Hace apenas dos meses, 11 países de la Unión Europea, entre ellos España, aprobaron la Tasa a las Transacciones Financieras, también llamada Tasa Robin Hood. Es una buena idea: un pequeño impuesto a las operaciones financieras especulativas (las de riesgo, las que desestabilizan las economías para llenar los bolsillos a los especuladores), podría generar 5 mil millones de euros anuales en España para luchar contra la pobreza.
Pero según publica El Mundo, el ministro de Economía ha dado a entender que España se va a convertir en una fuerza bloqueadora en la Unión Europea, y si no se rebajan las aspiraciones de la tasa, amenaza con vetarla. No entiendo que el ministro de economía renuncie en estas circunstancias a conseguir de forma justa y legítima nuevos fondos para las necesidades más urgentes, y no entiendo que defienda los intereses de los especuladores como si todavía trabajara para Lehman Brothers.
La crisis financiera hay que controlarla donde se produce, y no cargar con ella a las familias. Las que pagamos una y otra vez, si recordamos la subida del IVA a principios de este curso que puso cuesta arriba los lápices y cuadernos de nuestros niños. Las subidas de impuestos a la ciudadanía y los recortes en dependencia, salud y educación van en perjuicio de la igualdad, porque cargan a las mujeres con más trabajo no remunerado, y dificultan su desarrollo laboral, como han advertido la OCDE y muchas organizaciones sociales. Por no hablar de las terribles consecuencias que puede tener el recorte en la atención a las víctimas de maltrato y en la prevención de la violencia machista.
La crisis la tienen que pagar quienes la han causado. Señor De Guindos, ya está bien de que siempre paguen las mismas.
Belén de la Banda trabaja en el equipo de comunicación de Intermón Oxfam