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Tres urgencias ante las desigualdades de género

Por Ángeles Briñón

‘Mediante el trabajo ha sido como la mujer

 ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. 

El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa’.

Simone de Beauvoir

Ser mujer es sinónimo de desigualdad, de menos oportunidades que los hombres para acceder al trabajo remunerado, de menores oportunidades de permanencia o de promoción. Pero no sólo la desigualdad se sufre en el empleo, las diferencias se producen también en lo personal.

Las desigualdades de género son una realidad en todas las sociedades, si bien hay diferencias entre sociedades, culturas, momentos históricos y entre clases sociales o países, pero la división sexual del trabajo que confina a las mujeres al hogar, se produce siempre y supone un condicionante para su desarrollo personal y profesional. El espacio público ha sido tradicionalmente un espacio masculino y aún sigue siéndolo, pues a pesar de que las mujeres ocupan cada vez más espacios de decisión y de poder, el predominio de lo masculino es una realidad. Por el contrario, el espacio privado (o doméstico siguiendo a Soledad Murillo, 2006) ha sido y aún es ‘cosa de mujeres’. La dicotomía publico/privado está muy presente aún con las consecuencias que ello tiene para la vida de mujeres y de hombres, especialmente para las mujeres, que ven limitadas sus posibilidades de desarrollo personal y profesional.

Photo de Sharon McCutcheon para Unsplash

Una de las principales causas de la desigualdad de género es que el trabajo doméstico y de cuidados recae en las mujeres. Es cierto que se han producido importantes cambios, pero aún podemos afirmar que el cuidado de las personas dentro de la familia lo realizan las mujeres, ya sea cuidar a niñas y niños al nacer y a personas mayores o con alguna discapacidad. Mientras los roles de género sigan predominando en la sociedad, mientras los hombres no se corresponsabilicen de los cuidados, mientras las instituciones no asuman la parte que les corresponde, la igualdad entre mujeres y hombres no será posible.

Centrándonos en nuestra sociedad y las de nuestro entorno inmediato, es cierto que en las últimas décadas del siglo pasado se produjeron cambios de importante calado en lo que a las relaciones de género se refiere, pero las desigualdades persisten. A pesar de que en España, los 40 años de dictadura hicieron que los cambios legales para eliminar el dominio masculino fueran más lentos y las resistencias a los cambios sociales se intensificaran, las mujeres lograron en pocos años modificar las leyes y las costumbres. La incorporación masiva al empleo y a la educación superior lo demuestra.

No obstante, las desigualdades en el trabajo remunerado siguen estando muy presentes. La autonomía económica no reduce por si sola las desigualdades, pero sin duda es fundamental para lograrla. El trabajo que realizan las mujeres nunca ha sido tenido en cuenta, parecería que las tareas del hogar se hacen solas, que cuidar de niñas y niños no conlleva esfuerzo o que atender a una persona dependiente, ya sea por edad o por tener alguna discapacidad, se realiza por arte de magia. Solamente cuando esas tareas se contratan externamente se contabiliza como empleo, pero si lo realizan las esposas, madres, hijas… pasan desapercibidas.

Son muchas las propuestas que en este momento se plantean desde las administraciones para eliminar las desigualdades de género. Se habla mucho de eliminar la brecha salarial, de potenciar el acceso de las mujeres a puestos de dirección y/o responsabilidad, de evitar las barreras que tienen las mujeres para desarrollar una carrera científica…, pero se habla mucho menos de los trabajos feminizados, mal valorados y mal remunerados: de las trabajadoras domésticas que siguen sin tener derechos laborales, de las cuidadoras informales que siguen dedicando parte de su vida a cuidar de las personas mayores, de las mujeres emigrantes que trabajan en el servicio doméstico en situaciones de gran precariedad.

Por ello, en este momento de esperanza que vivimos, esperamos que las medidas que se pongan en marcha contemplen la realidad de todas las desigualdades de género. Algunas medidas que consideramos imprescindible, junto a las ya señaladas serían:

  • Es imprescindible aprobar la Proposición de Ley presentada en el Congreso para que los permisos de maternidad/paternidad sean iguales, intransferibles y pagados al 100%, que promueve la PPiiNA, para avanzar en corresponsabilidad en los cuidados.
  • Desarrollar la Ley de Dependencia para que todas las personas tengan una atención adecuada sin que sean las mujeres las cuidadoras principales. La cotización de las cuidadoras informales no deja de ser un parche, que solucionará momentáneamente la situación de algunas mujeres, pero sigue potenciando que sean ellas las que cuiden, sin que los hombres se corresponsabilicen. Las administraciones deben dar respuesta a estas situaciones.
  • Asimismo, es urgente que se ratifique el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajo decente para las trabajadoras del hogar, que supone ampliar los derechos de estas profesionales, la inmensa mayoría mujeres.

Eliminar las desigualdades de género en todos los niveles laborales, transformar aquellos aspectos de la sociedad en los que las mujeres siguen invisibilizadas y sometidas al poder patriarcal, es imprescindible para que desaparezcan las violencias machistas que sufren las mujeres.

Ángeles Briñón García es bloguera, experta en igualdad de género y forma parte de Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles. 

Romper la invisibilidad: una mujer emprendedora

Por Susana Martínez Novo SusanaMartinezNovo70

Vivimos tiempos grises, difíciles, marcados por una grave crisis económica que está teniendo un fuerte impacto en nuestro país, en nuestra sociedad, y especialmente en las mujeres. ¿Por qué digo especialmente en las mujeres? Pongo unos cuantos  ejemplos, el primero de ellos muy gráfico:

Percentiles de salarios anuales Unidad: euros.  Fuente: Encuesta de estructura salarial 2010. INE.

Percentiles de salarios anuales
Unidad: euros.
Fuente: Encuesta de estructura salarial 2010. INE.

Las mujeres siguen percibiendo salarios más bajos por igual trabajo. La brecha salarial se intensifica en momentos de crisis. Esto repercute igualmente en las prestaciones que recibirán en caso de desempleo, y en las pensiones. Otro dato relevante es que las mujeres tardan más en conseguir su primer empleo o en reincorporarse al mercado laboral. En época de crisis los despidos y el desempleo tienen un mayor impacto  en la población femenina que en la masculina.

Y también es mucho mayor el impacto en las mujeres que sufren cualquier tipo de violencia. La baja autoestima , el aislamiento y las secuelas de las agresiones son factores que marcan de forma sustancial el desarrollo de la vida personal y familiar de estas mujeres. Todavía recuerdo una mujer que cada vez que hacía una entrevista de trabajo tartamudeaba hasta el punto de bloquearse y enmudecer, por lo que tardó años en incorporarse al mercado laboral.  Cuando rompió la espiral de la violencia no volvió a tartamudear.

La conciliación sigue siendo una cuestión puramente femenina. En 2010, pese a nuestro creciente impulso en el mercado laboral, la mujer dedicaba 4,25 horas al trabajo en el hogar, frente a las 2,28 horas del hombre, según datos del INE recogidos por el Consejo Económico y Social. Estos datos se han visto agravados con la suspensión de la aplicación de la Ley de dependencia, que provoca que vuelva a recaer sobre las mujeres el peso personal y económico del cuidado de nuestros  mayores y de aquellos familiares que sufren algún tipo de discapacidad Según la encuesta de población activa publicada por el INE en relación al periodo 2011, las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen en un 15,9 % por razones de cuidado de niños , adultos enfermos incapacitados o mayores, mientras que los varones lo hacen en un 1,7% por esas mismas razones. Cuando lo pienso, me da miedo que más de la mitad volvamos a sumirnos en la invisibilidad de la que ni tan siquiera habíamos acabado de salir, pese al incuestionable avance experimentado en los últimos decenios.

En este panorama gris, hay sorpresas y ejemplos que nos iluminan como ejemplo de valentía y emprendimiento. Como el caso de Verónica Celdrán que en abril presentó el libro ‘Sabores: otra manera de comer’Haciendo uso de todo su  potencial y no sin esfuerzo, la autora ha conseguido romper el silencio de la violencia, superar varios problemas de salud y escribir un libro,  en este caso enfocado a la salud, la alimentación y el gusto por la vida, que comienza por la propia satisfacción que nos produce  comer.

Portada del libro Sabores: otra manera de comer

Portada del libro Sabores: otra manera de comer

Verónica, como algunas otras mujeres que he conocido, es una emprendedora que no se ha dejado arrastrar por la enfermedad y que ha sacado adelante a su familia con mucho esfuerzo y dedicación, pero sin renunciar a su propia vida. Quien la vea ahora no creerá todo lo que ha pasado en su vida. Ella me ha enseñado que en la vorágine de actividad desenfrenada en la que nos vemos todos envueltos, mujeres y hombres, es necesario dedicar media hora a pasear, pensar en una misma y reflexionar. Porque si nos cuidamos a nosotras y a nosotros mismos podremos relacionarnos de una forma más sana y saludable con los demás y brillar con fuerza y energía, como brilla Verónica.

En su presentación muestra cómo despejar una mañana gris, un panorama gris, un tiempo gris, con un pensamiento positivo: ‘Si no puedo levantarme me imagino que soy Audrey Hepburn en desayuno con diamantes’

 

Susana Martínez Novo es abogada y activista.