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Feminicidio a la puerta de casa

Por Flor de Torres Flor de Torres

Thi. degollada en Madrid, 38 años.

Nuria, calcinada en Vilanova i la Geltrú. 43 años

Lasisa, apuñalada en Calpe,  35 años.

Maraganda, asesinada con un cuchillo y un punzón, 50 años en Mallorca.

Vanessa Barradó, descuartizada en Zaragoza, 27 años.

Guacimora, 35 años asesinada delante de sus hijas en Santa Cruz de Tenerife.

Agniezska, asesinada de una brutal paliza en Burgos con 32 años.

Remedios, de 81 años, asesinada por la espalda con un hacha.

Petra, degollada y golpeada en Écija, 46 años.

María del Carmen, asesinada de un golpe en la cabeza.

Nicolasa, asesinada en Jaén, 73 años.

Asunción, de 62 años, asesinada de un disparo junto a su hijo.

Sheila y Shopie  de Mijas, madre e hija discapacitada asesinadas por disparos de su marido y padre.

Miriam, asesinada con su bebé de 1  año en plena calle a cuchilladas en Jerez de la Frontera.

Estefanía, de 28 años, y su hijo Aarón  de 5, asesinados en Málaga, acuchillados.

De la sombra a la luz. Imagen de la campaña contra la violencia en Mali de Oxfam Internacional.

‘De la sombra a la luz’, campaña contra la violencia en Mali. Imagen de Oxfam.

Son solo un ‘muestreo’ de los asesinatos de hombres a sus parejas o mujeres en los últimos tiempos. Feminicidios con rostro, historias, vidas, hijos. Entre ese atropello brutal cayeron y quedaron huérfanos también  en lo que va de año 18 menores. No los olvidemos entre los números, entre las estadísticas. Ahí están sus vidas segadas de forma inútil. Escondidas tras la violencia de género. Con nombres y apellidos. Con origen y con fin. Todas unidas por la violencia de género.

Que esa vergüenza quede al descubierto, desenmascarada y desvestida para  que cada uno desde nuestro ámbito sepamos auxiliar a cada víctima y tenderle la mano desde el colegio, el Instituto, desde la prevención, en el vecindario, en el trabajo,  desde los ámbitos sanitarios, policiales, asistenciales, judiciales, psicológicos, desde los centros de igualdad.  Que no queden impunes sus acciones  y que consigamos  con  nuestros actos  suplir la voluntad de sus víctimas inmersas en  el abandono, en la soledad de su suerte y podamos prevenir el delito bajo el  apoyo psicológico y  para que sean nuestras acciones las que levanten la máscara  donde se ocultan impunemente  los maltratadores.

Porque  como dijo Enma  Goldman : ‘La verdadera emancipación no comienza en las urnas ni en los tribunales, empieza en el alma de la mujer’.

Mientras esa emancipación  no ocurra de forma individualizada, en el interior de cada mujer,  somos todas y todos responsables que nos falten tantas mujeres y tantos hijos. Porque hasta ese momento adquirimos la  corresponsabilidad para que ello no ocurra y que dejemos de usar el anglicismo  feminicidio, como asesinato evitable por razones de género.

Y sólo dejaremos de utilizarlo cuando ello ya no ocurra, cuando no existan listas interminables de ellas y recuentos del acto más denigrante que un ser humano puede hacer: asesinar a su mujer y a sus hijos.

Pues en palabras de Marcela Lagarde, ‘la violencia contra las mujeres continúa siendo una epidemia global que mata, lastima y perjudica física, psicológica, sexual y económicamente a millones de mujeres de todas las edades. Para decirlo alto y claro: es una violación de los derechos humanos negarle a las mujeres la igualdad, la seguridad, la dignidad y las libertades fundamentales’. 

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.