La paz que construyen las mujeres: Día Internacional de la Paz

Por Manuela Mesa

“Cuando acaba la guerra no empieza la paz” afirmaba recientemente Sanam Naraghi Anderlini, fundadora de la organización International Civil Society Action Network (ICAN) en un encuentro organizado por la Comunidad de San Egidio: Paz sin fronteras, celebrado en Madrid, en la mesa en la que participaba junto con mujeres de Nigeria, Irán, Israel, Pakistán. Todas ellas saben muy bien que construir la paz resulta mucho más complejo y ha sido una tarea en la que muchas mujeres a lo largo de la  historia han tratado de contribuir bien previniendo y reduciendo la tensión, protegiendo la vida, evitando la demonización del otro y trazando puentes con los sectores enfrentados. 

Imagen del libro 1325 mujeres tejiendo la paz, una publicación sobre mujeres que han jugado un papel activo en promover la paz. http://1325mujerestejiendolapaz.org/semblanzas.html

Así lo creyeron también, aquellas mujeres que en plena I Guerra Mundial fueron capaces de cruzar las líneas enemigas, de cruzar océanos y superar todo tipo de obstáculos para reunirse en La Haya y exigir el fin de la guerra, que tantos muertos causó, y que dio lugar a la fundación de la Women´s International League for Peace and Freedom (WILPF). Me refiero a una organización centenaria que ha mantenido vigentes sus objetivos hasta nuestros días, abordando cuestiones estratégicas relacionadas con la justicia, el militarismo, la paz y seguridad y extendiendo su trabajo a más de 40 países, desde donde sigue fortaleciendo el movimiento internacionalista, feminista y pacifista.

La paz es un proceso orientado a la transformación de los conflictos a través del diálogo y de la mediación; requiere valentía y audacia para buscar salidas negociadas en contextos azotados por la violencia, la crueldad y el dolor. Necesita de creatividad para desbloquear los escenarios de violencia y para apostar por soluciones “alternativas” en ese ejercicio de “imaginación moral” que nos propone el investigador por la paz,  Jean Paul Lederach. El camino hacia la paz nace de enfrentar la impunidad, la injusticia, la militarización, la discriminación, la violencia de género, la pobreza y de defender los derechos humanos y la naturaleza entre otras muchas cuestiones. 

La paz tiene que ver con una manera de hacer, una forma de enfrentarse a los conflictos desde la no violencia, desde la creatividad, inventando nuevas formas de actuar y de crear puentes. Es un alegato por la vida. Como dice María Zambrano  “La paz es mucho más que una toma de postura: es una auténtica revolución, un modo de vivir, un modo de habitar el planeta, un modo de ser persona”. 

Construir la paz requiere deslegitimar el uso de la violencia, desenmascarar las estructuras que alimentan las desigualdades y trabajar para que se desprecien socialmente. Una de las violencias más lacerantes, que atraviesa continentes, generaciones y que se mantiene a lo largo del tiempo, es la que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlo. Es una violencia que se produce en contextos diversos, que adquiere múltiples formas y que forma parte de un sistema que discrimina a las mujeres, que invisibiliza sus aportes y que naturaliza su desigualdad. Poner fin a esas violencias que sufren las mujeres es una tarea urgente, tal y como reclaman las organizaciones y entidades que teñirán de violeta más de 200 ciudades españolas mañana, viernes 20 de septiembre, alertando de “la emergencia feminista”.

Este año, como en un continuo, después del 20 llegará el 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, ofreciendo una excelente oportunidad para visualizar que las demandas de la emergencia feminista por alcanzar una vida libre de violencias para todas las mujeres abren y ensanchan los caminos para la paz de todas y todos. 

Manuela Mesa es Directora de CEIPAZ, Centro de Educación e Investigación para la Paz.

 

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