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En el Día del Pueblo Gitano: ¡Opre Romnjna! ¡Arriba las mujeres!

Por Patricia Caro Maya

El día 8 de abril  de 1971 se declaró en Londres el Día Internacional del Pueblo Gitano  y se institucionalizó  la bandera gitana, pero desgraciadamente este día se convierte a menudo en el día Internacional del Payocentrismo Patriarcal. No sólo celebra la imposición de los intereses antigitanos como centro de las políticas,  sino que además celebra su desconexión total de los derechos kalés con perspectiva interseccional.

La benevolencia  perversa que toma este día en los actos institucionales de alto abolengo, se vuelve  hostil si analizamos  las políticas de género impuestas sobre las kalís. Su mayor producto es normativizar  un estereotipo de mujer incapacitada a causa de su cultura. Pero tranquilas, las instituciones políticas han decidido unilateralmente una solución: negar la violencia de género estructural  y  capacitar  para el acceso a un  trabajo  precario que sustente los cimientos  del ensamblaje neoliberal. La  estrategia es sencilla e histórica: división sexual del trabajo, control reproductivo y negación de la economía feminista kalí.

Si a esto añadimos, un principio explícito en estas políticas donde se establece  que las comunidades romaníes no podemos gestionar nuestros propios recursos ¿Qué vía podemos escoger la kalís para contribuir a la igualdad de género en la esfera pública? ¿Cómo afectará eso a nuestras vidas privadas? ¿Y a nuestros derechos? Si nos impiden  gestionar  los recursos destinados a nosotras ¿Quién se supone que está capacitado? Como siempre, al amparo de este principio,  ya existían almas caritativas masculinas  bien  organizadas y predispuestas a  llevar la “pesada carga” de supervisar, dirigir y normativizar de manera paternalista los recursos  destinados a nuestros derechos y nuestras necesidades  (una pista: ninguna pertenece a la cultura gitana).

Afortunadamente, la debilidad democrática de esta alianza patriarcal contra los derechos de las kalís está absolutamente desconectada de la realidad viviente y activa de nuestras comunidades. Son justo las kalís más invisibilizadas  las que desde aquellas organizaciones comunitarias que tienen menos recursos, redes informales o de forma  individual,  trabajan de manera incansable por mitigar y revertir los efectos de este tipo de políticas. No obstante, a causa de la asimetría de poder, aunque sigue siendo necesario su esfuerzo, no es suficiente para conseguir que los derechos se hagan realidad.

Por eso, el Día Internacional del Pueblo Gitano no es un día para celebrar el Payocentrismo Patriarcal. Hoy, como todos los días del año, hay que concienciar a la sociedad española (paya y kalí), así como las élites políticas, de que es necesario aceptar el impacto fascista del antigitanismo de género. Es un día para construir un marco común entre instituciones payas y kalís con perspectiva interseccional  que transforme nuestras relaciones en una herramienta que contribuya al desarrollo democrático del país. Sabemos ya las cosas que no funcionan, ahora toca renovar las ideas paulatinamente y dar paso a nuevas estrategias  que generen un avance significativo en el ejercicio  de nuestros derechos.

Por todo ello, deseo la LIBERACIÓN  de su “pesada carga” a las almas paternalistas que se disfrazan de caridad y REIVINDICO  que  los derechos de las comunidades kalés con perspectiva interseccional dejen de ser el negocio de la marginalidad para ser el primer logro democrático del S.XXI.

En aras de afirmar la internacionalidad ancestral de la fuerza y resistencia del Pueblo Gitano con perspectiva de género y en avance de las democracia española,

Opre Romnjna!!! (¡Arriba las mujeres!)

Patricia Caro Maya es activista por los derechos de las mujeres, especializada en mujeres romaníes (Romnja). ‘Mover los cimientos del Patriarcado antigitano es mover los cimientos del Patriarcado sin fronteras en la búsqueda constante de nuestro Derecho a vivir como Humanas’.

Romnja feministas

Por Patricia Caro Maya Patricia Caro Maya

Mi corazón se desborda  de indignación cuando descubro que las Romnja (mujeres gitanas en lengua romaní) morimos en España 27 años antes que las payas, igual que las mujeres africanas más pobres. Sólo por ser Romnja.

De rabia se llena mi alma cuando descubro este año y por primera vez en la conciencia colectiva, que las Romnja también somos asesinadas a causa de la ceguera de poder en nuestras parejas (que son tanto payas como romaníes) cuando no respondemos a lo que se espera de nosotras. Sólo por ser Romnja.

Romnja feministas en el Parlamento Europeo. Imagen: Patricia Caro

Romnja feministas en el Parlamento Europeo. Imagen: Patricia Caro

Harta del inmovilismo de las  instituciones que sólo demuestran su ignorancia ante la búsqueda de soluciones eficaces a este cáncer violento que enfrentamos todas las mujeres y niñas que muchas veces, aunque parte de buenas intenciones, llega a resultados que lo amplifican y justifican.

Me levanté. Me puse frente al espejo. A los ojos miré directamente esta indignación, rabia y hartazgo. Fijé la mirada con todas mis fuerzas y calmé mi dolor  nutriendo mi vida con amor incondicional. Esfuerzo. Con mucho esfuerzo conseguí transformarlo en Resistencia y Acción.

Decidí reunir en el Parlamento Europeo a Romnja feministas provenientes de diferentes países europeos para, desde la más alta instancia política europea, dejar bien claro que la violencia que sufrimos es por un lado, un asunto que debe ser incluido en la agenda política de manera que podamos decidir nuestros propios caminos de liberación. Y que por otro lado, no es sólo una la fuente de violencia  que enfrentamos, ni proviene sólo de nuestras parejas heterosexuales romaníes. Más bien, enfrentamos múltiples formas de violencia provenientes desde distintas fuentes tanto fuera como dentro de las comunidades y que además se retroalimentan entre sí convirtiendo al laberinto invisible, en espiral de espinas infinitas.

Hubo quienes denunciaron públicamente cómo después de cumplir las recomendaciones civilizadoras sobre lo importante que es nuestra participación en  partidos políticos, encontraban que eran castigadas por los mismos de manera perversa cuando apoyaban el empoderamiento comunitario de otras Romnja con menos privilegios, y otras denunciaron cómo la base que justifica la violencia que enfrentamos en situaciones de Trata es ineludiblemente causada por  la desidia política y las legislación en primera instancia.

Nos sentamos y recuperamos del inconsciente a nuestras antecesoras. Todas. Las que lideraron la mayor revuelta en los campos de concentración de Auschwitz, las que fueron esterilizadas sin su consentimiento en Suecia o República Checa,  las que protestaron desnudas cuando las separaron de sus familias en la Gran Redada Española y las que anduvieron caminos eternos para aportar a la economía familiar vendiendo romero y ajuares. Pusimos sobre la mesa lo mejor de nuestros conocimientos académicos y culturales, reflexionamos sobre nuestra propia posición de privilegio y desde la solidaridad, comprendimos las infinitas luchas antipatriarcales que otras hermanas, como por ejemplo las indígenas, enfrentan día a día igual que lo hacemos nosotras.

Después de las contracciones, fue cuando parimos. Trajimos a este mundo la primera declaración que se ha hecho en la Historia  sobre todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas Romnja. Denunciamos las causas de los matrimonios tempranos, las barreras para acceder a una casa de acogida, el fracaso y abandono escolar como forma de violencia, el tratamiento de nuestras académicas como literatura de segunda y la manipulación paternalista de las instituciones que hacen por nosotras pero sin contar con nosotras.

Denunciamos que en la sociedad del conocimiento del s. XXI, dentro de la estructura supranacional que se considera autora de la democracia mundial, millones de Romnja NO SOMOS CONSIDERADAS HUMANAS, y eso, aunque la mitología diga que no nos integramos, afecta inexorablemente a las relaciones de poder entre los géneros dentro de nuestras comunidades.

Por los pasillos del Parlamento resonaron los pasos unísonos de estas Romnja feministas cual tambor ancestral que retumba en los estómagos. Queremos hacer sentir que es nuestro derecho  explicar con nuestra propia voz la realidad que vivimos.

Lo siento mucho patriarcas antigitanos, pero miradnos y oídnos bien.

Somos gitanas y no nos vamos a callar.

No vamos a someternos.

Estas Romnja Indias Feministas, con el alma llena de fortaleza, los pies sembrados en flores, nuestra piel bañada en coral y la mente poblada de alas, andamos juntas sin miedo por todos los caminos y ríos. Buscamos nuestro derecho a ser Humanas, nuestra Salud y nuestra Libertad. Cruzamos montes y riberas sin fronteras. Siempre, siempre, siempre, aunque nos cambien los tiempos,  cantaremos con voz dulce, grave y universal aquel mantra que nos define desde hace siglos:

Opre Romnja! (¡Arriba las Gitanas!).

Patricia Caro Maya es activista por los derechos de las mujeres, especializada en mujeres romaníes (Romnja). ‘Mover los cimientos del Patriarcado antigitano es mover los cimientos del Patriarcado sin fronteras en la búsqueda constante de nuestro Derecho a vivir como Humanas’.