Entradas etiquetadas como ‘consecuencias físicas y psíquicas’

Deconstruir la violencia

Por Flor de Torres Flor de Torres + nueva

Los menores expuestos a la violencia de género la sufren también en primera persona, y acaban desarrollando patologías. El menor que no las ha desarrollado, generalmente se debe no a una falta de exposición a la violencia sino al desarrollo de su resilencia o capacidad de aceptación, de resistencia de restitución, de recuperación, que le permite acceder a una vida sin violencia.

Parte del control se ejerce a través del control y la manipulación de los hijos en común. Imagen de Ana Sara Lafuente.

Parte del control en los casos de violencia de género se ejerce a través del control y la manipulación de los hijos en común. Imagen de Ana Sara Lafuente.

La psicología  y las ciencias forenses nos demuestran en el día a día judicial, a través de sus pericias que el menor al formar parte de de la familia está expuesto a la violencia de género por agresión a la madre no puede estar ajeno a ella. Es prácticamente imposible que no les afecte, pues precisamente forman parte del sistema familiar en el que se hallan integrados.

Se ha demostrado científicamente que:

Psíquicamente desarrollarán agresividades, problemas de inhibición, falta de empatía y autocontrol, baja autoestima y egocentrismo cognitivo y social.

Físicamente el menor expuesto a la violencia de género va a proyectar patologías físicas desde su percepción en el desarrollo fetal. Se le manifestaran retrasos en el crecimiento, transtornos de la conducta alimentaria (bulimia, anorexia), problemas de sueño y de habilidades motoras, Enfermedades y síntomas psicosomáticos (alergias, hiperreactividad bronquial, problemas dermatológicos como atopia y eczemas, migraña, dolor abdominal recurrente, enuresis nocturna…), incremento de enfermedades infecciosas, según un estudio de la prestigiosa pediatra Dolores Aguilar Redorta.

Todos estos extremos se confirman día a día en la experiencia judicial. Son los menores hijos del maltratador, las otras víctimas directas de violencia de género dirigira a su madre. Su destino y fin único es  prolongar la violencia cuando ya  no se puede ejercer directamente sobre ella, o para multiplicar las trágicas  consecuencias de sus efectos.

Y las menores y los menores son mucho más victimas, si aun cabe en esa palabra, pues hasta ahora  han sido invisibles. Por eso es muy importante hablar de ellos y ellas, porque así estarán siempre presentes. Y es que lo que no se nombra, no existe y su extrema situación necesita que sea visible. Me gusta usar el término ‘maltrato infantil de género’ para definirlo, y para que  esas patologías que científicamente acaban desarrollando sean conocidas y evaluadas.

No en vano la Academia Americana de Pediatría (AAP) reconoce que “ser testigo de violencia de género puede ser tan traumático para el niño como ser víctima de abusos físicos o sexuales”. 

Si a ello unimos que la transmisión intergeneracional de la violencia de género, que pasa de padres a hijos, la exposición del niño redundará en conductas imitativas al padre, y la exposición  de la niña derivará en una situación de victima futura de violencia de género, situándose en el mismo papel que su madre. No existe ni una duda que los hijos que sufren la violencia de género son víctimas directas de ella.

Hay que deconstruir esta violencia que pasa de padres a hijos eliminando su  germen. Es necesario que se rompan en mil pedazos los roles de chicos y chicas basados en patrones patriarcales. Solo así avanzaremos hacia relaciones de pareja más igualitarias en    nuestros menores.

Pensemos en  que los  menores no serán víctimas directas de la violencia de género en un futuro si se ha ganado definitivamente la igualdad frente al presente  orden patriarcal que aun convive y que deriva en ella cuando se impone como rol aprendido y transmitido como el único posible.

Apostemos por la educación en valores de igualdad. Esta apuesta sí que es segura pues ganará definitivamente la batalla contra la violencia de género.  Vamos a ello con nuestros hijos e hijas. Sin espera. Es  la herencia que tenemos que dejarles: un mundo en igualdad y sin violencia de género.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.