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El infierno se llama Paradise

Por Irene Milleiro  Irene Milleiro

El Paradise es cualquier cosa menos un paraíso.  El Paradise es uno de los prostíbulos más grandes de Europa, si no el más grande. Y ese dudoso honor está aquí mismo, a unos cientos de kilómetros, en La Jonquera, en Girona.

En el Paradise cada día ejercen la prostitución más de 150 mujeres, o eso anuncian. «Aquí todo es voluntario, no obligamos a nadie», decía su dueño, José Moreno, el día de la inauguración en 2010.

Tan voluntario todo, que en marzo de este año la Policía rescataba a una joven rumana de 22 años con una grave discapacidad psíquica, a la que supuestamente su madre llevaba obligando a prostituirse desde los 18, en el Paradise entre otros lugares. El caso de esta chica dista mucho de ser único. Hace poco más de un año la Policía liberaba a una joven de 19 años secuestrada en un piso en Madrid por haber intentado escapar de una red de prostitución. Además de sufrir golpes y latigazos, le raparon el pelo y las cejas y le tatuaron en la muñeca un código de barras en el que constaba su deuda con la red.

Imagen del prostíbulo Paradise, en La Jonquera (20 minutos)

Imagen del prostíbulo Paradise, en La Jonquera (20 minutos)

Podría seguir contándoles historias similares, pero creo que la idea está clara. Miles de mujeres cada año son engañadas en sus países y obligadas a prostituirse en clubes de carretera, pisos y calles por toda España. Entre enero de 2012 y marzo de este año la Policía ha realizado 337 operaciones, en las que se ha liberado a 722 mujeres y se han producido más de 1.000 detenciones. La mayoría de las víctimas proceden de Brasil, Rumanía, Paraguay, Nigeria y Rusia. En las escuchas policiales se pueden oír frases como «tengo tres kilitos de carne» o «he traído unos terneritos» para referirse a mujeres jóvenes, algunas incluso menores de edad, que las mafias mueven de burdel en burdel como verdaderas esclavas sexuales.

Les reconozco que yo no me imaginaba que este horror podía estar viviéndose en España. Que muchas de esas chicas con las que me cruzo cada día en la calle Montera en Madrid están ahí obligadas. Y tengo que darle las gracias a Mabel Lozano por haberme abierto los ojos a esa realidad.

Mabel lleva muchos años colaborando con organizaciones que quieren acabar con esta pesadilla, y ha escuchado decenas de testimonios verdaderamente horripilantes. De esas experiencias nacen varios trabajos dirigidos por Mabel, como el escalofriante corto “Escúchame”, el documental “Voces contra la Trata de Mujeres” o los spots que ha realizado para el Plan Integral contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual que acaba de lanzar la Policía.

Hace un año Mabel decidió crear una petición en Change.org para pedir a la Generalitat y al Ayuntamiento de la Jonquera el cierre del Paradise. ¿Por qué el Paradise? “Porque la sociedad española tiene que responder y por algún lado tenemos que empezar. Hagámoslo por el más grande”, dice su petición, que ya han firmado más de 83.000 personas. Unos meses después, la alcaldesa de la Jonquera anunciaba que “iniciaría las actuaciones necesarias” para cerrar definitivamente el prostíbulo.

Por desgracia para muchas mujeres, el Paradise sigue abierto. No culpo a la alcaldesa, no es tarea fácil: la trata de mujeres con fines de explotación sexual mueve mucho dinero, más de 5 millones de euros al día sólo en España, y más de 25.000 millones de euros al año en todo el mundo.  Por eso tenemos que colaborar todos.

Les voy a pedir un favor. Cuando vuelvan a ver a una prostituta en la calle, intenten no juzgar. Porque las cosas, muchas veces, no son lo que parecen. Y si no, vean este video, realizado en directo en el Barrio Rojo:

 

Irene Milleiro es responsable de campañas de Change.org

Hablan las mujeres víctimas de la trata

Por Helga FlamtermeskyHelga Flamtermesky

En las noticias de esta semana nos contaban que en España habían desarticulado una red que traficaba con mujeres chinas para la explotación sexual. En resumen, eran esclavas: sometidas, controladas, humilladas, amenazadas.  Mientras veía las noticias imaginaba las cosas que les podían estar pasando por la cabeza a esas mujeres. Ser rescatada también implica afrontar otros miedos y otros problemas. Ojalá las escuchen, ojalá entiendan el porqué de sus silencios, ojalá les respeten el derecho de no denunciar a aquellas que así lo decidan. Lo digo más alto: DECIDAN. Sí, las víctimas de trata deciden sobre sus vidas. Durante la trata tomaron decisiones para sobrevivir, para aguantar, para escapar.

Desafortunadamente para muchas personas las víctimas son solo mujeres rotas e incapaces, como se refirió a ellas un político en Madrid durante un evento sobre la trata.  Verlas así les niega su capacidad de transformación, y deja en el olvido la cantidad de conocimientos que hay en sus experiencias y estrategias sobreviviendo y luego reconstruyéndose.

En el 2007 empecé hacer una investigación sobre la trata de mujeres cuyo objetivo era empoderar a las víctimas situándolas como agentes sociales.  Un trabajo precioso pero muy doloroso. Aún hay recuerdos  e imágenes de la investigación que no cicatrizan.

Autoretratos realizados por mujeres víctima de trata.

Autoretratos realizados por las mujeres víctima de trata que han participado en la elaboración de la Guía sobre Trata de Mujeres.

La investigación se realizó en Filipinas, Estados Unidos, Colombia y España. Participaron más de 22 mujeres de 15 nacionalidades.  Las mujeres que participaron habían vivido diferentes formas de trata: explotación sexual, tráfico de órganos, matrimonio servil y forzado, trabajo en régimen de esclavitud (experiencias que ellas mismas han explicado en forma de cuentos). Algunas hacía más de 10 años que habían conseguido salir de la trata y otras acababan de hacerlo. Algunas habían pedido ayuda, otras habían denunciado, la mayoría habían escapado, muy pocas habían sido rescatadas. Diferentes religiones y diferentes idiomas. Y aun así, logramos conectar entre nosotras y trabajar juntas, sin que nadie nos financiara. Teníamos en común que éramos inmigrantes y que teníamos ganas de hacer visibles las reflexiones y las propuestas de las víctimas.

Las mujeres se situaron como evaluadoras sobre los expertos, analizando sus políticas y sus protocolos de atención. A ellas les costaba ver reflejadas sus vivencias en esos documentos, hasta que después de mucho preguntar descubrimos que la mayoría de los expertos y políticos que trabajan sobre la trata nunca habían tenido contacto con una víctima, o sea, trabajan en base a víctimas imaginadas.

A partir de allí decidimos llevar a cabo diferentes  iniciativas como la construcción de un espacio virtual www.mujerfrontera.org donde las víctimas pudieran hablar, dar ideas y propuestas. Hace tres semanas empezamos a difundir la Guía Sobre la Trata de Mujeres que durante dos años fuimos construyendo (disponible en español, inglés y francés). Es la primera vez que las víctimas de trata hacen recomendaciones a los profesionales, y además dan recomendaciones a otras víctimas para que se cuiden o para que escapen.  Todo basado en sus propias experiencias.

Espero de verdad que estas mujeres sean escuchadas y que la guía tenga mucha difusión. Con ello, estoy segura de que conseguiremos evitar nuevos casos y atender mejor a las víctimas de la trata.

Helga Flamtermesky, coordinadora del proyecto Mujer Frontera (www.mujerfrontera.org)