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Violencia, pandillas y prevención en la escuela

Por Mélida Guevara Foto_2 Mélida Guevara 70

Jaina es el nombre que dan a una chica en El Salvador cuando es compañera sexual de varios pandilleros. Hace algunas semanas, una de ellas agredió a otra chica con un arma cortopunzante (un espejo quebrado) ocasionándole heridas en el cuello en la escuela pública a la que asistía. Esta acción delictiva de una chica contra otra es consecuencia del acoso constante que recibe por parte del pandillero que ejerce poder sobre ella.

Existe un acoso constante de las niñas en las escuelas por parte de chicos vinculados a las pandillas.  Hay niñas desde 10 años de edad que ya viven en situaciones de riesgo por esta situación. Existe la costumbre de tatuarles en el pecho el nombre de sus parejas. Algunas abandonan la escuela por amenazas, por la violencia o directamente por un embarazo.

Notas recogidas en un taller de prevención de la violencia con adolescentes. Oxfam en El Salvador

Notas recogidas en un taller de prevención de la violencia con adolescentes. Oxfam en El Salvador

Cuando en un grupo de 22 estudiantes de noveno grado (entre 13 y 15 años) preguntamos con quién viven las chicas y chicos, únicamente 3 personas respondieron que viven con su madre y padre. Hay quienes viven con solo con su madre, o abuela o tía u algún otro familiar. Muchos no tienen una vivienda establecida y deben andar de un lado a otro. Esta situación de violencia e inseguridad atenta contra la dignidad y los derechos humanos de la niñez y de la adolescencia en nuestro país.

Estos son algunos de los muchos casos que se nos encontramos cuando trabajamos en las escuelas públicas en El Salvador. Por ello buscamos aliados que nos acompañen para prevenir violencia de género y especialmente violencia sexual y contribuir de esta manera a que miles de chicos y chicas puedan actuar antes de que algo grave pase en su vida que les marque para siempre.

Para dar respuesta a estas situaciones, y prevenir que sigan sucediendo estos hechos, nos hemos encontrado con aliados claves y estratégicos que nos acompañan, cooperantes y ONG comprometidas. Juntas desarrollamos un proyecto en 40 centros educativos en riesgo, e hicimos una investigación que nos permitiera conocer la situación de la violencia sexual en centros educativos públicos.

Las conductas frecuentes de violencia sexual son palabras obscenas sexualizadas, grabación y divulgación de videos y fotografías pornográficas en el teléfono, tocamiento de diferentes áreas del cuerpo a través de la ropa, abrazos o acercamientos corporales insistentes, autotocamiento de las partes intimas frente a las demás personas, mandar a una menor tocar las áreas sexualizadas de otra persona.  Los lugares donde ocurre: en las aulas de clase, los pasillos, los baños y los alrededores de la escuela.

A partir de los hallazgos encontrados diseñamos una estrategia que incorpora dos fases. Primero trabajamos en la sensibilización y formación especializada para fortalecer las competencias del personal docente, trabajamos también con comités de estudiantes, y grupos de madres y padres. El camino es prevenir la violencia de género desde todos los posibles ángulos y ponernos de acuerdo para que la comunidad educativa cuente con un protocolo de actuación ante los distintos casos de violencia sexual.

Ahora nuestra esperanza está en la segunda fase.  Estamos animando a los comités de estudiantes para que realicen iniciativas innovadoras con el acompañamiento de sus docentes para abordar los problemas que han detectado en sus propios centros. Pondrán en marcha iniciativas participativas y buscaremos el apoyo de la comunidad para sus proyectos innovadores. Porque ellos tienen la llave para reducir de manera eficaz la violencia sexual en sus centros educativos y en sus vidas.

Mélida Guevara coordina un programa de prevención de violencia en El Salvador y Guatemala dentro del programa de Justicia de Género de Oxfam. A través de la ‘ventana ciudadana’ trabaja con otras mujeres en escuelas, (con estudiantes, docentes, madres y padres), y también con funcionarias y funcionarios públicos para mejorar la vida de las mujeres que acuden a la justicia.