Por Júlia Serramitjana
Josephine Mbette es una de las mujeres que conocimos junto al fotoperiodista Pablo Tosco el año pasado en Bangui, la capital de República Centroafricana. Fue en Mukassa, uno de los campos de desplazados en los que, en esa época, se mezclaban sentimientos de frustración, nostalgia y esperanza. El campo se empezaba a vaciar y algunas mujeres estaban volviendo a sus casas en ruinas para intentar regresar a una vida normal.
Josephine era una de ellas. Había sufrido mucho por el conflicto, pero, a la vez, transmitía serenidad y valentía.
Conocimos a muchas como ella, mujeres a quiénes el conflicto les había arrebatado familiares, hogar, pertenencias, la cotidianidad, incluso la dignidad, y había convertido su vida en ruinas. Pero se levantaban todos los días y seguían adelante.
Durante el tiempo que estuve trabajando en este país pude ver como muchas mujeres acababan normalizando la violencia, las agresiones y los abusos sexuales a los que, a menudo, son sometidas, ellas y su entorno familiar.
Aun así, me sorprendía la valentía y la capacidad de sobreponerse a las situaciones adversas. Y es de lo que trata el proyecto ‘Herederas de las ruinas’, un recorrido fotográfico por la resiliencia de las mujeres en este conflicto silenciado.