Por Lucero Ferrer
Es posible que me haya cruzado con ella en Lima el 13 de agosto del 2016 en aquella marcha multitudinaria que congregó a miles de mujeres esa tarde. Es posible. Sin embargo, no tuve la oportunidad de conocerla. Supe de ella porque en cada plantón y en cada marcha feminista, su madre, Rosario, asistía siempre con una foto de ella en la mano. Supe de ella porque sus amigas la mencionaban siempre en cada arenga que poco a poco se iría transformando en un grito de rabia y dolor. «Solsiret, te buscaremos hasta encontrarte». «Por nuestras desaparecidas, por Solsiret Rodríguez, por las compañeras asesinadas: Ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha». Sus amigas y familiares necesitaban respuestas. Jamás dejaron de buscarla. Tenían la esperanza de encontrarla con vida.

© Lucero Ferrer.