Entradas etiquetadas como ‘periodismo comprometido’

#MeNiegoA revictimizar a las víctimas

Por María Reglero

Para informar sobre violencias machistas se requieren conocimientos y habilidades especiales, incluido un conocimiento de la ley y una conciencia sobre el impacto psicológico del trauma en las supervivientes.

Desafortunadamente, la cobertura mediática de estas violencias es, en general, sensacionalista y explotadora, carente de todo análisis sobre la prevalencia de la problemática como un tema estructural.  Estos días –con motivo del juicio de La Manada- estamos presenciando cómo la falta de ética, sensibilidad y empatía a la hora de cubrir las agresiones sexuales hacia las mujeres contribuye a su re-victimización, así como a una re-victimización de sus personas allegadas, e incluso de las personas que pudieran ser testigo en el contexto de los hechos, y que son clave en procesos judiciales. Para las supervivientes, la cobertura mediática de las agresiones sexuales, les obliga, en cierto modo, a revivirlas de nuevo, dado el uso insensible de fotografías, lenguaje, además de otros aspectos de su privacidad. Teniendo en cuenta que las agresiones sexuales están dirigidas a anular el control y poder de las mujeres sobre su voluntad, los medios cumplen un rol clave en contribuir a crear un ‘entorno seguro’ para que las mismas puedan recuperar cierta ‘normalidad’ tras una de las experiencias más traumáticas que puede sufrir un ser humano.

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Una periodista comprometida en la guerra contra el narcotráfico

Por Laura Martínez ValeroLaura Martínez Valero

Me pasó como a muchos estudiantes de periodismo. En el primer año de carrera perdí la ilusión. El periodismo no era lo que yo creía. Nada de visibilizar las historias humanas. Todo eran intereses, poder, política y cifras. Recientemente conocí el Periodismo Comprometido y a periodistas como Marcela Turati, que me devolvieron la ilusión.

En México existe un término para nombrar al número de muertos diarios que causa la guerra contra el narcotráfico. Lo llaman el ‘ejecutómetro’. Es muy útil para redactar noticias, pero no aporta profundidad ni contexto. No explica cómo se ha llegado a esa situación. ‘Uno ve a unos tipos colgados de un puente y se pregunta: ¿quiénes eran? ¿En qué soñaban? ¿Cuál fue su vida? ¿Qué sufrimiento hay detrás?’, reflexiona Marcela. Para ella, este pensamiento  se convirtió en una prioridad. Y para mí esto es lo que caracteriza a una periodista comprometida, preguntarse: ‘¿por qué?’.

Marcela era una reportera que se dedicaba al periodismo social, un tema de mujeres que no interesa a los periodistas varones, más centrados en política o economía. Preocupada por aportar un enfoque humano y porque la pobreza no era un tema que apareciera en las portadas, formó junto con sus compañeras la red de ‘Periodistas de a pie’. Y de la noche a la mañana se vieron haciendo capacitación para cubrir las muertes del narcotráfico. ‘Yo era una reportera que cubría pobreza y de repente estaba cubriendo una masacre en un pueblo’, explica Marcela. ‘Cada semana recibía familias nuevas con hijos desaparecidos’. Fieles a sus principios, no quisieron quedarse en el cadáver, sino profundizar en lo que había alrededor. Lo que encontraron era algo que el gobierno no está interesado en mostrar. Muchos jóvenes se había criado en la calle, sin escuelas ni acceso a educación y habían acabado en pandillas. El narcotráfico se convirtió entonces en un caramelo muy dulce, con sabor a poder y dinero. ‘No se invirtió en las zonas donde se tendría que haber invertido. Podría haber sido mucho más barato que andar comprando armamento para matar a esos jóvenes’, denuncia Marcela. Además, están las víctimas que no tenían relación con el narcotráfico, lo que el gobierno llama ‘daños colaterales’ y que se cuentan por miles.

Marcela Turati durante su reciente visita a la sede de Oxfam Intermón en Barcelona. (C) Júlia Serramitjana / Oxfam Intermón

Marcela Turati durante su reciente visita a la sede de Oxfam Intermón en Barcelona. (C) Júlia Serramitjana / Oxfam Intermón

Después de todos estos años, si hay algo que aún conmueve a Marcela es el papel de las mujeres, especialmente de las madres, en este contexto de violencia. Cómo se han organizado y cómo algunas de ellas salen cada 10 de mayo a pedir justicia a gritos en DF. Mujeres ‘normales’, madres de familia, que se han capacitado y ahora hablan ante la ONU, reclamando que encuentren a sus hijos desaparecidos o al culpable de sus muertes.

Otras veces ya hemos hablado de lo difícil que es ser mujer y periodista en México. Por ello, en la red de ‘Periodistas de a pie’ están trabajando en el ‘autocuidado personal’. ‘Tenemos que cubrir esto sin que te quite la alegría de vivir’, afirma Marcela. De momento a ella no se la han quitado y, como le gusta compartir su experiencia, estará en Madrid a principios de julio en el marco del proyecto de Periodismo Comprometido para explicar cómo es posible hacer periodismo de calidad en situaciones difíciles.

Laura Martínez Valero es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Carmen Sarmiento y la mitad del mundo

Por Charo Mármol Charo Mármol

Hace días tenía que preparar un artículo para el 8 de Marzo, día Internacional de la Mujer Trabajadora, y se me vino a la cabeza una de las pioneras en sacar a la luz muchas realidades de mujeres: la periodista de TVE Carmen Sarmiento, que tantas veces nos ha acercado con su trabajo a las mujeres de aquí, de España, y a las de cualquier parte del mundo. Y de pronto la eché en falta, eché en falta su voz en la televisión pública, esa televisión que ahora nos llena las tardes con un programa donde nos acerca a las personas que viven el dolor de la injusticia, pero no se pregunta por las causas de esa injusticia. Eché en falta los programas de Carmen porque ella, cuando entonces nadie lo hacía, nos acercó a los pueblos del Sur: a los hombres, a los niños… pero sobre todo a las mujeres, ‘el Sur de todos los Nortes’, le gusta decir a ella cuando se refiere a las mujeres.

Carmen Sarmiento con un grupo de mujeres en India. Imagen: Charo Mármol

Carmen Sarmiento con un grupo de mujeres en India. Imagen: Charo Mármol

Hoy, sin que sea 8 de marzo, quiero hacer un pequeño homenaje a esta luchadora por los derechos de todos los seres humanos pero sobre todo de las mujeres. He tenido el privilegio de trabajar con ella en ‘Los excluidos’, las dos últimas series que hizo en TVE antes de jubilarse.

Carmen fue la primera reportera de guerra en  TVE, en un mundo predominantemente masculino, aún hoy lo es, y con muchas dificultades para una mujer. Su lucha por la igualdad también la ejercicitó dentro de ‘la casa’ como llamaban los trabajadores a TVE. Y esto, soy testigo, le costó algún que otro disgusto. Empezó desde muy joven como subdirectora del ya mítico programa Informe semanal, que ahora  este gobierno, después de décadas de gran audiencia e innumerables premios, ha desterrado a un horario de medianoche. Hizo entrevistas a grandes personajes tanto en la vida social y como en la política. Se jugó la vida y estuvo a punto de perderla  en más de una ocasión: en la emboscada de Nicaragua, en Brasil donde estuvo detenida, en Colombia secuestrada, en Guatemala… Todo esto lo cuenta en sus libros y forma parte de la memoria informativa de muchas personas.

Ha recibido innumerables  premios como reconocimientos a su trayectoria y a su coherencia de vida. Uno de estos reconocimientos llegó en 1992, cuando el VIII Festival de Cine realizado por Mujeres» le concede el Premio al Mejor Documental  por su programa ‘Perú, la cólera del hambre’ de la serie ‘Mujeres de América Latina’. Este programa fue igualmente galardonado en 1993 en el Concurso de Televisión de los Encuentros de los Medios de Comunicación Norte-Sur, celebrado en Ginebra. Paradójicamente, mientras cosechaba premios fuera, Carmen hacía pasillos, castigada en TVE.

Su trabajo ha marcado su vida, pero  también la de muchas otras personas. Personas que nos hemos ido encontrando a lo largo de nuestros viajes. Como un jesuita menorquín, arquitecto. Cuando nos encontramos con él en Camboya, nos contó que ante la visión de ‘Los Marginados’, una de las serie más vistas de Carmen, decidió hacerse jesuita y marcharse a misiones para trabajar por un mundo más justo y humano.

O como tantas y tantos periodistas que nos hemos encontrado y que le han dicho: ‘Yo me he hecho periodista porque quería ser como tú’. O aquella mujer mayor, analfabeta en Valencia, que aprendió a leer motivada por los programas de Carmen… Seguramente ha hecho por las mujeres, por el feminismo y por la igualdad entre hombres y mujeres mucho más de lo que ella misma es capaz de llegar a pensar.

Pero hay otra cosa que quiero subrayar: su capacidad de conmoverse ante el dolor, la pobreza y la injusticia, a pesar de los años que ha llevado en contacto directo con ella. A Carmen el contacto con la pobreza, muchas veces miseria, no le ha endurecido el corazón. Al contrario, creo que la ha llevado a mirar al mundo con pasión y con compasión.

Carmen ha luchado por los pobres, por los excluidos, o como ella dice, por los mineros de Asturias, pero lo que ha diferenciado  el trabajo de Carmen de otros muchos profesionales ha sido su lucha por mirar y contar la vida a través de los ojos de las mujeres, las más excluidas entre los excluidos.

Charo Mármol es comunicadora, feminista, militante de causas perdidas y autora de la mecedora violeta