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Qué rico mango

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Cuesta bastante llegar a Bérégadougou, un pueblo campesino al noroeste de Burkina Faso, no muy lejos de Bobó Dioulasso, la segunda ciudad más importante del país. Pero cuando llegas, no puedes evitar caer en una inmensa admiración por esas 600 mujeres que desde hace unos años han encontrado un salario y una nueva vida gracias a los mangos.

Imagen de Omar Traoré / Oxfam Intermón

Varias mujeres lavan los mangos al inicio del proceso. imagen de Omar Traoré / Oxfam Intermón

De este pueblo, los jóvenes solían emigrar hacia varias plantaciones de caña para buscar trabajo. Así, sólo los muchachos jóvenes y fuertes lograban un ingreso mínimo a costa de su propia salud, ya que el trabajo y las condiciones en que se hace son muy duros. En el pueblo sólo quedaban los mayores y las mujeres, y las tierras iban quedando abandonadas. Un caso especial eran los mangos: los árboles producían bien, pero la época de la cosecha es la que es, todos los mangos se producían a la vez, y el exceso de oferta hacía caer el precio en el mercado.

Desde hace unos años, los jóvenes de este pueblo formaron la asociación Wouol, les pidieron a sus padres que les dejaran organizar las tierras, y con ayuda de Oxfam Intermón las mujeres empezaron a crear pequeñas plantas de secado de mangos. Las piezas de mango seco se conservan, se pueden exportar, y dan trabajo digno a cientos de mujeres.

Tuve ocasión de estar con ellas en 2005, y probar esos deliciosos mangos secos, que mantienen su sabor a fruta aunque parezcan patatas fritas bien doradas. Pero lo que más me sorprendió fue ver cómo las mujeres han organizado su trabajo de forma que todas las edades y situaciones están incorporadas. Por ejemplo, las mujeres ancianas utilizan su autoridad para obligar a cumplir de forma estricta las medidas de higiene necesarias para manipular alimentos.

El mango es un símbolo, pero alrededor de él, las tierras son bien cuidadas, los ríos protegidos para evitar la contaminación y un grupo de danza y teatro recorre las aldeas mostrando cómo es posible cuidar y proteger la tierra que cada día nos da de comer. Burkina Faso no tiene mar, es uno de los países más pobres del planeta, y el desierto del Sahel avanza hacia el norte por su territorio, llevándose por delante cosechas, cabezas de ganado y vidas de niñas y niños que no tienen suficiente alimento. Por eso Wouol es una auténtica isla verde en su país, una isla de mujeres sonrientes bajo el símbolo de un árbol de mango.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

 

Soacha: siempre madres

Por Belén de la Banda @bdelabanda

No soy capaz de atisbar siquiera el océano de dolor de estas mujeres. Son un pequeño grupo de madres colombianas a quienes la violencia organizada arrebató a sus hijos, adolescentes o muy jóvenes. Los asesinos formaban parte de una red organizada. Algunos de sus miembros montaban equipos de basket en los barrios, entrenaban a los equipos, conocían a los muchachos y se ganaban su confianza. Así ocurrió en Soacha, muy cerca de Bogotá.

María Sanabria, una de las Madres de Soacha, con una imagen de su hijo. Imagen: Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

María Sanabria, una de las Madres de Soacha, con una imagen de su hijo. Imagen: Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Así fue lo que les ocurrió a los hijos de Luz Marina, de María: con la promesa de darles trabajo por unos días en el campo se los llevaron de su barrio. Los pasaron de unas manos a otras. Los secuestraron, torturaron, y asesinaron. Sus madres, sus familias, estuvieron meses sin saber nada de ellos. Después, los mismos que los habían asesinado deshonraron su memoria: dijeron que eran guerrilleros y habían caído en combate. Los autores de estos terribles crímenes, de esta difamación, como si fueran héroes de la lucha contra la guerrilla, son premiados con dinero y ascensos militares. No se trata de excesos aislados: han matado por una política de incentivos económicos del Gobierno colombiano en la lucha por la guerrilla. Al final, no se sabe cuántos son los ‘falsos positivos’: seres humanos indefensos asesinados porque se les ‘confundió’ con guerrilleros, según el Ejército. Escenas del crimen fraguadas para simular que hubo combates, que los torturados y asesinados tenían armas, que estaban organizados para matar, cuando sólo eran muchachos engañados y asustados. Mentiras, asesinatos, y más mentiras.

Las madres de Soacha tratan cada día, cada minuto, de sobrevivir al dolor. De rescatar la memoria real de sus hijos y hablar de ellos a quienes nunca pudieron conocerlos. De seguir firmes y reclamar una y otra vez su derecho de que los crímenes sean juzgados y castigados. Han soportado una y otra vez agresiones y amenazas. Una de ellas perdió a un segundo hijo cuando éste intentaba saber más acerca del paradero de su hermano. Cada vez saben más y cada vez reciben otro mazazo que revive su dolor.

Es cierto que ya nada devolverá a sus hijos a estas madres. Pero todo lo que pueda hacerse por el reconocimiento de la verdad y la justicia debe intentarse, es la única forma de dar una mínima reparación a sus vidas. Ellas, mientras tanto, continuarán diciendo, o cantando como hace María en este video que recoge su visita a Madrid en marzo de 2013, realizado por mi compañera Charo, la verdad de sus vidas y el valor de las de sus hijos:

Un abrazo, madres de Soacha, madres de Colombia, que merecéis todo nuestro apoyo, cariño y respeto. Y, sobre todo, justicia.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Jaula de oro

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Una adolescente entra en un baño colectivo, en algún lugar de Guatemala. Ante el espejo, con sus propias tijeras, se corta el pelo mechón a mechón. Después, se quita la camiseta y se envuelve el pecho con una venda, bien apretado. Se pone una gorra, se coloca la mochila, y abre la puerta. Quien sale de ese lugar podría ser perfectamente un chico. Querría serlo. Todavía no sabemos por qué.

Es una de las primeras escenas de La jaula de oro, una magnífica e impresionante película de Diego Quemada-Díez. Cuenta el viaje de tres jóvenes, una pareja de guatemaltecos y un joven indígena chiapaneco, hacia Eldorado de América del Norte. Una ruta alrededor de la vía del tren, cuando no directamente sobre ella.

Cartel de la película 'La jaula de oro',  de Diego Quemada-Díez

Cartel de la película ‘La jaula de oro’, de Diego Quemada-Díez

No quisiera hacer un spoiler, pero difícilmente una película como ésta puede tener un final feliz. Lo que sí se ve claramente a medida que se desarrolla la historia es por qué Sara trata de pasar por un hombre en esta travesía. Además de los riesgos que sufren todos los migrantes, las mujeres pueden ser, y son, víctimas de violencia, y de trata de personas, con mucha más frecuencia. El peligro para ellas se multiplica en el camino.

‘La jaula de oro’ es una de esas películas que merece la pena ver, ahora o cuando se pueda. Porque igual que en uno de sus cortometrajes más premiados, I want to be a pilot, Diego Quemada-Díez pone el centro en los valores, los sueños y las capacidades de las personas que se enfrentan a la ruta. En su deseo, que es su derecho, a tener una vida digna. Que es el mismo deseo, el mismo derecho, que todos tenemos.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Un gran género de comunicación

Por Belén de la Banda @bdelabanda

¿Somos las mujeres como dicen los medios que somos? Desde que, hace casi un año, lanzamos este blog, he tenido oportunidad de darle muchas vueltas a la realidad, los estereotipos, y volver de nuevo a la realidad de las mujeres, en nuestro país y en el mundo. Cada día tengo ocasión de leer muchas propuestas y aportaciones de mujeres que no se parecen en nada a lo que se ve en la tele, ni a lo que dicen los anuncios.

Hace poco más de una semana tuve la suerte de que me invitaran a participar en el encuentro Entre líneas: comunicando igualdad desde los medios de comunicaciónorganizado por Alianza por la Solidaridad en un agradable café librería del centro de Madrid. Estaban en la mesa las responsables de varios medios que cada día cuentan la realidad con enfoque de género (lo cual no debería ser una excepción, sino un indicador mínimo de calidad periodística). Compartimos una pequeña presentación de estos medios, sobre los que espero tener oportunidad de hablar más en otros momentos.

Ameco Press es un ejemplo de agencia de noticias pionera y resistente: con más o menos equipo, con mejor o peor financiación, luchando contra todas las adversidades, lleva muchos años sensibilizando a los medios a través de un servicio de gran calidad. Su directora, Cristina P. Fraga, nos hablaba de la larga trayectoria del periodismo desde los años 70 en España, y de las muchas dificultades que encuentran todavía para que algunos medios regionales reproduzcan las noticias respetando el lenguaje inclusivo, que permiten que las noticias se entiendan mejor.

Ana Requena nos presentó el jovencísimo blog micromachismos de eldiario.es, inspirado en el internacional everydaysexism, donde se pueden denunciar, comentar, compartir, todas esas costumbres y situaciones donde se tropieza una y otra vez con las actitudes patriarcales, sexistas, discriminatorias. Lo pequeño en este caso no es hermoso, y muchas veces ni siquiera es tan pequeño. La buena noticia de Ana es que micromachismos está entre los espacios más leídos de su medio, y creciendo.

Pikara Magazine es un medio ‘con conciencia social y optimista’ fundado en 2010 por cuatro periodistas, en el entorno de  una asociación sin ánimo de lucro. Andrea Momoitio, su subdirectora, hablaba de cómo en su trabajo incluyen necesariamente una perspectiva amplia, no sólo feminista sino LGTB. Pikara, que tiene edición digital y en papel, es una apuesta profesional pero también un proyecto de sociedad civil y civilizada.

Fue muy interesante la presencia de Lourdes Sandoval, de la asociación de comunicadores sociales Calandria, de Perú. No sólo a través de estudios sino también de proyectos comunitarios y de formación, Calandria trata de transformar la visión de de los profesionales de medios de comunicación en determinadas zonas para que informen de manera más igualitaria.

Éstos, y otros: son muchos los ejemplos que muestran que, también en comunicación, las cosas se pueden y se deben hacer mejor. Y mejor quiere decir de forma más igualitaria. Con propuestas como éstas, tenemos mucho donde aprender y compartir. Éste también es nuestro compromiso.

Andrea Momoitio (Pikara Magazine), Ana Requena (Micromachismos, eldiario.es), Belén de la Banda (Más de la mitad, 20 minutos), Cristina P. Fraga (Ameco Press) y Lourdes Sandoval (Calandria, Perú)

Andrea Momoitio (Pikara Magazine), Ana Requena (Micromachismos, eldiario.es), Belén de la Banda (Más de la mitad, 20 minutos), Cristina P. Fraga (Ameco Press) y Lourdes Sandoval (Calandria, Perú). Imagen: Alianza por la Solidaridad.

Hay muchas experiencias comunes y diversas entre estos medios, que merecía la pena compartir: cuánto cuesta cambiar la imagen estereotipada de las mujeres, cuánto cuesta visibilizar determinados temas, por qué se ve a las mujeres como un nicho de negocio o una minoría cuando no lo somos… Muy interesantes debates, que compartimos con las mujeres y hombres que estaban allí, y que compartiremos aún más a través de todos estos medios.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

El mapa mundial de Giulia Tamayo

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Ayer nos golpeó la triste noticia del fallecimiento en Montevideo de Giulia Tamayo, abogada, investigadora y activista peruana.  Con 55 años de vida intensa, Giulia ha permitido documentar y denunciar violaciones de los derechos humanos en países tan distintos como Perú, la República Democrática del Congo, Honduras o España. Un mapa mundial que muestra dramas y derechos y ha permitido que algunos de ellos vean luz a través de la verdad y la justicia.

Giulia Tamayo. Imagen del blog Las Reincidentes

Giulia Tamayo. Imagen del blog Las Reincidentes

Desde nuestra llegada a Perú en 1997, la referencia de Giulia, con quien compartimos amigos comunes, ha sido fundamental para entender lo que ocurría en el país, especialmente el sufrimiento de las mujeres más vulnerables. Hace unos meses destacábamos aquí su trabajo contra las esterilizaciones forzadas contra cientos de miles de mujeres llevadas a cabo por la dictadura de Fujimori. Su informe titulado ‘Nada personal‘ y los 20 minutos del documental con el mismo título son un ejemplo de defensa documentada y fundamentada de los derechos de un cuarto de millón de mujeres peruanas.

La historia de compromiso de Giulia se inicia en el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán en los 80. De las entrañables y emblemáticas  ‘Floras‘ -que ayer le dedicaron un homenaje en el jardín de su sede en el centro de Lima, hubiera dado cualquier  cosa por estar allí- pasó al Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), desde donde denunció, con ayuda de la dirigente indígena de Anta, Hilaria Supa, el caso de las esterilizaciones forzadas.

Recuerdo cómo varios amigos comunes estaban muy preocupados por ella en 1997 y 1998. Alguien había entrado a su casa y robado su computadora. Había recibido amenazas de los terroristas de Sendero Luminoso y también de los paramilitares vinculados a la dictadura de Fujimori. Sufrió la violencia de Sendero en su propio cuerpo, pero el dolor no le impidió mantener un inmenso compromiso con los derechos humanos, y muy especialmente los de las mujeres, allá donde fuera necesario.

Me encontré con Giulia a las puertas de la Casa de América el día que se presentaba en Madrid el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Perú. Comentamos cómo sentíamos la emoción de que tanto dolor vivido, tanta violencia sufrida, empezara a reconocerse, a recibir luz. Cómo la verdad podría abrir el camino para la justicia.

Merece la pena leer lo que escriben sobre ella sus compañeros de Amnistía Internacional, María del Pozo y Ángel Gonzalo. Pero aún mejor es escuchar su voz en una larga entrevista sobre derechos humanos y justicia universal o leer la carta que escribió sobre su experiencia personal la violencia policial en las manifestaciones de Madrid hace unos años.

Porque lo que Giulia ha hecho en su vida, lo que hacía cada día, es lo que tenemos que hacer todas y todos. Defender el mapa de los derechos de las personas. Defender la Humanidad.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Un día es un día

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Decía una de nuestras colaboradoras que el Día de la Mujer en este blog es todos los días. Pero eso no evita que cuando llega una jornada como la del 8 de marzo tengamos que pararnos a pensar, mirar alrededor, y reconocer cuántos problemas nos afectan, y sobre todo cuántas y qué grandes contribuciones hacemos las mujeres a nuestra sociedad, y a nuestro mundo.

Y esta mirada va a empezar en Colombia. Porque desde allí, una de las mejores periodistas del mundo, Jineth Bedoya, viene para alertarnos de una realidad de injusticia tan brutal que está acabando literalmente y en muchos otros sentidos con las vidas de muchas mujeres. Y a proponernos su campaña, ‘No es hora de callar’, nacida de su dolorosa experiencia y de la elaboración personal de su miedo con su increíble valentía y su coraje. El lunes conoceremos aquí mucho más sobre su historia y la de muchas mujeres de su país.

Sagrario Mateo, Presidenta de Aprodemm y ganadora del concurso #Avanzadoras junto con dos colaboradoras.

Sagrario Mateo, Presidenta de Aprodemm y ganadora del concurso #Avanzadoras junto con dos colaboradoras. Imagen: Aprodemm.

Las últimas semanas hemos tenido un montón de enormes y esperanzadoras referencias de mujeres que inspiran, que invitan, que sacan del hoyo, que apoyan, que empujan, que tiran, que resisten, que de mil formas diferentes solucionan problemas y llenan huecos. Aquí, en nuestro entorno, y en el mundo. Más de 220 propuestas se han presentado al Concurso #Avanzadoras, en sólo unos días. El jurado no lo ha tenido nada fácil por la calidad y variedad de contribuciones. Todas sin excepción merecen el homenaje, así que esperamos que puedan identificarse en alguna de las cualidades de nuestra Avanzadora española, Sagrario Mateo: su capacidad para superar su propia condición de víctima, y ayudar a otras personas a salir del maltrato.

Junto con Sagrario rendimos homenaje a miles de Avanzadoras que lo merecen. Y seguimos celebrando desde aquí todos los días, pero especialmente el 8 de marzo, esa inmensa e impagable energía para cambiar el mundo.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Cien historias

Por Belén de la Banda 

Desde que, hace unos días, lanzamos el concurso Avanzadoras que hoy termina, andaba yo con cierta preocupación. No tengo duda, porque conozco unas cuantas, de que en España hay muchas mujeres que merecen un premio, un homenaje, un reconocimiento y ganar el concurso.

Lo que pasa, al menos con las que yo conozco, es que parte de su liderazgo y de su compromiso es no asumir protagonismos innecesarios, ni ‘figurar’, ni echarse flores. Como me dijo una vez Isabel sobre sus muchas colaboraciones en proyectos solidarios: ‘prefiero que no sepa la mano derecha lo que hace la izquierda’. O como me ha dicho muchas veces Arantxa cuando le felicito por alguna de sus iniciativas: ‘no es mérito mío, es de todos’. En fin, que conociendo un poco el perfil, me temía que hubiera que colgar el cartel de ‘concurso desierto’.

Avanzadoras de distintos países, reunidas en Madrid en octubre de 2013. Imagen: Belén de la Banda / Oxfam Intermón

Avanzadoras de distintos países, reunidas en Madrid en octubre de 2013. Imagen: Belén de la Banda / Oxfam Intermón

En la primera semana, me dicen, llegaron cien historias. Historias de mujeres que se preocupan por su entorno natural, por las niñas y niños, por defender y proteger a los animales, por las personas que sufren discapacidades de diversos tipos, por enfermedades raras, por las muchas carencias sociales que se viven en nuestro país, por otras personas desfavorecidas

Hay propuestas corales, que presentan a una Avanzadora, y propuestas individuales que presentan a varias. Hay Avanzadoras que se presentan a sí mismas, y otras que presentan a compañeras de asociación, de actividad, de enfermedad, o de barrio. Una inmensa red de primas, hijas, madres, conocidas y seguidoras de internet admiradas por quienes las conocen. Líderes, consejeras, mujeres que escuchan o que impulsan, que se activan y que activan a otros… Un enorme abanico de más de cien historias. Lo va a tener muy difícil ese jurado.

Lo bueno no es sólo que esas Avanzadoras existan. Es que a su alrededor hay muchas personas que las quieren, que admiran su esfuerzo, su iniciativa, su ejemplo, y están dispuestas a que su tarea se conozca, a que otras personas apoyen sus causas.

Y todavía puede ser mucho más. Hoy, hasta las 12 de la noche, hay posibilidad de seguir presentando a esas Avanzadoras que merecen un reconocimiento.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Tú la conoces

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Seguro que la conoces. Está muy cerca de ti.  Es esa mujer a la que admiras porque gracias a ella las cosas en tu trabajo, en tu familia, en el colegio de tus hijos, en tu barrio, en tu pueblo, en tu asociación o en tu ciudad, funcionan mejor. Porque ha conseguido que algo cambie. O porque tiene un objetivo que merece la pena, se está moviendo y merece conseguirlo.

Concurso Avanzadoras

Concurso Avanzadoras organizado por Oxfam Intermón

En nuestro trabajo en Oxfam Intermón, y también en este blog y en 20 minutos, conocemos a mujeres así que viven en todo el mundo. Es emocionante ver cómo son capaces de cambiar la realidad, de hacerla mejor cada día. Poco a poco o a grandes saltos. Durante mucho tiempo estuvimos buscando la forma de contar lo que hacen sin caer en lugares comunes o frases manidas. Costó bastante. Pero finalmente encontramos la palabra Avanzadoras: define a las mujeres que avanzan y hacen avanzar. Seguro que conoces el perfil.

Mujeres como Elena Alfaro, arquitecta y madre de dos hijas, que está moviendo cielo y tierra para que las familias españolas tengan libros de texto gratuitos. O María Alexandra Vásquez, abogada colombiana que lucha para defender los derechos de las personas inmigrantes que acuden a la ONG en la que trabaja. O Laura G. Estévez, oncóloga que trabaja día tras día para que se tenga en cuenta el lado emocional del cáncer de mama.

Sabemos que son muchas, y que también están aquí, en nuestro país. Y con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos rendirles un pequeño homenaje. Por eso te pedimos que nos ayudes a conocerlas y hemos lanzado este concurso. Si conoces a una de ellas, o tú misma lo eres, no dudes en participar. Necesitamos conocerlas para ayudar a su causa. El premio será facilitar su encuentro con los medios de comunicación el próximo 7 de marzo  y realizar un vídeo con su historia para que todo el mundo conozca lo que valen y ayudar a que consigan sus objetivos.

Seguro que conoces a alguien en tu entorno (alguien de tu familia, una amiga, una compañera del AMPA de tu colegio… y seguro que merece la pena que todos la conozcamos. Porque con Avanzadoras como ella, este mundo es mejor. Ayúdanos a encontrarla antes del 3 de marzo.

Porque cuando avanza ella, avanzamos todos.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

La estrategia de la jirafa

Por Belén de la Banda BelendelaBanda 

Hace casi 20 años tuve la oportunidad de compartir una jornada con jirafas libres en Kouré, al oeste de Níger. Desde entonces, siempre me ha emocionado este animal tan raro, y al mismo tiempo tan bello y pacífico. Las jirafas, para sobrevivir, han tomado la estrategia de crecer, de elevarse. De buscar el vegetal del que se alimentan sin competir con el resto de animales de su entorno. De mirar siempre hacia arriba y convertirse en seres que conectan la tierra y el aire, el suelo y la copa de los árboles.

Muchas de las mujeres admirables que he conocido me recuerdan a esta estrategia de las jirafas. En lugar de competir, agredir o robar (estrategias desarrolladas por otros animales con ejemplos notorios en la naturaleza), estas mujeres sobrellevan los peores problemas, y consiguen la supervivencia diaria, obligándose a crecer. Pienso en muchas amigas de África o Latinoamérica que he conocido en diferentes momentos. La mayoría de las que han estudiado lo han hecho a destiempo, fuera de edad, muchas veces por la noche, después de trabajar y atender a su familia en jornadas agotaoras de todo el día. Y así han conseguido un trabajo mejor, sin oportunidad para abandonar esas otras obligaciones que deberían ser compartidas.

Jirafa. Ilustración de AnaSara Lafuente.

Jirafa. Ilustración de AnaSara Lafuente.

Pienso en Ruth, en  la única universitaria de sus hermanos. Ruth vivía en Collique, en uno de los inmensos barrios al norte de Lima (Perú). Desde muy pequeña tuvo que trabajar en un restaurante para sacar su educación secundaria y ser un apoyo en lugar de un gasto para su familia. Y después como secretaria para pagarse la universidad, sin dejar de apoyar en casa. Su única oportunidad era llegar hasta donde no se podía. Crecer todo lo necesario. Sólo después de muchos años de esfuerzo empezaron los apoyos y las becas. Si se lo propone, su meta será la estratosfera.

Pienso en Vénéranda, que acaba de jubilarse en Rwanda. Durante toda su vida ha sido la cabeza de una enorme familia formada por sus propios hijos, y por muchas niñas y niños que han perdido a su familia en las terribles tragedias que han asolado al país en los 90, o han sido abandonados por tener sida. Con su pequeño sueldo de trabajadora y enseñando a unos niños a cuidar de otros, hacía posible que las paredes de su casa no tuvieran fronteras. Tras su jubilación, apoya a las jóvenes que tienen que vivir de la prostitución en los alrededores de Kigali, y ayuda a muchas personas con sus conocimientos de nutrición y hierbas medicinales. Sigue creciendo cuando podría sólo descansar.

Pienso en miles de mujeres que han superado en su entorno crisis, guerras, hambrunas y sequías. Y en las que intentan hacerlo ahora mismo, aquí y en todos los lugares del mundo donde el sufrimiento se reparte desigualmente, para ser más generoso con ellas. Los expertos hablan de resiliencia. Para mí, es la estrategia de la jirafa.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón