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¿Sueños de un seductor?

Por Maribel Maseda Maribel Maseda 2

Hace unas semanas saltaron las alarmas debido a la aparición en internet de unos vídeos realizados por un hombre que se considera a sí mismo experto en seducción donde exige al varón ser agente dominante sobre la mujer aunque ella no quiera. El significado exacto del acto de seducir según la RAE es :

1. Engañar con arte y maña, persuadir suavemente para algo malo. 2.Atraer físicamente a alguien con el propósito de obtener de él una relación sexual. 3. Embargar o cautivar el ánimo”.

El autor de los vídeos conocía perfectamente estos significados y sus vídeos son fiel reflejo de ello. Persuade a los hombres que acuden en calidad de alumnos para algo que como poco no es honesto. En sus apariciones, se ve como va cobrando lo que él y sus colegas llama confianza en sí mismo y mediante dosis elevadas de ego va convenciendo a sus alumnos, muchos de ellos con baja autoestima, de que deben aplicar la fuerza si es preciso para mantener una relación sexual con una mujer, para terminar una relación con ella o para robarles un beso por la calle.

La seguridad en uno mismo no es hacer lo que uno quiera ignorando los derechos del otro. Incluye una buena tolerancia a la frustración y es más seguro y más asertivo aquel que, a pesar de las diferencias con otras personas o de la imposibilidad de obtener de ellas el resultado esperado, no genera emociones o actitudes nocivas que le llevan a actuar con revancha, negligencia o violencia.

Cartel de la película 'Sueños de un seductor', de Woody Allen.

Cartel de la película ‘Sueños de un seductor’, de Woody Allen.

 

Hombres y mujeres son instructores de relaciones positivas y enriquecedoras, porque son diferentes y ello no sitúa ni a uno ni a otro en posiciones de dominancia o sumisión. Dar por hecho que el hombre debe ejercer una actitud de arrastre en la que la mujer no pueda tener oportunidad de negarse a una relación sexual, es, con todos mis respetos, una muy mala interpretación de lo que significa ser hombre. El hombre básico o básicamente elemental que no evoluciona ni cree necesitar hacerlo y al que se refiere este experto en seducción, quedó siglos atrás y no es ni de lejos, el hombre actual.

Estamos de acuerdo en que no hay nada malo ni perverso ni enjuiciable en los cursos de seducción. Como muchas cosas en la vida, el matiz que realmente acaba por definirlos proviene de la intencionalidad con la que se crean y esta a su vez, del conocimiento necesario y adecuado del ser humano y desde luego, de las consideraciones éticas indispensables cuando se trata de enseñar algo a otro.

Este experto en seducción se muestra henchido de satisfacción y orgulloso de si mismo cuando traslada su propio ejemplo a sus alumnos varones relatándoles cómo una joven se negaba a tener relaciones sexuales con él y su colega y ellos, sin mediar palabra, la cogieron del brazo sin darle opción a rechistar y se la llevaron al cuarto. Sus seguidores, cautivados por sus logros, no se dan cuenta de que si realmente tuviera esa seguridad de la que presume o actitudes admirables, virtudes o valores enriquecedores, no precisarían de la fuerza o el engaño para mantener relaciones consentidas, positivas y sanas. En otras palabras, aquel o aquella que solo obtiene por la fuerza lo que anhela y necesita es por que no posee aptitudes naturales y adecuadas para hacerlo.

Quedan en evidencia este hombre y su colega por si mismos sin necesidad de que nadie les ataque por lo que hacen y por la imagen que pretenden dar del hombre. La persona, en este caso hombre, que se siente tímida o insegura puede intentar solucionarlo acudiendo a alguien a quien quizá admire de manera equivocada. Este “experto” debería ser absolutamente honesto y no manipular sabiendo que los alumnos que acuden son inseguros o están en una mala racha de confusión y por tanto, no están en condiciones de discernir. Estos expertos en seducción en realidad parece que estén utilizando a sus alumnos para resarcirse de los fracasos anteriores que ellos mismos tuvieron y no han conseguido perdonar.

Con frases como “ debes inventar historias emocionales para atraerlas, porque ellas son emocionales” sumadas a las de “ debes tocar de menos a más, sin aceptar un no”, hacen creer a los hombres que asisten a sus “masters” que no necesitan desarrollar ninguna aptitud en la vida más que las básicas y rudimentarias, por que con esa dominancia es más que suficiente para alcanzar la que parece ser su única meta en la vida, que no es la de conseguir mujeres, sino la de ser admirado. De nuevo, dejan ellos constancia por si mismos y sin ayuda de nadie de que no buscan relacionarse sino resarcirse de alguna frustración interna y/o de alimentar un narcisismo que probablemente sea un obstáculo en algún momento de sus vidas para conseguir relaciones equilibradas y equilibradoras.

Por último, hablar del ingenio que dice poseer y del que alardea igualmente, cuando le denuncian por besar sin consentimiento a una desconocida y alega que “la confundió con su novia”. Al no creer necesario utilizar otras actitudes como la del análisis coherente de la situación y la de la posibilidad de que otros la utilicen y por lo tanto tengan más fácil identificar lo elemental, deja en evidencia su entonces facilidad para confundir a las personas aún cuando estas formen parte de su ámbito más privado, como una novia. Por otra parte, sus grabaciones de los besos a desconocidas le provocan un nivel de orgullo inconmensurable. Este acto, de nuevo, vuelve a dejar patente su dificultad para pensar en que la imagen que tiene de si mismo y la que devuelve al mundo es muy diferente. Cuando aborda con engaños a una desconocida y esta le cree, lo hace porque en la cabeza de las personas éticamente sanas no cabe la posibilidad de que un individuo emplee su tiempo y su energía en engañar a desconocidas sin otra finalidad que la de alimentar su ego, que por otra parte se conforma con nutrirse de actos simples como este. Entonces, de nuevo, la pregunta del porqué de sus cursos y masters para seducir: ¿para ser admirado por los hombres, para poder tener relaciones sexuales, o para sentir que por fin es capaz de tenerlas… sea como sea?.

La relación sexual, hoy en día, forma parte de una socialización cada vez más asentada en la libre elección. Por otra parte, cualquier relación es gratificante por el hecho de ser consentida y elegida. Y tanto hombres como mujeres, admiramos el hecho de poder encontrar en el otro valores que nos permitan asentarnos aún más en los nuestros. Ser tímido no es un obstáculo para ello, ni impide poseer estas virtudes que consiguen que disfrutemos de lo mejor que hay en nosotros. Es más peligroso caer en manos de quien no sabe tratar con el ser humano en sus etapas más vulnerables y se vende como experto en ellas.

Maribel Maseda es Diplomada Universitaria en Enfermería, especialista en psiquiatría y experta en técnicas de autoconocimiento. Autora de obras como HáblameEl tablero iniciático, y La zona segura.