo unos pocos nos hemos preocupado de realizar estudios específicos sobre la red y sólo unos pocos más estamos peleando porque Internet tenga una medición adecuada a las necesidades del mercado publicitario.

Todos sabemos que los medios se pueden utilizar de muy diferentes formas, desde las más convencionales a las más innovadoras. Algunas empresas gestionan este aspecto desde unidades especializadas en innovación, muy imbuidas de creatividad; otras no lo consideran necesario.

El mercado de medios es cada vez más complejo. Conocerlo bien y plantear las mejores estrategias de comunicación es cada vez más complicado, pero todos parecemos dar por hecho que ese conocimiento no tiene ningún valor o, si lo tiene, que no hay que pagar por ello. Si en épocas de bonanza ya era así, la maldita crisis ha acentuado esa tendencia y, de nuevo, lo único que importa es comprar más barato. Da igual lo que compremos, pero que sea muy barato.

Yo quiero pensar que la tendencia es otra. Que en algún momento los anunciantes se darán cuenta de que desde las agencias de medios se aporta valor y que éste no es igual para todas. Que en algún momento todos nos daremos cuenta de que los medios también aportan valor, que son los vehículos necesarios para nuestra comunicación y que ese valor tiene un precio que hay que pagar. Que estrangulando a los medios estamos apretando el nudo con el que todos nos ahorcaremos y que pagando cada vez menos por el servicio, acabaremos teniendo un peor servicio.

Yo creo que este mercado necesita una reflexión sobre sí mismo, sobre sus actitudes, su presente y su futuro.

Yo creo que estamos a tiempo de replantearnos el papel que debe adoptar cada uno para conseguir un mercado publicitario sostenible.

Pero hacen falta interlocutores que sepan valorar lo que aporta cada cual en la negociación.

Si no es así, si no somos capaces de pararnos a reflexionar sobre cómo estamos destruyendo el mercado, la publicidad será probablemente muy barata pero será inútil.

Espero que seamos capaces de demostrar que de verdad aportamos valor.

Este artículo se ha publicado en la revista especializada IPMark, este mes de octubre.