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El pasado irrepetible

Por Mariana Vidal Mariana Vidal

La última novela de Nativel Preciado, ‘Canta sólo para mí’, cuenta una historia protagonizada por una fotógrafa en un mundo de hombres, al final de la dictadura franquista. En sus páginas no sólo se lee una historia de ficción basada en un contexto que existió y que evidentemente la autora conoce bien. También se intuyen muchas de las realidades que, en muy pocos años en España, han cambiado. Y, tristemente, se comprueba que el enorme esfuerzo de las mujeres por conquistar derechos en la época de la dictadura franquista y en la transición no es suficientemente reconocido ni valorado en nuestro tiempo.

Portada de la novela 'Canta sólo para mí' de Nativel Preciado.

Portada de la novela ‘Canta sólo para mí’ de Nativel Preciado.

Probablemente el peor defecto de la novela de Nativel Preciado es que es demasiado corta. Porque hay muchas situaciones en las que sería imprescindible tirar de todos los posibles hilos para entender el entorno real de los personajes, especialmente el de la protagonista. Rodeada por su trabajo de todos los estereotipos del machismo, mantiene una cierta libertad personal, que se ve puesta en cuestión sólo por una dependencia afectiva.

Cuánto se podría decir sobre las limitaciones de la educación de mujeres como esta fotógrafa jovencísima en la época del franquismo, de las relaciones con sus jefes en el trabajo, con sus compañeros. Con las imposiciones del entorno familiar, la educación, el régimen totalitario… Y al mismo tiempo, cuánta apertura, cuánta presencia de ánimo y sensatez en mujeres como ella, contraprotagonistas de la Transición porque esa historia también la escribieron hombres.

Las mujeres reales de la resistencia antifranquista y de la primera transición no fueron personajes decorativos. Y muchas de ellas están aquí para contarlo. Más conocimiento real sobre ellas, y también más ficción donde desarrollar nuestra educación sentimental, nos llevarían a entender mejor, y no repetir, ese pasado irrepetible.

Mariana Vidal es comunicadora y especialista en América Latina.

Cien mil seguidores para Nativel

Por Belén de la Banda  @bdelabanda

Soy fan de Nativel Preciado. Esto es una contradicción, porque el propio estilo de Nativel, basado en la honestidad intelectual, el rigor periodístico y en la sensatez, no admite ese tipo de admiración que habitualmente se aplica al famoseo, y que supongo que le gustará tan poco como a mí misma. Pero la verdad es que cada vez que leo a Nativel o la veo en esas tertulias de la televisión donde predican tantos personajes desnortados y desnortantes, no puedo evitar sentir la admiración de quien tiene mucho que aprender. Nativel siempre ha sido actual, o moderna en el mejor sentido del término, independientemente de la edad que tuviera en cada momento.

@NativelPreciado

Portada del libro de @NativelPreciado Si yo tuviera 100.000 seguidores

Un ejemplo es su libro Si yo tuviera 100.000 seguidores: incluso para recopilar sus propios recuerdos y experiencias, Nativel echa mano de un ‘asesor científico’ que la conecta con las causas y evidencias objetivas de los temas que plantea. Con humor, con ironía, y sobre todo con sentido común (esa cosa tan rara de encontrar en estos tiempos), pero también con una ternura y un compromiso que son raros de ver en nuestro entorno mediático, Nativel comparte algunas experiencias profesionales y personales que deberían estudiarse en primero de carrera. De cualquier carrera (no sólo de periodismo). Ahora estamos viendo cómo la honradez, esa humilde y poco prestigiosa palabra, se vuelve objeto de primera necesidad en cualquier profesión.

@NativelPreciado

Nativel Preciado

Querría citar el libro entero, pero voy a elegir un pasaje que me parece especialmente relevante para muchas mujeres en estos tiempos. Entre los 30 y los 40 años, la autora recibió numerosas ofertas profesionales. Decidir es renunciar: a una corresponsalía, a algunos viajes, a hacer carrera política, a ganar más dinero. ‘Dicen que el éxito no consiste en ser el mejor, sino en lograr lo mejor de uno mismo’. Renunció también a uno de esos cargos de pisar moqueta, con coche, secretaria, despacho con ventanales y todos los signos y evidencias del poder establecido.

Cuando, años después, recuerda esa renuncia, Nativel repasa todas las cosas del ámbito personal, profesional e incluso artístico, que hubiera perdido si hubiera aceptado la oferta. Aún así, no se ha arrepentido nunca de renunciar a todo eso. Lo que más pesa está en la familia, pero también el amor a una profesión tan importante como desprestigiada en estos tiempos: el periodismo.

‘Incluso ahora, cuando tú misma admites que está tan desprestigiado, ¿no te gustaría dejarlo definitivamente?’, le pregunta su asesor científico y amigo, Jonás.

‘Me temo que antes me dejará él a mí. Ni el periodismo ni yo somos los que fuimos. No me hagas caer en la melancolía’, le contesta Nativel.

Para mí que ella siempre es la que fue, y siempre fue la que es ahora, y es lo que le permite haber pasado del papel pautado con hoja de calco embutido en una clásica máquina Remington a tener casi 20 mil seguidores en twitter. La calidad y el trabajo bien hecho resisten bien en todos los soportes, sólo que es imprescindible un esfuerzo titánico para mantenerlos. Y una inmensa curiosidad y compromiso para no dejar de preocuparse por lo que ocurre a su alrededor y, como hemos tenido ocasión de comprobar tantas veces, en cualquier lugar del mundo.

Así que espero que todos demos un empujón para que Nativel llegue a los 100.000 seguidores en twitter. Y si puede ser, más. Porque no todo en el mundo fan tiene que ser Lady Gaga o Justin Bieber…

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam