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Pedagogía frente a las inundaciones en Paraguay

Por Laura Hurtadolaura

Paraguay sufre las peores inundaciones de su historia. En la capital, el río ha crecido siete metros y medio y ha arrasado los barrios más humildes, conocidos como El Bañado por encontrarse justamente en la parte ribereña de la ciudad. En total ya se han evacuado 80.000 personas en campamentos improvisados, mientras crecen las críticas ante la escasa e ineficaz actuación del Gobierno.

Inundaciones en el Bañado Sur de Asunción. Imagen del video Gloria y la lluvia.

Inundaciones en el Bañado Sur de Asunción. Imagen del video Gloria y la lluvia, del proyecto Chake Ou

A pesar de ser una zona inundable, aquí viven unas 150.000 personas, cifra que no para de aumentar debido a la emigración creciente del campo a la ciudad. Es el caso de Ofelia que vino en busca de una vida mejor hace casi 20 años. En Asunción gana diez veces más que en su pueblo del interior. En el barrio de El Bañado se construyó una casa preciosa y creó una familia, pero en 1997 ya tuvo que trasladarse a un albergue por culpa de las inundaciones. Cuando la conocí, estaba sacando los muebles de su casa con el agua hasta los tobillos por segunda vez en su vida. Estaba muy afectada, pero no se quejaba. En el fondo, sabe que es afortunada porque sus vecinos de las partes más bajas sufren inundaciones casi cada año.

Y lo sabe porque Ofelia es una de las personas encargadas de ayudar a la gente del barrio cuando se producen este tipo de catástrofes, en el marco del programa que desarrollan Oxfam Intermón, Cruz Roja y Plan Internacional, en colaboración con el PNUD en Asunción, y con la financiación de la Unión Europea. Este proyecto se llama Cháke Ou («Cuidado que viene” en guaraní), y forma a personas como Ofelia para que hagan pedagogía con sus vecinos. Por ejemplo, tienen que enseñarles a identificar los riesgos, a abandonar sus casas y buscar sitios seguros antes de que sea demasiado tarde. La inmensa mayoría son mujeres.

¿Por qué se escogen principalmente a mujeres para estas tareas?’, pregunto. La respuesta que obtengo me deja desconcertada. Las mujeres con hijos y con casa propia son las que más se implican y las que consiguen que el mensaje se replique mejor. Eso les supone una enorme carga, que se suma a la que ya tienen en casa y en el trabajo, pero garantiza que la gente de la comunidad sea consciente de la importancia de actuar a tiempo y de luchar por un barrio en el que se pueda vivir dignamente. En definitiva, ellas son las que marcan el camino para una vida mejor en este lugar olvidado por las autoridades. Que no es poco. Y además aprenden a ser escuchadas y respetadas, que también es un gran logro.

 

Laura Hurtado es periodista y responsable del proyecto Avanzadoras de Oxfam Intermón.

Virginia Ñuñoca y su lucha contra el cambio climático en Perú

Por Anna Kramer Anna Kramer

Antes de conocer por primera vez a Virginia Ñuñoca ya sabía cómo era. En 2012, un equipo de Oxfam fue a la pequeña aldea del altiplano peruano donde vive y la entrevistó junto con un reportero de El Comercio, uno de los periódicos más importantes del país.  El Comercio publicó su fotografía en una exposición en el marco de la Bienal de Fotografía de Lima. La presencia Virginia en una galería de arte limeña representaba la voluntad de unir lo que la periodista Marie Arana llama ‘los dos Perús‘: el de la próspera y bulliciosa capital y el de las regiones más pobres y remotas en el campo.

Cuando en octubre pasado finalmente conocí a Virginia, me di cuenta inmediatamente de por qué esta mujer tan amable, enérgica y carismática había inspirado a tantas otras. Tres años después de haber participado en un proyecto para que las familias campesinas del altiplano peruano puedan adaptarse al cambio climático, había ampliado su sistema de riego, triplicado el área para pastoreo y tenía vacas lecheras que utilizaba para hacer queso. ‘Puedo vender la leche y el queso… y hacer yogur para alimentar a mis hijos. La leche es sagrada. Es una bendición‘, dice.

Virginia Ñuñoca demuestra que se puede vencer el cambio climático (c) Percy Ramírez / Oxfam

Virginia Ñuñoca demuestra que se puede vencer el cambio climático (c) Percy Ramírez / Oxfam

Pero la lucha de Virginia no acaba aquí. ‘No quiero ser la única que disfrute de este depósito de agua‘, añade. ‘Quiero que todos mis vecinos y vecinas tengan leche, y puedan vivir y prosperar‘.

Las mujeres y el cambio climático

Virginia ha experimentado de primera mano la mayor amenaza en la lucha contra el hambre: el cambio climático. Por todo el mundo, la meteorología impredecible y las estaciones erráticas están sembrando el caos para las familias agricultoras. Y el altiplano peruano no es una excepción: ‘Noto que el clima está cambiando mucho. Antes no era así. Ahora, algunas veces la hierba se seca mucho por el frío y la escarcha. La gente suele ser muy pesimista por la falta de agua que tenemos, pero si trabajas duro, puedes salir adelante‘.

Las mujeres indígenas rurales se encuentran entre los grupos más marginados de Perú. Son las que tienen menos oportunidades para acceder a la educación o ganarse la vida dignamente. Dado que con frecuencia son las que cuidan de sus familias y de la tierra, su participación en el proyecto de adaptación al cambio climático organizado por Oxfam es esencial.

Virginia cultivando en su parcela en los Andes de Perú. (c) Percy Ramírez / Oxfam

Virginia cultivando en su parcela en los Andes de Perú. (c) Percy Ramírez / Oxfam

En este proyecto, se organizan talleres de liderazgo, autoestima e igualdad de género. Talleres que para Virginia, que hoy tiene 54 años, fueron esenciales para que perdiera el miedo a los hombres y se sintiera capaz de hacer cosas por su cuenta.  ‘A veces voy a otras comunidades, y cuando llego allí comparto lo que he aprendido. Hay algunos que escuchan y luego me dicen: lo que dijiste me ayudó‘.

Su tranquila convicción me recordó a mi madre, que nos enseñó a mi hermana y a mí a a crecer y sentirnos feministas.  Le pregunté a Virginia cómo había transmitido estos valores a sus cuatro hijas y dos hijos.

Les digo que pueden hacer el mismo trabajo, que tienen los mismos derechos en casa, como profesionales, con su país.  No debería haber machismo. Todos debemos ser respetados como iguales en derechos.’

Virginia ha sido recientemente elegida representante de tres comunidades para un proyecto ganadero, donde puede aportar su experiencia y liderazgo en la cría de vacas lecheras. También le han propuesto ser líder de su comunidad, pero según cuenta mientras ríe: ‘No tengo tiempo, me gustaría… puede que algún día‘.

 

Anna Kramer es escritora y editora en Oxfam America.

La ruta de Shaira

Por Mélida Guevara Foto_2 Mélida Guevara 70

Shaira Ali era una adolescente dulce, muy sensible a las necesidades de las niñas y niños (era voluntaria en guarderías) y vivía con su  familia (madre, padre, hermana/o). Se quitó la vida a los 16 años de edad. Algunos meses después de su muerte, me llegó a mi correo este dibujo que ella hizo en el corto tiempo de dos semanas que estuvo apoyando nuestro trabajo desde nuestras oficinas centrales en Estados Unidos:

Dibujo de Shaira Ali sobre la ruta de las mujeres para salir de la violencia en El Salvador. Imagen: Shaira Ali 2011. Cedido por Oxfam.

Dibujo de Shaira Ali sobre la ruta de las mujeres para salir de la violencia en El Salvador. Imagen: Shaira Ali 2011. Cedido por Oxfam.

Shaira nunca estuvo en El Salvador. Sin embargo, se interesó por el trabajo del programa y lo dibujó sorprendentemente. Ella diseñó la ruta del acceso a la justicia de las mujeres, y su dibujo fue parte de un proyecto que presentó en su escuela.

La familia Ali, en su memoria, ha contribuido a la creación de un espacio lúdico para las niñas, niños y adolescentes de las escuelas públicas en El Salvador. La creación de este espacio tiene su base en la experiencia acumulada que desde el año 2005 se viene realizando en torno a la prevención de la violencia de género junto con organizaciones sociales comprometidas en generar cambios.

En el año 2007, cuando se inició el trabajo con el Ministerio de Educación en centros escolares,  nos planteamos el enorme desafío de hacerlo de una manera diferente y creativa. Así se  inició la deconstrucción de cuentos tradicionales incorporando elementos desde una perspectiva de derechos y de prevención de violencia de género. Así, las niñas, niños y adolescentes han participado de obras de teatro participativo, llevando la ruta del arte una vez al año a cada escuela seleccionada.

Ahora con la creación de este espacio lúdico se da la oportunidad a que las escuelas lleven en cualquier época del año a sus estudiantes a través de una ruta guiada y puedan conocer más de las instituciones que tienen responsabilidad y son garantes de los derechos de las mujeres y la niñez, así como de reafirmar sus derechos y aspectos relacionados a la prevención de la violencia de género.

La Ruta del Arte está en la Casa de la Cultura de la Ciudad de Santa Tecla, en El Salvador. Les invitamos a visitar este espacio desde cualquier parte del mundo, aunque sea de forma virtual, como hizo Shaira, a quien recordamos con especial reconocimiento y cariño.

Panel de la Ruta del Arte promovida por Oxfam en El Salvador

Panel de la Ruta del Arte promovida por Oxfam en El Salvador.

Mélida Guevara coordina un programa de prevención de violencia en El Salvador y Guatemala dentro del programa de Justicia de Género de Oxfam. A través de la ‘ventana ciudadana’  trabaja con otras mujeres en escuelas, (con estudiantes, docentes, madres y padres), y también con funcionarias y funcionarios públicos para mejorar la vida de las mujeres que acuden a la justicia.