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Transgénero: jugar a ser quien soy

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Desde que tengo memoria ando a vueltas con mi aspecto. Los años 60 nos imponían a las niñas vestiditos cortos y rebecas caladas, y yo miraba con envidia los pantalones rectos y los zapatos con cordones de mi hermano. En algún momento supe que no me convenía expresar el desconsuelo que sentía hacia su pelo corto, y aprendí que no debía silbar ni caminar con las manos en los bolsillos. Otra cosa es que fuera capaz de cumplirlo.

 

'Del lazo a la corbata', una historia fotográfica. Imágenes de Mayte Mederos.

‘Del lazo a la corbata’, una historia fotográfica. Imágenes de Mayte Mederos.

De mi infancia a hoy he hecho un largo camino para reafirmar mis gustos, no siempre con éxito, luchando contra la incomprensión y dejando mucha frustración por el camino. Y lo bueno de curtirme en el activismo es que de repente he pasado de ser un ‘chicazo’ a tener ‘expresión de género’. ¡Toda una mejora!

Ironías aparte, lo cierto es que mi aspecto genera dudas en el personal. Visto con ropa masculina y llevo el pelo corto, pero luego mis maneras y mis cuerpo son de lo más ‘femme’. El momento cumbre del año es cuando en la playa, con un bañador de chico, mis pechos reconstruidos evidencian las cicatrices de las mastectomías que me dejó el cáncer. Entonces es cuando alguien llega a la conclusión de que evidentemente soy un transexual haciendo el tránsito. Hacia qué género no se sabe: pero en algún punto del camino.

A mí me divierte jugar con el género. He llegado hasta aquí porque algo dentro de mí me lo pide desde que nací, pero ahora que me permito ser yo misma, me doy cuenta de toda la construcción social que hay alrededor de esto y me encanta transgredirla, provocar, buscar mis propias sendas.

Pero al mismo tiempo me doy cuenta de que hay muchísima confusión, dentro y fuera del mundo LGBTI, con conceptos que son fundamentales si queremos entender la nueva amalgama de realidades diversas con las que convivimos.

Y esto es lo que en ningún manual nos cuentan de forma sencilla:

El primer concepto básico es el sexo, que tiene que ver con los órganos genitales y los cromosomas, que en nuestro caso nos hacen nacer hembras.

El segundo es la identidad, que está en el cerebro, y que hace que nos sepamos mujeres, ya hayamos nacido hembras (biomujeres) o machos (mujeres transexuales).

El tercero es la orientación, que está en el corazón y que tiene que ver con el sexo hacia el que te sientes atraída física, emocional, espiritual y románticamente. La orientación nos divide en mujeres lesbianas, bisexuales y heterosexuales.

Y el cuarto es la expresión del género, que basándonos en los roles tradicionales de género se refiere a nuestro aspecto externo, que puede transitar entre lo femenino y lo masculino, pasando por la androginia.

Estos cuatro aspectos son independientes entre sí. Por eso, que una mujer sea transexual no significa que no pueda ser lesbiana, porque la identidad y la orientación no van unidas.

Y por último, hay un concepto que para mi gusto da una vuelta más de tuerca, y es el transgénero: personas que no se consideran ni hombres ni mujeres, con independencia de sus características biológicas.

En este último nos englobamos quienes no nos sentimos reflejadas en lo que la sociedad asigna a las mujeres. A mí me dieron una mochila al nacer que traía vestidos rosas, sumisión, profesiones ‘femeninas’, maternidad sin cuestionamiento, ser cuidadora y ganar menos que mis compañeros hombres en el trabajo.  Así que me salí del pentagrama, y busqué otra escala en la que moverme, que casualmente coincide con la que socialmente se asigna a los hombres. Y elijo ropa andrógina, corbatas, tirantes, estar donde me corresponde en el trabajo por mi valía, sentarme sin cruzar las piernas. Pero también opto por la maternidad elegida, por mi delantal rosa de flores y por disfrutar de toda la gama del yin en mis expresiones amorosas y afectivas.

Bajarnos del carro de los mandatos impuestos es de lo más liberador. Si con los años una ya disfruta de morderse la lengua cada vez menos, aún más ilusión hace salirse del tiesto y jugar a ser cambiante como las lunas, seductora y seducida, dejando en la arena una huella que no se parece a la de ayer, ni a la de la de mañana, y a veces a ninguna otra.

Y es que soy Mayte, y soy transgénero.

 

Mayte MederosCoordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.

 

Amores tóxicos: pasaporte a la infelicidad

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Estos días ando a vueltas con el corazón, supongo que como final de un ciclo de varios años en el que he estado enredada en la madeja de los amores difíciles.

Y es la primera vez en este tiempo en que consigo entender que hay una pauta en todo esto: que cuando mi gente me dice que mi vida da para escribir una novela,  la razón del drama no está solo en las mujeres con las que me tropiezo, sino en lo que realmente me atrae de ellas.

Amor tóxico. Imagen de TrasTando

Amor tóxico. Imagen de TrasTando

 

Desde niñas se nos educa para el amor. Llevamos siglos de historia a la espalda que nos sitúan en el ámbito doméstico,  sin pensamiento crítico ni voz propia, relegadas a lo íntimo y con el único reconocimiento social del matrimonio y la maternidad. Nuestra emancipación es reciente y precaria, y aun no nos ha dado tiempo de superar ese planteamiento tan arraigado en nosotras de que la mujer es objeto, nunca sujeto, del amor.

Esta base social no ayuda a vivir relaciones sanas, porque muchas mujeres aprendemos a valorarnos en tanto que somos queridas. Y a entender que todo vale para lograrlo, porque el amor es sacrificio, el amor es entrega, y en ese tamiz tan ancho con que nos envolvemos se cuela el sufrimiento cuando nos arrimamos a quien no nos quiere bien.

La ecuación es clara: en nuestra sociedad el amor generoso no está de moda. Los estereotipos potencian a la persona vividora y sobrada frente a quien te trata con cariño y respeto.  Si encima te gustan los retos y tu mente hace ‘clic’ ante un discurso diseñado para generar mariposas sin querer llegar al fondo del asunto, estás perdida.

Cargamos de cualidades a esas personas que no nos quieren por nosotras mismas y que nos hacen renunciar voluntariamente a lo que nos hace felices. Y sin embargo por ellas estiramos al máximo nuestra capacidad de sufrimiento. Ahí es donde nuestra idea equivocada del amor encuentra un amplificador en la sociedad -que nos valora por ser sumisas y abnegadas- y ya no hace falta hacer más. El tendido eléctrico está creado, y ahora vete a cortocircuitarlo. Empiezas a aceptar que no alabe tus éxitos porque solo existen los suyos; que ponga coto a tu presencia en su vida, porque se considera un ser libre;  y empiezas a ser su marioneta por amor. Por el amor que tú pones en la relación, porque obviamente no es correspondido más que en la forma.

Hasta que un día siente que puede perderte. En ese momento pasas repentinamente a ser centro de su atención. Y, por supuesto, es cuando te plantea que hay que avanzar como pareja. Aunque tú ya tengas un pie fuera, sus palabras te hacen sentir que el sufrimiento ha valido la pena. Y vuelve a prender la chispa de la pasión, pero no te das cuenta, no quieres saber que no hay nada más detrás.

Estos amores tóxicos no solo son malos en sí mismos, sino que con según qué personas pueden ser la perfecta antesala al maltrato. Y con una prevalencia de relaciones violentas en torno al 30% de la población, el riesgo es enorme. Nos jugamos demasiado si no cambiamos el chip.

¿Y eso cómo se hace? Pues no hay remedio en forma de pastilla, sino como proceso interior. Se trata de valorar en la otra persona aspectos más realistas que la pasión. ¿Es tu felicidad tan importante para ella como la suya propia? ¿Se siente bien cuando tú lo estás? ¿Le importan tus pequeñas cosas? ¿Te dedica tiempo? ¿Te respeta? ¿Es desinteresada, o eres una relación ajustada a su propia conveniencia?

Si analizas y se suceden los síes, vas por buen camino. El problema es que el amor incondicional y tranquilo no nos despierta emoción a quienes tenemos el filtro mal calibrado. Y entonces se impone un ejercicio de aprender a querer sin sacrificios, cambiando poco a poco la erótica del masoquismo por la de la honestidad.

Porque el amor es acoger y compartir, y no necesitas vender tu alma al diablo para ser amada. Ese planteamiento solo nos ha servido como pasaporte a la infelicidad. Y ya es hora de viajar a sitios mejores.

 

Mayte Mederos, Coordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.

Del blanco y negro al voto arcoiris

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Parecía una cita lejana, y una campaña sin contenido, pero tras las variaciones machistas de estos días el 25 de mayo está casi aquí, y con él nuestra cita europea con las urnas. Y a estas alturas, estoy segura de que somos mayoría quienes aun nos preguntamos ¿y a quién voto?

Cada cinco años la misma tesitura. Y no es solo una sensación personal: el euroescepticismo asoma la cola y hace que vaya disminuyendo paulatinamente nuestra participación. Aunque esta octava legislatura tiene una novedad que quizás anime la partida, y es que por primera vez elegiremos de forma prácticamente directa la presidencia de la Comisión Europea, el puesto que ahora ocupa el portugués Durao Barroso.

Pero además hay una poderosa razón para que nos acerquemos el domingo a las urnas, y es que desde 2009 ha llovido mucho, y de creer que Bruselas quedaba muy lejos, hemos pasado a ver las políticas europeas marcar el paso al que teníamos que marchar los países más golpeados por la crisis. Tan solo por eso, merece la pena que nos planteemos todo lo que nos jugamos con nuestra abstención. Así que, una vez convencida de la importancia de mi voto, me pregunto qué opciones merecería la pena priorizar. ¿Qué enfoque será más útil para defender distintas realidades en Europa?  ¿Existen opciones reales para diferentes intereses?

Después de la  lamentable exhibición de estos últimos días, ¿no es posible encontrar listas ‘violetas’ que realmente defiendan los derechos de las mujeres? Creo que tenemos una gran apuesta en Iniciativa Feminista, porque como bien dice su cabeza de lista Juana María Santana, ‘la igualdad inclusiva es el más potente factor de desarrollo social’. Y en eso creo firmemente.

¿Qué opción puede ser más progresista o respetar los derechos de una gran diversidad de personas?  Optar por el PP y su candidato, un retrógrado y machista redomado, sería suicida. Pero además, si alguien del colectivo LGBTI se plantea votarle debería hacérselo mirar, sabiendo que Arias Cañete firmó el recurso contra el matrimonio igualitario.Por otra parte, el PSOE se vende como el voto útil para la izquierda española. Menuda paradoja, con lo inútil que está siendo su oposición al gobierno. Eso sin contar con que luego en el Parlamento Europeo las fuerzas populares y socialistas se alían en gran parte de las decisiones.

Así que, una vez fuera del férreo bipartidismo al que el sistema nos somete, encontramos 37 candidaturas más   entre las que, una vez descartadas las conservadoras que ya conocemos bien, sigue sin ser fácil elegir. Y ahí es donde me pregunto, como persona LGTBI, ¿dónde debería ir el ‘voto rosa’?

Como evidencia este mapa de la ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas y Gays), en Europa sigue habiendo mucho trabajo por hacer, y la LGBTIfobia a aún es responsable de muertes, torturas y vejaciones en algunos países del viejo continente.  Incluso en los que tenemos leyes que nos protegen, la discriminación está a la orden del día.


Rainbow Map 2014

Por eso me parece capital que votemos a quienes apoyan la igualdad y la diversidad. Como bien dicen las asociaciones pro derechos humanos a través del vídeo #NoHateEP2014  ,  la campaña está poblada de candidaturas homófobas, racistas y xenófobas.

En ese sentido es de lo más acertada la acción de la ILGA, que ha lanzado la campaña “Come Out” (“Da el paso”), en la que se pide a las y los candidatos del próximo Parlamento Europeo y la Comisión Europea que expresen su determinación a trabajar por los Derechos Humanos y la igualdad LGTBI.  Hasta el momento han firmado 1.082 candidatos, 158 en España. Así que el voto rosa, indudablemente, debería estar entre Iniciativa Feminista, PSOE, La Izquierda Plural, Los Pueblos Deciden, Coalición por Europa, Primavera Europea, Podemos, L’Esquerra pel Dret a Decidir, el Partido Andalucista, Partido X, Piratas y PACMA.

No es fácil hilar fino el análisis entre tantas opciones. Hay muchas propuestas interesantes en los tres apartados anteriores en el programa de Iniciativa Feminista. O en el de Podemos, interesante también por haberse financiado mediante crowdfunding, sin pedir dinero a los bancos, y por fijar su ideario en la lucha contra la corrupción. Aunque tenga mis dudas sobre algunos de sus planteamientos, a veces más valen esas dudas que algunas de las certezas que por desgracia tenemos sobre otras candidaturas.

¿Y servirá para algo votar a uno de los pequeños? Yo creo que sí. Salgamos de la amenaza del voto útil y vayamos a expresarnos masivamente. Si no, nos esperan otros cinco años de poner nuestra cabeza en la bandeja de la Europa más retrógrada. Yo no quiero hacerlo, prefiero defender como mínimo la opción del voto-protesta. O dar colores a mis votos.

Mayte Mederos, Coordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.

La madre de todos los derechos

Por Mayte Mederos Mayte Mederos firma

Cuando hace unos años me planteé ser madre, lo primero que me vino a la cabeza fue un peque gordinflón de anuncio en los brazos, oliendo a colonia infantil. Y lo segundo que pensé fue: ¿cuánto nos costará la aventura? Cualquiera que planifica la maternidad se hace unos números básicos antes de empezar. La leche, los pañales, la cuna, la guardería… Luego llegas hasta calcular el cole, y ya no sigues más adelante porque entonces hay que hacerse el harakiri o tirar la toalla antes de empezar.

Pero eso, que es así para la mayoría de madres y padres, es un supuesto que no aplica a todo el mundo. Por un momento cierra los ojos e imagina que ese bebé mofletudo al que has cuidado y querido desde que nació, de repente no es reconocido como tuyo. Que de pronto tu cuenta de gastos se ve desbordada por costas judiciales, lo que menos imaginaste al empezar, simplemente para poder demostrar tu maternidad. Ese es el caso de Maribel Blanco.

Imagen de la acción iniciada por Maribel Blanco. Change.org

Imagen de la acción iniciada por Maribel Blanco. Change.org

Maribel es una mujer lesbiana de Talavera de la Reina. Llevaba nueve años de relación con su expareja cuando decidieron de mutuo acuerdo tener un hijo por inseminación, que nació en 2003. Cuando se separaron, tres años más tarde, ya existía la ley de matrimonio igualitario, pero la madre biológica le negó la filiación del niño.

Su vida desde entonces ha estado encadenada a un juzgado. Tuvo que desatender su trabajo -al que no puede dedicar más de dos días en semana- para librar una interminable batalla legal. El juzgado de Talavera de la Reina le concedió plenos derechos, pero ante un recurso de la madre biológica la Audiencia Provincial se los revocó, dándole tan solo un régimen de visitas como allegada. Ella, que se quedó en casa los primeros nueve meses de vida del niño para cuidarlo y que era la madre que más tiempo le dedicaba en el día a día, se vio fuera de la foto cuando la Audiencia decidió que no era la madre de su hijo por no haber matrimonio mediante.

A ningún juzgado le importó que la madre biológica emprendiera una cruzada para alejar al niño de ella, mudándose siete veces en siete años (alguna de ellas en mitad del curso escolar, cambiando a su hijo de centro). Ni que entrara en la cárcel para cumplir condena por apropiación indebida en la asesoría en la que trabajaba, y el menor quedara de hecho (que no de derecho) en manos de una hermana a la que ningún servicio social había evaluado previamente.

Ocho meses estuvo entonces Maribel sin ver a su niño. Sin saber ni siquiera en qué condiciones vivía. Y mientras tanto, no cesó su rosario de denuncias, hasta dos y tres cada semana, por incumplimiento del régimen de visitas. Era el único medio que tenía para hacer algo. Aunque supusiera dedicar cada euro que tenía a la causa, y desgastarse emocional y económicamente hasta el límite.

Finalmente el mes pasado el Tribunal Supremo revoca la sentencia de la Audiencia Provincial, pronunciándose así sobre el vacío legal de las niñas y niños nacidos antes de la ley de matrimonio igualitario en España. Y lo hace aplicando el artículo 131 del Código Civil, que permite reclamar la filiación ‘por posesión de estado‘, o lo que es lo mismo, por haber ejercido la maternidad por un tiempo de forma constante.

Pero esa victoria se ve amenazada por el recurso que ha presentado este mes la madre biológica, en el que argumenta que la filiación es algo exclusivo de las parejas heterosexuales, y que tener dos madres es una forma de discriminación para su hijo. Si este recurso prospera, no es solo la maternidad de Maribel la que se ve amenazada, sino la de todos los padres y madres no biológicos y, finalmente, la de todo el colectivo LGBTI. Y esta batalla tan importante para las miles de familias diversas que vivimos en España, la está lidiando una mujer sola, arruinada económicamente, que sólo cuenta con la fuerza inquebrantable del amor que la une a su hijo.

Su pequeño, de diez años, es un hombrecito maduro y templado, que cuando su madre biológica se lo llevaba de su lado le decía a Maribel que no llorara, que él siempre la esperaría, que iban a conseguir que un día no volvieran a separarlos.

Da miedo lo que esta mujer lleva vivido a cuenta de una injusticia homófoba que exige a las parejas lesbianas casarse, cuando en las heterosexuales basta con que el hombre reconozca verbamente como propia a la criatura al inscribirla. Por eso, consciente de que aquí se están dirimiendo el futuro y los derechos de muchas familias, Maribel Blanco ha puesto en marcha una recogida de firmas en una carta dirigida al Ministro de Justicia en Change.org que ya lleva recogidas cerca de 40.000. Ha hablado en muchos medios, entre ellos en el programa de Julia Otero el pasado día 23. Y ha montado una plataforma (Hij@s de hecho, hij@s con derecho) que en año y medio ha dado información y apoyo a más de 300 personas que están en una situación parecida a la suya.

Maribel necesita recaudar fondos para hacer frente a la próxima batalla que se le plantea en los juzgados. 14.000 euros que servirán para defender esta causa y para crear un fondo que ayude también a otras familias. No nos quedemos de brazos cruzados en el sillón de casa ante esta injusticia: en Facebook y en el blog de Maribel es posible colaborar con ellos. Con aportaciones pequeñas, no importa: pero euro a euro podremos hacerlo

Lo último que me dijo Maribel en nuestra larga conversación entre madres es lo feliz que le hacía, a pesar de todo este despropósito, ver a su hijo convertirse en un chico cada día más cariñoso y solidario. A pesar de haber vivido situaciones límite, sin tener muchas veces a qué aferrarse en un entorno tambaleante y desgraciado, el pequeño sólo quiere mirar hacia delante y construir un mundo seguro y estable. Si las leyes le dejan. Está en nuestras manos.

 

Mayte Mederos, Coordinadora del Área de Familias Diversas de Algarabía, la asociación LGBTI de Tenerife, es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.