Lo fundamental para prevenir actos de violencia de género es que puedas reconocer tú misma que los estás sufriendo.
Va más allá de un puñetazo o un golpe. Las palabras son las que hacen que lleguemos al punto de aceptar un puñetazo como algo normal.
Todo empieza con una manipulación psicológica. Él va haciendo que te alejes de todo lo que quieres y de todos a los que quieres, que dejes de tener vida social y familiar y que te centres únicamente en él. Se basa sobre todo en hacerte creer que sin él no eres nada.
Cuando tu pareja te obliga a estar en un sitio determinado aunque te esté anulando totalmente sin dejarte ni siquiera hablar con nadie.
Cuando recibes un golpe por llegar 10 minutos tarde, cuando recibes otro golpe y te dice que es que lo tenías que haber llamado por teléfono y no lo has hecho.
Cuando te pega un empujón porque simplemente estas dando una opinión distinta a la suya. Cuando te dice que eres una inútil por no pensar como él, que nunca serás nada sin él, que te quedarás sola si lo dejas.
Estos son síntomas de una violencia de género que tanto nosotras como nuestro entorno tenemos que detectar y prevenir.
No dejes que nadie te manipule, que nadie te convenza de que no vales nada, de que no sirves para nada.
Que no te quiten el derecho a expresarte, a reír, a comunicarte…
No normalices situaciones de este tipo y sobre todo déjate ayudar.
“Grita” por lo que estás pasando, por encima del miedo y la vergüenza.
Cuando alguien de tu entorno (familia, conocido, amiga, amigo, compañera o compañero de trabajo…) te comente que no eres tú cuando te encuentras al lado de tu pareja, y te exprese síntomas como los citados anteriormente, no los rechaces. Hazles caso, tómalos en cuenta, sé fuerte, corta esa relación dañina y que mata tu vida.
Nunca des segundas oportunidades. Eso lo único que hace es reforzar a tu agresor, hacerle sentir más poderoso.
Siente que no estás sola, y que lo que estás pasando no es algo que te merezcas.
Tú no tienes la culpa de lo que pasa, aquí sólo hay un culpable y es la persona que te limita, te golpea, te veja, te insulta. Ésta es la persona culpable.
Todos tenemos derecho a ser felices, no dejes que nadie te mate en vida.
El llanto, el miedo, la pena y los lamentos son enemigos tuyos. Juegan en tu contra.
Cámbialos por la rabia y el valor.
No tengas vergüenza. Tú no eres culpable de nada.
Cuéntalo a quien creas que te puede ayudar…verás como siempre encuentras a alguien que te tienda una mano.
Una vez des el primer paso, no te arrepentirás. Habrás conseguido cambiar tu angustia por tranquilidad.
M.J.G y J.M.M son dos mujeres víctimas de violencia de género, integrantes del taller de fabricanciones de Rafa Sánchez en la Asociación Generando igualdad