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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

Archivo de la categoría ‘Futuro de los medios’

Gestores del corto plazo (1)

Hace ya quince años nos hablaron del fin de la historia y de los ciclos. Extinguido ya el enemigo del capitalismo y con la llegada acelerada de nuevas tecnologías, el crecimiento sería continuo; ya no habría de qué preocuparse. Sin embargo no habían pasado ni ocho años desde aquella optimista profecía cuando el mundo se vio sumido en una de las crisis económicas más profundas y prolongadas que se recuerdan. Precisamente por los abusos de ese capitalismo triunfante que iba a terminar con los ciclos.

Siete años después, con millones de parados más, con las centenarias cajas de ahorros desaparecidas y tras cientos de miles de deshaucios aún nos preguntamos qué pasó para que todo cambiara tan radicalmente.

En una sociedad dominada por el corto plazo (el directivo sólo piensa en su bonus de este año; lo que le pasara a su empresa a medio plazo no le importaba porque muy probablemente dentro de dos años trabajaría para la competencia) la globalización y la digitalización han acortado aún más ese plazo. Ahora las decisiones se toman pensando en la evolución de la cotización de la Bolsa hoy mismo y sabiendo que esa cotización se verá influida por lo que ahora mismo esté decidiendo alguien en Tokyo, Sidney o San Francisco (y cada vez más en Shanghai o Hong Kong).

La Bolsa, además, penaliza la contratación de personas y premia la reducción del equipo humano, sin ningún tipo de matices. Expulsar capital humano, sea del tipo que sea, incluso cuando se trata del talento que hace progresar la empresa, tiene una prima en la cotización bursátil.

Todo esto ha traído una generación de directivos que no piensan en el futuro, mucho más allá de fin de mes, justo en el momento en que las transformaciones que se están produciendo, debidas precisamente a las mismas causas, exigirían una mirada mucho más estratégica y a largo plazo. ¿Cómo debería ser mi empresa dentro de diez años en el nuevo panorama que nos abre un mundo interconectado, digitalizado, globalizado?

El pequeño mundo de la publicidad y los medios de comunicación en España ha sido un buen ejemplo de todo esto en los últimos años. En 2007 las dos empresas cotizadas en Bolsa más rentables de Europa eran nuestras dos televisiones privadas. Los beneficios que obtenían se repartían religiosamente entre los accionistas. ¿Invertir?¿El futuro?¿Eso qué es?

Pero no pasa nada. Cuando, ya en plena crisis, bajó la rentabilidad (aunque siguió siendo positiva) bastó presionar al Gobierno de turno para conseguir que se suprimiera la publicidad en la televisión pública. Con esa inyección de varios cientos de millones de euros la rentabilidad se recuperó. ¿Hacer mejor programación?¿Cambiar la política comercial? ¿Para qué? Ya nos aprovecharemos cuando vuelvan las vacas gordas.

Por supuesto, el Gobierno que sustituyó al que tomó tan discutible medida no la revocó en ningún momento.

Ahora que el mercado publicitario parece empezar a reaccionar es el momento de subir los precios y ordeñar más a la vaca. Los anunciantes siguen necesitando la televisión y no les queda otra alternativa que pasar por el aro.

Claro que los anunciantes no son conscientes de la fuerza que podrían tener; y si lo son no son capaces de explotarla. El corto plazo nos exige comprar barato ¿qué es eso de comprar mejor?¿Pagar por una mayor calidad? ¡Ni pensar! Yo quiero calidad, pero que no me suban el precio.

Mucha  de la televisión que se ve ahora, sobre todo los jóvenes, pero no sólo los jóvenes, no se mide o se mide mal. Nos dejamos fuera muchas cosas a pesar de que ya disponemos de la tecnología para medirlo bien. Haría falta un nuevo consenso, quizá algún lider que se pusiera al frente. ¿Alguien lo ve?¿Alguien intuye quién podría ser? Yo no.

Es más: el corto plazo es tan corto en algunos casos que llevamos varios años en los que el Presidente elegido de la IAB (la asociación de la publicidad digital, que podría ser una de las que liderara el proceso) nunca llega a completar su mandato de un año; antes de ese plazo ya ha cambiado de empresa (o, en el peor de los casos, se ha ido a su casa).

Al menos en 2011 se llegó a un consenso para recomendar un medidor de Internet (o de digital, para ser más amplio) y se eligió a ComScore. Es difícil imaginar un acuerdo más débil, pero al menos hubo un acuerdo. Recientemente se ha prorrogado la recomendación, aumentando las exigencias a ComScore.

Necesitaríamos líderes del mercado con amplitud de miras, capaces de pensar en las necesidades comunes y de mirar a los próximos ¿diez?¿quince? años; capaces de hacer que se alcancen los necesarios consensos de mercado. Pero yo no los veo por ninguna parte.

Mientras tanto el mercado publicitario se ha visto reducido a la mitad y podría tardar más de veinte años en recuperar sus cifras de 2007.

Muchos medios han cerrado; casi todas las agencias han reducido su personal; los que siguen teniendo trabajo cobran menos que hace siete años.

Pero quienes tomaron las decisiones que produjeron este caos cobraron sus bonus o sus millonarias indemnizaciones.

¡Y todos tan contentos!

Este artículo es la actualización del que publiqué con el mismo título a comienzos de 2010, hace ya casi cinco años en Investigación y Marketing (I&M) la revista de AEDEMO. Creo que mantiene (incluso acentuada) toda su vigencia.

¿Cuánto te costaría Internet sin publicidad?

Queremos tener todos los contenidos de Internet gratis, sin publicidad y que las empresas que nos dan todo eso no trafiquen con nuestros datos. ¿Estamos en el País de Nunca Jamás, de Peter Pan?

Estos días se está comentando mucho el informe Adblocking goes mainstream (Bloquear la publicidad se hace mayoritario, en traducción aproximada) realizado por la empresa Page Fair, con la colaboración de Adobe. El pasado día 9 Enrique Dans, @edans, seguramente el bloguero más influyente de España, lo comentaba en su blog.

Según el estudio, que es la continuación de otro realizado hace un año, los navegadores provistos de software de bloqueo de la publicidad son ya 144 millones en todo el mundo, una cifra espectacular, pero no tanto como su evolución: en un año ha aumentado un 167%, es decir que casi se ha triplicado.

Dans señala que una gran parte de la publicidad presente actualmente en Internet es molesta, y apuesta por una autorregulación del sector. El problema es que los sistemas de bloqueo no distinguen entre publicidad molesta y publicidad grata, aceptable, por lo que toda se bloquea, sin dar oportunidad a las buenas prácticas. La solución propuesta por AdBlok Plus (que las marcas que lleguen a compromisos que eviten esa publicidad molesta sean incluidas en una lista blanca que pase el filtro) parece un tanto ingenua.

Otro gran influyente en temas de tecnología, Antonio Ortiz, @antonello, en su blog Error 500, se preocupa por el porvenir de los medios ante la situación que puede llegar a producirse. Mientras las personas que bloqueaban la publicidad eran un 1% no había por qué preocuparse; el problema se producirá cuando ese porcentaje llegue al 13 (ahora estamos ya en el 5).

¿Qué ocurrirá con los medios (que se financian con publicidad, no nos olvidemos) cuando los usuarios, en una gran proporción, la bloqueen? Antonio propone dos soluciones: la publicidad integrada en los contenidos (que ahora llaman nativa) y el pago directo a los medios. Pero aunque el estudio de PageFair habla de un 29% de usuarios dispuestos a pagar por contenidos @antonello no lo cree realista. Yo tampoco, al menos en España. Y la publicidad integrada corre el riesgo de situarse en la frontera de lo aceptable si no se identifica claramente como algo separado del contenido editorial del medio.

Hace unas semanas la empresa ebuzzing presentó un estudio sobre este tema en el Reino Unido. En el estudio, realizado por la empresa Censuwide, un 98% de l0s encuestados declaró que no estaba dispuesto a pagar por una Internet sin anuncios. En los casos en que existe una versión premium sin publicidad el 77% de la población nunca paga por ella. Ebuzzing calculó que, en el Reino Unido, cada usuario debería pagar 170€ al año para mantener una Internet con los mismos servicios que la actual.

Creo que las cifras no son extrapolables directamente a España, donde pagar por los medios ha sido siempre un fenómeno muy minorotario. Lo más probable es que el porcentaje de quienes no están dispuestos a pagar sea aún más alto.

Recordemos que cuando Whatsapp anunció que iba a cobrar 89 céntimos de euro al año casi se monta una revolución. En muy poco tiempo se nos había olvidado que antes de la llegada de esta herramienta para mandar mensajes SMS, pagábamos por cada mensaje una cantidad comparable a esa.

Una empresa como Spotify (la plataforma de streaming con mayor volumen de suscripción a nivel mundial) que ofrece música a gusto del consumidor a cambio de escuchar publicidad y tiene una versión premium a un precio muy asequible tiene, según cifras no oficiales, un 25% de usuarios premium a nivel mundial, pero un porcentaje mucho menor en España.

Si queremos seguir recibiendo de forma gratuita los contenidos que disfrutamos ahora en Internet tendremos que estar dispuestos a recibir a cambio publicidad. Otra cosa será que exijamos a los anunciantes y a los publicitarios que encuentren y utilicen fórmulas que sean lo menos molestas que se pueda.

En todo caso, siempre podemos recordar que si el producto que usas es gratis es porque tú eres el producto.

Desaparece Teledeporte

Este post podría ser uno más, el cuarto, de la serie TVE lentamente hacia su desaparición, que escribí hace ahora más o menos un año. También podría ser la continuación de Desaparecen 9 canales de televisión, que escribí a primeros de mayo.

La desaparición de Teledeporte o, como se ha anunciado, su fusión con La 2 es un síntoma más de la crisis en la que se encuentra inmersa la televisión pública. Por un lado la crisis de la televisión como sistema de licencias o concesiones para uso del espectro radioeléctrico, atacado por la voracidad de las nuevas telefonías, cada vez más exigentes. Por otro el ataque sistemático hacia todo lo público que viene de la mano de los neoliberales (y sus fundaciones, sustentadas muchas veces por ese dinero público al que denigran).

La situación de TVE y de todo el grupo RTVE, que ya era difícilmente sostenible antes de la eliminación de la publicidad, se ha vuelto imposible en las actuales circunstancias. Si no se encuentra una manera lógica de financiar a la Corporación, ésta desaparecerá a corto o medio plazo. Estoy seguro de que seremos muchos los que lo lamentaremos.

La labor que hace Teledeporte, apoyando a deportes minoritarios (y casi todos lo son desde el punto de vista de la rentabilidad, medida en audiencias, para las grandes cadenas privadas) es muy importante. También la que ha hecho tradicionalmente La 2, con documentales, programas culturales y cine de calidad.

Ahora se plantea la fusión de las dos cadenas como un ahorro y una manera más de ajustar unos gastos que, con el actual sistema de financiación, son excesivos.

Otra solución, que yo apoyo aunque sé que es muy poco probable, es la vuelta de la publicidad, en determinadas condiciones, a TVE. Es también la que plantea la AEA (Asociación Española de Anunciantes) de nuevo en un reciente comunicado.

La otra, claro, es que la mayoría de los contenidos sean de pago. Beneficia a unas pocas compañías y es excluyente para la mayoría de la población, pero está muy en la línea de la ideología cada vez más dominante.

¿Es eso lo que queremos?

Una nueva moda: atracones de televisión

Creo que fue a Pablo Romero, de Digital + al primero que oí hablar de los binge-viewers, las personas que se encierran con un montón de capítulos de una serie grabados para verlos uno detrás de otro sin parar. Esa, el atracón, es una de las nuevas formas de ver la televisión: esperar a que una serie tenga éxito, se convierta en lo que llaman una serie de culto y entonces verla toda seguida.

Conozco a algunas personas que practican este extraño deporte en España, pero creo que aquí aún no han alcanzado la masa crítica suficiente para ser objeto de estudios sociológicos. Pero parece que en Estados Unidos sí han superado esa barrera. Hace unos días me llegó el resumen de un estudio de la consultora Miner&Co Studies. Un estudio curioso, divertido, presentado, ¡cómo no!, con una infografía y que llega a conclusiones bastante chocantes.

Por ejemplo: los binge-viewers pueden dejar de asearse y llegan a olvidar la ducha o el baño; se convierten en personas más perezosas e irresponsables, descuidando aspectos importantes de sus vidas. Suelen pedir comida para llevar en lugar de cocinar, e incluso pueden olvidarse de comer y pasar por alto alguna de las comidas básicas.

Se convierten en personas poco activas; a cambio desarrollan una adicción a su propia forma compulsiva de ver televisión, algo que practican con una frecuencia creciente.

El estudio identifica tres tipos básicos de binge-viewers: los streamers, que utilizan las diferentes plataformas de Internet (Netflix, Hulu Plus o Amazon Instant Vídeo) para ver en ellas las series que seleccionan; los marathoners, que se dan el atracón pero viendo las emisiones regulares de la televisión lineal y los DVRers, que utilizan grabaciones en DVR.

¿Te has dado alguna vez un atracón como esos? ¿Conoces a alguien que lo haga?¿Crees que esta moda se extenderá en España?

¿Cómo se mide la audiencia de contenidos audiovisuales?

Ayer me dieron el alta después del incidente que conté aquí y hoy ya he vuelto al trabajo.

Y he vuelto como los grandes toreros: nada menos que en la Plaza de Las Ventas. Arturo Guillén, el Vicepresidente de Rentrak España es un crack y un gran aficionado a los toros. Ha organizado en una de las dependencias de la plaza un evento sumamente interesante sobre el estado del VOD (Video on Demand) que incluía una mesa redonda sobre medición en la que he tenido el honor de participar.

Es un gran honor formar parte de un grupo que, aparte de Arturo y de mí mismo, formaban: Pablo Romero, de YOMVI, Ricardo Villa, de RTVE Interactiva, Joaquín Becerra, de Fox, Niko Muñoz, de Havas Multimedia y Fernando Santiago de AIMC.

Estamos en un momento clave: la realidad del consumo de contenidos audiovisuales ha cambiado mucho en los últimos años, mientras el sistema de medición se ha movido muy poco. Así, cada vez más un sistema que mide bien lo que mide (la audimetría de televisión tradicional mide la audiencia de televisión, en directo, en televisores situados en el hogar principal) se va quedando lejos de la realidad.

Hace ya seis años, en el Seminario de AEDEMO de Granada, Pablo Romero ya marcó la dirección que debería tomar la medición. Hace ahora un año, en Zaragoza, yo mismo insistía en que deberíamos medir la audiencia de contenidos audiovisuales ATAWAD (Any Time, AnyWhere, Any Device: en el momento que sea, donde sea y en el dispositivo que sea). Muchos de los huecos que deja la audimetría tradicional ya se pueden rellenar (algunos con la propia audimetría tradicional) y desde el mercado deberíamos ser capaces de presionar para que la medición sea todo lo completa que permita el estado de la tecnología en cada momento.

Las metodologías de tipo RPD (Return Path Data, que usan los datos generados en los propios dispositivos de visionado) como las que propone Rentrak, son un espléndido complemento a los datos actuales, que puede ayudar a rellenar alguno de los huecos existentes y con ello proporcionar una visión mejor, más completa, de la realidad del consumo audiovisual.

Hace 2.500 años Heráclito decía Panta Rhei: todo cambia, nada permanece, nunca te bañas dos veces en el mismo río. El cambio desde entonces se ha acelerado; en los últimos seis años el panorama audiovisual ha experimentado una revolución. Sin embargo su medición casi no se ha movido. Cada vez más peces, y peces más grandes, se escapan por los agujeros de la red constituída por el sistema de medición.

Estamos viviendo un momento complejo; la crisis económica no ayuda a tomar decisiones que pueden tener un coste a corto plazo, ni siquiera si sabemos que a medio o largo nos traerán beneficios.

Por otro lado el mercado publicitario está sufriendo una perversión del uso de los mecanismos de control (Comités de Usuarios, Consejos de Control) que se dio a sí mismo hace más de veinte años: lo que debería servir de estímulo de los medidores se ha acabado convirtiendo en un freno que trata de proteger el statu quo. Todos somos culpables, pero la parte publicitaria del mercado debería ser capaz de ponerse al frente de los cambios que son necesarios en este momento para medir la realidad actual y no la de hace quince años.

Hace falta un líder (persona o asociación) capaz de ponerse al frente y exigir a los medidores, a los presentes o a los que puedan venir, que tomen las decisiones necesarias para salir del estancamiento en el que nos encontramos.

Eso se llamaba JIC (Joint Industrie Comitee o comisión de todo el mercado) pero un JIC en condiciones, que nuestro mercado no ha sido capaz de crear desde los tiempos del inicio de OJD (hace ahora cincuenta años) o el EGM (hace 46). Necesitamos recuperar el espíritu de los sesenta.

Si la llegada de Rentrak sirve como revulsivo, bienvenida (*) sea.

 

(*) La sala donde se ha celebrado el evento de esta mañana estaba presidida por un retrato de Antonio Bienvenida.

2014:¿Esta vez sí? (y III)

Algunas tendencias para 2014

En este año que acaba de comenzar seguiremos hablando mucho de big data. Cada vez sabemos más de cada uno de nuestros consumidores; cantidades inmensas de información se añaden cada día. Sólo hace falta encontrar en cada caso la tecnología necesaria para hacer llegar a cada uno la mejor oferta en el momento oportuno. La clave está en no olvidar que la tecnología es un medio para conseguir que el mensaje (lo importante) llegue a la persona interesada. Si hacemos de la tecnología el centro de las campañas nos estaremos equivocando.

Seguirá ganando peso el branded content, los contenidos generados por las marcas para difundir en los medios. Según el estudio realizado por Consultores ya representa más del 7% de la inversión en publicidad de las marcas consultadas.

Volveremos a ver cómo se desarrollan nuevas Apps para cada actividad que se nos ocurra; tendremos cientos de Apps proporcionadas por numerosas marcas y desarrolladores que harán de nuestro móvil una caja de herramientas ambulante, aunque no siempre seamos capaces de encontrar la herramienta adecuada cuando la necesitamos.

El RTB (real time biding) o compra programática seguirá ganando peso y reduciendo el valor de las aportaciones humanas directas, incluso cuando los resultados no sean siempre tan buenos como se esperaba. Si la oferta para esta modalidad de compra son los restos que no se han vendido de otra manera, compraremos barato, pero no compraremos bien.

Seguiremos sin tener tiempo para pararnos a estandarizar. Así, para hacer una campaña en smart Tv (que a lo mejor supone un 1% del presupuesto total) tendremos que hacer desarrollos diferentes para cada una de las cadenas, pero también para cada una de las marcas de receptores. Claro que, cuando la inversión en estos nuevos dispositivos tarde en crecer nos llamarán retrógrados o inmovilistas.

La Televisión Social ganará peso. Empezará a haber campañas publicitarias que entre sus objetivos tengan el de conseguir una determinada repercusión en Redes Sociales.

El engagement, la emocionalidad, los sentimientos, seguirán siendo claves en las campañas de las marcas.

¿Hacia una nueva medición?

A falta del gran estudio multimedia que tardaremos aún años en tener, muchas empresas nos están ofreciendo estudios para demostrar el aporte de cobertura que un medio (Internet, las Revistas,…) o un soporte (Google, Yahoo!…) consiguen añadir a una cadena de televisión.

El EGM, el viejo EGM, sigue proporcionando buenas aproximaciones estratégicas a las coberturas conjuntas entre varios medios.

En el último trimestre Antena 3 nos sorprendió con un buen estudio realizado con Kantar Worldpanel que demostraba la importancia de la televisión, el mejor medio para ganar nuevos consumidores, el mecanismo que tienen las marcas para crecer.

Ya sabemos que cada vez es mayor la parte del consumo de televisión que Kantar Media se deja sin medir (en diferido, fuera del hogar, en dispositivos diferentes del televisor,…). Ahora está realizando una prueba, con un mini panel, para ver la posibilidad de añadir el consumo en algunos dispositivos diferentes.

El mercado, en plena crisis, no está exigiendo al medidor de televisión que utilice los adelantos tecnológicos para complementar las mediciones que ya realiza. Pero Kantar se equivocará si no lo hace. Corre el riesgo de que, cuando la crisis se supere, un competidor con nuevas energías le gane todo el terreno que no se ha esforzado en conservar.

En el artículo del año pasado reconocía a Nielsen un esfuerzo para ponerse las pilas tras el concurso en el que ComScore había ganado la recomendación para ser el medidor del mercado. Pocas semanas después nos dio la sorpresa de retirarse de los mercados europeos, dejando a ComScore solo en España. No era una buena noticia. Aunque sería exagerado decir que ComScore se durmió en los laureles, sí que a lo largo del año hemos ido viendo las dificultades que el medidor tenía para adaptarse a una realidad, la digital, cada vez más compleja. A finales de año hemos visto reuniones y declaraciones de directivos de la compañía dispuestos a poner toda la carne en el asador para resolver los problemas. Esperemos que sean de verdad.

En 2013 también hemos vivido la consolidación de Rentrak como un nuevo medidor que viene a complementar uno de los huecos que tenía Kantar: la medición de Vídeo on Demand (VOD), una realidad todavía de pequeña dimensión pero con un alto potencial de crecimiento. Bienvenidas sean las nuevas ideas.

¿Qué pasará en 2014?

Nadie lo sabe. Pero creo que debemos dejar una puerta abierta a la esperanza. Por primera vez en esta larga crisis son muchos los indicadores positivos. Además en este juego de mecanismos de montaña rusa al que nos tienen sometidos nuestros políticos y las instituciones europeas, todo parece indicar que ahora toca aflojar en los recortes y dar rienda suelta a una oleada de estímulos.

Si es así, el mercado publicitario reaccionará. Siempre lo hace.

Mis 14 previsiones para 2014

Siempre es interesante hacer previsiones, aun a sabiendas de que algunas no se cumplirán. Es más, en muchos casos, cuando uno las hace piensa que lo mejor que puede pasar es que algunas no se cumplan.

Hace unos días escribí un artículo largo para la revista IPMark  con mi análisis de la situación en el mercado publicitario y algunas previsiones de lo que puede venir este año. Aquí voy a limitarme a elegir 13 previsiones de lo que creo que ocurrirá en nuestro pequeño mercado.

1.- La inversión publicitaria crecerá este año  más del 2% (algo por encima de las previsiones de i2p, Zenthinela, Vigía o ZenithOptimedia). La situación irá mejorando a medida que avance el año.

2.- Las ventas de automóviles, el Mundial de Fútbol con España campeona, el Mundial de Baloncesto en España y unas elecciones europeas que harán que se aflojen las medidas de ajuste, tirarán de la inversión publicitaria.

3.- El medio que crecerá más será el Móvil; pero este tampoco será el año del Móvil pese a que la mayoría de los españoles llevemos un smartphone de altas prestaciones en el bolsillo. Nuestro mercado no ha dado aún con la fórmula para conseguir esa explosión de la inversión que todos esperamos.

4.- Seguiremos diciendo que el contenido es el Rey pero en un momento en el que la monarquía está en entredicho, muy pocos están dispuestos a pagar por ese contenido (ni siquiera viendo publicidad). Ganará peso el branded content al que ahora llaman publicidad nativa.

5.- Los Diarios y las Revistas se seguirán debatiendo en el dilema entre establecer muros de pago o suprimirlos. Este año tampoco llegaremos a la solución definitiva.

6.- En un mundo en el que prácticamente no hay barreras de entrada, cualquiera puede convertirse en editor de información. Pero habrá dos tipos de información: los titulares y los simples agregadores frente al análisis en profundidad. Sólo unos pocos pagarán por esto último, con lo que aparecerán dos niveles de personas informadas.

7.- La Televisión seguirá mostrando su doble cara: audiencia cada vez más fragmentada (algo que podría variar ligeramente si se cierran canales en cumplimiento de la sentencia del Supremo) junto a comercialización cada vez más concentrada. Pero pese a la fragmentación seguirá siendo el mejor medio para alcanzar rápidamente coberturas altas y el líder en captación de inversión.

8.- Seguirá creciendo el parque de Smart TVs pero su utilización publicitaria se verá frenada por la falta de estandarización que hace necesarios varios desarrollos tecnológicos diferentes para una misma campaña.

9.- Twitter se seguirá imponiendo como la red en la que nos enteraremos de las cosas que nos interesan.

10.- El Cine seguirá sin plantearse la utilización de precios variables, el único camino que podría llevarle a recuperar audiencias y peso en el mercado publicitario

11.- Las Agencias de Medios seguirán sin ser capaces de poner en valor su aportación al negocio del anunciante. La mayor parte de los anunciantes decidirán por una u otra en función de lo barato que compren (o sea de su capacidad para destruir valor en los medios).

12.- Todo el mundo hablará de big data pero sólo unos pocos tendrán la tecnología necesaria para sacar partido de la inmensa cantidad de datos que se generan cada día.

13.- La creatividad, lo emocional, seguirá siendo el elemento clave para aportar valor a las marcas.

14.- El 26 de mayo publicaré las previsiones de la ola de Zenith Vigía de mayo 2014. Esa ola hará la número 100 del sistema Atalaya (Vigía+Zenthinela) que empecé a realizar a principios de 2001.

De las 14 previsiones las dos que preferiría que no se cumplieran son la 10 y la 11. Pero tengo poca confianza en que se pongan los medios para ello.

El cierre de Canal Nou

Que cierre una empresa es malo. Creo que el cierre de Fagor y otras empresas del Grupo Mondragón es una muy mala noticia para el País Vasco y también para España. La debilidad de un sistema, el de las cooperativas, que durante más de medio siglo ha sido el motor de toda una zona y que había sido capaz de crear cientos de miles de puestos de trabajo a lo largo y ancho del mundo tiene una importancia mayor de la que se le está dando.

Que cierre un medio de comunicación es también, siempre, una muy mala noticia. Lo es porque cierre una empresa y porque se apague una voz. Y lo es aunque ese medio haya estado, como dicen algunos, mal gestionado y haya sido durante muchos años sólo un instrumento de manipulación.

Hace tres meses describía aquí el mecanismo que se estaba empleando para llegar al cierre de RTVE. Los valencianos han sido más rápidos pero el mecanismo empleado para cerrar Canal 9 ha sido similar: Se coloca a malos gestores; se gestiona mal; se manipula y con ello se va perdiendo audiencia; se llega a una situación imposible de financiar…y finalmente se cierra.

Si eres un enemigo declarado de todo lo público, has triunfado.

Muchas reacciones hacen hincapié en que el cierre de Canal 9 supone el fin del despilfarro. Otros, yo entre ellos, vemos el problema que supone la desaparición de cientos de puestos de trabajo entre los que se encuentran, seguro, un buen número de buenos profesionales.

La Academia de la Televisión se preocupa por lo que pueda tener de precedente. El resto de las televisiones autonómicas podrían ir cayendo una detrás de otra, destruyendo todo el tejido regional de la industria audiovisual. Sería una verdadera catástrofe para el sector.

De hecho el Presidente de la Comunidad de Madrid no ha tardado en amenazar con que Telemadrid puede ser la próxima en caer. El modelo de destrucción no está siendo muy diferente.

El resto de las televisiones autonómicas (que Telemadrid sea la excepción es todo un símbolo)  han hecho piña desde la FORTA, el organismo que las agrupa, para ratificar que el modelo de televisión autonómica está vigente y puede cubrir su papel en un momento como el actual en el que las grandes cadenas privadas se han decantado por un modelo de televisión que deja muchas tipologías de programa sin cubrir.

Borja Terán en Lainformación.es recalcaba el papel que han desempeñado los canales autonómicos durante un tiempo y el que podrían seguir cumpliendo en la información y la formación de los ciudadanos. Claro que para ello habría que renunciar a la tarea de manipulación y adoctrinamiento a la que parece que habían decidido dedicarlas muchos políticos.

Es demagógico decir, como ha hecho Fabra, que se cierra una televisión para no tener que hacerlo con un hospital (suena curioso en la voz de quien privatiza hospitales) o un colegio. Pero, como toda la demagogia, seguro que va a tener mucho eco.

Las televisiones autonómicas pueden seguir siendo útiles y desempeñando un papel, además de generar muchos puestos de trabajo en el sector.

Pero desaparecerán si se pone a la zorra al cuidado del gallinero. Los enemigos de lo público tienen un papel claro al frente de las empresas públicas: cerrarlas.

¿A Facebook le quedan tres años?

Karsten Gerloff, Presidente de la Fundación de Software Libre de Europa (FSFE) declaró la semana pasada en el País Vasco que Microsoft desaparecerá en cinco o diez años y que a Facebook le quedan tres y se ganó así unos cuantos titulares en la prensa del verano, ansiosa de ellos.

Lo de Microsoft se entiende muy bien; lo lleva en el cargo. Alguien que preside una fundación para el software libre ha de tener a Microsoft como su principal enemigo. Así que concederle cinco o diez años más a una empresa de tecnología en estos tiempos puede parecer hasta generoso. Claro que, muy probablemente, estará confundiendo sus deseos con la realidad.

¿Y los tres años de Facebook? Podría ser, pero yo no lo creo. El fenómeno de las redes Sociales está aquí para quedarse.

Hace seis años la red líder era My Space. Entonces la compró el conglomerado News International, de Rupert Murdoch y comenzó a declinar. No ha muerto, pero sí ha perdido una parte importante de su valor. Este año se ha hablado de su relanzamiento.

Allá por 2008 vivimos un verdadero boom de Second Life; no era exactamente una red social como ahora las entendemos, pero tenía bastantes puntos en común. Ahora ya nadie habla de ella, pero recuerdo que cuando hace algo más de cuatro años escribí un post breve hablando de su posible final, tuve múltiples comentarios de gente que seguía allí e incluso hacía negocios.

Facebook salió a Bolsa el 18 de mayo de 2012 y alcanzó una valoración de más de 100.000 millones de dólares y a partir de ahí el precio de la acción comenzó a descender, dando muestras de que los analistas habían sobrevalorado la empresa.

Ha tenido problemas para adaptarse al creciente mercado de los smartphones, para diversificar su negocio desde la publicidad, incluso para buscar fórmulas publicitarias de éxito. Pero los ha ido solucionando y esta semana la noticia ha sido que volvía a alcanzar su cotización de salida a Bolsa; algo más de catorce meses después.

Ha disminuido el ritmo de captación de miembros para su red, algo lógico si pensamos que ya supera los 1.100 millones en todo el mundo. En el V Observatorio de Redes Sociales, que hemos realizado este año en Zenith junto con The Cocktail Analysis, se veía claramente que Facebook mantiene una posición de sólido liderazgo en España, aunque su uso va a menos en el caso de buen número de los internautas, muy afectado por dos hechos: el crecimiento de Twitter y, sobre todo, la irrupción de WhatsApp que le roba la parte más emocional de los contactos más cercanos y es ahora el sitio dónde se comparten las fotos y vídeos más apreciados. Aunque en Facebook también se pueden hacer grupos reducidos por tipo de relación, parece que se nos fue de las manos cuando admitíamos a cualquiera como amigo y no era raro tener 500 o más amigos en Facebook. Pocas de nuestras fotos, o incluso de nuestras ideas, querremos compartirlas con 500 personas.

Pero en ese mismo estudio se veía que las Redes Sociales pueden ser una buena vía de contacto entre las empresas y sus clientes, algo que estos días vuelve a estar de actualidad como se puede ver en el post de hoy de Bloggin Zenith.

Estoy de acuerdo con el señor Gerlof en que tanto para Facebook como para Google somos productos y no clientes. Esas dos empresas, como Amazon o tantas otras de las líderes de Internet, viven de explotar la información que tienen sobre nosotros, que en la mayor parte de los casos hemos proporcionado nosotros mismos. Pero creo que Gerlof se equivoca en el pronóstico que hace sobre la duración de la vida de Facebook. En mi opinión, el potencial que todavía tiene sin explotar es altísimo.

Veremos.

TVE: lentamente hacia su desaparición (I)

Pronto hará cuatro años de la sorprendente decisión veraniega del Gobierno de Zapatero que, cediendo a las presiones de las cadenas privadas, eliminaba la publicidad de la televisión pública nacional. Desde entonces no han dejado de producirse noticias respecto al sistema de financiación decidido y sus resultados.

El sistema, que en teoría iba a terminar con el déficit crónico de RTVE, está muy lejos de conseguirlo. Ya hablamos de nuevo de 105 millones de euros y aún está pendiente la decisión de Bruselas sobre la tasa a las operadoras de telefonía, que podría hacer la situación aún más insostenible.

Como consecuencia de ello (y probablemente de otras decisiones) el deterioro de la audiencia es imparable. Si el primer año sin publicidad recuperó el liderazgo de audiencia gracias al mantenimiento de programaciones anteriores y a no experimentar las bajadas de audiencia de los bloques publicitarios, muy pronto se resintió, al no poder renovar los contratos más importantes.

La audiencia de los informativos, que habían sido líderes destacados durante más de tres años también atraviesa dificultades. La segunda edición de Telediario se queda casi todos los días a una distancia de más de medio millón de espectadores del informativo de Tele 5 con el que compite. Ni siquiera los días en que el Telediario precede a éxitos de audiencia como Cuéntame, Gran Reserva o Águlia Roja consigue acercarse a la audiencia del informativo de la cadena de Mediaset.

Las dificultades financieras de la Corporación ya pusieron en bandeja a Tele 5 el Campeonato Mundial de Moto GP; ahora parece que el siguiente plato que devorará la cadena de Berlusconi es el contrato de la Champions. En la situación actual la cadena pública no podrá hacer frente a la renovación del contrato.

Los anunciantes agrupados en la AEA han declarado que están dispuestos a poner sobre la mesa entre 150 y 250 millones de euros si se autoriza la vuelta de la publicidad a TVE en determinadas condiciones. El mercado publicitario se sintió muy perjudicado por la supresión al dejar fuera de su alcance a una parte considerable de la audiencia de televisión.

Mientras tanto la consultora Arthur D. Little ha publicado un informe (encargado por UTECA, la asociación de las cadenas privadas) que demuestra que si la publicidad volviera a TVE su situación económica se agravaría. Analizando los mismos datos en los que se basa la consultora yo habría llegado a la conclusión de que la eliminación de la publicidad de la cadena pública fue un error porque las cadenas privadas no supieron aprovechar la ventaja que se les regaló desde el Gobierno y siguieron bajando los precios, en un mercado con menos oferta. Pero para eso están las consultoras: ellas saben más.