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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Gestores del corto plazo (0)

No han pasado mucho más de diez años desde que nos hablaron del fin de la historia y de los ciclos, algo así como que el crecimiento sería ya continuo, cuando nos hemos visto sumidos en la crisis más profunda en casi cien años.

¿Qué ha pasado para que todo cambie de una manera tan radical?

En una sociedad que ya tendía hacia el corto plazo (el directivo sólo piensa en su bonus de este año; lo que le pase a su empresa a medio plazo no le importa porque muy probablemente dentro de dos años trabaje para la competencia) la globalización y la digitalización han hecho posible acortar aún más ese plazo. Las decisiones se toman ahora pensando en la evolución de la cotización de Bolsa hoy mismo y sabiendo que esa cotización puede verse influida por lo que ahora mismo esté decidiendo alguien en Tokio, en Sidney o en San Francisco.

La Bolsa, además, penaliza la contratación de personas y premia la reducción del equipo humano, sin ningún tipo de matices. Expulsar capital humano, sea del tipo que sea, incluso cuando se trata del talento que hace progresar a la empresa, tiene una prima en la cotización bursátil. Todo esto ha traído una generación de directivos que no piensan en el futuro, mucho más allá del mes, justo en el momento en el que las transformaciones que se están produciendo, debidas precisamente a las mismas causas, exigirían una mirada mucho más estratégica y a largo plazo. ¿Qué debería ser mi empresa dentro de diez años en el nuevo panorama que nos abre un mundo interconectado, digitalizado, globalizado?

Tenemos un buen ejemplo en nuestro pequeño mundo de publicidad y medios de comunicación en España en los últimos años. Sólo hay que remontarse dos años, hasta 2007, para encontrarse a las dos empresas más rentables entre todas las cotizadas en Bolsa en Europa. Por supuesto, esos beneficios se repartieron entre los accionistas. ¿El futuro? ¿Eso qué es? ¿Alguien conoce el significado de la palabra invertir?

Dos años después, en plena crisis económica, la rentabilidad ha bajado mucho, aunque sigue siendo positiva, no como en otros sectores. Hay que poner en marcha el lobby, presionar al Gobierno y conseguir que suprima la publicidad de la televisión pública. Sorprendentemente, la cosa funciona. Sería la ocasión de reducir el tamaño de los bloques y vender a los anunciantes mayor eficacia y a los espectadores respeto (ya llegará el momento de volver a venderlo todo cuando vuelva a haber dinero), pero ¿para qué? Sigamos vendiendo bloques largos a cualquier precio, aunque ingresemos menos. El accionista estará contento, sobre todo si volvemos a repartir todos los beneficios en forma de dividendos. Invertir ¿para qué?

Cuando llegue el momento, ya sin televisión pública, subiremos los precios, con la misma saturación, con menor eficacia, pero a los anunciantes no les quedará más remedio que venir a nosotros. Tenemos la sartén por el mango y, si hace falta, volveremos a presionar a papá Gobierno, que está débil y seguro que se deja.

No están los tiempos para bromas. Haría falta conseguir nuevos consensos en medición, como los que hace más de cuarenta años dieron origen a un EGM aún vigente, o los que hace veinte hicieron posible una audimetría de televisión que hasta ahora nos ha servido para regular un mercado complejo.

Pero ahora hay una nueva televisión, cada vez es mayor la parte de televisión mal medida por la audimetría y tenemos Internet, con múltiples medidas pero ninguna consensuada, ninguna que se adapte a las necesidades de los anunciantes. Necesitaríamos líderes del mercado con amplitud de miras, capaces de pensar en las necesidades comunes y en mirar hacia los próximos ¿diez? ¿quince? años. Capaces de poner en marcha la medición consensuada de Internet y de la nueva televisión que el mercado necesita. Pero yo no los veo por ninguna parte. Todo lo contrario, si algún técnico se atreve a pedir que se tomen decisiones en la dirección adecuada, seguro que veremos a su jefe llamando a la Reina de Corazones: ¡que le corten la cabeza!

Mientras tanto seguimos viendo como el mercado publicitario reduce su tamaño cada año: ¡un 11%! ¡un 21%! Se multiplica por 5 o por 6 la caída de la economía. Y se vuelve a las cifras de 1999.

Vemos cómo van cerrando unos medios detrás de otros, cómo desfilan multitud de personas hacia el exterior de sus agencias.

Pero quienes tomaron las decisiones que han llevado a este caos cobrarán sus bonus este año.

¡Y todos tan contentos!

Este artículo se publicó en I&M (Investigación y Marketing) la revista de AEDEMO a comienzos de 2010 y aunque en gran parte mantiene su vigencia lo he actualizado en el publicado ayer en este mismo espacio.

Gestores del corto plazo (1)

Hace ya quince años nos hablaron del fin de la historia y de los ciclos. Extinguido ya el enemigo del capitalismo y con la llegada acelerada de nuevas tecnologías, el crecimiento sería continuo; ya no habría de qué preocuparse. Sin embargo no habían pasado ni ocho años desde aquella optimista profecía cuando el mundo se vio sumido en una de las crisis económicas más profundas y prolongadas que se recuerdan. Precisamente por los abusos de ese capitalismo triunfante que iba a terminar con los ciclos.

Siete años después, con millones de parados más, con las centenarias cajas de ahorros desaparecidas y tras cientos de miles de deshaucios aún nos preguntamos qué pasó para que todo cambiara tan radicalmente.

En una sociedad dominada por el corto plazo (el directivo sólo piensa en su bonus de este año; lo que le pasara a su empresa a medio plazo no le importaba porque muy probablemente dentro de dos años trabajaría para la competencia) la globalización y la digitalización han acortado aún más ese plazo. Ahora las decisiones se toman pensando en la evolución de la cotización de la Bolsa hoy mismo y sabiendo que esa cotización se verá influida por lo que ahora mismo esté decidiendo alguien en Tokyo, Sidney o San Francisco (y cada vez más en Shanghai o Hong Kong).

La Bolsa, además, penaliza la contratación de personas y premia la reducción del equipo humano, sin ningún tipo de matices. Expulsar capital humano, sea del tipo que sea, incluso cuando se trata del talento que hace progresar la empresa, tiene una prima en la cotización bursátil.

Todo esto ha traído una generación de directivos que no piensan en el futuro, mucho más allá de fin de mes, justo en el momento en que las transformaciones que se están produciendo, debidas precisamente a las mismas causas, exigirían una mirada mucho más estratégica y a largo plazo. ¿Cómo debería ser mi empresa dentro de diez años en el nuevo panorama que nos abre un mundo interconectado, digitalizado, globalizado?

El pequeño mundo de la publicidad y los medios de comunicación en España ha sido un buen ejemplo de todo esto en los últimos años. En 2007 las dos empresas cotizadas en Bolsa más rentables de Europa eran nuestras dos televisiones privadas. Los beneficios que obtenían se repartían religiosamente entre los accionistas. ¿Invertir?¿El futuro?¿Eso qué es?

Pero no pasa nada. Cuando, ya en plena crisis, bajó la rentabilidad (aunque siguió siendo positiva) bastó presionar al Gobierno de turno para conseguir que se suprimiera la publicidad en la televisión pública. Con esa inyección de varios cientos de millones de euros la rentabilidad se recuperó. ¿Hacer mejor programación?¿Cambiar la política comercial? ¿Para qué? Ya nos aprovecharemos cuando vuelvan las vacas gordas.

Por supuesto, el Gobierno que sustituyó al que tomó tan discutible medida no la revocó en ningún momento.

Ahora que el mercado publicitario parece empezar a reaccionar es el momento de subir los precios y ordeñar más a la vaca. Los anunciantes siguen necesitando la televisión y no les queda otra alternativa que pasar por el aro.

Claro que los anunciantes no son conscientes de la fuerza que podrían tener; y si lo son no son capaces de explotarla. El corto plazo nos exige comprar barato ¿qué es eso de comprar mejor?¿Pagar por una mayor calidad? ¡Ni pensar! Yo quiero calidad, pero que no me suban el precio.

Mucha  de la televisión que se ve ahora, sobre todo los jóvenes, pero no sólo los jóvenes, no se mide o se mide mal. Nos dejamos fuera muchas cosas a pesar de que ya disponemos de la tecnología para medirlo bien. Haría falta un nuevo consenso, quizá algún lider que se pusiera al frente. ¿Alguien lo ve?¿Alguien intuye quién podría ser? Yo no.

Es más: el corto plazo es tan corto en algunos casos que llevamos varios años en los que el Presidente elegido de la IAB (la asociación de la publicidad digital, que podría ser una de las que liderara el proceso) nunca llega a completar su mandato de un año; antes de ese plazo ya ha cambiado de empresa (o, en el peor de los casos, se ha ido a su casa).

Al menos en 2011 se llegó a un consenso para recomendar un medidor de Internet (o de digital, para ser más amplio) y se eligió a ComScore. Es difícil imaginar un acuerdo más débil, pero al menos hubo un acuerdo. Recientemente se ha prorrogado la recomendación, aumentando las exigencias a ComScore.

Necesitaríamos líderes del mercado con amplitud de miras, capaces de pensar en las necesidades comunes y de mirar a los próximos ¿diez?¿quince? años; capaces de hacer que se alcancen los necesarios consensos de mercado. Pero yo no los veo por ninguna parte.

Mientras tanto el mercado publicitario se ha visto reducido a la mitad y podría tardar más de veinte años en recuperar sus cifras de 2007.

Muchos medios han cerrado; casi todas las agencias han reducido su personal; los que siguen teniendo trabajo cobran menos que hace siete años.

Pero quienes tomaron las decisiones que produjeron este caos cobraron sus bonus o sus millonarias indemnizaciones.

¡Y todos tan contentos!

Este artículo es la actualización del que publiqué con el mismo título a comienzos de 2010, hace ya casi cinco años en Investigación y Marketing (I&M) la revista de AEDEMO. Creo que mantiene (incluso acentuada) toda su vigencia.

Los padres también concilian: hoy se ha publicado #papiconcilia

Hace algo más de seis meses presenté aquí #mamiconcilia, una iniciativa de mi hija Usúe tras quedarse sin trabajo al volver de su baja maternal.

#mamiconcilia es un e.book colaborativo que recoge 28 testimonios, en su mayor parte de madres que desarrollan funciones directivas en el campo de la comunicación y el marketing (aunque hay excepciones: no todas son madres; hay incluso una abuela y un padre que, eso sí, es el marido de una directiva del mismo sector).

#mamiconcilia tuvo mucho éxito. El día de su lanzamiento fue trending topic en Madrid; muy pronto llegó a las 700 descargas y actualmente ya supera las 3.000.

Los medios se hicieron eco de la iniciativa y Usúe se ha convertido en una referencia: ya ha sido entrevistada sobre el tema de la conciliación por un buen número de cadenas de televisión, emisoras de radio, diarios y revistas.

Entre las críticas constructivas que recibió #mamiconcilia destacaron tres:

¿Por qué eran mujeres? La idea surgió tras una baja por maternidad.

¿Por qué madres? El libro salió con ocasión del Día de la Madre. (Aunque ya he dicho que hay excepciones).

¿Por qué se había centrado en directivas? Porque tenían la capacidad de mejorar las cosas y estaban más cercanas a la trayectoria anterior de Usúe.

Pero si algo quedaba claro es que la conciliación de la vida familiar con la laboral no es un asunto exclusivamente femenino. Así que Usúe puso en marcha #papiconcilia, que recoge testimonios de 24 padres y ha visto la luz en el día de hoy.

#papiconcilia es un e.book gratuito, que se puede descargar, a cambio simplemente de su difusión, desde el siguiente enlace:

En este nuevo e.book se pueden encontrar testimonios muy diferentes: de padres primerizos, de otros que han vivido la llegada simultánea de varios nuevos miembros a su hogar, un padre soltero de un hijo adoptado, padres que han cambiado su vida profesional con la llegada de un nuevo hijo, padres que se han enfrentado a la incomprensión de sus compañeros por su mayor dedicación a sus hijos,…

Esperemos que esta nueva iniciativa vuelva a ser un éxito y que el tema de la conciliación entre vida familiar y laboral esté siempre de actualidad.

Nos afecta a todos.

50 años de transparencia en 550 portadas

La OJD fue la primera institución que puso en marcha un estudio consensuado en el mercado de medios. Fue en el año 1964, así que este año se cumple su primer medio siglo de existencia.

Desde entonces OJD ha proporcionado a los medios y al mercado publicitario datos auditados de tirada y difusión de los medios impresos. También fue pionera, en los años noventa, en aportar datos de medios digitales.

Quienes me conocen, quienes sigan con asiduidad este blog, saben que siempre he apoyado los estudios sindicados. Los que nacen del acuerdo entre todas las partes implicadas en el negocio son muy convenientes en un mercado como el de medios, en el que el dato es fundamental en las negociaciones y en la existencia misma del mercado publicitario.

Debemos estar agradecidos a los pioneros que hace cincuenta años se dieron cuenta de la necesidad de una herramienta como ésta y también a todos los que a lo largo de estos cinco decenios han hecho posible que se mantenga y mejore día a día.

Con motivo de este cincuentenario OJD ha creado una web conmemorativa, llamada El valor de la transparencia, en la que, entre otras cosas, pueden verse cerca de 550 portadas de diferentes medios en las que se recogen acontecimientos tan interesantes, y tan dispares, como las muertes de Churchill, el Che Guevara,  De Gaulle, Robert Kennedy, Picasso, Carrero Blanco, Franco o El Yiyo, el crimen de Los Galindos, los atentados de ETA, los estados de excepción y los fusilamientos de 1975, el primer hombre en el espacio, la llegada del hombre a la Luna, la llegada de los Beatles a España, los triunfos de Santana, Urtain, Indurain o el Real Madrid, el golpe de estado en Grecia, la guerra de los Seis Días, el mayo parisiense del 68, la invasión rusa de Checoslovaquia, las bodas de Julio Iglesias, Liz Taylor o George Clooney y tantas y tantas otras noticias. (Es imposible resumir en un post más de 500 asuntos)

Merece la pena visitar la web, no sólo para dar un repaso a la historia de estos últimos cincuenta años; también para ver a todas esas cabeceras que nos han acompañado a lo largo del tiempo y que, en muchos casos, se han quedado por el camino.

Felicidades OJD. Por vuestros 50 años y por la web.

Ha sido un placer.

Cómo se miden las audiencias digitales y por qué hay que medirlas

La llegada de Internet nos trajo montañas de datos. Para cada sitio (y para cada página de cada sitio) sabemos cuantos dispositivos están conectados en cada momento y en cada periodo de tiempo determinado, el tiempo que pasa cada uno, de donde venía y hacia donde se fue. La analítica web, que desentraña todos estos datos, es un instrumento muy rico. En Internet todo se etiqueta (tag) y cada dispositivo va dejando su huella (cookie) en todos los sitios por los que pasa. Entonces ¿qué necesidad tenemos de realizar estudios de audiencia?

Quién puede analizar todos esos datos es el propietario del sitio (el medio de comunicación, pongamos por caso) que puede seleccionar qué datos enseña para su comecialización (pero no conocerá datos de sus competidores).

Pero el mercado publicitario necesita datos de personas (no de dispositivos) para todos los sitios en los que se pueda planificar publicidad (para poder comparar) y proporcionados por una fuente imparcial. Con esos datos los anunciantes y sus agentes calculamos a cuantas personas diferentes, de unas determinadas características, hemos llegado (cobertura) y cuantas veces (frecuencia).

Así que muy pronto, a finales de los años noventa, unos cinco años después del nacimiento de la Internet comercial, ya se pusieron en marcha paneles de usuarios, un método similar al utilizado para la medición de audiencia de Televisión.

Se selecciona una muestra representativa de la población y se instala en sus dispositivos un software (no hay que instalar, como en televisión, un aparato auxiliar) que registra todos los datos de los sitios por los que está navegando y los envía al instituto de investigación. Al no haber inversión en aparatos se pueden utilizar muestras más grandes a precios asequibles.

Así se obtienen datos referidos a personas (no sólo a dispositivos) de las que conocemos su perfil.

Pero mientras la mayor parte del consumo de le Televisión tradicional se hacía en el hogar, una parte importante del consumo de Internet se hace fuera. Pocas empresas dejan instalar en sus ordenadores el software de medición con el que se construiría el panel de trabajo. Eso ya era un problema. Ahora, cuando el consumo de Internet desde dispositivos móviles supera al que se hace desde los fijos, el problema se agudiza. En teoría bastaría con instalar el software de medición en todos los dispositivos que utilice un panelista, pero en la práctica surgen problemas.

Otro problema se debe a la tremenda fragmentación de Internet. En Televisión con los resultados de un número relativamente pequeño de cadenas tenemos cubierto un porcentaje muy elevado del consumo del medio; en Internet lo que suele llamarse larga cola empieza muy pronto. Para medir la mayor parte de los sitios con la suficiente precisión harían falta muestras tan grandes que no se pueden alcanzar.

Esto ha llevado en los últimos años a la utilización de lo que llamamos medición híbrida, una combinación de los datos muestrales obtenidos del panel con datos censales de dispositivos obtenidos para todos los sitios analizados. Para ello los sitios que se van a medir tienen que implementar las etiquetas del medidor (se necesita la colaboración de aquellos sitios que se van a medir, que podrían boicotear al medidor en un supuesto conflicto de intereses).

Tras la celebración de un concurso promovido por las asociaciones IAB y AIMC el medidor recomendado en el mercado español , el que establece la moneda, desde finales de 2011 es ComScore.

Técnicamente es posible establecer mediciones multidispositivo para un único panel de personas. El problema, no sólo en España (la revista AdAge recogía hace unas semanas este mismo problema en Estados Unidos), es que en estos momentos en que  la rentabilidad a corto plazo prima sobre la estrategia, nadie está dispuesto a invertir más para conseguir una medición mejor.

Este post es un resumen y actualización de los dos publicados recientemente en Bloggin Zenith: ¿Cómo se miden las audiencias digitales (I) y (II).

¿La medición de audiencia beneficia a los canales grandes?

Yo he ido pocas veces a un juzgado.

Hace ya unos cuantos años, a mediados de los noventa, me llamaron para declarar como testigo en un juicio contra Sofres. Un pequeño canal de televisión local les había denunciado porque los datos del medidor de audiencias les perjudicaban.

Como suele ocurrir, el juez no entendía nada sobre el tema, seguramente muy técnico para él. Me hizo unas pocas preguntas, alguna de ellas bastante desconcertante, y me dejó marchar.

Por supuesto, Sofres ganó el juicio y unos años después el pequeño canal local desapareció, como la mayoría de los canales locales de los años noventa.

Leo ahora que la cadena 13TV está preparando una denuncia contra Kantar Media (el actual nombre del medidor, el antiguo Sofres) por favorecer a Mediaset y Antena 3.

Algunos de los argumentos que leo son bastante peregrinos:  partidos de fútbol similares de la Liga Adelante tiene más audiencia en La Sexta que en 13TV. Programas que llegan a ser trending topic luego no tienen grandes audiencias…

¿Por qué creo que son peregrinos?

Una cadena tiene un plus simplemente por tener un número más bajo (6 es menor que 13) porque se llega antes en el habitual zapping secuencial.

Una cadena tiene un plus por llevar más tiempo en el mercado: estará sintonizada en muchos más televisores de muchos más hogares.

Ser trending topic en Twitter tiene poco que ver con la audiencia. Miden dos cosas diferentes.

Ahora, si me preguntan si 13 TV se mide igual de bien que Tele 5 o Antena 3, mi respuesta es no. El grado de precisión con que se miden las audiencias es mayor para las audiencias grandes que para las pequeñas. Un error de muestreo de la misma magnitud (y no nos olvidemos de que se utilizan muestras para medir) afecta más a una audiencia pequeña que a una grande. Pero esto sirve también para programas dentro de una misma cadena: un programa de Tele 5 de las tres de la madrugada se mide con menor precisión que uno de las diez y media de la noche.

Para conseguir una mayor precisión habría que utilizar muestras mucho más grandes. Pero una mayor precisión no daría (o no siempre) audiencias mayores. Simplemente estarían mejor medidas (las de 13TV y las de las grandes cadenas) y sería mucho más caro. En estos tiempos nadie está dispuesto a pagar más simplemente para medir mejor.

El problema por el que 13TV tiene menos participacion en el mercado publicitario que la que cree que le corresponde, no es ese: en un momento de creciente fragmentación, los anunciantes y sus agentes tienden a concentrar su publicidad en un número relativamente pequeño de soportes. Estar en todos sería muy complicado, casi imposible, de gestionar. Esto perjudica a 13TV y a todos los pequeños.

Espero que 13TV finalmente no vaya a juicio: lo perdería.

¡Ah! y si va a juicio espero que no me llamen como testigo.

¿Por qué dan cifras diferentes los estudios de inversión?

Ayer se publicaron los dos estudios de inversión publicitaria que se realizan habitualmente en el mercado español. El primero en salir (o al menos el que me llegó primero) fue el de Infoadex al que, como traía buenas noticias, en seguida dediqué un post.

Por la tarde vio la luz el i2p, que realiza arce media y que yo no he visto hasta esta mañana. También traía buenas noticias así que, además de enviar una nota interna en la empresa también lo he tuiteado.

Un resumen muy rápido del estudio i2p sería: la inversión creció un 1,8% en el primer semestre; el crecimiento fue aún mayor (de un 4,3%) en el segundo trimestre, debido a la abdicación del Rey y al comienzo del Mundial de fútbol y para el conjunto del año se espera un crecimiento del 1,8%.

Poco rato después de enviar la nota, Carlos, un compañero, venía preocupado a mi mesa para preguntarme ¿cómo puede ser que dos estudios que utilizan metodologías similares (seguimiento y valoración de las inserciones) den resultados tan diferentes?

Cuando uno realiza cada mes una previsión de cómo van a moverse las inversiones a lo largo del año, ya está acostumbrado a que le tiren de las orejas porque las previsiones varíen cada mes. Pero son previsiones. El próximo lunes publicaré las del Vigía correspondiente al mes de julio. Estoy seguro de que serán diferentes de ese crecimiento del 1,8% que ha publicado i2p. Aunque seguramente yo me creeré más el dato de i2p que lo que obtenga como media de las opiniones de los panelistas, es importante mantener la consistencia de cada fuente.

Pero ¿por qué i2p e Infoadex obtienen distintos resultados de la observación de la realidad? Y eso que al menos esta vez, las dos fuentes hablan de crecimiento y no como en el primer trimestre cuando, mientras para i2p el mercado caía ligeramente, para Infoadex crecía.

Si analizamos la inversión por medios a lo mejor podemos encontrar alguna razón. Veamos:

El Cine es el medio que más crece. Para los dos estudios. Pero la diferencia en las cifras es espectacular: 22,6% según i2p; 12,9% según Infoadex. Las sucesivas Fiestas del Cine, el éxito en taquilla de Ocho apellidos vascos y los movimientos comerciales pueden explicar la subida. ¿Pero la diferencia? En los dos casos el dato de partida es la declaración de los exclusivistas ¿puede haber luego tanta diferencia en la valoración?¿las nuevas políticas comerciales pueden despistar a los medidores?

La Televisión crece. Para los dos estudios. Más para Infoadex (5,7%) que para i2p (4,8%). Aquí la ocupación es pública y fácil de seguir. La diferencia tiene que estar en la diferente valoración de los precios de compra.

Internet también crece para los dos estudios. Un 3,8% para i2p o un 4,7% para Infoadex. En ninguno de los dos casos se incluye la publicidad en Buscadores, que podría alterar esas cifras. Aquí el seguimiento es complejo, cada empresa utiliza sus propios robots (una posible fuente de diferencias) su propio conjunto de sites analizados y luego valora. Si existen esas diferencias en la estimación de la inversión total en el medio, no quiero ni pensar en lo que puede ocurrir (en lo que ocurre) para cada anunciante en particular.

La Radio crece para las dos fuentes: un 1,9% para i2p; un 3,1% para Infoadex. La radio local tiene un peso importante y difícil de estimar; las dos fuentes no contemplan exactamente el mismo conjunto de cadenas. Ahí podría esta el origen de las diferencias.

La publicidad Exterior crece también para las dos fuentes: un 1,6% para i2p; un 0,4% para Infoadex. Aquí el punto de partida vuelve a ser la declaración de los exclusivistas (si bien no es un medio que se caracterice por su puntualidad a la hora de presentar sus datos). La diferente valoración, el peso de lo local…Podría ser.

También están de acuerdo las dos fuentes en el signo de la evolución de los medios impresos: caen en todos los casos. Las Revistas las que menos: un 3,6% según i2p; un 2,9% según Infoadex. Las fuentes pueden estar contemplando un conjunto diferente de revistas (aunque muy semejante en lo fundamental); de nuevo la diferente valoración de los descuentos también puede influir. Aquí, en las revistas, es dónde i2p considera que fue mayor la influencia, positiva, de la abdicación del Rey y la coronación de su sucesor.

Los Diarios caen un 5,5% según i2p o un 3,7% según Infoadex. No creo que haya mucha diferencia en los diarios considerados; puede haber alguna más en los formatos (mayor o menor consideración de la pequeña publicidad) así que, de nuevo, serán los descuentos el origen de la diferencia.

Los Suplementos son los más perjudicados. Caen un 9,2% según i2p o un 10,6% según Infoadex. La diferencia puede venir básicamente de una diferente consideración de título incluidos.

A veces nos encontramos con sorpresas como ésta. Una misma realidad, contemplada desde una perspectiva aproximadamente igual, puede verse de maneras muy diferentes por espectadores diferentes.

En esta ocasión, al menos, los dos observadores están de acuerdo en darnos buenas noticias en general, aunque también coincidan en que el papel lo tiene cada vez más difícil.

¿En qué se parecen Podemos y Uber?

El miércoles pasado los taxis de una buena parte de las grandes ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona hicieron huelga para protestar por la competencia desleal que sufren por parte de Uber, una aplicación que permite a diferentes usuarios compartir un vehículo para realizar un mismo trayecto. Se encuadra dentro del concepto de economía colaborativa, ahora tan de moda.

Creo que mucha gente, yo entre ellas, no habíamos oído hablar de Uber hasta esta semana. Ahora ya quedarán muy pocas personas en ese estado de ignorancia.

No sé cómo reaccionarán las personas que fueron víctimas de esa huelga: ¿odiarán a Uber o bien odiarán a los taxistas?

Me encontré en el pasillo de la oficina a una persona que había venido de Barcelona para llegar a una reunión a las 9:30 y no había conseguido llegar a nuestra sede (de muy difícil acceso en transporte público colectivo) hasta cerca de las 14:00. Ruth, una amiga que viajó ese día a Barcelona, me decía que se había arreglado allí bastante bien entre Metro y autobuses y sólo había perdido una de las cuatro reuniones que tenía planificadas.

La campaña gratuita de comunicación que los taxistas europeos regalaron a Uber me recuerda a la que una gran parte de los medios españoles (entre ellos la mayoría de los que tienen una orientación editorial hacia la derecha, o sea no muy próxima a la ideología del partido) hicieron para Podemos en los días anteriores y posteriores a las elecciones europeas. Utilizando todo tipo de calificativos (y en muchos casos descalificaciones muy extremas) no dejaron de hablar de un partido que, como Uber, mucha gente desconocía.

Hace ya muchos años se decía aquello de que hablen de ti aunque sea bien. Pero parece que algunos no conocen esa lección elemental de comunicación.

Los intermediarios se comen a los productores

Ayer ZenithOptimedia, el grupo en el que trabajo, publicó su edición anual del ranking mundial de grupos de medios. El criterio para ordenarlos es su nivel de ingresos de medios, es decir los derivados de la publicidad más los otros ingresos que generan esos negocios (los ingresos de circulación de periódicos o revistas, o los ingresos por abonados a la televisión de pago,…).

Un año más el líder es Google, que aumenta la distancia hasta el segundo, al que ahora ya supera en casi un 50%.

Como novedad este año aparecen dos compañías chinas (CCTV en el puesto 23º y Baidu, el competidor local de Google, en el 28º). Todos sus ingresos proceden del mercado local.

Sólo hay un grupo latino entre los treinta primeros, el brasileño Globo. Hace ya varios años que desapareció cualquier vestigio de grupo español.

Con la entrada de Baidu son ya cinco las compañías cuyos ingresos proceden sólo de Internet (Google, Yahoo!, Facebook, Baidu y Microsoft). Entre los cinco acaparan el 67% del negocio mundial en Internet. El informe pone de manifiesto que

«el mercado de Internet pertenece actualmente a los intermediarios (compañías que conectan consumidores con el contenido que están buscando, o consumidores entre sí)»

y deja muy poco para los productores de contenidos.

Aunque en el conjunto del mercado de medios, incluídos los ingresos ajenos a Internet, los productores de contenidos siguen representando la parte mayoritaria (un 79% frente al 21% de los intermediarios) la situación de Internet es paradójica, si bien recuerda a la de otros mercados: quienes facilitan el acceso a los contenidos ganan mucho más que quienes los producen.

Me pregunto cómo ganarían dinero los intermediarios en una situación hipotética (que nunca se dará) en la que los productores de contenidos dejaran de producirlos.

¿Cómo ganarían dinero los mayoristas de frutas si los agricultores no las produjeran?

¿Es más importante la distribución que la producción?

Nuestra sociedad ya ha dado respuesta a esa pregunta. También en Internet.

Tasa Google: Guerra de intermediarios

En la economía tradicional quienes más ganaban eran siempre los intermediarios, Mucho más que los productores, desde luego.

Recuerdo que cuando, muy joven, leía La perspectiva científica, de Bertrand Russell, esa fue una de las ideas que más me llamó la atención. Siempre la he recordado.

El agricultor que producía el trigo o la fruta ganaba menos que el transportista o el almacenista que estaban en el trayecto intermedio entre el productor y el consumidor.

Hemos hecho la revolución digital, pensábamos que con esto cambiaba todo, pero vemos que, de nuevo, quienes más ganan son los intermediarios. Desaparecen unos pero aparecen otros, más fuertes si cabe.

Incluso otros intermediarios, los que crean las infraestructuras por las que se transportan  los bits que constituyen la riqueza actual, también se sienten molestos porque el rendimiento de su inversión es mucho menor que el que consiguen quienes intermedian en contenidos. Las declaraciones de Alierta en el reciente MWC son muy expresivas en este sentido.

Nos dicen que el contenido es el Rey, que lo importante son los contenidos, pero de nuevo, como en la vieja economía, quienes producen esos contenidos son la parte débil a la hora de repartir los ingresos.

Vivimos ahora, con la llamada Tasa Google o Tasa AEDE una lucha entre los propietarios de medios, los intermediarios tradicionales entre quienes creaban los contenidos y sus lectores, y las grandes macroempresas de Internet (Google, Facebook y similares) que son los nuevos intermediarios y quienes se lucran a partir de los contenidos que generan otros.

Creíamos que la nueva economía sería distinta pero, en esto al menos, no ha cambiado demasiado. Vuelven a ser los intermediarios quienes de verdad ganan dinero.

Con la excusa de que Internet está acabando con un buen número de empresas tradicionales y eliminando miles de puestos de trabajo, se van promulgando leyes que tratan de que los intermediarios de Internet hagan llegar parte de sus ganancias a los intermediarios tradicionales. Pero esa no es la esencia del problema. Los creadores seguirán mal pagados.

No creo que esas leyes (Sinde, Wert, Lassalle y sus homólogas en otros países) vayan a frenar a los grandes intermediarios de Internet, que hacen muy bien su trabajo y, como ganan mucho dinero, son muy poderosos. Quizá su punto débil acabe siendo el fiscal. Que esas grandes empresas no paguen impuestos (o paguen muy pocos) en los países en los que hacen grandes negocios les acabará creando muchos enemigos. Aunque su situación sea legal porque se acogen a las ventajas fiscales de otro país, como Irlanda o Luxemburgo.

No olvidemos que Al Capone sólo acabó en la cárcel por sus problemas con el fisco.